Saikyou Mahoushi (NL)

Volumen 13

Capítulo 71: El Vuelo De Los Muertos

Me sentía como si estuviera vagando en un caldero caliente y fangoso.

El tiempo que se pasa en la vida trae consigo experiencias que cambian a una persona, y esas experiencias se acumulan dentro del alma.

Asimismo, mi corazón está cubierto por una coraza de experiencias para protegerlo del mundo exterior.

Seguramente todos los demás también protegen su corazón del mundo exterior con una cáscara tan gruesa.

Sin embargo, mis pies pisaron semejante cáscara despojada del alma…

***

Ella caminaba por la calle con los ojos vacíos.

El aire nocturno hacía que el sudor de su piel fuera incómodamente frío. Sentía que su cuerpo ardía, que cada parte de él estaba ardiendo. El sudor frío le escocía de vez en cuando.

Siguió deambulando descalza y sin rumbo, arrastrando las piernas como si escapara de algo.

A pesar del dolor, su cuerpo intentaba alejarla de su hogar.

Bajo sus ropas rasgadas, los verdugones de su espalda emitían calor.

―Haah, haah, haah, haah…

Ni siquiera sabía de dónde provenía el sonido de su respiración. ¿Era algo que ella estaba haciendo activamente o simplemente algo que resonaba dentro de su mente?

Tal vez era el sonido de la cáscara que la había estado protegiendo y que se desmoronaba junto con su vida.

Sin el apoyo de su alma, Lilisha siguió caminando. No sabía cuántas veces había estado a punto de desmayarse ni cuánto había caminado.

A pesar de su mente borrosa, el calor de su espalda no la dejaba olvidar lo que pasó hace varias horas. Con una mirada de temor, Lilisha se dio la vuelta.

La habían abandonado, se deshicieron de ella, la relevaron del único deber que quería y la tacharon de fracasada. Su espalda seguía ardiendo.

―Ya no tengo un lugar al que pertenecer… ―murmuró mientras seguía vagando como una muerta en el camino al Hades. Al haber sido exiliada de la familia Frusevan, no podía pensar en una sola razón para existir.

Había sido dominada y dependía de su hermano, preservando desesperadamente su existencia dentro de la meritocracia que era el oficio familiar. Pero el mero hecho de poder conseguir el nombre de un lugar al que pertenecía le proporcionó alivio.

Formaba parte de Aferka. Eso la hacía aún más dependiente de su papel allí.

Era la única manera de que su hermano la reconociera.

Su hermano mayor desapareció de Aferka. Su partida se produjo por más razones que sus repetidos fracasos en las misiones, siendo la principal que rechazaba matar. Eso era lo mismo que rechazar el significado no sólo de los Frusevan, sino de los Rimfuge en su conjunto.

En realidad, Lilisha consideró despreciable a su hermano mayor desde el momento en que se alistó en el ejército. Abandonar el deber de los Frusevan para recorrer un camino brillante él solo no era diferente de escupir a todo el clan Rimfuge.

Pero, al mismo tiempo, no le había sorprendido que fuera el camino inevitable que elegiría su amable hermano… De hecho, ella ya sabía que lo haría.

El dolor y el cansancio nublaban su mente, pero por alguna razón pensó en su hermano mayor, Gill, al que ella había apartado a un rincón de su mente hacía mucho tiempo.

Ella lo comprendía y a la vez lo despreciaba. Sin embargo, Rayleigh dijo que, al igual que había hecho con ella, exilió a Gill y lo tachó de fracasado.

Fue egoísta, pero sintió que ahora podía entender cómo se sentía Gill. Su hermano mayor también debió de hacer todo lo posible por formar parte de los Frusevan, pero finalmente fracasó.

Sin embargo, el oficio de la familia sobrepasaba el ámbito de lo normal. En su familia se les enseñaba el control del maná y las habilidades oscuras, aprendiendo desde la infancia lo que necesitarían para matar.

Tal vez tanto Gill como Lilisha tenían algún defecto desde el principio que les impedía permanecer en la familia.

Lilisha hizo todo lo posible para compensar ese defecto. Nunca se saltó su entrenamiento diario, tenía tutores que le daban lecciones extra y practicaba desesperadamente sus técnicas.

Como resultado, poco a poco fue mejorando en sus asesinatos. Pero todos sus objetivos eran escoria con la que ni siquiera los militares querían mancharse las manos. Así que no le resultó difícil considerarlo como una forma de justicia.

Pero como miembro de la rama principal, los talentos de Lilisha eran escasos. Hasta en comparación con las otras ramas, ella era más débil que nadie. Cuando pensaba en ello, se sentía más que inexperta e incluso se compadecía de sí misma.

Por eso quería ser al menos un poco útil.

Consideraba a Rayleigh su dios. Ser reconocida por él habría sido el mayor honor y era su principal deseo.

Lo dedicó todo a eso, pero el altar de su fe se derrumbó tan fácilmente.

El caparazón que pasó más de una década construyendo le fue arrancado… y ahora un dolor insoportable asaltaba a Lilisha a cada paso.

Arrastrando su cuerpo y su dolor con ella, Lilisha caminó.

Y finalmente, llegó…