Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 3

Capítulo 9: Lecciones Prácticas: Prosperamiento Entre Ruinas

Parte 2

“¿Todos estos son tus compatriotas?”.

Estábamos en el segundo piso del castillo. La habitación del fondo estaba repleta de todo tipo de cosas. Desde pequeñas como bolígrafos, hasta grandes objetos como estanterías, y todo lo que hay entre esos dos tamaños. Todos hablaban con otros libros que tenían la misma portada que el que estaba a mi lado.

“¿Ves? ¡Eh, mira por aquí! ¡Estoy todo destrozado! ¡Nunca más me moveré así!”

“Es porque he vivido mucho tiempo, sabes. Mi cuerpo ya refleja su edad por doquier. Ven y arréglame, ¿de acuerdo?”.

“Ya es muy tarde… Sólo soy un artículo defectuoso que ni siquiera puede moverse bien… Ohh…”.

Los objetos que lloriqueaban junto con los libros estaban bastante gastados y rotos.

¿Qué rayos hacen en este lugar? Incliné mi cabeza, confundida, y el libro me lo contó.

“Esta es la zona de recepción del cuarto de reparaciones”.

“Eh”.

“Aquí es donde se envían las solicitudes de reparación y reciben inspecciones regulares antes de ser enviados a la sala de reparaciones en el primer piso”.

“Uh-huh”.

“Además, es un lugar donde todos podemos reunirnos y charlar”.

“¿Así que cuando los viejitos tienen tiempo libre, se reúnen en lugares como este?”

“Recientemente, los objetos se han… reunido más a menudo.

Mira, ¿ves todos esos grupos que se reúnen en las esquinas?”.

“Bueno, parece un montón de basura”.

El libro se rio de mis palabras.

“Contamos con mucho tiempo libre y con nada qué hacer. No tenemos de otra”. Mientras hablaba, el libro se adentraba más en la habitación. “Bueno, andando, Señorita Viajera. La presentaré ante todos”.

Caminé detrás de él, y como era de esperar, ya que mi forma actual era bastante extraña, sentí las miradas de muebles y libros envejecidos, que habían estado platicando, volviéndose hacia mí al mismo tiempo.

Cuando el libro se detuvo en el centro de la habitación, giró a mí alrededor y habló. “¡Escuchen! Hoy ha venido a nuestro país una amiga algo inusual. Mírenla. Es un objeto con forma humana”.

Todos en la habitación estaban conmocionados.

“¿Qué ha dicho? ¿Un objeto con forma humana?” “¡Esto es raro!” “Ella debe ser muy longeva”. “Qué lástima que fue convertida en humana…”

“Hagan silencio. El hecho de que haya un objeto con esta forma, para nosotros, es una situación seria. Es el tipo de cosas por las que deberíamos preocuparnos. Escuchemos la historia de cómo se transformó. Después de eso, brindémosle fuerza y animémosla”.

Entonces el libro dijo: “Si preguntan por qué debemos hacer esto, es porque ella es un objeto como nosotros. Ella es como nosotros”.

Después de hacer esta declaración, el libro se separó de mí, como diciendo, “No hay problema, continúa”. Se posó en el suelo cercano.

Podía sentir la atención de todos los objetos reunidos en esa habitación centrada sólo en mí.

“……”.

Después de un breve momento de silencio, hablé.

En eso, tuve en cuenta lo que estaba escrito en la carta de la Señorita Elaina y el plan para ayudarla a escapar de este lugar.

“Recibí la maldición de una bruja malvada y me transformó en esto”.

***

Mi memoria después de haberme desplomado estaba muy confusa.

Cuando recobré el conocimiento, estaba acostada en mi habitación, y misteriosamente, la cama y los otros muebles que estaba segura de haber echado, se encontraban todos en su lugar. Salí de la habitación sin prestar atención a eso.

Me dirigí al primer piso del castillo.

