Meikyuu No Ou (NL)

Volumen 2

Capitulo 15: El Fantasma Del Laberinto De Elstoran

Parte 1

El primero en abrir los ojos fue el monje Gondona. Fue justo antes del amanecer.

Un poco más tarde, Zara, Borante e Himatra se despertaron casi al mismo tiempo. Sorprendentemente, Zara no sintió ningún dolor. Se sentía renovado y lleno de energía.

Cuando comprobó su medalla de aventurero, vio que su nivel había pasado a ser el

“Gondona. Creía que las subidas de nivel se producían tras obtener puntos de experiencia de los monstruos muertos. ¿Está mal?”

“Desde el punto de vista práctico de los aventureros, esa es una forma muy clara y fácil de pensar. No es incorrecta. Pero si nos adentramos más en su verdadera naturaleza, una subida de nivel es un fenómeno que muestra la gratitud de los dioses hacia los seres vivos”.

“¿La gratitud de los dioses? Realmente no lo entiendo”.

“Imaginemos a un hombre que se gana la vida vendiendo bollos al vapor. Asigna un precio a cada bollo y los vende. Sin embargo, si viniera su linda nieta, podría darle un bollo al vapor sin tomar ningún dinero”.

“Ya lo veo”.

“Si esa linda nieta suya se estuviera ahogando en un río y alguien la salvara, probablemente bañaría a quien la salvara con montones de bollos gratis”.

“¿El vendedor de bollos al vapor es los dioses, y los bollos son puntos de experiencia?”.

“Muy bien. Ellos deciden cuántos puntos de experiencia vale cada monstruo, y deciden cuántos puntos de experiencia se necesitan para alcanzar cada nivel. Eso sería similar a decidir el precio de un bollo al vapor. El precio y la compensación siempre parecen estar en equilibrio, por lo que la gente lo considera una ley. Sin embargo, no hay ninguna prueba real de ello. Incluso puede haber casos en los que el vendedor de bollos al vapor se enfade con la actitud de un cliente y se niegue a venderle nada. Probablemente cerraría la tienda”.

“Si eso es cierto, ¿Entonces cómo es que las subidas de nivel funcionan como la compra de bollos?”.

“Eso no lo sé. Tal vez los dioses se las concedieron a los humanos como bendiciones. Tal vez los humanos las pidieron y los dioses les concedieron sus deseos. Sea como sea, de alguna manera cumplen los deseos de los dioses”.

“¿He salvado a un nieto de los dioses en alguna parte?”.

“Probablemente lo hiciste. A veces hay asuntos que los dioses quieren que se resuelvan, pero no pueden conseguirlo sólo con su poder, así que imploran a los humanos que actúen por ellos. Para los dioses, quienes cumplen su voluntad en estos casos son como la persona que salvó a la nieta del vendedor de bollos al vapor. Los dioses están agradecidos a ese individuo, y esa gratitud se materializa como una bendición en forma de puntos de experiencia. Si se activa por parte de los dioses, se puede subir de nivel sin necesidad de una petición”.

“Ya veo. Ahora que dices eso, varias cosas tienen sentido”.

Al parecer, Borante e Himatra también habían recibido importantes subidas de nivel, por lo que escucharon la conversación con gran interés. Pero su interés sólo llegaba hasta ahí.

“Ya está bien de subir de nivel. Dime qué pasó después de que me desmayara”, le preguntó Himatra a Zara. Entonces vio al bebé dragón blanco.

“De ninguna manera… ¿Esto fue en el…?”

“Se cree que este es el último dragón del mundo”.

Borante e Himatra dieron una vuelta alrededor del dragón flotante para observarlo. El dragón les devolvió la mirada y, encontrando esto divertido, dio una rápida vuelta alrededor de ellos. Borante y Himatra volvieron a intentar rodearlo. Entonces empezaron a dar vueltas alrededor del otro hasta que Himatra tropezó con ella misma y se cayó.

La cría de dragón chilló felizmente e hizo una danza de la victoria en el aire sobre Himatra.

El sol de la mañana salió sobre la tranquila playa.

