Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Al pedírsele que ayudara con los preparativos de la Fiesta de la Nochesanta, Anne estaba transportando diligentemente cajas a la catedral.

Tengo que terminar esto rápidamente y volver con milady… pero Dios, ¿cómo es que hay tanto por hacer todavía?

Saint-Noel caía bajo la jurisdicción de Belluga, así que en general, era raro que ella, una doncella de Tearmoon que atendía a Mia, fuera llamada a realizar tareas para la academia en general.

Es decir, siendo el Festival de la Nochebuena, puedo entender que estén escasos de manos, pero…

A sus ojos, los preparativos que Mia y el consejo estudiantil habían hecho para ese día eran impecables. Por lo tanto, parecía extraño que hubiera una necesidad tan urgente de su ayuda. Además…

“Uf, qué mala suerte. No puedo creer que estemos atascados haciendo cosas como esta en el día del festival. Oye, ¿te has enterado? Al parecer, todo esto se debe a que alguien ha estropeado los soportes de las velas de la catedral o algo así, así que tenemos que traer repuestos.”

Las quejas de una compañera que trabajaba con ella no hicieron más que aumentar su preocupación.

¿Destruir cosas en la catedral? ¿Quién en la academia haría algo así?

Cuanto más pensaba en ello, más sentía una creciente sensación de aprensión.

Sea como sea, hagamos esto rápidamente…

Justo cuando aceleró su paso, una figura familiar cruzó su visión.

“¿Eh? ¿Es esa… Mia?”

Vio a Mia, que por alguna razón había salido del dormitorio y parecía dirigirse a los establos. Aunque sólo pudo ver brevemente su rostro, la expresión que tenía era inconfundible.

“¿Qué puede ser lo que le preocupa…?”

Aunque era la doncella de Mia, no estaban juntas todas las horas del día. Había muchos momentos en los que Anne estaba ocupada con algo, o Mia salía con sus compañeros. La isla de Saint-Noel era un entorno que ofrecía la suficiente seguridad como para permitir ese tipo de comportamiento. Además, Mia era un raro ejemplo de princesa poderosa con sentido común. Podía, por ejemplo, hacer sus propias compras. De vez en cuando, en un intento de evitar el escrutinio de Anne, se escabullía a la ciudad por su cuenta para comprar bocadillos. Anne era consciente de ello, por supuesto, pero lo dejaba pasar, pues consideraba que la frecuencia era lo suficientemente baja como para hacer la vista gorda.

Por eso, ver a Mia ir sola a la ciudad no era motivo de preocupación. Era perfectamente posible que sólo quisiera hacer unas compras rápidas. Pero eso no explicaba el atuendo.

“…¿Y por qué lleva ropa de montar?”

Teniendo en cuenta que parecía dirigirse a los establos, su atuendo tenía sentido. Lo que no tenía sentido era el momento. Pronto se haría de noche, y la misa con velas estaba a punto de comenzar. Se suponía que los estudiantes debían ponerse sus uniformes ceremoniales y reunirse en la catedral. Mia no estaba haciendo ninguna de esas cosas.

“No es posible que vaya a algún lugar lejano. Es demasiado tarde para eso…”

Anne continuó hacia la catedral, pero se sentía cada vez más inquieta. Mia se había negado a prometer que llevaría a Anne con ella si se dirigía al peligro. Una imagen de Mia cabalgando en la distancia, para no volver jamás, pasó por su mente.

“Eso… no sucederá. No puede.”

Por todas las medidas razonables, el pensamiento era una tontería. Mia no desaparecería simplemente. Sin embargo, algo en esto se sentía mal. Durante los últimos días, ha sido poseída por un aura extraña. Además, ayer había agradecido abruptamente a Anne por sus servicios… Es cierto que es una tradición de Nochebuena dar las gracias a las personas que te han ayudado en tu vida diaria, así que el acto por sí solo no es motivo de sospecha, pero cuando se ve en su contexto…

“Mia…”

Un oscuro temor comenzó a llenar el corazón de Anne. Corrió hasta la catedral, dejó la caja y se dirigió al establo.

“Mia…”

Su silenciosa repetición del nombre de su señora pronto se convirtió en un grito frenético.

“¡Mi señora! ¡Mia! ¿A dónde has ido?”

“Vaya, llegamos muy tarde.”

Tiona caminó con pasos apresurados hacia el dormitorio. Terminar su práctica de tiro con arco le había dejado poco tiempo para prepararse para la ceremonia.

“A este paso no llegaremos a tiempo para la misa. Vamos a correr.”

“De acuerdo”. Liora asintió. “Vamos —”

Contrariamente a sus palabras, se detuvo en seco.

“¿Liora? ¿Qué pasa?”

“Una voz…”

“¿Qué?”

“Oigo… Una voz…” Liora observó los alrededores. “Por ahí.”

Ella rompió a correr.

“¡Espera! ¡Liora! ¿Qué está pasando?”

La clara sensación de urgencia en el paso de su asistente convenció a Tiona para que la siguiera rápidamente. Pronto, las dos se encontraron con Anne, que estaba a punto de salir corriendo por la puerta de la academia.

“¿Anne? ¿Qué estás haciendo aquí?”

“¡Señorita Tiona! ¡Señorita Liora!” exclamó Anne mientras corría hacia ellas.

Tiona se puso rígida. El rostro de Anne estaba sorprendentemente pálido y las lágrimas brillaban en sus ojos.

“¿Alguno de ustedes ha visto a milady? Debería haber venido por aquí… Con un caballo, probablemente…”, preguntó, sonando al borde del pánico mientras sostenía las manos ante ella.

La visión encendió un fuego ansioso en Tiona también, que había estado cargado con un encendido similar de la inquietud desde su sueño en el que lamentó no hablar con Mia una vez que era demasiado tarde. Su ardor había ido disminuyendo en los últimos días, pero ahora volvía a arder. Se había dicho a sí misma que se relajara, que esperara a que terminara el festival, porque tendrían mucho tiempo después para hablar… Si realmente no podía esperar, incluso podía hacerlo en la fiesta del guiso que el consejo estudiantil organizaba esta noche.

¿Por qué tanta prisa? preguntó su mente.

Es por esta razón, respondió su corazón.

La razón se inclinó ante la inquietud, y ella actuó de acuerdo con esta última.

“Vamos, Anne. La buscaremos juntas. Liora, ve a decirle a la señorita Rafina… En realidad, probablemente esté ocupada. El Príncipe Abel y el Príncipe Sion entonces. Keithwood también. Quien esté libre. Agarra a todos los que puedas encontrar

“Entendido… Tenga usted también cuidado, señorita Tiona”, dijo Liora antes de salir corriendo.

Tiona se volvió hacia Anne.

“Muy bien. Deberíamos ponernos en marcha

Se puso a la cabeza, olvidando en su prisa quitarse el carcaj y el arco que llevaba.