Allí, al igual que los demás, reparé cosas.

“Vaya, estás bastante sucio, ¿no? Pero no te preocupes. ¡Soy una bruja, así que puedo limpiar fácilmente algo como esto!”.

Apliqué mi magia al objeto mudo que tenía delante mío, hablando con un tono muy dulce que no parecía ser mío.

“Hmm. Novata. Tienes un gran talento para esto. Oh-jo-jo”.

“¿Lo dice en serio? Oh-jo-jo”.

Desafortunadamente, esta era yo con el rostro iluminado, con una gran sonrisa al ser alabada por el viejo mago que trabajaba a mi lado.

En ese lugar, yo no era la misma.

Pasé así todo el día, mi memoria y conciencia nubladas como si estuviera en un sueño. Mi cuerpo no escuchaba mis órdenes, era como si me controlaran como a una marioneta.

Lo que daba más miedo es que no tenía dudas sobre mi nueva realidad.

Mi conciencia normal regresó tarde en la noche, una vez que regresé a mi habitación.

“Ugh… ¿qué rayos…?”.

No podía dejar de temblar ante la terrible verdad de mi situación.

Ahora que lo pienso, ya había visitado antes un lugar como este.

Un país misterioso donde había muchos gatos, y estos robaban los corazones de los habitantes. Esa vez, por pura coincidencia, había podido escapar ilesa debido a mi rechazo natural por los gatos, pero…

Asumiendo que este lugar podía hacer lo mismo, es decir, robar los corazones de la gente, ¿cuál podría ser la causa?

……

Eso es pensarlo mucho. La gente de aquí estaba obsesionada con las cosas materiales, ¿verdad? No hay duda de que las cosas son iguales a ese otro país, han sido bañados por afecto interminable.

“…Hmm”.

Estoy en problemas. Sin importar lo que cueste, tengo que escapar. Aunque esté lloviendo. Es más horrible estar aquí que bajo la lluvia.

De ser posible, mejor escapo de inmediato.

Sucedió en ese momento cuando estaba apresurándome por sacar mi escoba.

“¡Wah!”.

Sin darme cuenta, las sábanas regresaron a la habitación, extendiéndose hacia mí, me agarraron las manos… tomándome con fuerza.

Ah, este es uno de esos lugares de los que nunca puedes escapar.

Me di cuenta después de haber sido arrastrada hasta la cama y cubierta con una manta.

“…Uhhh”.

Esta es una prisión.

Al día siguiente y como era de esperar, mi conciencia estaba en un estado fantasioso e hice mi trabajo como de costumbre.

“¡Muy bien! Ya está todo arreglado. ¡Cuídate!”.

Con una gran sonrisa, hice que el peluche que acababa de terminar de arreglar, siguiera su camino. Incluso le dije adiós con la mano. Quería preguntar quién era esa extraña chica, pero en efecto, era yo.

Cuando ya era hora de almorzar, una olla y una tabla para picar (vieja, como todo lo demás) nos sirvieron una comida de extraña procedencia. Era pasto, pasto y más pasto, que aparentemente crecía en la zona. O sea, era hierba.

“¡Oh-jo-jo, qué delicia!” “¡El sabor herboso de estas hojas es muy jugoso!” “Ah… tener la dicha de probar esta cocina. ¡Me hace tan feliz!”.

Pero todos lo comieron con gran satisfacción.

Era alarmante, pero mi expresión era una de felicidad, como siempre.

“……”.

Todavía sonriendo radiantemente traté de acercar mi mano a la hierba, pero claro, era demasiado repulsiva, así que detuve mi mano forzosamente. Yo y la cosa que no era yo, luchamos por tomar el control, y mi mano, que colgaba a medio camino, temblaba.

“¿Hmm? Parece que tu conciencia regresa de vez en cuando”, dijo el anciano mientras me miraba sospechosamente mientras masticaba hierba.

“…Parece que… sí…”

¡Oh, hablé!

