Meikyuu No Ou (NL)

Volumen 2

Capitulo 13: El Hombre Roca

Parte 2

Después de eso, su trabajo fue fácil. Le cortó la cola y esperó a que dejara de moverse casi por completo. Entonces le cortó el saco de veneno, tomó un recipiente que le habían confiado previamente desde su [Tesoro] y colocó el premio dentro.

Comprobó su pierna izquierda, pero su ropa no estaba desgarrada. Parecía que sólo había sufrido una ligera contusión.

Me decepciona no haber podido hacer esto sin recibir ningún daño.

Zara reflexionó sobre la pelea mientras la cara de enfado de su instructor Logan pasaba por su mente.

Llamó a la puerta.

“Ya voy. ¿Quién es?”, respondió una voz desde el interior, y la puerta se abrió.

Los hermosos ojos de jade de Narillia se abrieron de par en par al ver a Zara.

“De ninguna manera. ¿Has vuelto?”

“Sí, y he conseguido un saco de veneno de ketsarupa. Por favor, echa un vistazo”.

“¿En serio? Ah, bueno, de todos modos. Entra”.

Narillia invitó a Zara a entrar y luego inspeccionó la entrega.

“No hay duda. Esto es un saco de veneno de ketsarupa. Realmente tienes uno”.

“Sí, lo hice”.

“B-bueno. Ah, ¿Has almorzado?”.

“No, todavía no”.

“Muy bien, iré a preparar algo, así que espera aquí”.

La comida era extravagante y consistía en mucha carne, por lo que Zara no podía imaginar que se hubiera preparado de forma tan improvisada.

Tanto si eres un noble como un plebeyo, la cortesía dictaba que utilizaras tu propio cuchillo cuando comías en casa de otra persona, así que Zara utilizó su daga para cortar la carne.

“Esto está delicioso. No sé cómo has conseguido este sabor después de envenenar la comida. Podrías trabajar como chef para una familia noble”.

Después de escuchar eso, Narillia dejó de actuar. Su comportamiento alegre y amable se desvaneció, y su hermoso rostro se volvió frío y arrogante.

“¿Cuándo te diste cuenta?”

“El momento en que nos conocimos. He pasado casi dos años completos adentrándome en un laberinto. Reconozco un monstruo cuando lo percibo”.

“¿Por qué no te mueres?”

“Los antídotos que se encuentran en los laberintos no funcionan en el mundo exterior. También es habitual que los objetos con bendiciones de resistencia al veneno tampoco funcionen en el exterior. Aun así, algunos objetos están exentos de esa regla”.

“Ya veo. Ya que lograste conseguir un saco de veneno de ketsarupa, tu nivel debe ser alto, ¿No?”

“Estoy en el nivel sesenta y ocho”.

“¿Sesenta y ocho? ¿Qué hace un aventurero tan poderoso como tú en un lugar como éste?”

Por alguna razón, su expresión y su tono volvieron a ser los de una aldeana normal. Su comportamiento amistoso podría haber sido su verdadero carácter, por sorprendente que fuera.

“Muy bien entonces. Eres de nivel sesenta y ocho”.

Narillia cerró los ojos, pensando en algo. Entonces, sus ojos se abrieron de golpe, mostrando unos iris divididos verticalmente.

“¡Entonces muere!”

Su cuerpo comenzó a transformarse dramáticamente, y su ropa se rompió en el proceso. Duplicó su altura. Seguía siendo la misma mujer hermosa en la mitad superior de su cuerpo, pero la mitad inferior se transformó en la de una serpiente gigante.

¡Es una lamia!

Las lamias eran criaturas infernales que poseían rostros de mujeres hermosas y cuerpos largos y serpentinos. Llevaban a sus víctimas a la ruina engañándolas con la herejía. Pertenecían a la familia de los monstruos demoníacos y eran espíritus femeninos que odiaban a los humanos y sus bendiciones de los dioses.

