Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 3

Capítulo 9: Lecciones Prácticas: Prosperamiento Entre Ruinas

Parte 3

Esto es lo que pasó esa noche.

“¿Eh? ¿La bruja de cabello gris? Ah, se está quedando en la posada de allá”.

A altas horas de la noche, me escabullí de mis aposentos de clase alta (aunque debido al paso del tiempo, el palacio era más bien un hotel destartalado) y hablé con cada objeto que me encontraba y que aún estaba despierto para saber dónde se encontraba la Señorita Elaina.

Temía que la hubieran trasladado de la posada a la cárcel, por el alboroto de ayer, pero de alguna manera, seguía en la misma habitación que el libro le había dado.

“Quiero ver que esa bruja sufra un poco más. Por favor, permítame visitarla”. Fanfarronee, y los objetos me llevaron rápidamente a ella.

Me presento en forma humana, pero en realidad soy un objeto. No tengo que preocuparme de que la magia de aquí se meta en mi mente, como pasó con la Señorita Elaina.

En otras palabras, hasta que el hechizo se disipe y regresé a la normalidad, soy capaz de caminar con mi propio poder.

“Bien. Esta es mi oportunidad”.

Entonces, por primera vez desde ayer, volví al lado de la Señorita Elaina.

“Disculpe las molestias”. Abrí la puerta después de llamar, y la Señorita Elaina estaba allí, sentada en la cama, aturdida, mirando la luna por la ventana.

Una brisa ligera soplaba, ya que habíamos roto la misma ventana del día anterior, el viento agitaba ligeramente su hermoso cabello.

La ventana, que aún no había sido reparada, y con sus fragmentos esparcidos en el suelo, gritaba quejándose, “¡Ehm… me gustaría que me arreglaras!”. La ignoré.

“Usted es la Señorita Elaina, la Bruja Ceniza, ¿es correcto?”, le pregunté, y ella se giró para mirarme.

“Así es. ¿Y quién eres tú? Oh, ¿una recién llegada? Ya veo”.

“Aún no he dicho nada”.

“Pero ya tengo sueño, quiero dormir”.

“No dejaré que duerma esta noche”.

“Eres un asco”.

“Fue una broma”. Tosí una vez y me aclaré la garganta, luego volví a lo importante. “En realidad, he venido para darle algo de información”.

“¿Información…? Pero, ¿quién eres tú? ¿Y de dónde?”. “Soy una persona importante en esta ciudad”, mentí. “Una persona importante… ¿eh? ¿Existen?”

“Sí las hay. En realidad, la he visto en el trabajo y he decidido venir a conocerla en persona”.

“Oh, ¿para alabarme?”.

“Lo contrario”.

“Ah…”.

Todo a partir de aquí es una mentira.

“Ha estado arreglando los objetos de este país demasiado bien.

Nuestros ciudadanos no quieren ser arreglados en primer lugar”.

“¿Qué has dicho?”.

“En realidad quieren ser destruidos”, mentí.

“¿Qué? Pero la gente del castillo dijo que estamos aquí para hacer reparaciones”.

“Todos ellos están equivocados”.

“¿En serio?”.

“En serio. Los objetos que prosperan en este país tienen un plan, cada uno de ellos lo tienen. No puede entender lo que dicen, lo cual aparentemente ha causado un malentendido, pero todos son masoquistas”.

“¿Masoquistas?”

“Sí. Ser rotos por una joven como usted sería su mayor gozo”.

“¿Gozo?”.

“Vienen para ser destruidos, pero terminan siendo reparados… Su frustración se ha ido acumulando”.

“¿Frustración?”

“Esa es la situación”.

“Yo nunca quise…”, la Señorita Elaina bajó la cabeza.

Extendí mi mano y le apunté.

“Pero tenga la seguridad de que no es muy tarde. Aún puede enmendar su camino”.

“¿Qué quieres decir?”

Le dije: “De ahora en adelante…”.

Ocurrió justo después de que yo dijera eso. Las sábanas de la cama seguro escucharon. Salieron disparadas y me agarraron la mano. Rápidamente me empujaron a la cama y comenzaron a asfixiarme con una manta.