“Oh-jo-jo. Yo también estaba así al principio. Odiaba que me obligaran a trabajar y pensaba que tenía que escapar sin importar lo que pasara”.

¿Oh?

“¡¿Q-Qué… tal… ahora…?!”.

“No hables con esa voz ronca mientras pones esa gran sonrisa. Da miedo, sabes”. Después de que él vaciara su tazón de hierba, el viejo continuó, “Ya no pienso en eso. Más bien, me parece que me gusta estar aquí”.

“……”.

“Bueno, tarde o temprano serás igual. Igual a mí y a todos nuestros otros compañeros”. Entonces el viejo dijo, “No te atormentes. Deja que los objetos lo hagan todo. Será más fácil”.

Eso es impensable.

Era lo que quería responder, pero desafortunadamente, mi conciencia ya se había rendido.

Así fue al principio.

Lo que significaba que, al pasar más tiempo, más limitadas serían mis posibilidades de escapar. Viéndolo de otra forma, este momento era el mejor para tratar de escapar.

“…Hmm”.

Esa noche, reflexioné.

Ah, me pregunto si puedo escapar en mi escoba.

Por suerte, como no he pasado presa por mucho tiempo aquí, podía usar no sólo mi boca sino todo mi cuerpo con libertad.

Pasó lo mismo el otro día cuando la lluvia se detuvo luego de pasar así por varios días. Fui capaz de controlar todo mi cuerpo.

Esta es una buena oportunidad.

No era tan tonta como para dejar que una oportunidad como esta se me escapara.

Apresurándome, puse mi cuerpo en movimiento. Bien, tengo que darme prisa con este plan de escape, ¿eh?

“Ohh…”.

Primer paso. Los muebles y la cama me estorban.

Los eché de la habitación. Luego, usé un hechizo para sellar la puerta con hielo, y la cerré con llave. Podía escuchar los furiosos golpes del otro lado, pero los ignoré.

“Bieeen…”.

Segundo paso. Sacar mi escoba. Hecho.

“Bien…”.

Tercer paso. Conjurar dos hechizos. El primero era uno fácil que cualquier mago sabría: un hechizo simple pero usado de una forma que yo nunca había visto. El segundo era un hechizo que había inventado cuando tuve mucho tiempo libre durante mi entrenamiento con la señorita Fran. Era uno muy peculiar.

Conjuré ambos hechizos.

“Aquí vamos”.

Ahora, el paso final.

Escribí una carta.

Hecho.

El plan se estaba desarrollando sin problemas.

“¡……!” “¡…!” “¡……!” “¡! ¡…!”.

Sin embargo, no había forma de que ese grupo que estaba afuera me dejara escapar tan fácilmente. Tan pronto como terminé la carta, la cama y los muebles que había echado, junto a sus otros compinches, finalmente pasaron a través de la puerta congelada. Los cristales de hielo se esparcieron por la habitación con un crujido cuando la cama, el escritorio, la silla, los platos, los cubiertos, la cuerda, las mantas y las sábanas entraron volando.

Hui de inmediato. Agarrando mi escoba, siguiendo el plan, rompí la ventana y volé sobre la ciudad en ruinas.

Era obvio que no iban a dejarme escapar sin luchar, y uno tras otro, los objetos salieron de la ventana rota, persiguiéndome.

Extrañamente, fragmentos de la misma ventana que acababa de romper, se unieron en la persecución.

Agarrando mi escoba con una mano, usé mi varita mágica para invocar grandes ráfagas de viento y arrojarlas hacia mis atacantes, derribándolos uno tras otro. Por desgracia, eran demasiados. Más y más baratijas se unían a la horda, y no sólo las que iniciaron la persecución, sino también otras que estaban esparcidas por la ciudad.

“¡Wahh…!”.

Tirando de la escoba con fuerza, me concentré en el camino que tenía por delante. La salida de este extraño lugar estaba justo frente a mí. Ansiaba poder despedirme de aquí.

