Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Así que esto es lo que parece el País Agrícola Perujin…”

Chloe Forkroad miró por la ventana de su carruaje mientras pasaba por una vasta extensión de tierras de cultivo.

“No puedo creerlo. Es interminable. Nada más que campos sobre campos.”

“Después de todo, su lema nacional es ‘No dejar ni un acre de nuestra tierra sin cultivar’”, añadió Marco.

“Los campos son tan grandes y hay tantos. Nunca he visto nada igual…”

A lo largo de su infancia, Chloe había seguido a su padre en viajes de negocios que les llevaron a numerosas naciones. Sin embargo, Perujin era la primera vez para ella.

Marco siempre había considerado que Perujin era un país bastante aburrido para visitar. Personalmente, su tecnología agrícola le parecía fascinante y podía pasarse horas viendo cómo trabajaban, pero suponiendo que una niña perdería pronto el interés, nunca había llevado a Cloe con él. Este viaje, sin embargo, fue idea de Chloe, y ella había insistido en venir con él. Teniendo en cuenta que él había colapsado recientemente por exceso de trabajo, probablemente quería asegurarse de que no se esforzara demasiado de nuevo.

“No pensaba volver a trabajar en una cama de hospital, pero ella no aceptaba un no por respuesta”, murmuró para sí mismo.

Venía a asistir a la Fiesta de la Cosecha de Gracias, lo que significaba que la mayor parte de su tiempo la pasaría conociendo y saludando a la gente. Si se encontraba con alguna buena cosecha, seguro que recogería algunas cajas, pero en general, se lo iba a tomar con calma. Eran más unas vacaciones que un viaje de trabajo. Sin embargo, aceptó de buen grado que ella le acompañara.

¿Era porque no quería desanimar a su hija cuando estaba velando por su salud? De hecho, no era así. La había traído porque intuía que el cambio estaba en marcha. Lo sentía en el aire, como un estruendo que indicaba la llegada de una gran corriente. Si Chloe iba a ser arrastrada por esta corriente y a involucrarse en la gran visión de la princesa Mia de un nuevo orden mundial para la distribución de alimentos, entonces memorizar las rutas de suministro actuales sólo podría ayudarla en el camino.

Además, la creación de redes es crucial para los negocios, y si planeo entregarle Forkroad & Co. algún día, necesito que empiece a construir sus propias conexiones. Afortunadamente, el Rey Yuhal de Perujin es un hombre de modales suaves. No desprecia a los plebeyos, así que probablemente pueda conseguir una audiencia con él. Será una buena oportunidad para presentarle a Chloe—

“No puedo esperar a ver bailar a la princesa Rania… Me pregunto si está practicando. Hee hee…”

“…¿Hm?”

Marco hizo una doble toma. Chloe había dicho el nombre de la princesa tan a la ligera que casi lo tomó por el nombre de una amiga.

“¿Qué fue eso?”

“He dicho que estoy deseando ver la actuación de la princesa Rania. La conocí en Saint-Noel y ahora somos muy buenas amigas. Va a hacer la Danza de la Cosecha de Gracias durante el festival, y le prometí que iría a verla.”

Chloe soltó una risita.

Marco se quedó mirando, tratando de entender que su hija no sólo era amiga de la tercera princesa de Perujin, sino que era lo suficientemente cercana como para hacer promesas privadas de verse. Pero quizá no debería sorprenderse tanto. Desde Mia y Rafina hasta los príncipes del consejo estudiantil, Chloe se relacionaba con pesos pesados de la aristocracia con regularidad. Su círculo de amistades estaba lleno de gente a la que le costaría mucho ver, por no hablar de hablar con ella. En ese sentido, el hecho de que Chloe fuera amiga de la princesa de Perujin no era digno de comentario. Sin embargo, lo que asombraba a Marco era la amplitud de sus contactos. Probablemente había llegado a conocer a todas esas personas a través de Mia, pero Chloe no permitía que se quedaran como conocidos de segundo grado — sino que daba un paso más y establecía una verdadera amistad con ellos. Su promesa de venir a ver el baile era la prueba.

A Marco le sorprendió su iniciativa. Chloe siempre había sido una chica tímida e introvertida. Había perdido la cuenta del número de veces que le había pedido que saludara a alguien, sólo para que se escondiera a sus espaldas. Las primeras veces que había vuelto a casa desde Saint-Noel, le pareció que seguía siendo la misma persona. Pero ahora…

Entiendo. Has cambiado, ¿verdad? Has… crecido.

Detrás de la metamorfosis de su hija estaba probablemente la influencia de la Gran Sabia del Imperio.

Tengo la sensación de que la princesa Mia está arrastrando a Cloe con ella, y va a llevar a mi hija a lugares más allá de mi imaginación…

Los hijos son a los padres como los polluelos al nido — se van para volar aún más alto. Marco lo sabía. El conocimiento, sin embargo, no era un escudo. Una soledad rastrera seguía royendo su corazón.

“¿Padre? ¿Qué pasa? Oh no, ¿te sientes mal otra vez?”

Al despertar de sus pensamientos, levantó la vista para encontrarse con el rostro preocupado de Chloe.

“No, no, estoy bien. No te preocupes.”

Apenas iba a admitir que ver lo mucho que había crecido su hija le hacía sentirse un poco solo. Desgraciadamente, su respuesta evasiva no hizo más que aumentar su preocupación.

“Escucha, padre. Sé que querrás hablar de negocios, pero por favor, mantenlo al mínimo, ¿vale? Si es necesario, puedo intervenir…”

Habló con la autoridad natural que le otorgaba la madurez y la competencia. Como ya se sentía sentimental, era muy vulnerable a este ataque emocional. Le costó un esfuerzo de voluntad no llorar.

“¿Padre?”

“Ah, no me hagas caso. No es nada. Tienes, eh, razón, sin embargo… No puedo dejarlas de lado por completo, pero dejar que adquieras algo de experiencia en las charlas de negocios probablemente valga la pena…”, dijo, asintiendo pensativo para sí mismo.

Después de un rato, sonrió.

“¿Es divertida la escuela, Chloe?”

“¿Eh? Bueno… sí. Los días que paso allí son muy satisfactorios.”

“Entiendo…”

Al contemplar la sincera alegría que apareció en el rostro de ella al mencionar su escuela, finalmente decidió tirar la proverbial toalla.

Creo que es hora de que empiece a pensar seriamente en la jubilación…

Sin saberlo, Marco acabaría teniendo que volver a recoger la proverbial toalla, pues había cometido un error crucial. Se creía un espectador, pero la corriente que sentía era mucho más grande de lo que creía. Se tragaría a todos los que estaban cerca de Mia, incluido él, arrastrándolos a todos a sus planes.

Las semillas que Mia había sembrado por todas las tierras habían brotado… y una de ellas estaba a punto de dar sus frutos.

El amanecer se abría paso en la noche de Perujin.