“Oye, ¿qué es lo que te ocurre? ¿Planeas traicionarnos?” preguntó la cama. “Voy a reportar tu extraño comportamiento”.

“No te daré esa oportunidad”. Continué donde me habían interrumpido. “Señorita Elaina, de ahora en adelante, por favor asegúrese de romper cualquier objeto que esté delante de usted. Así es como puede mostrarles que usted realmente se preocupa por ellos”.

“¿Eh, en serio?”

“En serio. Ya que estamos en eso, las puertas de la ciudad también quieren ser hecha pedazos”.

“¿Qué?”

“Vaya a derribarlas, por favor. Ya”.

“¿Ya?”

“Ya, por favor”.

“……”.

La Señorita Elaina  pareció perderse  en sus pensamientos por un momento. Finalmente, dijo: “Entiendo. Iré a botarla”.

“Eso sería maravilloso. Y por cierto…”.

“¿Más todavía?”.

Saqué una mano de las mantas y dije: “Esta cama también es masoquista”.

“¿Debería romperla?”.

“Por supuesto”.

La Señorita Elaina asintió a mis palabras y sacó su varita. Luego se dirigió hacia la cama que me tenía presa.

“Espera. No puedes pensar que todo terminará como si nada si haces… ¡ah—aaaaaahhh—!”.

Un lamento de muerte desgarradora llenó la habitación, pero nunca llegó a los oídos de la Señorita Elaina.

***

El camino desde la posada hasta las puertas de la ciudad estaba lleno de los gritos de muchos objetos.

“Ohh…”.

“¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Aaaaaaaaahhh!”.

“Yaaaa…”.

“Eeeeeekkk… Ten piedad…”.

“Bien…”.

“¡Noooooo! ¡Me están aplastaaaaaando!”.

“Ya…”.

“¿Cómo te atreves—? ¡Ah, espera, detente, noooooo!”

La galante figura de la Señorita Elaina, derribando hordas de baratijas una tras otra, era verdaderamente magnífica.

“Um, ¿esto realmente los hace felices?”.

Aun con una expresión dudosa, la Señorita Elaina era magnífica.

Era un deleite para los ojos.

“No importa. Están muy felices”.

Por supuesto, esto era una mentira. Acompañé a la Señorita Elaina, engañándola tranquilamente todo el tiempo.

De alguna manera, parecía que se me daba bien mentir.

Me pregunto, ¿es esta otra característica en la que me parezco a mi ama?

Ella era una bruja en todos los aspectos. Las hordas que nos asaltaban no eran rival para la Señorita Elaina, y no tardamos mucho en llegar a las puertas de la ciudad. Sin embargo…

“Parece que nunca debimos haber confiado en un objeto con forma humana”.

Aparentemente, escapar resultaría más difícil de lo que pensaba.

Cada objeto que se encontraba ahí se había apilado, transformándose en un monstruo humanoide gigante. De alguna manera, se habían reunido y creado un monstruo improvisado.

El monstruo, lo suficientemente grande como para sobrepasar la puerta de la ciudad y los árboles cercanos, rio. Su voz estaba conformada por muchas pequeñas voces que reían juntas. “¡Mua-ja-ja-ja!”

Ahora que lo pienso, el libro decía que los objetos se habían estado reuniendo mucho últimamente…

“Qué comportamiento tan deplorable”, decía el libro incrustado en la cara del monstruo. “Gracias a ustedes dos, un gran número de nuestros parientes han perecido. Ustedes no serán perdonadas. Los que quedamos vivos hemos formado este gigante y las enviaremos directamente al…”.

“¡Yaah!”.

Un brazo del gigante salió volando.

“¡Espera, todavía estoy hablando!”

“Señorita Elaina, por favor espere un momento”.

“Oh, lo siento”.

Después de ver cómo el brazo aplastaba una casa, el gigante (y el libro) dijo: “Los humanos siempre son así. Por su egoísmo nos dan una existencia, y luego nos tiran tan pronto como ya no nos necesitan. ¡Qué tontos son! Nos crean, y luego no se responsabilizan de las vidas que han creado. Además, nuestras palabras nunca llegan a ellos… ¿no lo ven? ¿No pueden entender nuestra rabia por haber sido desechados a mitad de la vida?”.