…Pero no resultó tan bien.

Justo cuando me estaba acercando a la salida, mi cuerpo dejó de responderme. No importaba cuánto tratara de ejercer mi voluntad sobre él, mi cuerpo temblaba, volviéndose inútil.

Al poco tiempo, sin importar mis acciones, me caí de la escoba.

“…Así que después de todo… fallé, ¿eh?”.

Me estrellé en lo alto de un tejado y aterricé de tal forma que quedé viendo hacia el cielo. En ese momento, mi cuerpo dejó de temblar. Nada más desde el cuello hacia arriba me las arreglaba para mantenerme consciente.

“……”.

Bueno, ya lo sabía. Pensé que terminaría de esta forma.

Habría sido realmente bueno haber escapado en mi escoba, pero al escuchar lo que dijo el viejo, sabía que un simple escape no funcionaría.

Incluso si tratara de huir, cualquier fuerza que prevaleciera en este país probablemente me inmovilizaría y tomaría el control de mi cuerpo. El mismo resultado era probable, aunque destruyera a mis secuestradores con magia.

Sin embargo…

Es precisamente por eso que conjuré esos dos hechizos sobre mi escoba.

El primero había sido un simple hechizo…

…un simple hechizo que mantendría a la escoba volando por un rato.

El segundo era fundamental.

El segundo hechizo daba vida a objetos inanimados. Les daba vida y los transfiguraba en forma humana. Un hechizo increíblemente extraño que nunca tuvo ningún uso. Un hechizo que yo había desarrollado para matar el tiempo cuando se suponía que estaba entrenando con la señorita Fran.

Nunca pensé que sería útil en un momento como este.

El grupo de objetos me perseguía a mí y sólo a mí. Ninguno de ellos trataría de perseguir una escoba. Estaba segura de que ella podría escapar al mundo exterior sin problemas.

Viendo hacia arriba, pude ver a mi escoba volando sola por el cielo.

“Cuento contigo…”

Cueste lo que cueste, por favor sálvame…

***

Había más en la carta.

La Señorita Elaina ideó un plan de escape muy detallado. Era tan detallado que nunca pensarías que fue escrito con tanta prisa. Esto es lo que escribió:

Creo que es probable que los objetos de esta ciudad se hayan vuelto locos por la constante energía mágica que irradia el bosque que rodea el lugar.

Por alguna razón, ya no hay residentes humanos aquí. Las únicas personas son las desafortunadas almas que, al igual que yo, se perdieron. Todos son tratados como esclavos por los objetos vivientes.

Estoy segura de que los objetos de este lugar deben tener un prejuicio extremo contra los humanos.

Así que esto fue lo que pensé.

Seguramente, los objetos se apiadarán de ti, un objeto con forma humana. Se llenarán de compasión. Cuando te conozcan, querrán preguntarte cómo llegaste a estar en tan mal estado.

Cuando lo hagan, diles esto:

“Recibí la maldición de una bruja malvada y me transformó en esto”.

Miente y diles que una bruja malvada te convirtió en un objeto con forma humana y te está atormentando.

Después de eso, pregúntales:

“Esa bruja es tan malvada. Es tan malvada que incluso ha matado personas. En estos momentos voy tras su cabeza. ¿Alguien sabe algo de ella? Es una joven bruja, su cabello es de color cenizo y ojos color lapislázuli”.

Estoy segura de que los objetos que escuchen esto se alborotarán. Probablemente también habrá algunos que se muestren furiosos. No creo que no recuerden haberme visto. No podrán contenerse al saber que la detestable humana que entró en su país el otro día es en realidad muy malvada.

El resto es sólo para sellar el trato.

Intenta decirles algo como esto:

“Si de casualidad alguien la ha visto, ¿sería tan amable de entregármela? Tengo que llevarla de vuelta a mi ciudad natal para que sea ejecutada”.