Zara comunicó todo lo que había sucedido después de que se desplomaran con la mayor precisión posible. Después, el grupo hizo una tumba para la Princesa Blanca. Ofrecieron una oración frente a ella y luego repartieron la recompensa entre ellos.

“Gondona. Paksalimana me pidió que nombrara al dragón, pero no se me ocurre ninguno”.

“Ya veo. No creo que haya una forma fija de hacerlo, pero imitemos la ceremonia de nombramiento del hijo mayor de un rey. Bien, todo el mundo tiene una ofrenda”.

Gondona hizo un espléndido altar con los materiales que tenía a mano.

“Vamos a empezar”.

Cuando Gondona sacó una prenda sagrada y se la puso, todos se quedaron en silencio.

“¿Uniforme de cardenal?”.

“G-Gondy, tienes que ser…”.

Así fue como descubrieron que Gondona no era un monje sino un sacerdote.

Los sacerdotes servían a un dios o a varios dioses realizando rituales, y los monjes servían en los templos realizando entrenamientos y ayudas según las enseñanzas. Había rangos entre los templos, pero ninguno entre los propios monjes. Los sacerdotes, por su parte, se dividían entre los rangos de aprendiz de cura, párroco, diácono, sacerdote, obispo y cardenal, de menor a mayor.

Zara había pensado que las habilidades de Gondona se asemejaban a las de un sacerdote, pero como no usaba un libro de oraciones ni un báculo, Zara había supuesto que en realidad debía ser un monje.

La ceremonia de bautismo se llevó a cabo bajo la dirección de Gondona, y Zara nombró al bebé dragón Freya. Era una palabra que significaba tesoro en una antigua lengua del sur del continente. Gondona dijo que el dragón era una niña, así que Zara quiso elegir un nombre apropiado. El grupo levantó las manos hacia el cielo para declarar el nombre y lo celebró.

Luego celebraron un banquete con los ingredientes y el alcohol que habían utilizado como ofrendas. También bebieron alcohol que no habían ofrecido.

Sin saber que Gondona era un clérigo del más alto rango, Himatra comenzó a referirse a él con un título honorífico.

“Páseme esa carne, Padre Gondy. Ah, y el vino también. ¡No, así no! Dame la botella entera. Como se espera de un cardenal. Este vino es taaaan bueno. Diez más de esos, por favor, padre”.

Sin embargo, sigue sin hablar con respeto.

Al parecer, Borante era un caballero de rango decente en cierto país, y se había opuesto a una decisión que su superior había tomado mientras estaban en guerra. Después de un gran alboroto que había terminado con la lesión de su superior, había huido.

Himatra dijo que había sido aprendiz de hechicera en la corte imperial de cierto país, pero que después de que un superior intentara violarla, lo había quemado hasta las cenizas y había huido.

Zara les dijo que había heredado el último deseo de sus padres y que ahora viajaba para ampliar sus horizontes y hacerse lo suficientemente fuerte para derrotar a un poderoso enemigo.

Gondona no habló de su pasado, pero parece que el diseño de su atuendo de sacerdote durante la ceremonia dio a Borante e Himatra una idea de su procedencia.

Después, hablaron de lo que iban a hacer a continuación. Gondona dijo que iba a ir al Templo del Océano. Llevaría a la niña dragona con él.

Borante e Himatra planeaban volver a la ciudad de la que habían partido los cuatro con la Princesa Blanca. Borante dijo que tenía algunas personas a las que quería presumir de sus logros para poder callarlas de una vez por todas.

Zara dijo que quería echar un vistazo a la patria de Gil Linx y luego dirigirse al Sur.

“Vamos, hombre. Sólo porque tengas algo de dinero ahora no está bien que fumes cigarros”.

“Eres la última persona de la que quiero oír eso”.

Himatra lanzó un hechizo para aumentar su fuerza física, cogió la maza de Gondona y la utilizó para derribar a Borante.

La maza golpeó fuertemente a Borante y lo tiró al suelo, pero desconcertantemente, no recibió casi ningún daño. Nadie señaló el hecho de que Himatra había utilizado magia de apoyo, a pesar de haber dicho antes que no podía.

