Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

A la mañana siguiente terminé despertando antes del amanecer. El cielo todavía estaba mayormente oscuro, y probablemente hacía frío, pero el traje de oso me impidió sentir el frío en absoluto. Cambié del lado del oso blanco al del oso negro y bajé al primer piso.

“Buenos días, Yuna.” Fina ya estaba despierta, pero no vi a Noa por ahí.

“Buenos días. ¿Dónde está Noa?”

“Me sentí mal al despertarla, así que todavía está durmiendo”.

“Haré el desayuno, así que ve a despertarla”.

Preparé el pan y la sopa de ayer para el desayuno. Noa parecía aturdida cuando entró en el comedor.

“Buenos días.”

“Parece que tienes sueño.”

“Eso es porque siempre estoy durmiendo a esta hora”.

“Saldremos después del desayuno”.

“Sí, awn”, respondió Noa, las palabras interrumpidas por un bostezo. Fina sonrió mientras miraba.

Después de terminar nuestra comida, reanudamos nuestro viaje hacia la capital real. El viaje continuó siendo tranquilo; incluso nos detuvimos a comprar algunas verduras frescas en un pueblo que pasamos por el camino.

Normalmente dormía mucho cuando viajaba. Como no podía caerse de los osos, podía tomar una siesta sin preocupaciones. Noa también pasó mucho tiempo dormida, probablemente porque se despertaba más temprano de lo que estaba acostumbrada y porque los osos tenían lomos tan cómodos.

Habían pasado unos días desde que habíamos dejado la ciudad cuando finalmente sucedió algo.

“Detente un segundo”.

Kumayuru y Kumakyu se detuvieron.

“¿Pasa algo malo?”

“Hay personas y monstruos más adelante”.

“¡¿De Verdad?!”

No podía verlos desde donde estábamos. La única razón por la que podía decirlo era gracias a mi habilidad de detección de osos, que activaba de vez en cuando. Esta vez, hizo ping a un montón de turbas más adelante.

“Yuna, ¿qué debemos hacer?”

“Si la gente está siendo atacada, tenemos que ir a ayudarla”.

Mi habilidad de detección de osos identificó a los monstruos como orcos, los cuales podía despachar sin sudar. Pero no quería arrastrar a Fina y Noa al peligro.

“¿Yuna?” Fina parecía preocupada; iba colgada detrás de Noa, aferrada a su ropa. Dejarlos atrás me dejaría un mal sabor de boca, y dejé escapar lo que estaba pasando. Estarían muy tristes si las personas atacadas terminaran muriendo.

“Voy a ir a ayudarles. Los monstruos también podrían intentar atacarlas, así que deben asegurarse absolutamente de que se queden con Kumayuru, ¿entendido?”

“Yuna, no hagas nada peligroso”.

“Yuna…”

“Estaré bien.”

Todavía parecían preocupadas cuando las dejé atrás y partí al galope con Kumakyu.

Los orcos rodeaban el carruaje. La gente, aventureras, por su apariencia, estaban sosteniendo el perímetro, que probablemente era la razón por la que aún podía detectarlos. Me sentí momentáneamente aliviada de verlas vivos, pero parecían superadas en número.

“Uno, dos, tres… ocho”.

Había ocho orcos en la refriega y cuatro aventureras para detenerlos. Una, probablemente una hechicera, estaba siendo inmovilizada por un orco. Una espadachina estaba ocupada con dos orcos al lado del carro. Las dos últimas estaban separaos a cierta distancia, rodeadas por cinco orcos.

Salté de Kumakyu y corrí hacia la hechicera, que parecía estar en mayor peligro. Estaba desplomada en el suelo, tratando de arrastrarse, pero el orco tenía agarrada su pierna. Estaba bajando un garrote en su mano libre. Esto era malo.

Me levanté del suelo con una patada, recogí maná en la mano y lancé una cuchilla de viento contra el orco, cortándole el grueso cuello antes de que pudiera verme venir. ¿Quizás había subido un nivel?

La hechicera miró a su alrededor, tratando de averiguar qué sucedió, y se fijó en mí. “¡¿Un oso?!”

