Kuma Kuma Kuma Bear (NL)

TIERMINA ESTABA SANA. Incluso podría ser seguro decir que se había recuperado por completo. Ella y Gentz ​​terminaron cumpliendo con su compromiso. Buscaban una casa donde los cuatro pudieran vivir juntos. La casa de Tiermina era demasiado pequeña y, al parecer, Gentz ​​había estado viviendo en un pequeño piso miserable para solteros.

Por alguna razón, Fina y Shuri habían decidido quedarse en la casa de los osos.

“Uhh, entonces, ¿por qué están ustedes dos aquí?”

“EL Sr. Gentz, quiero decir, nuestro papá y nuestra mamá necesitan algo de tiempo a solas, eso es lo que pensamos”.

¿Eran esos realmente los pensamientos de una niña de diez años?

“¿Estamos siendo una molestia?”

“Está bien, pero es importante que los cuatro estén juntos”.

“Viviremos juntos una vez que encontremos una casa, así que todo saldrá bien”.

“Pero ¿por qué estás estudiando?” Pregunté. Shuri estaba practicando su alfabeto en mi sala de estar.

“Mi madre me enseñó a leer, pero no podía enseñar a Shuri mientras estaba enferma, y ​​yo necesitaba hacer las tareas del hogar y ganar dinero”.

Lo llamaban estudiar, pero se reducía a mirar personajes escritos en papel sucio. No tenían nada con qué escribir, mucho menos papel para practicar. Todo lo que estaban haciendo era memorizar las letras de vista.

“En ese caso, ¿qué tal si vamos a conseguirle algunos materiales de estudio adecuados?”

“¿Eh?”

“Si estudias así, te tomará un tiempo aprender algo”.

“Pero…”

Sabía exactamente lo que estaba pensando Fina. “No te preocupes por el dinero. Será un regalo para celebrar la boda”.

“Pero es mamá la que se va a casar”.

“No te preocupes por los detalles”.

Me fui con los dos a cuestas. Se tomaron de las manos, pegadas la una a la otra. Eran buenas hermanas.

Primero fuimos a la librería. “¡Disculpe!” Llamé a la anciana que dirigía el lugar.

“¿Qué pasa? Puedo escucharte bien sin todos esos gritos”.

“Disculpe, pero ¿tiene libros ilustrados para niños? Nos gustaría estudiar el alfabeto”.

“Veamos ahora, tengo esto, esto y aquello”.

Sacó tres libros ilustrados y algo que parecía un gráfico. Decidí comprarlo todo.

Luego, fuimos a la tienda general para comprar algunos implementos básicos de escritura. Esto nos dejó con hambre, así que decidí comprar algo en los puestos de la plaza. Cuando llegamos allí, nos llegaban aromas deliciosos desde los distintos puestos. El puesto más cercano a la entrada vendía kebabs, o algo aproximado. Olían muy bien.

“Tres para mí, señor”.

“¡Oh, si es la chica oso! Tres, ¿verdad? ¡Aquí tienes! Gracias por todo.”

Me entregó tres brochetas. Metí uno en mi boca y le di los otros dos a Fina y Shuri.

“Muchas gracias.”

“Gracias.”

Revisé los puestos en busca de presas más suculentas.

“¡Chica oso! ¿Te gustaría un poco de sopa de verduras?” Escuché a alguien decir desde un puesto cercano. El vapor se elevó de una olla gigante; de nuevo, el olor despertó algo animal en mí.

“Por supuesto. Supongo que tomaré tres”.

“¡Vuelve otra vez!”

Sirvió sopa de verduras caliente en recipientes de madera que tendríamos que regresar. Tomé la sopa y se la di a las chicas.

“Niña oso, ¿cómo suena el pan con tu sopa?”

“Eso no es justo. Chica oso, ¿qué tal nuestra barbacoa?”

A nuestro alrededor, los propietarios de los puestos se lanzaron a su rutina de ventas.

“¿Qué tal nuestro jugo recién exprimido?” Una mujer que vendía una desconcertante selección de jugos de frutas se unió a la refriega.

“Me siento con ganas de pan, así que tomaré tres pequeños”.

“Bien, gracias.”

El hombre del primer puesto me entregó mi pedido, agradeciéndome profusamente mi patrocinio, y me disculpé con los demás.

“Vendré a comprarte cosas la próxima vez”.

“Está bien.”

“¡Más te vale!”

Acepté el pan y salí saludando a los puestos que me rodeaban, luego me senté en un banco vacío cercano.

Puede que fuera porque últimamente había estado comiendo mucho en la calle, pero había llegado a conocer a la gente de los puestos. Estoy seguro de que el atuendo de oso tuvo algo que ver con eso, pero la cantidad de personas que me llamaban mientras caminaba por la plaza aumentaba día a día.

Por mucho que apreciara toda la atención, mis visitas a la plaza se estaban convirtiendo en un hábito suficiente para preocuparme por mi peso. Intenté pellizcarme la barriga a través del traje de oso. Seguro que estaría bien si tuviera una habilidad que me impidiera engordar.

“Vamos a comer”.

“Gracias, Yuna.”

“Gracias.”

Shuri imitó a su hermana y me agradeció. ¡Ambas eran tan lindas! Nos tomamos nuestro tiempo para comer la sopa y el pan juntas.

Era una sopa abundante, más vegetal que caldo. Los ingredientes de este mundo eran bastante similares a los de Japón. Había zanahorias, daikon, repollo, pepinos y otras verduras que solo pude vislumbrar pero que sabían lo suficientemente familiares, pero las cosas que eran importantes para mí como japonés (arroz, salsa de soja y miso) no se veían por ninguna parte. Anhelaba ramen y fideos. Parecía que tenían harina. Tal vez, pensé, ¿al menos tienen udon en alguna parte?

En cualquier caso, estaba bastante delicioso. Después de comer, decidimos volver a la casa de los osos para estudiar. Más tarde, Tiermina y Gentz ​​descubrirían que las había sacado a comer y me metí en problemas por hacer que las niñas se perdieran la cena que habían preparado.

Cuidado con comer en exceso cuando la cena está en marcha.

Sin embargo, todavía me agradecieron por los materiales de estudio.