Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

LA FAMILIA DE FINA ENCONTRÓ su nuevo hogar, un lugar cerca del gremio de aventureros, a petición de Gentz, y este lo pagó con sus ahorros ​​de su solitaria vida de soltero. Hoy estuve en la casa de Fina para ayudar con la mudanza.

“Trae las cosas que quieras llevarte aquí. Asegúrate de juntar las cosas pequeñas en una caja”. Empecé a guardar las cosas que habían empacado en cajas en el almacén de osos. “¿Vas a tomar esta mesa también?”

“No tenemos dinero para comprar uno nuevo, así que sí, por favor”.

“En ese caso, también las sillas, ¿verdad?”

“Si puedes guardarlas, por favor”.

La familia sacó otras cosas mientras yo estaba ocupada con las instrucciones de Tiermina, y seguí guardando más y más cosas. Fina y Shuri habían trabajado duro para empacar todas sus escasas pertenencias.

“Yuna”, dijo Fina, “¿podrías llevarte la cama también?”

“Por supuesto.” Me acerqué a la habitación de Fina. Lo único que quedaba eran unas cajas en un rincón y la cama en cuestión.

“¿Solo una?”

“Sí, Shuri y yo dormimos juntas”.

“Bueno, en ese caso, necesitas que tu nuevo papá te compre otra”.

Guardé la cama de Fina en el almacén de osos, luego me dirigí a la habitación de Tiermina e hice lo mismo con su cama.

“Oye, tu bolsa sin fondo es bastante asombrosa, señorita. Normalmente necesitaríamos un carro para transportar todas estas cosas “.

Bueno, eso fue porque era un artículo que había recibido del administrador y/o dios, no es que pudiera decirles eso. Fui a cada habitación y puse todos los muebles grandes en mi almacén.

“¿Eso es todo lo que necesitan para mudarse?” La casa estaba vacía.

“Sí, gracias, Yuna”, dijo Tiermina.

Terminada la primera fase, nos dirigimos a la casa de Gentz.

A menudo había oído que los hombres que vivían solos vivían como vagos y me preguntaba por qué. Al parecer, Gentz ​​no había escapado a ese estereotipo. Sabía desde hace unos días que se mudarían hoy, así que ¿por qué no había limpiado?

“Esto es bastante terrible”, murmuró Tiermina en voz baja mientras miraba a su alrededor.

“Lo siento”, dijo Gentz ​​con una expresión de perrito faldero.

“Yuna, lo siento, pero ¿podrías llevar a las chicas a la nueva casa?”

“Claro que puedo.”

“Fina, pon en orden las cajas de tu habitación antes que nosotros. Te dije cómo dividiríamos las habitaciones ayer, así que ya sabes qué hacer. Además, he limpiado las habitaciones hasta cierto punto, pero no lo he hecho todo, así que ¿podrías terminar? Prioriza las áreas para dormir primero. Una vez que termines, dejaré que tú te encargues de organizar las cosas. Por favor, limpia también las otras habitaciones. Iré después de que termine de limpiar aquí”.

Le entregó las llaves de la nueva casa a Fina.

Luego, me miró, “Yuna, lo siento, pero una vez que muevas las cosas, ¿podrías volver aquí?”

“Si.”

“Entonces, si ustedes tres pueden hacer eso, por favor”.

¿Qué más esperaba sino eficiencia militar de una madre soltera con dos hijas? Nos dirigimos a la nueva casa, que se encontraba a medio camino entre la posada en la que me había alojado antes y el gremio. Era más grande que su casa anterior, pero no parecía sucia en absoluto; crédito a Tiermina por la limpieza anticipada.

“Yuna, ¿podrías sacar los artículos de limpieza?”

Los saqué. Fina tomó un balde y se dirigió a la cocina para sacar agua de la gema de maná.

“Yuna, ¿podrías venir al segundo piso?”

Los tres subimos al segundo piso. Fina miró la habitación de la derecha. Tenía más de seis tatamis de ancho, lo que, para mi sensibilidad japonesa, era bastante espacioso. Fina abrió una ventana para ventilar la habitación.

“Shuri, abre las ventanas de las otras habitaciones. Después de hacer eso, ¿podrías empezar a limpiar?”

Shuri asintió y se fue.