La cría de dragón parecía gustar mucho de la carne de ettin ahumada. Gondona descubrió que la carne se convertía en un manjar cuando el dragón calentaba con su aliento los bordes bien ahumados y endurecidos.

Resultó ser una noche muy divertida.

El grupo se separó a la mañana siguiente.

Primero, Borante e Himatra partieron con los dos caballos. Los caballos habían corrido hacia un bosque no muy lejos de la playa y regresaron después de que Borante silbara. Una vez que sus figuras desaparecieron por el paso de la montaña, Gondona habló.

“Mi nivel también había aumentado cuando me desperté. Y eso no fue todo. Entregué la mitad de mi vida cuando usé el Martillo de Convicción, pero esta mañana, parecía que, en lugar de reducirse a la mitad, mi vida había aumentado ligeramente. Debo haber recibido un bollo al vapor bastante grande”.

¿Por la mitad de su vida? ¿Se refiere a la mitad de su vida restante? ¿O a la mitad de su vida entera? ¿Puede ver realmente su propia duración de vida en primer lugar?

Zara dudaba de lo que acababa de escuchar, pero decidió no cuestionarlo. Le asustaba el tipo de respuesta ridícula que pudiera recibir.

Al principio, la bebé dragón no se apartó del lado de Zara. Sin embargo, una vez que Zara le pasó a Gondona toda la carne ahumada que tenía en la mano, la bebé dragón se pegó al cardenal.

“Voy a pasar un tiempo rezando en el templo. Yo también rezaré por usted, señor Zara. Benditos sean los dioses. Te deseo la mejor de las suertes en tu viaje, joven aventurero”.

Zara inclinó la cabeza para recibir una bendición y partió. Hizo un viaje profundamente conmovedor a la isla de Yuto, luego regresó al continente y se dirigió al sur de la península a lo largo del mar.

Tras salvar a una caravana de mercaderes asediada por monstruos, aceptó convertirse en su escolta. Intentó seguir su camino cuando llegaron a Aldana, pero el jefe de la caravana le pidió que se quedara hasta que llegaran al Reino Sagrado de Roahl. Dijo que había muchos piratas en la zona.

Zara no había planeado ir a Roahl. Era un estado religioso situado dentro de Aldana al que se le permitía funcionar como un pequeño país independiente. Albergaba varios templos que eran exaltados por muchos países, por lo que era visto como una tierra sagrada en todo el continente.

Sin embargo, había rumores de sacerdotes secularizados que instigaban a la violencia y también de luchas de poder entre templos que adoraban a diferentes dioses, por lo que a Zara no le apetecía especialmente entrar en el país.

Otra razón por la que no quería ir a Roahl era el estricto control de inmigración. Sin embargo, no tenía nada que ocultar. Decidió que llevaría la caravana hasta el puesto de control.

El puesto de control era una gigantesca fortaleza. Lo rodeaban enormes murallas, y se decía que había una ciudad inmediatamente en el lado opuesto.

Zara pensó en marcharse al ver la larga cola que había en inmigración, pero pensó que, después de haber venido hasta aquí, también podía echar un vistazo a la ciudad. Al final, se puso en la cola.

Esperaron mucho tiempo hasta que les llegó el turno de la inspección. El funcionario que realizó su inspección gritó una vez que comprobó su medalla de aventurero.

“¡Oooh, eres un aventurero de rango S! Bienvenido al Santo Reino de Roahl. En nombre de los dioses y del jerarca, nos sentimos honrados por tu visita. Alabados sean los dioses”.

Zara había atraído las miradas de todos a su alrededor. Incluso el jefe de la caravana de mercaderes a la que escoltaba abrió mucho los ojos, asombrado.

Las cosas se pusieron difíciles para Zara a partir de ahí.

Intentó aceptar su recompensa y marcharse, pero el jefe de la caravana se empeñó en hacerle firmar un contrato de exclusividad para convertirse en su escolta. Después de que Zara se negara, el mercader se ofreció a pagarle el alojamiento para la noche, pero el aventurero también lo rechazó y dijo que buscaría un guía.