Pasé corriendo junto a la sorprendida hechicera y me dirigí hacia el siguiente objetivo. Una espadachina estaba defendiendo sin ayuda el carro de dos orcos. Sus espaldas estaban completamente desprotegidas, pero mis nuevas cuchillas de viento las atravesarían, dañando potencialmente el carro y también a la espadachina. Enrollé tierra alrededor de las mitades inferiores de los orcos y en su lugar los inmovilicé.

“¡¿Qué?!” gritó la espadachina.

“¡Los he inmovilizado, así que acaba con ellos tú misma!”

Ella se dirigió a lo que yo estaba poniendo en el suelo inmediatamente, se agachó a los lados de los orcos y los redujo. Mientras tanto, me dirigí hacia donde las dos restantes estaban luchando contra los cinco orcos lejos del carruaje.

Como antes, no podía usar mi cuchilla de viento, y el truco de la tierra no facilitaría la huida de las dos humanas. Recogí maná en mis manos. En lugar de imaginarme una cuchilla de viento, imaginé una masa de aire. Entonces, la lancé hacia ese grupo de orcos. Disparé cinco de ellos a la vez, cada uno de los cuales golpeó a un orco y lo hizo volar por los aires. Las aventureras también fueron derribadas por la explosión, pero al menos no estaban muertas.

Los orcos derribados ​​se pusieron de pie casi de inmediato. Las aventureras también parecían estar tratando de levantarse.

“¡Es peligroso, así que quédense abajo!” Grité.

Solté una cuchilla de viento horizontal sobre los orcos de pie, cortándolos por la mitad y salpicando a las aventureras con sangre orca. Las salvé chicas , pensé, así que no se enojen conmigo, ¿de acuerdo? Con la amenaza desaparecida, me acerqué a las aventureras manchados de sangre.

“¿Están bien?”

“¿Un oso?” Una aventurera de cabello largo se puso de pie y envainó su espada. La otra aventurera miró a su alrededor.

“Um, ¿nos salvaste?”

“Mas o menos”.

“Bueno, gracias. Realmente fuiste un salvavidas”.

“Simplemente estaba pasando, así que no te preocupes por eso”.

Se veían horribles con sangre de orco por todas partes, pero no parecían enojados. Me sentí un poco mal, pero fue una emergencia.

“¡Marina!” La aventurera que estaba peleando cerca del carruaje corrió. “¿Estás bien?”

“Sí, estamos bien. Esta niña vestida de oso nos salvó. ¿Y tú?”

“Elle y yo estamos bien, gracias a ella”.

Una mirada de alivio apareció en el rostro de la aventurera del cabello largo. “Veo. Tengo que agradecerte de nuevo”.

“Me alegro de haber llegado a tiempo.”

“Soy Marina, la líder de este grupo. La que sostiene la espada grande es Masrika, y esta es…”

“Soy Itia”.

Aparentemente, la hechicera que salvé primero se llamaba Elle. Regresamos al carruaje y llamé a Kumayuru y Kumakyu en el camino. Ya sea por telepatía u otra cosa, podía dar instrucciones a mis osos incluso cuando estaban lejos.

“Elle, ¿estás bien?”

“Si estoy bien. Sin embargo, un poco más y habría estado muerta”.

Quizás fue porque el orco la había agarrado, pero su ropa estaba hecha jirones y podía ver su piel pálida. Ella estaba tratando de cubrirlo, pero como su pecho era tan grande, sus tetas se le salían de las manos.

¿Eso era lo que me esperaba?

“Estamos vivas gracias a ti. Gracias.”

Me agradeció con esa mirada indescriptible en su rostro, mientras me miraba de arriba abajo. Probablemente estaba reprimiendo un montón de preguntas sobre mi sentido de la moda.

“¡¿Qué diablos son esos?!” Marina gritó mientras vigilaba el perímetro.

“¡Son osos!” Las aventureras pusieron sus manos sobre sus espadas.

“Espera, hay chicas montando ese oso”.

“Estos son mis osos, así que está bien”.

“¿Tus osos?”

Las aventureras miraron mi atuendo, luego a los osos, y relajaron sus posturas de batalla como si lo aceptaran.

“Yuna, ¿estás bien?”

“Yuna, ¿cómo estás?”

“Estoy bien.”

Noa y Fina desmontaron de Kumayuru y corrieron hacia donde yo estaba. Puse mis manos de oso sobre sus cabezas para calmarlas. Estaban temblando un poco, lo cual era comprensible. Eran niñas de diez años.