Estoy segura de que estarán encantados.

Parecen ser de los que se deleitan con el dolor humano.

…etcétera.

Procedí de acuerdo con el plan que la Señorita Elaina había ideado.

Tal como ella predijo, los objetos reaccionaron seriamente a cada una de las palabras que dije, lamentaron mis circunstancias incluso cuando les mentí, y mostraron su resentimiento y odio hacia la Bruja Ceniza.

Hasta ese momento, todo marchaba bien.

“Ya veo… No hay duda de que ha sido difícil que te transformara en un ser humano. Tienes mi simpatía”.

“Gracias por eso. Se lo agradezco”.

Le devolví un agradecimiento sencillo por la simpatía mal canalizada del libro, quien no tenía ni idea de lo que realmente pasaba por mi mente. Este grupo no podría entender a alguien como yo, que se había alegrado de asumir la forma de mi dueña.

“Entonces, ¿la bruja vino a este lugar?”. Decidí seguir con la conversación. Quería sacarla de aquí lo antes posible.

“Sí. Ella está aquí. En este momento, creo que la están obligando a que ayude con las reparaciones en la planta baja”.

“Bueno, me gustaría pedirle que la traiga”.

Cuando dije eso, el libro se sacudió en respuesta a mis palabras.

De un lado a otro.

“Eso no será posible”.

“Eh…”.

Me estremeció este desarrollo inesperado. El libro continuó diciendo algo que no podía creer.

“Ejecutaremos a la bruja. Desafortunadamente, no podremos cumplir con tu petición de entregarla”.

“…………………… ¿Eh?”

No pude ocultar mi sorpresa.

Señorita Elaina, ¿qué se supone que haga ahora?

***

Me puse furiosa, diciendo que, para empezar, quería confirmar que la bruja que tenían era la mismísima Bruja Ceniza. Me llevaron al primer piso.

Y era claro, ahí estaba la Señorita Elaina. Estaba reparando una escoba.

“¡Cielos! Esto es terrible, ¿no? Todas las puntas están abiertas, ¿no es así? El extremo de tu cepillo está todo desgarrado, y tu adorable rizo está hecho un desastre”, dijo Elaina.

“Oh, esta chica es linda. Je, je. Muéstrame tus panties”, se rio la escoba.

“Bien, te repararé enseguida. ¡No te muevas!”, dijo Elaina.

Ellos no podían comunicarse, por supuesto.

El libro se puso a mi lado y observó lo que estaba sucediendo.

“¿Es la bruja malvada?”, preguntó.

“…Sí. Es ella. ¿Pero por qué la van a ejecutar?”

“Fue demasiado violenta, y además ha demostrado ser muy testaruda. No parece afectarle el hechizo de nuestra ciudad. Parece que probablemente recuperará su conciencia tarde o temprano”.

“¿Y por eso la van a ejecutar? Tienen una forma desquiciada de pensar las cosas, ¿no lo creen?”

“En realidad, la edad nos ha hecho bastante dóciles. En el pasado, cada objeto de aquí habría matado a un humano al verlo”.

“……”.

Entonces, al tocar ese tema, me di cuenta.

Pregunté: “¿Qué les pasó a los humanos que vivían aquí?”

El libro respondió sin nada de emoción, “Se fueron. Los expulsamos”.

“Ahí está. ¡Como nuevo!”.

“¿Qué te parece, cielo? ¿Quieres tener una cita conmigo? Je, je, je”.

“¡El siguiente, por favor!”.

La Señorita Elaina continuó su tarea, completamente indiferente a nosotros.

El libro me dijo la verdad sobre lo que había pasado.

Fue hace unos diez años.

En aquel entonces, cuando esta era todavía una ciudad próspera, mucha gente rica se ganaban la vida aquí, y a su manera, la tierra era próspera, y los humanos abundaban.