En cuanto se dio cuenta de lo que era, Zara lanzó su daga. Le atravesó el corazón en el momento en que terminó su transformación.

“Owwwwww. ¿Qué… es esto? ¿Qué es esto?”. Ahora le tocaba a Zara sorprenderse. ¿Por qué?

¿Por qué un demonio sobrevivió a ser apuñalado con la Daga de Kaldan y su elemento sagrado?

“Ah, esto se siente de alguna manera nostálgica. Esto realmente… hmmm… me tranquiliza”, murmuró la lamia, rodeando con sus manos la daga que aún tenía en el corazón.

Zara se quedó sin palabras. Entonces llamaron a la puerta.

“Narillia, estás ahí, ¿Verdad? Abre la puerta. Soy yo, Jaka”.

Zara había sentido que alguien se acercaba. Había decidido que lo mejor sería mostrar al pueblo la verdadera forma de esta mujer, pero ahora eso no le parecía bien. Sería mejor que la aldea no supiera lo que ella era hasta que él entendiera completamente lo que estaba pasando.

“Narillia. Por favor, no dejes que sepa que estoy aquí”.

Zara recuperó rápidamente su daga y se escondió en el dormitorio sin hacer ruido. “¿Eh? Um. ¿Eh? Yo-yo-yo… ¿Eh?”

Al quedarse sola, la lamia miró a su alrededor su forma expuesta, los restos de su ropa en el suelo, la comida en la mesa, y luego miró la puerta.

“Narillia, ¿Está todo bien? He oído un grito. ¿Está todo bien?”

“Ah, Jaka, h-hola. U-um, sólo estaba… sólo estaba comiendo. Pero no estoy vestida ahora mismo. Por favor, no entres”.

“… ¿Por qué estabas comiendo sin ropa?”

“B-bueno. Estaba comiendo. Y entonces… Mi pelo… Sí, tengo sopa en el pelo. Así que empecé a lavarlo. Y entonces… Se derramó sobre mi ropa y mi cuerpo, también. Así que me estoy limpiando. Ahora mismo estoy desnuda, así que no entres. Por favor, espera un poco”.

“Oh, ¿Es eso cierto? Suena duro. Lo tengo. Esperaré el tiempo que necesites”.

Narillia volvió a su forma humana, se mojó el pelo y se quitó la ropa rota. Estaba a punto de abrir la puerta, pero se dio cuenta de que seguía desnuda, así que entró en el dormitorio, se puso algo de ropa y recibió a Jaka.

Cuando se cruzó con Zara en el dormitorio, le dirigió la mirada más sucia que pudo y le siseó para hacerle saber que tenían asuntos pendientes.

“Accidentalmente hice demasiada comida. Puedes tomar un poco si quieres, Jaka”.

“W-wow”. Por supuesto, eso sería genial. Vaya, me has alegrado el día, Narillia”.

Jaka estaba muy animado después de que le ofrecieran algo de comida casera. Como si pensara que necesitaba un empujón más para engañarle del todo, Narillia le ofreció también algo de alcohol. Al principio se negó, por formalidad, pero al poco tiempo accedió y se emborrachó enseguida.

Entonces empezó a coquetear con ella.

“Narillia. Sé que eres consciente de mis sentimientos. Tu marido ya ha estirado la pata. ¿No serás tú mía?”.

“No, mi marido volverá definitivamente. Lo sé”.

“No fue ni de lejos tan fiel a ti. Probablemente te abandonó después de ver a alguna otra chica”.

“No, mi marido sigue pensando en mí todos los días. Incluso ahora. Lo sé”.

“Una mujer como tú se merece algo mejor que un hombre bueno para nada que no podría ofrecerte más que este lamentable estilo de vida. Si cambias de opinión y decides que quieres estar conmigo, puedo ofrecerte mucha ropa bonita”.

“Oh, Dios. ¿Te has convertido en un hombre poderoso, Jaka?”

“Sólo mira esto. Y esto, y esto. Te los daré todos”.