“Yuna, ¿podrías colocar los muebles?”

Tal como me dijo Fina, comencé a dejar los muebles y las camas. Incluso si los colocaba en un lugar equivocado, podría usar mi fuerza de oso para ajustar su ubicación. Al final, dejé las cajas con las cosas de Fina y Shuri en el suelo.

Puse la cama, los muebles y las cajas de Tiermina en el suelo de su habitación, pensando que ella tendría sus propias ideas sobre qué hacer con ellos. Saque las cosas más pequeñas y volví al primer piso, donde la pequeña Shuri estaba haciendo todo lo posible para limpiarlo. Dejé la mesa, las sillas, la vajilla y demás en la cocina. Finalmente, puse los artículos sobrantes de los que no estaba seguro en una habitación sin usar en el primer piso.

“Fina, esto es todo. Voy a volver a casa de Gentz​​”.

“Muchas gracias”, dijo Fina.

“Gracias,” dijo Shuri.

“Asegúrense de esforzarse”.

Cuando llegué a la casa de Gentz, había una montaña de cajas esperando afuera. Olía a una solución rápida y sucia. Gentz parecía exhausto, pero siguió obedientemente las instrucciones de Tiermina. Al parecer, ya estaba azotado.

Yo misma seguí las instrucciones de Tiermina, y pronto las últimas cosas de Gentz estuvieron guardadas en el almacén de osos. Su casa ahora vacía, nos dirigimos a su nuevo hogar.

Dentro, la montaña de cosas estaba a medio limpiar. Fina y Shuri se acercaron cuando se dieron cuenta de que habíamos vuelto.

“Fina, Shuri, buen trabajo”.

“Pero aún no está hecho”.

“No se hace en un día. Por ahora, asegurémonos de tener un lugar para dormir. Yuna, ¿podrías poner algo que podamos mover a mano, además de los muebles, en la trastienda del primer piso? Te diré dónde poner el resto”.

Colocamos los artículos más grandes que habíamos traído de la casa de Gentz, en las esquinas de las habitaciones a las que pertenecían. Aparentemente, Tiermina y Gentz ​​descubrirían la ubicación exacta más tarde. Cuando no estábamos seguros de dónde debería ir algo, los colocamos en la habitación del primer piso de antes.

“Bueno, nos hemos asegurado de tener un lugar para dormir, así que dejémoslo por hoy”. Tiermina bajó del segundo piso al primero. “Fina, ¿la cocina está lista?”

“Lo siento. No la he limpiado todavía”.

“Está bien. Han estado trabajando muy duro, Fina, Shuri. No es culpa de ustedes que cierto idiota no haya limpiado por adelantado”.

“Lo siento.” Gentz ​​bajó la cabeza.

“La cena va a tomar un tiempo si empezamos ahora”.

“¿Por qué no vamos a comer a algún lado?” Dijo Gentz, esperando recuperar su honor.

“No podemos. Ahora que los cuatro vivimos juntos, tendremos nuevos gastos. No tengo dinero ahorrado y no podemos usar tus ahorros para algo así “.

“Pero es demasiado tarde para empezar a cocinar ahora. ¿Qué planeas hacer?”

Los dos se miraron fijamente. Desearía que dejaran de actuar como si estuvieran a punto de divorciarse el primer día que se mudaron a un nuevo lugar.

“Oh, está bien”, dije. “Yo pagaré, así que vayamos a comer a algún lado. Eso funciona, ¿verdad?”

“No podemos imponerte más de lo que ya lo hemos hecho, Yuna. Ya estamos agradecidos de que nos hayas ayudado en la mudanza. Nos habría costado contratar a gente para la mudanza, y hacerlo nosotros mismos nos habría llevado varios días. No podemos aceptar tu invitación después de que has hecho tanto por nosotros”.

No me importaba, pero podía ver por qué pensaba de esa manera. “En ese caso, ¿qué tal si preparas una comida en mi casa?”

“¿En tu casa?”

“Puedes usar cualquier ingrediente que quieras, así que prepara algo bueno”.

“Umm. ¿Supongo que debería estar bien? ¡Bueno! Te haré algo delicioso”.

Aliviados por haber llegado a un acuerdo, los cinco nos dirigimos a la casa del oso.