Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

HABÍA UNA VEZ cierto hechicero. Hace diez años, este hechicero fue expulsado de la capital real. Todo lo que hizo fue usar criminales como sacrificios para hacer magia, pero le cortaron uno de sus brazos y lo desterraron de la capital.

El hechicero juró venganza.

¿Qué dicen que hice mal?

No perdonaré a ese rey.

Su mera muerte no resolverá esto.

Demoleré el reino bajo su cuidado.

Lo arruinaré.

Mataré a sus ciudadanos.

Le traeré la desesperación.

Le mostraré la ruina de su país mientras vive.

Ha pasado una década desde que hice ese voto.

Reuní duendes, lobos y orcos. Diez mil en total.

Diez wyverns y un wyrm que pude esclavizar.

Por fin, ha llegado el momento de mi venganza.

El hombre se regocijaba. Finalmente había llegado tan lejos. Su cuerpo estaba demacrado, la vida había desaparecido de su rostro. Solo había vivido para mostrarle al rey lo que significaba desesperarse por su deseo de venganza. La magia que controlaba a los monstruos agotaba la fuerza vital del hombre. Sin embargo, si pudiera vengarse, incluso ofrecería su vida.

Para empezar, quería ver la cara del rey desesperado. El hombre viajó a la capital real. Se coló en el castillo. Como había trabajado allí en el pasado, conocía uno o dos caminos secretos. Entraría en el despacho del rey sin ser notado.

“¿Quién eres tú?”

“¿Lo has olvidado? Soy el que exiliaste hace diez años, Ghoulzam”.

“Ghoulzam …”

El rey no había reconocido al hombre consumido. La idea de que el hombre estuviera dentro del castillo era absurda.

“¿Qué estás haciendo aquí?”

“He venido a verte, por supuesto. Pero, por favor, no llame a nadie. Sólo he venido a hablar”.

“¿Hablar?”

“En este mismo momento, se ha descubierto una horda de monstruos y te está dando bastante dolor de cabeza”.

“¿Cómo sabes eso?”

“Porque fui yo quien los reunió para vengarme de ti”.

“¿Dices que esto es venganza?”

“Sí, venganza, rencor, odio, repugnancia, llámalo como quieras. Solo quiero ver tu rostro en agonía”.

“En ese caso, seguramente has visto suficiente”.

“No, aún no. Quiero verte abatido por la desesperación mientras dejo que los wyverns destruyan tu país, mientras los orcos violan y matan a tus ciudadanos, y mientras los goblins y los lobos corren desenfrenados y masacran a los niños”.

Solo decirlo en voz alta deleitó a Ghoulzam.

“Tú…”

“Matarme no tendría sentido. No es como si hubiera venido aquí sin preparar una ruta de escape”.

La mano del rey se detuvo sobre la empuñadura de su espada.

“Tan pronto como lance mi hechizo, los monstruos se acercarán a la capital. Probablemente será atacada en unos días. El hechizo se pondrá en marcha incluso si muero. Independientemente de lo que suceda, todo lo que podrá hacer es mirar en silencio”.

“Este país tiene aventureros, soldados y caballeros. No crea que será tan sencillo hacer caer la capital”.

“No estaba pensando que caería. Incluso arruinar la mitad sería suficiente. Estaría bien con eso si los wyverns solo destruyeran la puerta y dejaran que los monstruos invadan. Me pregunto cuántos ciudadanos morirían si eso sucediera”.

Una sonrisa se formó en el rostro de Ghoulzam.

“Los aventureros ya han partido para matar a los monstruos. También hemos preparado soldados. Pueden convertirse en mártires, pero protegerán a los ciudadanos”.

“No son rival para mi ejército”.

“¿Qué?”

“También he preparado un wyrm poderoso. Los aventureros probablemente serán un delicioso aperitivo antes de pasar al plato principal”.

“¡Bastardo!”

“Si no puedes derrotar al wyrm, no podrás derrotar a los goblins y lobos. El país será destruido. Seré testigo del dolor en tu rostro”.

“¡Tonterías!”

