Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 2

Capítulo 4: El Informe de un Testigo Presencial

Um…

¿Cuándo fue que conocí a ese hombre? ¿Dónde fue?

Está todo difuminado.

No estoy muy segura.

No, lo conocí por coincidencia, en un lugar extremadamente sin nada especial. Bueno, dado que en realidad no nos hablamos, creo que sería mejor decir que nuestros caminos se cruzaron.

El lugar, si no recuerdo mal, era un camino que conectaba un país con el siguiente. No recuerdo ningún detalle del lugar. Solo que estábamos en un camino. Eso es todo.

Oh, pero debo haberlo encontrado en el camino que atraviesa por la entrada, ya que así es como entré en este país en primer lugar.

Ahora que lo pienso, estoy segura de que viajé por ese camino, hacia este país.

La hora era… Cierto, fue cerca del crepúsculo. No, tal vez era temprano por la mañana… Sí, probablemente era temprano por la mañana.

Llegué aquí por la tarde. Y como ese hombre se cruzó conmigo en mi camino aquí, debe haber sido de mañana.

¿Qué tal? Mi razonamiento deductivo no es tan malo, ¿eh? Oh, ¿no les importa? Ah, ¿Lo dicen en serio…?

¿…?

Sí. Estoy segura de ello. Estoy segura de que me crucé con ese hombre en el camino. ¿Qué es tan confuso de eso? Bueno, tú me preguntaste, después de todo.

Me encuentro aquí para hacer un poco de turismo, disfrutar de una visita pausada…

En cuanto al hombre que describes… Estoy segura de que se dirigía al país de allá—un país normal, nada fuera de lo común.

Bueno, a veces lo normal es bueno. Disfruto tomármelo con calma de vez en cuando. Y ese lugar era tan normal como parece.

Pero este país es diferente, ¿no?

¿Eh? ¿Por qué pones esa cara? Mm-hmm. Tienes que estar bromeando.

No esperas que crea que un tipo vestido escandalosamente podría venir de un país perfectamente ordinario, ¿verdad? Este lugar debe estar guardando algún secreto loco, ¿verdad? Es jodidamente emocionante.

¿Eh?

…Oh, ahora que lo mencionas, están vestidos de manera normal. ¿Por qué será?

¿Ese hombre era anormal? Ah, ¿es en serio…?

Y luego.

El soldado frente a mí, con una expresión particularmente desagradable, continuó:

“Voy a confirmarlo una vez más… ¿Estás segura de que te encontraste con un hombre con estas características? ¿En el camino fuera de la ciudad?”

El soldado sostenía una foto. Representaba, con gran detalle, la extraña ropa del hombre con el que me había cruzado en el camino. Era un atuendo tan extravagante que tuve problemas para contener la risa.

¿Qué es eso? ¿En serio?

¿Qué tipo de persona caminaría con ese disfraz ridículo? Si fuera yo, moriría de vergüenza. Si usara algo así en público, la desgracia me perseguiría por siempre.

Sin embargo, en el retrato, había un detalle crucial—el rostro del hombre—era un vacío negro. No se volvió más transparente mientras lo miraba, pero al final, no podía recordar los rasgos faciales del hombre.

Mirando hacia atrás y hacia adelante entre el papel y yo, el soldado preguntó, “… ¿Puedes recordar su rostro?”

“No, del todo”, respondí. “Por cierto, ¿qué rayos hizo ese hombre?”

“Hurto. Sacó todo el oro que pudo obtener de la bóveda de los ciudadanos más ricos del país”.

“¿Una persona vestida… así logró hacer eso?” “Sí”.

“Una persona no puede ser juzgada por su apariencia, supongo…”

“Su apariencia es un disfraz”.

Cierto.

Luego, con un suspiro, el soldado dobló el trozo de papel en cuartos y lo guardó en su bolsillo. Parecía que el interrogatorio había terminado. “Gracias, señorita”, dijo, dándome un saludo.

Imité su pose y dije: “No hay problema. Simplemente hice lo que cualquiera haría—por cierto, ¿ayudé como referencia?”

El soldado volvió a su expresión de dolor. “Bueno… Saber por dónde se fue el criminal definitivamente podría llamarse progreso, pero…” Sus palabras fueron evasivas.

“¿Qué ocurre?”

Él dejó de saludar. “Hemos estado recopilando informes de testigos presenciales, y desafortunadamente, ninguna persona ha podido recordar el rostro del criminal”.

“……”

Ah, ya veo.

“En otras palabras, significa—”

“Sí, la única cosa que pueden recordar es el disfraz extraño del hombre”.