Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

A lo largo de la guerra revolucionaria en el Imperio de Tearmoon, Tiona Rudolvon, santa y campeona del ejército revolucionario, no estuvo ni una sola vez en el frente de batalla. Parte de la razón podría atribuirse a su enorme importancia para el ejército; como líder militar y símbolo viviente de la revolución, su vida era demasiado importante para arriesgarla. Pero, sobre todo, se debía a que no era especialmente hábil en el manejo de la espada. A pesar de ello, no se conformaba con quedarse con las manos limpias mientras otros hacían el trabajo sucio de bañar las suyas en sangre. Deseaba ser útil. Luchar junto a su pueblo. Así que pensó seriamente en la cuestión, y la respuesta le llegó en forma de tiro con arco.

Aprendiendo con la maestra arquera Lulu, Liora Lulu, su habilidad con el arco floreció. Con el tiempo se convirtió en una arquera de primera clase por derecho propio, y sus flechas se cobraron la vida de numerosos enemigos a lo largo de la revolución.

Entonces, la guerra terminó. La familia imperial había caído. El emperador había sido condenado a muerte. Faltaban apenas unos días para que su hija, la princesa Mia, corriera la misma suerte. La lucha había terminado por fin. Tiona, sin embargo, no permitió que su habilidad con el arco se viera mermada, disparando no menos de varios cientos de flechas al día en blancos de práctica. Mostraba una diligencia tan intensa que rozaba la compulsión, como si cada flecha que lanzaba fuera un intento desesperado de golpear algún recipiente invisible de milagros que, al romperse, le permitiera recuperar algo perdido. Algo siempre fuera de su alcance. Día tras día, semana tras semana, la cuerda de su arco seguía vibrando.

Un día, al terminar su práctica, un hombre se acercó a ella.

“Ludwig Hewitt… Tú… eres la persona que mencionó el Príncipe Sion. Creo que solía servir a la princesa Mia.”

“Sí. Le agradezco que permita mi visita, señorita Tiona.”

“Se le encomendó una tarea terrible durante una época terrible. El Príncipe Sion habló muy bien de su perspicacia política. Espero que ayude a reconstruir nuestro imperio. Por favor, tome un poco de té”, dijo, señalando una mesa cercana.

Ludwig no se movió. Inmóvil y silencioso, le sostuvo la mirada y la observó durante un momento antes de hablar.

“El propósito de mi visita de hoy es pedirte un favor.”

Tiona respondió con el mismo lapso de silencio, levantando lentamente su taza para dar un sorbo. Sus ojos se cerraron mientras respiraba, disfrutando ostensiblemente del aroma del té.

“Vienes con una petición, entonces… Con mucho gusto se la transmitiré al príncipe Sion, si es su deseo”, dijo de forma incisiva.

“Le pido que hable con Su Alteza.”

Sus palabras eran sencillas, y no había engaño en su tono.

“¿Con qué fin? ¿De qué hay que hablar en este momento? No puedo imaginar que una reunión así sea fructífera…”

Su voz se endureció ante esta petición. Su respuesta, sin embargo, la tomó por sorpresa.

“Tengo entendido que cuando usted asistió a Saint-Noel, hubo un momento en que Su Alteza la golpeó en la mejilla.”

“…¿Perdón? Qué—”

“Me ha dicho Su Alteza que siempre ha deseado disculparse con usted por sus acciones de aquel día. Le pido que le conceda esta oportunidad.”

“Yo… no estoy segura de lo que quiere decir. ¿Me golpeó? ¿Cuándo?”

Ella frunció el ceño mientras buscaba en su mente un incidente que coincidiera.

De hecho, como víctima de innumerables episodios de acoso durante su estancia en la Academia Saint-Noel, Tiona había olvidado hace tiempo esta ofensa en particular. La débil bofetada de Mia ni siquiera había conseguido grabarse en su memoria. Teniendo en cuenta lo mucho que Mia odiaba el dolor, no se podía esperar que pusiera mucha fuerza en un acto así cuando era su propia palma la que golpeaba. Lo cierto es que en aquel momento, como persona que recibía el golpe, Tiona no había sentido rabia ni vergüenza, sino confusión por cómo se suponía que debía reaccionar ante el equivalente a una palmadita ligeramente fuerte en la mejilla.

Su inesperada sorpresa desconcertó entonces a Ludwig, y ambos se enzarzaron en un momentáneo intercambio de perplejidad. Finalmente, tosió y dijo: “En cualquier caso, ¿sería posible que viera a Su Alteza? ¿Y hablar con ella en persona? Sería—”

“No cambiaría nada.”

Como una flecha que parte el aire, sus palabras cortaron sus esperanzas. Ella lo miró fijamente.