“No tiene sentido. He gastado mi sangre en este hechizo… guh” Ghoulzam tosió sangre. “Bueno, no es tan complaciente. Agota mi maná y mi fuerza vital. Es una pena que no pueda verte sufrir hasta el final, pero me divertiré mientras pueda”.

Ghoulzam invocó el hechizo. Todo su maná comenzó a drenar de él. La poca vida que le quedaba se fue desvaneciendo.

“¡Ghoulzam!”

“El wyrm esta despertando y mi ejército avanzará. Disfrutaré viéndote, desde la distancia”.

Ghoulzam sonrió mientras desaparecía.

“¡¡¡Ghoulzam !!!” El grito del rey no lo alcanzó.

“¡¿Qué te pasa, mi rey?!”

Los guardias reales llegaron corriendo a los gritos del rey.

“Llame a Zhang de inmediato”.

“¡Sí, señor!”

Los guardias reales saludaron y corrieron. En poco tiempo, un anciano con barba entró en la oficina. Era Zhang, el canciller del país.

“¿Ha llamado, su majestad?”

“Reúne a los caballeros, soldados y hechiceros de inmediato y haz que salgan a matar monstruos”.

“Ellelaura está haciendo los preparativos ahora”.

“Dile que también hay un wyrm entre los monstruos, y haz que tome contramedidas contra él”.

“¿Un wyrm, dices?”

“Así es. A este ritmo, muchos de los aventureros de la capital morirán en vano”.

“Mi rey, ¿de dónde sacaste esa información?”

“No tenemos tiempo que perder. Te lo explicaré más tarde, así que date prisa”.

“Sí, señor.”

Zhang salió apresuradamente de la oficina.

“Por favor, que llegue a tiempo”.

Aunque pensaba eso, el rey no sabía cuánto daño habría cuando lucharan contra el wyrm. Podría suponer que Ghoulzam eligió este día para atacar sabiendo cuántos estarían allí para el festival. Si no pudieran derrotarlo, habría pérdidas incalculables. Primero los aventureros partirían de la capital y al día siguiente los caballeros, hechiceros y soldados.

Unos días después de la aparición de Ghoulzam, llegó un informe ridículo. Un aventurero de rango A había derrotado a la horda. El rey se quedó sin palabras.

Ese informe era una carta del maestro del gremio de aventureros. Era algo en lo que podía poner su fe. Aunque se sintió aliviado, se preguntó quién era este aventurero de rango A. ¿Acaso había estado allí en el momento adecuado? Aunque todavía tenía muchas preguntas, al menos sabía que el peligro había pasado. Después de eso, lo único que quedó fue encontrar a Ghoulzam en algún lugar de la capital real.

Sin embargo, cuando el rey estaba solo en su oficina, Ghoulzam apareció de la nada.

“¿Qué está pasando? ¿Por qué han vuelto los soldados y los aventureros?” Ghoulzam preguntó al rey con voz baja y fría.

“Parece que un aventurero de rango A mató a todos los monstruos que preparaste”.

“¿Un aventurero de rango A? Eso es imposible. Yo los distraje”.

“Yo tampoco lo entiendo. Eso es exactamente lo que estaba escrito en la carta de informe del maestro del gremio”.

“Mentiras. Guh-huh,” Goulzam vomitó sangre. “¿Terminará mi venganza sin haber logrado nada? Y todo por culpa de un aventurero desconocido. Mi plan debería haber sido perfecto…”

Con un rostro lleno de desesperación, Ghoulzam miró al rey.

“¿Por qué? ¿Por qué sonríes?”

“Ya se terminó.”

El rey desenvainó su espada y derribó a Ghoulzam. Como estaba ahora, no tenía fuerzas, ni siquiera el pensamiento de esquivar. El solo pensamiento de su esfuerzo desperdiciado llenó toda su mente. El rey llamó a la guardia real y les pidió que se deshicieran del cadáver de Ghoulzam.

“Debo expresar mi gratitud a ese aventurero”.

El aventurero había protegido la capital real, así como las vidas de los ciudadanos, aventureros y soldados, después de todo.