No era sólo el jefe de la caravana. Zara era acosado por una gran variedad de personas, cada una de las cuales intentaba engatusarle y entablar algún tipo de relación.

“Voy al Gremio de Aventureros, así que, si tienes asuntos conmigo, llévalos allí”.

Después de decir eso, se las arregló para escapar. Se libró de la multitud de personas que se ofrecían a enseñarle el lugar y llegó al gremio. Allí las cosas se pusieron aún peor para él.

Decir que iba al Gremio de Aventureros había sido simplemente una excusa para librarse de la gente que le pululaba, pero ahora que estaba aquí, decidió ver qué clase de laberinto había en Roahl. Cuando solicitó información, le pidieron que presentara su medalla de aventurero.

El empleado se sobresaltó al apreciar la medalla de Zara, dejando su asiento por un momento y regresando con el presidente del gremio.

El presidente pidió a Zara que enumerara sus logros en detalle. Zara dijo que había pasado un tiempo aventurándose en el Laberinto de Sazardon del Reino de Baldemost antes de decidirse a emprender un viaje. Le dijo al presidente que había atendido una serie de peticiones después de salir de viaje, pero se negó a dar detalles, alegando la privacidad del cliente.

Era perfectamente comprensible que el presidente del gremio mostrara tanto interés por Zara.

Para un gremio de aventureros, un aventurero de rango S era el bien más valioso que podían tener y una baza que les permitía rechazar cualquier interferencia que amenazara su alto nivel de independencia. Como tal, conocían el paradero de sus aventureros de rango S, y en los casos de alta prioridad, era prácticamente el deber del gremio actuar como mediador de los aventureros de rango S y proteger sus derechos, incluso si eso significaba negociar contra un país.

Cada vez que un nuevo aventurero ascendía al rango S, esa persona era inmediatamente bombardeada por los gremios de ese país y otras personas influyentes. A pesar de ello, un aventurero de rango S acababa de entrar en este gremio de Roahl por sí mismo. Su nivel era 79, y era sorprendentemente joven; sólo tenía dieciséis años. Para colmo, en lugar de trabajar para cualquier tipo de organización, estaba en un viaje para superarse a sí mismo. El presidente del gremio decidió que haría lo que fuera necesario para atar a este joven.

Impidió que Zara saliera bajo el pretexto de tener que comprobar asuntos urgentes, y luego, entre bastidores, ordenó a sus veloces empleados que prepararan alcohol, alojamiento, mujeres, información turística, trabajos atractivos, puestos de alto rango social, armas muy potentes y cualquier otra cosa que se les ocurriera para intentar conquistar a esta gallina de los huevos de oro. Zara lo rechazó y salió de la sala de recepción, ignorando los intentos del presidente por retenerlo.

En ese momento, se encontró de nuevo en una situación muy incómoda.

El vestíbulo estaba lleno, rebosante de gente que tenía todo tipo de peticiones para Zara. Aventureros, comerciantes y funcionarios del gobierno le rodeaban y trataban de charlar con él, queriendo acercarse a este joven aventurero de rango S que había llegado a Roahl sin previo aviso, como una estrella fugaz.

La gente le tiraba de las manos y del cuerpo. Otros le agarraron del pelo. Antes de que se diera cuenta, le habían robado la chaqueta, tenía el pelo revuelto y estaba cubierto de numerosos arañazos y moratones.

Si estuviera rodeado de sahagines, simplemente podría abrirme paso entre ellos. ¿Cómo se supone que voy a tratar con la gente?

Zara sólo se había centrado en el entrenamiento, por lo que sus habilidades interpersonales no estaban pulidas. Además, al haber nacido como un noble de alto rango, no tenía experiencia en ser rodeado por una multitud de personas y tener peticiones y preguntas implacablemente empujadas hacia él de esta manera. Zara se sintió acosado. El abrumador huracán de palabras y la proximidad de la multitud empezaban a hacerle sentir que iba a perder el conocimiento.

Aah… Me siento como si me hubiera picado una abeja venenosa…

Los aventureros que podían derrotar fácilmente a un monstruo de nivel 50 morían de vez en cuando tras ser invadidos por una horda de monstruos insectoides o reptiles de nivel 5 o 6. Incluso si el veneno de cada monstruo individual no era muy fuerte, una persona podía resultar muy dañada si era inundada y picada en rápida sucesión.