“Wow, estos son hermosos. ¿Eh? ¿No es ese el anillo que Mina llevaba antes de desaparecer…?”

“¿Eh? Ah, bueno, supongo que se parece”.

“Y este es el brazalete que le di a la hija de Zando. Tú… ¡Tú eres el que mató a todos!”

“Ah, mierda. Cierra la boca, mujer. Te mataré a ti también”.

“Es suficiente”.

Jaka palideció al ver a Zara aparecer repentinamente desde el dormitorio.

“T-tú… Tú eres ese chico que fue a la cueva. Mierda. Me has tendido una trampa”.

Jaka intentó correr, pero Zara lo sometió.

“P-puta. Dudaste de mí desde el principio, ¿Verdad? Luego hiciste que el aventurero se escondiera, y me sedujiste para que te diera el anillo y el brazalete. Así es como son las cosas. El jefe de la aldea debe haber estado involucrado en esto, también. Eso fue sucio. Eres una mujer espantosa. Eres un monstruo. Un demonio. Te voy a llamar lamia a partir de ahora”.

“¿Gracias?”

Arrastraron a Jaka hasta la casa del jefe del pueblo, y éste confesó sus crímenes. Cuando registraron su casa, encontraron una cantidad importante de pruebas condenatorias.

Esto significaba que luchar contra el hombre de roca ya no valía la pequeña cantidad de dinero que el pueblo ofrecía, así que la petición fue cancelada. Zara no mencionó que ya había conseguido el saco de veneno.

“Así que te perdiste el dinero de la recompensa. Al menos toma el saco de veneno de ketsarupa. Sinceramente, podrás venderlo por un precio mucho mayor del que te habría pagado la petición”.

“La recompensa que más quiero es la información. ¿Te importaría hablarme de ti?”.

“Bien. Es justo. Ven a mi casa una vez más”.

Los dos volvieron a la casa de Narillia, y ella preparó un té con olor dulce.

“¿Por dónde debo empezar? Ah, antes de eso, ¿Puedo ver tu daga?”.

Zara le dio la daga y está la abrazó contra su pecho.

“Lo sabía. Esta aura me recuerda a Lady Kaldan”, dijo.

“Ese es un objeto bendecido conocido como Daga de Kaldan, y cura el veneno y las dolencias de estado, entre otros efectos. ¿Conoces al malvado dragón Kaldan?”.

“¡No era una dragona malvada! ¡Lady Kaldan era una diosa muy, muy amable!”.

Sorprendentemente, Narillia dijo que tenía más de mil años y que había servido como asistente de la diosa Kaldan cuando era humana.

La diosa Olgoria, sin embargo, estaba celosa de la belleza y la popularidad de Kaldan, y tras convencer a los países circundantes de la maldad de Kaldan, llevó a la ruina a todas las naciones a las que Kaldan había dado sus bendiciones.

Narillia había permanecido al lado de Kaldan más tiempo que cualquiera de sus otros asistentes, y Olgoria la convirtió personalmente en una lamia. Kaldan fue incapaz de levantar la maldición. Se disculpó con lágrimas en los ojos ante Narillia, le pidió que hiciera todo lo posible por encontrar un mínimo de felicidad y partió hacia el borde del mundo junto con los espíritus de su marido y sus familiares.

A Zara le sorprendió su relato. La diosa Olgoria estaba asociada a la sabiduría y la armonía y era venerada en Baldemost y en la parte norte del continente como una de las seis deidades principales. Cualquiera en Baldemost habría dicho que Narillia estaba hablando tonterías.

Pero Zara pensó que debía escucharla. Decidió escucharla porque antes de salir de viaje le habían contado otra faceta de una leyenda muy extendida en Baldemost.

El día que iba a emprender su viaje, Zara había ido a despedirse de Julius.

Sus casas tenían el mismo rango, ya que ambas eran familias nobles y terratenientes, pero la casa Goran no habría existido sin la casa Mercurius. Le debían todo a Julius por haber hecho de Panzel su vasallo.