“¿Y qué si lo hace? ¿Qué voy a hacer ahora con su disculpa? ¿Qué va a cambiar? ¿Qué puede cambiar? No puede traer de vuelta a mi padre, ni a las innumerables almas que perecieron bajo el ruinoso gobierno de la familia imperial y las antiguas casas nobles.”

Luego, tomó otro sorbo de té.

Mia Luna Tearmoon… no debe ser perdonada.

Repitió el pensamiento de advertencia en su mente, grabando su patrón más profundamente en su alma.

No hay necesidad de verla. No hay necesidad de intercambiar palabras o entender su carácter. No hay necesidad… así que no lo haré.

Tiona… temía lo que podría resultar de ese encuentro. Si hablaban, se enteraría de la clase de persona que era Mia. ¿Y si empezaba a sentir simpatía? ¿O un deseo de perdonarla?

¿Qué hay de la muerte de mi padre entonces? ¿Debo pasarlo por alto? Eso es demasiado pedir.

Sí, la princesa podría estar arrepentida. Sí, ella podría resultar ser una persona decente si hablaran. Ella podría incluso ser alguien que podría enmendar los errores. Pero eso no sólo no podría devolverle la vida a su padre, sino que dejaría huérfana la injusticia de su muerte. Si Tiona flaqueaba, ¿cómo iba a buscar justicia el alma de su pobre padre? Por lo tanto, no podía permitirse perdonar a Mia.

“No la perdonaré”, declaró categóricamente. “Tampoco pediré al Príncipe Sion que le perdone la vida. Pero…”

En ese momento, su tono pétreo vaciló.

“Pero… si deseas hablar con el Príncipe Sion, no te lo impediré.”

¿Era una misericordia de despedida? No, era un escape. No quería enfrentarse a Mia como persona ni ejercer ningún poder sobre su vida y su muerte. Así que huyó, eligiendo poner a Mia fuera de la vista y de la mente. De esta manera, su corazón permanecería tranquilo. No podía dejarse tentar por el encanto de la piedad.

Por eso…

…Algún tiempo después de la ejecución de Mia, cuando se descubrió que el asesinato del conde Rudolvon no se había realizado bajo las órdenes del emperador, probó el amargo aguijón del arrepentimiento.

“Si hubiera… hablado con ella entonces, tal vez habría…”

La parte racional de su mente le recordó que la ejecución era inevitable. Hiciera lo que hiciera, estaba claro que no tenía forma de salvar a Mia. Pero a pesar de eso… o, quizás, por eso… Porque sabía sin lugar a dudas que nunca tendría otra oportunidad de hablar con Mia… El hecho de que se negara a intercambiar ni una sola palabra, incluso cuando era el último deseo de una mujer condenada, se convirtió en un arrepentimiento muy arraigado. Era un arrepentimiento que se grabó en su propia alma, justo encima de sus propias palabras de advertencia — Mia Luna Tearmoon no debe ser perdonada — superponiendo el patrón anterior con el suyo propio, formando una nueva y más amarga herida que nunca sanaría.

“…Qué sueño más raro fue ese.”

Un día antes de la Fiesta de la Nochebuena, Tiona se encontraba en el campo de tiro con arco de la Academia Saint-Noel. Después de haber sido dolorosamente consciente de su incapacidad con la espada durante el incidente de Remno, había decidido, tras no pocas reflexiones, tomar el arco. Afortunadamente, su asistente, Liora, era una arquera experta. Bajo su tutela, Tiona descubrió rápidamente que tenía un don para la arquería y comenzó a mejorar constantemente. Ese día, al terminar de practicar, estaba limpiándose el sudor de la frente cuando alguien se le acercó.

“Tiona, ¿tienes un momento?”

“¿Eh? ¿S-Su Alteza?”

La situación tenía una extraña similitud con su sueño, excepto que la persona que aparecía era la propia Mia.

“Me gustaría hablar contigo sobre algo. ¿Está libre en este momento?”

Abrumada por la peculiar coincidencia, Tiona sólo pudo asentir.

“Lo siento mucho, Su Alteza. Acabo de terminar la práctica de tiro con arco, así que probablemente huela a sudor… Si, um, esto implica una fiesta de té o algo así, iré a limpiarme y cambiarme primero…”

“Vaya, parece que he llegado en un momento poco oportuno.”

Mia miró a Tiona y frunció los labios. El pelo de Tiona brillaba ligeramente por el sudor. Probablemente sería incómodo para ella quedarse así.

“Hm, en ese caso, ¿por qué no vamos a tomar un baño juntas?”

“Tomar un — ¿Eh?”

La sugerencia claramente pasó por encima de la cabeza de Tiona. Mia soltó una risita ante la expresión de desconcierto en su cara.

“Resulta que Chloe me dio hace poco unas interesantes hierbas para el baño. Al parecer, son buenas para curar la fatiga. Ya que acabas de terminar el entrenamiento, ¿por qué no vamos a probarlas?”