“Me voy al laberinto; ¿Quieres venir conmigo?”.

Zara agarró rápidamente la mano de la persona que había dicho eso.

“¡Sí, por favor! ¡Vamos al laberinto!”

“Salgamos de aquí primero”, gritó su salvador. Haciendo lo que decía, Zara se abrió paso entre la multitud y salió del gremio.

Una vez decidido el plan de acción, sólo quedaba la ejecución. Una técnica de combate eficaz cuando se está rodeado por una vorágine de enemigos que avanzan era empujar y tirar para crear una línea delgada, por la que se podía pasar rápidamente.

El joven que le había invitado a entrar en el laberinto también había salido del gremio.

“¡Por aquí!”

Era rápido y ágil. Probablemente era un explorador. Los dos corrieron por la calle, se escabulleron por los callejones, saltaron por las paredes y se subieron a los tejados, y finalmente se libraron de sus perseguidores.

“Hombre, realmente eres bueno. Me has seguido el ritmo con facilidad”.

Un poco sin aliento y secándose el sudor, el hombre extendió la mano.

“Soy Poriapul. Encantado de conocerte”.

Se dieron la mano.

El explorador llamado Poriapul condujo a Zara a un hotel barato donde le esperaban sus compañeros. Los dos se reunieron con ellos y se dirigieron al comedor, y en cuanto todos recibieron las bebidas e hicieron un brindis, Poriapul presentó al grupo. Todos se entusiasmaron mucho cuando escucharon que Zara era un espadachín de rango S.

El laberinto se llamaba Laberinto de Elstoran, y era lo que se conocía como un laberinto múltiple.

Un laberinto múltiple enviaba a todos los grupos de aventureros que atravesaban su entrada a diferentes fases. Encontrarse con aventureros fuera de su propio grupo era imposible.

Por ejemplo, si la agrupación A entrara en la sala del jefe de la primera planta y derrotara al jefe y la agrupación B entrara precisamente en ese momento, el jefe seguiría estando allí. En otras palabras, es como si las dos agrupaciones entraran en diferentes laberintos con el mismo contenido.

Una vez que entrabas en un laberinto múltiple, no te encontrabas con nadie más que las personas con las que entrabas. Este era el laberinto de los sueños de Zara.

Poriapul y sus compañeros procedían de otra ciudad de Roahl y habían formado un grupo para adentrarse en el laberinto y emprender misiones. Habían pasado un tiempo recopilando información en esta ciudad y tuvieron un golpe de suerte cuando encontraron un valioso texto antiguo. En ese texto estaba escrito un método de conquista que cumplía ciertas condiciones para el Laberinto de Elstoran.

“Parece que no conoces el Laberinto de Elstoran. Es famoso en este país y también es conocido como el Laberinto Fantasma. Sólo hay un piso y hay ocho habitaciones. Los esqueletos son los únicos monstruos. Hay esqueletos normales, esqueletos rojos y esqueletos negros. Si derrotas a los esqueletos cumpliendo una determinada condición, serás teletransportado a la sala del jefe. El jefe es un fantasma, y te ofrece premios. Los premios son armas muy raras y poderosas. No importa cuántas personas haya en el grupo, todos reciben un arma que les conviene. Aparentemente, si rechazas el arma, tendrás que luchar contra el fantasma. Pero no vamos a hacer eso. Las armas son nuestro objetivo”.

Se mojó la garganta con un poco de cerveza y continuó su explicación.

“La pista para despejar el laberinto aparece en la roca junto a la entrada. Hay una roca larga y delgada que sobresale, cuya parte superior está cortada en diagonal. Hay doce joyas insertadas en ella, y brillan en varios colores. Cada vez que alguien recorre el laberinto, las gemas cambian de color. Se dice que indican cómo hay que derrotar a los esqueletos, pero nadie sabe cómo leerlas. Al final, todos matan a los esqueletos al azar y esperan tener suerte y ser transportados a la sala del jefe”.