Y eso no fue todo. Fue la Casa Mercurius la que había acogido a Zara y lo había criado. La lealtad de Zara estaría siempre con la familia real y con ellos.

Julius había preparado a Zara un regalo extraordinario: los cinco objetos bendecidos que atesora la Casa Mercurius.

La Pulsera de Alestra, que niega la magia a discreción del usuario.

La Daga de Kaldan, que protege al usuario de las enfermedades de estado y del veneno.

El anillo de Raika, que dispara magia ofensiva.

El Escudo de Ende, que refleja los ataques físicos hacia el oponente del usuario.

El Amuleto de Bolton, que absorbía el poder mágico y concedía la invisibilidad.

Estos cinco tesoros fueron llevados regularmente al laberinto por el antiguo jefe de la Casa Mercurius, Percival. Dos de ellos, el Brazalete de Alestra y la Daga de Kaldan, habían estado en posesión del minotauro. Se cree que el minotauro los obtuvo tras matar a Percival.

El brazalete de Alestra fue regalado entonces al padre de Zara, Panzel, por el minotauro cuando éste era un niño. Panzel había devuelto el brazalete a Julius, lo que fue el impulso para traer al niño a servir a la Casa Mercurius. Panzel tomó prestado y utilizó el brazalete desde la época de la Revuelta de Pantram hasta su muerte.

Panzel también recibió la Daga de Kaldan del minotauro tras convertirse en caballero y derrotarlo. Las bendiciones de la daga fueron las que permitieron a Panzel volver sano y salvo a la superficie desde el piso inferior del Laberinto de Sazardón. Luego devolvió la daga a Julius.

Panzel había sido capaz de utilizar los cinco objetos bendecidos. Cuando Zara cumplió catorce años y llegó el momento de desafiar al Laberinto de Sazardón, Julius le hizo probarlos todos. Cuando lo hizo, Zara fue capaz de activar las cinco bendiciones.

Julius le prestó a Zara el Brazalete de Alestra y la Daga de Kaldan. Zara fue capaz de convertirse en un aventurero de rango S en un tiempo asombrosamente corto gracias en gran parte a esos dos objetos bendecidos y a la Espada de Bora, que había heredado de su padre.

“Quiero que tengas estos cinco objetos bendecidos en tu viaje”.

Convocó a un sirviente hechicero especializado en el tallado de runas. El sirviente grabó entonces el Anillo de Raika, el Escudo de Ende y el Amuleto de Bolton con la marca de propiedad de Zara. El Brazalete de Alestra y la Daga de Kaldan ya estaban marcados. Así fue como los cinco tesoros de la Casa Mercurius acabaron en el [Tesoro] de Zara.

Julius había despachado al criado y hablado con Zara en voz baja.

“Esto es un secreto de nuestra familia, pero quiero que lo escuches”.

Se cuenta que el Brazalete de Alestra fue otorgado al rey fundador por la diosa Pharah y que éste se lo concedió al primer jefe de la Casa Mercurius. Sin embargo, según la historia transmitida en la Casa Mercurius, el Brazalete de Alestra y los cinco tesoros fueron entregados al primer jefe de la casa por la diosa dragona Kaldan para recompensarle por su valentía y lealtad imperecedera tras derrotarla. También se decía que los cinco tesoros sólo podían ser utilizados por personas a las que el jefe de la Casa Mercurius había reconocido como dignas.

El Reino de Baldemost fue establecido por el rey fundador y los héroes bajo la protección de la diosa Pharah después de que derrotaran a la malvada dragona Kaldan, que tanto sufrimiento había causado. Era justo decir que este secreto pondría en duda el origen mismo del reino. En otras palabras, si se corriera la voz, podría significar el fin de la Casa Mercurius.

Zara se sintió profundamente conmovido por el hecho de que Julius confiara en él lo suficiente como para compartir ese tipo de secreto con él.