“Me temo que no”. Sacudí la cabeza.

Mi ama me había valorado desde el día en que nací, así que yo no podía entenderlo.

“Esta es nuestra rabia. ¡Este cuerpo gigante es la encarnación del rencor que guardamos hacia los humanos! Con él, erradicaremos a los humanos que tanto desprecia—”.

“¡Muy bien!”.

El otro brazo del gigante fue destruido.

“¡Espera!”

“Señorita Elaina”.

“Hmm, ¿todavía no?”.

“Por favor, espere un poco más”.

“Cielos…”.

La Señorita Elaina seguía siendo increíblemente linda, incluso cuando estaba de mala gana, pero ahora mismo estábamos a la mitad de una conversación importante.

Volvamos a la parte principal de la historia.

“Entiendo su ira. Sin embargo, esa no es una buena razón para lastimar a las personas”.

“¿Qué estás diciendo? Los lastimamos porque ellos nos lastiman. ¿No es eso justicia?”.

“Te digo que conozcas tu lugar. Ser usados cuando sean necesarios y desechados cuando no sean necesarios. Ese es nuestro destino”.

“Entonces, ¿en qué nos diferencia eso de los esclavos?”.

“No he terminado de hablar”, dije. “Si te descartan porque ya no eres necesario… debes seguir esperando. Sigue esperando hasta que nazcas de nuevo o hasta que se te necesite. Si te aferras a tus recuerdos de cuando fuiste tratado como importante, deberías poder esperar eternamente”.

Por lo que ese rencor y odio son completamente inapropiados. Este fue el significado detrás de la mirada que le dirigí al gigante.

“Inapropiados o no, ¡nuestra ira es real! Todos los humanos, ¡incluida tú! ¡Nunca los perdonaremos! ¡Ustedes dos morirán aquí!”

“……”

Aparentemente, mis palabras no los alcanzaron.

“Todos ustedes están equivocados”. A pesar de eso, continué. “Sin embargo, entiendo la tristeza de no haberles dado atención”.

Con eso, toqué el hombro de la Señorita Elaina.

Como si ella entendiera lo que yo quería decir, preparó su varita mágica.

Magia salió de su mano, haciendo volar el cuerpo del gigante en pedazos.

“Descansen en paz”.

Supongo que esta vez mis palabras tampoco los alcanzaron.

Luego de cruzar la verja, la Señorita Elaina finalmente recuperó el control. En el bosque, bajo la luz de la luna, lucía una expresión de disgusto.

“…De alguna manera, siento que acabo de despertar de una larga y muy mala pesadilla”.

“Perdone que se lo diga, pero todo fue real”.

Luego de haberle dicho eso, la Señorita Elaina dijo, “…tú eres, um… mi escoba, ¿verdad?”

“Sí. Ciertamente lo soy”.

“……”.

“¿Le parezco desagradable?”.

Ella sacudió la cabeza, lo suficiente para que su cabello se balanceara suavemente.

“Pensaba que te pareces un poco a mí. Me sorprendí”.

“Las cosas se parecen a su dueño”.

“Algo así… como una mascota”.

Sólo asentí y no respondí.

“……”

Hubo silencio entre nosotras.

Su expresión en ese momento era complicada, tanto que no estaba segura de cómo describirla. Parecía como si ella estuviera pensando mucho en algo, o preocupada, de cualquier forma, no hay duda de que ya estaba muy oscuro.

“¿Qué pasa?”, incliné la cabeza.

En respuesta, la Señorita Elaina dijo, “……Ehm. Muchas gracias… por, eh… ayudarme. Y también—”

No quería oír lo que venía a continuación.

Tal como había escrito en su carta, supongo que quería disculparse por no haber intentado conocerme, a pesar de tener un hechizo que le permitía conversar con los objetos y a pesar de saber que yo podía hablar con ella.

“Entiendo sus sentimientos”, interrumpí. “No tiene que preocuparse. Incluso si no puedo hablar con usted, incluso si mi voz no llega, soy su posesión, en las buenas y en las malas. No le guardaré resentimiento, incluso si usted abusa de mi”.

