Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Gustos y Disgustos

“…Ughhh, no me digas que estas cosas están mezcladas en el platillo…”

Saya estaba sentada frente a mí, mirando con odio su almuerzo especial, que era el mismo que el mío. Sin otro motivo que el precio, ambas habíamos elegido la opción más económica, pero aparentemente ella había encontrado algo desagradable al respecto.

“¿No te gustan los hongos?” Pregunté, mirando su plato.

Ella había quitado cuidadosamente los hongos de su pasta. Saya fulminó con la mirada los trozos flácidos de hongos separados del resto de su comida.

“¡Los odio! ¡Bueno, crecen de los árboles! Lo que significa que estas cosas son árboles, ¿cierto? No tengo el hábito de comer árboles, además tienen una textura espantosa y viscosa, y lo peor de todo, ¡tienen una forma extraña! Es vil. Debería preguntar cómo te las arreglas para que tu estómago los soporte. ¡No tiene sentido!” Reclamó, hinchando ambas mejillas.

Veía que ella había desarrollado un odio irracional hacia los hongos.

“Pero no podrás convertirte en una bruja si eres exigente. Si quieres convertirte en aprendiz, debes soportar comer alimentos que odias”.

“… ¿Enserio?”

“Es enserio”. Aparté cada uno de los hongos de mi plato con mi cubierto, poniéndolos en el plato de Saya. “Vamos, cómelos. Considéralo como parte de tu entrenamiento”.

“Em, pero…”

“Sé que puedes”.

Actué como si me sintiera mal en comer mi pasta sin hongos.

“Aaaahhh… esto es una tortura”.

Viendo su pasta, llena de dos porciones de hongos, perdió toda esperanza.

Pasaron algunos días.

“Um, por favor, tráeme la carbonara”. Saya ya no pidió el especial del día. “¿Qué vas a pedir, Elaina?”

“¿Cuál es el especial de hoy?” Pregunté.

El camarero que había venido a tomar nuestra orden respondió; “Pasta con crema de hongos”.

“Urk… eso es lo mismo que la última vez”.

Miré de reojo a Saya, que estaba haciendo una mueca de desagrado, mirando al camarero. “Será que, ¿podría pedirlo sin hongos?”

El mesero hizo una mueca como si quisiera decir; “¿Eso no sólo sería pasta cremosa?” Pero solo asintió y nos repitió nuestras órdenes antes de irse.

“……” Saya habló después. “Elaina, ¿no te gustan los hongos?”

Ella tenía una expresión de perplejidad.

“Correcto. Los detesto. Crecen de los árboles, y odio la textura y la forma y todo lo relacionado con ellos. Los detesto tanto que me gustaría negar su existencia por completo”.

“……Ah, caray. Y lo dices tan campante luego de

sermonearme el otro día…”

Se veía malhumorada, y luego le respondí con una sonrisa maliciosa. “¿He dicho algo sobre las brujas que son quisquillosas?”