“Arza”. No, debería llamarte Zara. Yo admiraba a mi difunto padre. También admiraba a Panzel, que era un héroe del que este país podía estar orgulloso. Quería derrotar a ese monstruo yo mismo, pero mi batalla no está en el laberinto. Ahora mismo, me estoy preparando para la batalla más importante de mi vida”.

Julius tenía cuarenta y dos años y ocupaba el cargo de Ministro Azul, el tercer puesto ministerial más alto. Se creía que pronto ascendería a Ministro Rojo, lo que desencadenaría una batalla entre Julius y el Duque de Riga al intentar cada uno de ellos dirigir el gobierno de Baldemost en la dirección que deseaban.

“Zara, te presto estos cinco objetos bendecidos hasta el día en que derrotes a ese monstruo. Llévalos en tu viaje y aprende a usarlos. Y asegúrate de hacerte tan fuerte que no dependas instintivamente de sus bendiciones”.

“¿Qué clase de persona es tu marido?”

“¿Mi marido? Nos conocimos en las tierras fronterizas del Oeste. Él era todavía un niño en ese momento”.

Narillia dijo que había pasado diez años viviendo con una familia hasta que fueron asesinados por ladrones. Entonces viajó sola con el único niño que sobrevivió, diciendo a la gente que eran madre e hijo. Sin embargo, debido a que Narillia nunca envejecía, esa relación dejó de tener sentido, por lo que desde hacía algunos años decían a la gente que estaban casados.

Había estado viviendo discretamente como boticaria, ayudando a la gente utilizando los conocimientos que había obtenido de Kaldan hace mucho tiempo.

“¿Su marido sigue vivo?”.

“Como he estado diciendo, está vivo. Has estado escuchando su voz todos los días”.

“¿Significa eso que el hombre de roca es tu marido?”.

“Así es. Estaba… maldito”.

“¿Por qué maldices a tu marido?”.

“¡No lo maldije! Sólo que él lo quería tanto…”.

“¿Qué quería?”.

“…Dijo que deseaba tanto ser mi verdadero marido. Le dije que estaría maldito si nos acostábamos juntos, porque soy una lamia… Ngh… Hic… Sniff…“.

“… ¿Necesitas un momento?”.

“No, estaré bien… El cuerpo de mi amado se cubrió de escamas de serpiente, e incluso ahora, sufre una maldición de veneno rastrero”.

“¿Escamas de serpiente? Eso no coincide con la descripción que he oído”.

“Para acelerar la eliminación de la maldición, cubrí su cuerpo de tierra, que mejora la eliminación de la maldición y el veneno y aumenta la recuperación de la resistencia. Además, no habría podido resistir el veneno si hubiera seguido teniendo el tamaño de un humano normal, así que lo hice mucho más grande. Luego utilicé un amuleto para endurecer su piel y evitar que se le cayera la suciedad. Hay un río en el valle, e incluso bayas y hierba comestible, así que debería tener suficiente comida y agua. Le dije que se mantuviera callado, pero ha estado haciendo un ruido horrible”.

La verdadera identidad del hombre de la roca resultó ser la de un humano en pleno proceso de recuperación. Según Narillia, volvería a su forma normal en apenas dos o tres semanas.

Zara se quedó una noche más en la posada y a la mañana siguiente partió temprano. Por alguna razón desconocida, su nivel había aumentado a 71.

Narillia acudió amablemente a despedirle y le dio una gran variedad de medicinas, que dijo haber fabricado ella misma. Sin embargo, algunas tenían efectos dudosos.

Zara le dio las gracias y, cuando estaba a punto de marcharse, volvió a oír la voz.

Naaaaa……uiiiiii……laaaaa…

Zara aguzó el oído y escuchó.

“¿Era tu marido otra vez?”.

“S-sí”.

“¿Qué está diciendo?”.

“Deberías saberlo. Ya lo has oído bastantes veces”.

“Lo siento, no puedo entenderlo”.

Narillia apartó la mirada y habló en voz baja.

“Está diciendo mi nombre. Está diciendo ‘Narillia'”.