Al igual que Rania, Chloe se había preocupado por Mia, y las hierbas de baño eran su forma de mostrar su preocupación. Mia pensó que era mejor probarlas hoy, porque quizá no tuviera otra oportunidad.

“Sí, creo que es una excelente oportunidad”, dijo, aparentemente para sí misma, ya que Tiona no mostraba ningún signo de comprensión, y comenzó a dirigirse a los baños comunes.

Las primeras horas de la tarde jugaron a su favor, ya que los baños estaban convenientemente vacíos cuando llegaron. Encantada con este descubrimiento, Mia arrojó rápidamente toda la bolsa de hierbas al agua.

“¿S-Su Alteza? ¿Está seguro de que debe arrojarlos a todos así? N-No deberíamos pedir permiso—”

“¡Oho ho, no te preocupes por eso!”, dijo Mia con una gran confianza.

Después de todo, ella estaba viviendo el momento. La falta de permiso no iba a impedirle convertir los baños comunitarios en su spa personal. O al menos eso pensaba, hasta que las hierbas empezaron a emitir humo tras entrar en contacto con el agua. El corazón casi se le sale de la boca ante el sorprendente fenómeno. Pronto, el humo blanco había llenado todos los rincones de la cámara, arremolinándose tan densamente que ni siquiera podía ver a Tiona a unos pasos de distancia.

“¿S-Su Alteza?”

“N-No te preocupes… E-Esto está bien. Probablemente.”

Lo que había sido una abundancia de confianza se redujo inmediatamente a una astilla, y la calidad de su corazón se revirtió de cerdo a ave. Justo cuando los pensamientos de Oh, lo he hecho ahora y estoy en un gran problema comenzaron a llenar su mente, el humo se redujo por fin. Todavía era un poco espeso para pasar por vapor normal, pero probablemente se saldría con la suya sin que nadie se diera cuenta. Tras unos cuantos murmullos más de que esto está bien, su gallina interior finalmente dejó de temblar. Mientras respiraba aliviada, se le ocurrió reconocer el olor que emanaba del agua.

“Vaya, ¿no es esto hierba lucioluna?”

“Sí, creo que sí. Huele muy bien.”

Tiona se tranquilizó visiblemente ante el agradable aroma. Las dos se enjuagaron rápidamente y se metieron en la bañera. Mientras el cálido líquido la envolvía, Mia suspiró reconfortada.

Aaah… Chloe dijo que se supone que es un aroma calmante. Bueno, en eso tenía razón.

Podía sentir cómo la tensión se drenaba de su cuerpo. La turbulenta tormenta de preocupaciones que se estaba gestando en su interior se redujo a una agradable calma.

El agua es agradable, las hierbas huelen muy bien y ambos estamos relajados. Naturalmente, ahora es el momento de charlar. ¡Bien hecho, Chloe! Esto es exactamente lo que buscaba.

Con un hmmm gutural, estiró sus extremidades antes de hundirse más en el agua. Una risita entró en sus oídos. Miró a Tiona con desconcierto, preguntándose qué la había divertido.

“¿Hm? ¿Qué pasa?”

“Oh, no mucho”, respondió ella con una sonrisa. “Sólo me he dado cuenta de que te has rellenado un poco.”

“…¿Qué?”

Mia se congeló. La agradable calma interior se convirtió inmediatamente en una turbulenta tormenta de preocupación. Pero…

“Estaba un poco preocupada por ti. Todos lo estábamos, después de oír que no habías tenido mucho apetito últimamente”, añadió Tiona como aclaración.

“O-Oh, eso es lo que quieres decir. Se preocupaban que no comiera.”

Mia asintió. No estaba muy segura de que la aclaración mejorara las cosas, pero asintió de todos modos. Luego, se miró la parte superior del brazo. Frunciendo el ceño, se pellizcó la parte carnosa.

¿He engordado? Creo que no. Hmm… No se siente más flácido. Siempre ha sido así de flácido, estoy bastante segura. Incluso antes del verano… Espera. ¿Eso no significa…?

“Entonces, um… ¿De qué querías hablarme?”

Mia estaba al borde de una realización importante cuando Tiona la sacó de sus pensamientos, obligándola a abandonar el tren de pensamiento.

“Oh, claro. Eso. Uh…”

Mia se enderezó ligeramente y respiró profundamente.

“Hay algo por lo que tengo que pedirte disculpas.”

“¿Eh?”

La afirmación fue tan inesperada que la única respuesta que Tiona pudo dar fue una serie de parpadeos desconcertados. Mia continuó sin inmutarse.

“Yo… te hice algo, hace tiempo. Algo terriblemente malo.”

Su voz resonó en silencio en la cámara del baño.