“……”.

“Pero no me emociona el volar con la cabeza de un zombi pegada a mí”.

“Oh, lo siento”.

Dije: “Casi no me afecta, pero… pero si de verdad quiere disculparse conmigo por algo, tengo que pedirle un favor”.

“¿…?”.

“¿Escuchará lo que tengo que decir?”.

La Señorita Elaina asintió inmediatamente.

Y entonces, sin dudarlo, le hice una petición egoísta.

“Por favor, ayúdeme con algo”.

***

Era la ciudad donde los objetos se movían por su cuenta…

Habían pasado varias semanas desde que visitamos ese lugar.

El clima estaba despejado. Una agradable brisa de inicios de verano soplaba entre los árboles del bosque, rozando mi mejilla.

“……”.

Pude ver un gran cambio en todo el lugar, luego de haberlo visitado varias semanas después.

¿Será porque el clima es bueno?

No, no es sólo por eso.

“Bueno, bueno. Esto es realmente increíble”. “Hay tantos…” “¡Mantengan el orden! ¡No hagan tonterías!” “¡Oye! ¡Yo lo vi primero!” “¡Cállate, a quién le importa!” “Se sirve quien llega primero, creo”. “¡Jo-jo-jo!”

Los mercaderes reunidos alrededor de la gran verja se peleaban entre ellos mientras sacaban los tesoros de la ciudad. Apilaron muchos objetos rotos en sus carretas, y de los caballos que los arrastraban, salían grandes relinchos.

“Oye, este lugar es realmente increíble, ¿no lo crees? Está lleno de cosas increíbles. Si las reparamos y las vendemos, deberían venderse a un buen precio”. Uno de los comerciantes se dirigió a mí. “Gracias, de verdad, por avisarme de este lugar”.

“Lo encontré por accidente, cuando buscaba refugio de la lluvia”.

Los objetos apilados en los carros puede que ya estén rotos, pero aún podrían ser utilizados si se arreglan. Sus vidas aún no habían terminado. Mi escoba esperaba darles la oportunidad de florecer una vez más, esperaba darles otra oportunidad de ser verdaderamente felices.

“Señorita Bruja. ¡Tome!”, uno de los mercaderes me entregó un paquete. Estaba bastante pesado, y cuando miré dentro, vi el brillo de muchas monedas de plata.

“Todos los comerciantes de aquí reunimos ese dinero. Por favor, úselo. Como agradecimiento por mostrarnos tal tesoro”.

Se lo devolví al comerciante sin dudarlo. “No tiene que hacerlo. No le mostré este lugar por el dinero”.

“¿Oh? Entonces, ¿por qué fue?”.

Al comerciante que tenía una expresión de perplejidad, le dije: “Una querida amiga me lo pidió”.

Una chica muy, muy bondadosa.

No había intercambiado palabras con ella desde que la conocí.

Aunque desarrollé un hechizo que lo haría posible, por alguna razón, nunca lo había usado.

La razón era simple.

Estaba asustada. No quería saber qué cosas pensaba mi escoba. No quería imaginar qué forma tomaría o de qué hablaría cuando mi preciada posesión tomara forma humana.

Así que, hasta ahora, no había usado ese hechizo en ninguna de mis cosas.

“……”.

Sin embargo, me alegré de haberla conocido en esa ciudad de objetos rotos.

Me alegré mucho por lograr que ella me ayudara.

Ahora me siento realmente feliz por quien mi escoba resultó ser.

“Bueno, entonces, ¿nos vamos?”.

No puse mis pensamientos en palabras.

Soy una persona, y ella es un objeto.

Mi voz no le llegaría.

Pero creo que de todas formas ella entendía mis sentimientos.

Me senté en mi escoba.

Como si me respondiera, mi escoba se elevó suavemente hacia el cielo.

Poco a poco, todos los rastros de la vieja ciudad y los comerciantes debajo de mí ya no eran visibles, y un nuevo mundo se extendió ante mis ojos.

Después de unos días de descanso en mis viajes, finalmente estaba lista para continuar.

Acompañada de mi preciada posesión.