Sin embargo, la ciudad fue cruel y no cuidaba sus posesiones.

A la ciudad la rodeaba un bosque lleno de recursos. Podían hacer cosas nuevas cuando quisieran simplemente con cortar algunos árboles de la cercanía. No les importaba la reparación ni la reutilización. Cuando algo se rompía, simplemente hacían uno nuevo.

A los humanos les resultaba inconveniente llevar las cosas viejas a las afueras para deshacerse de ellas, así que apilaban todo lo que ya no querían en un rincón olvidado de la ciudad. A pesar de que todavía eran útiles, a pesar de que todavía estaban vivos, estos antiguos tesoros fueron desechados sólo por tener un pequeño rasguño o porque habían perdido el interés en ellos.

Los objetos, los que eran abandonados en su mejor momento por los humanos, vieron con resentimiento como sus antiguos dueños seguían viviendo mientras ellos se apilaban en un montón de basura.

La montaña de basura que se formaba en la esquina de la ciudad se hizo cada vez más grande, y el resentimiento acumulado de los objetos desechados creció.

Finalmente, cuando la pila superó la altura de los árboles, los humanos empezaron a preguntarse qué debían hacer con toda la basura.

“Si seguimos así, nos quedaremos sin espacio”. “Esto estorba”. “La vista está empeorando”. “¿Qué tal si enterramos todo y hacemos una verdadera montaña?” “Deshagámonos de todo en otro lugar”.

Las conversaciones continuaron por mucho tiempo, pero durante las discusiones, ni una sola vez pronunciaron las palabras ‘reutilicemos todo’.

Al final, la ciudad decidió llegar a un compromiso. Iban a tomar la mitad de las cosas que habían tirado sin importar si todavía eran útiles y las llevarían a otro lugar. La otra mitad la enterrarían.

En ese momento, la ira de las pertenencias desechadas alcanzó su punto máximo.

Ahí fue cuando los cambios comenzaron.

Los objetos que habían sido tratados con crueldad por los humanos, aprendieron a moverse, y la gente les puso dedicación. Fue parecido a ese país donde todos empezaron a amar a los gatos.

Tal vez la energía mágica que se desarrolló en lo profundo del bosque les dio la inclinación de jugar con los corazones de la gente.

De todos modos, toda la gente presente en ese lugar comenzó a servir a los objetos. Las antiguas posesiones adquirieron la habilidad de caminar con su propio poder, usando el resentimiento como fuerza motriz.

Sin embargo, la furia de los objetos no se apaciguo. Los objetos, que habían sido tratados como basura y que fueron tirados, ya no podían confiar en los seres humanos.

“De ahora en adelante, este es nuestro país. Todos ustedes, váyanse y no se lleven nada”.

Los objetos reunieron a toda la gente que vivía en la ciudad, hicieron su declaración y los echaron.

En realidad, los humanos no podían oír las voces de sus antiguas posesiones, así que probablemente todos huyeron porque tenían miedo porque los objetos de repente podían
moverse.

De todos modos, así fue cómo surgió la ciudad de los objetos.

Sin embargo, hubo un grave error.

Siendo objetos, perderían la capacidad de moverse cuando su vida acabara. Durante unos diez años, vivieron solos en su nueva ciudad, sin visitantes, pero uno tras otro, comenzaron a quedarse quietos.

Cuando se rompían, no había humanos para arreglarlos.

Sin un plan, estaban en problemas.

Los objetos desesperados abrieron la entrada de la ciudad y empezaron a atraer a los humanos.

El viajero ocasional que perdía su camino.

O un viajero que sólo vino buscando refugio de la lluvia.

Sin excepción, los nuevos amos de la ciudad acogieron a sus visitantes, esperaron a que sus voluntades se rompieran, luego los obligaron a arreglar los objetos rotos, todo esto mientras los trataban como esclavos.

Entonces, el otro día, ella apareció… Aparentemente, esa era la situación.