“¿D-De qué estás hablando? Yo no… Usted siempre ha sido muy amable conmigo, Su Alteza. ¿Cómo pudo hacerme algo malo a mí?”, dijo Tiona, turbada por la extraña confesión de Mia. “Eso es… completamente impensable.”

“¿Oh? ¿Lo es? Yo también puedo ser mala de vez en cuando. Cuando alguien intenta ligar con un chico al que le he echado el ojo, por ejemplo…”

“P-Pero, nunca le he hecho algo así al Príncipe Abel…”

Justo entonces, una escena del sueño de la noche anterior pasó por la mente de Tiona. Mia había dicho que quería disculparse. Tiona la había alejado, negándose a hablar, sólo para quedarse con nada más que remordimientos después. Era, por supuesto, sólo un sueño. Un mero producto de la imaginación. Sin embargo, su corazón sentía el dolor sordo de los patrones amargos grabados en su carne espiritual. Así que se recompuso.

“…No sé de qué habla, pero si… Si Su Alteza realmente ha hecho algo mezquino, entonces mientras se haya disculpado, cosa que acaba de hacer, estoy segura…”

En algún lugar, en algún momento, había habido una versión de sí misma que creía que no debía perdonar a Mia. No podía, sino que no debía. Y había sufrido por ello.

Qué horrible debe sentirse… seguir odiando a alguien así…

Tiona reflexionó sobre el resto de su sueño. Pensó en su vida posterior de odio a Mia, y al hacerlo, cuánta luz y alegría se había perdido en sus días. Pensó en el momento en que se dio cuenta de que su odio había sido mal atribuido, y después, en lo desesperadamente que había deseado poder hablar con Mia. Impulsada por esos pensamientos, se volvió hacia la Mia que estaba viva y la miró a los ojos.

“Estoy segura de que te han perdonado. Yo te perdonaría, al menos. Yo… ya lo hice, en otra vida…”

Sus últimas palabras, aunque murmuradas, parecieron llegar a Mia, cuya expresión cambió.

“Tú… lo hiciste…”

La tensión que había en la expresión de Mia pareció desvanecerse. Se quedó con la mirada perdida durante un momento, como si el peso que se había quitado de encima fuera tan profundo que no estaba segura de cómo manejar su nueva ligereza. Luego, la emoción volvió a su rostro en forma de una sonrisa de alivio.

“Aah… Maravilloso. Eso es… realmente maravilloso. Ahora ya no me arrepiento.”

Esta vez, fueron las últimas palabras de Mia las que inquietaron a Tiona, que sintió una agitada inquietud en su pecho.

“Su Alteza, yo también quiero hablar con usted. Hablar, quiero decir. Quiero pasar más tiempo hablando con usted.”

Puso en palabras el deseo que se había grabado en su alma. Un deseo que, en su sueño había sido imposible, pero que ahora… podría hacerse realidad.

Por un segundo, el rostro de Mia fue ilegible. Luego, dijo: “Entiendo… En ese caso… una vez que el Festival de la Nochebuena haya terminado, hablemos. Podemos pasar todo el tiempo que queramos juntos entonces.”

“…¿El Festival de la Nochebuena?”

“Sí. El Festival de la Nochebuena. Si consigo sobrevivir de una pieza, nos reuniremos y charlaremos toda la noche.”

Tenía sentido. Como miembro del consejo estudiantil, sus innumerables deberes durante el Festival de la Nochebuena probablemente le dificultan relajarse antes de que termine. Esperar hasta entonces era perfectamente razonable. Pero por alguna razón… la sensación de malestar en el pecho de Tiona no hacía más que apretarla.

“Bueno, creo que eso es todo por ahora. Muchas gracias por tu tiempo hoy”, dijo Mia mientras sonreía y se levantaba de la piscina.

Tiona miró su forma de irse… y sintió que su corazón se aceleraba. La princesa tenía un aire extrañamente efímero, como si fuera la luna que, aunque una vez fue la protagonista del cielo, ahora se veía relevada de su papel al caer la noche. Tal vez fuera simplemente la tenue neblina de la cámara de baño que oscurecía su forma, pero…

“S-Su… Al—”

La sensación duró poco. El grito de Tiona fue cortado por la entrada de Bel y Citrina.

“Ah, señorita Mia. Qué coincidencia.”

“Saludos, Su Alteza.”

“Vaya, ¿han venido a bañaros?”, preguntó Mia.

“Sí, estamos… pero ¿por qué hay una especie de niebla aquí?”, preguntó Bel, que miró a su alrededor con curiosidad.

“He probado a usar unas hierbas de baño que me dio Chloe. La verdad es que fue bastante divertido. Salió mucho humo cuando cayeron al agua.”

Mia se rió. Volvía a ser la alegre de siempre, el aura efímera que la rodeaba había desaparecido…

Y entonces, llegó el día de la Fiesta de la Nochebuena.