Majo no Tabitabi (NL)

Volumen 2

Capítulo 11: Personas que Cazan la Pereza

Era un día tranquilo.

Tenía tiempo libre y decidí divertirme en las mesas al aire libre de una cafetería que daba a la avenida principal de la ciudad totalmente ordinaria donde me hospedaba.

(Suspiro)

Tomé un sorbo de mi café con leche y puse la taza en la mesa.

No estaba vestida como una bruja hoy. Tomaba un descanso de mi viaje—y un descanso de ser una bruja. Vestida con un conjunto relativamente sencillo de un suéter azul marino y una falda acampanada blanca, me mezclé con el paisaje urbano.

“……” Abrí el periódico.

De alguna manera, este país en particular parecía especialmente pacífico.

ABUELO PIERDE SU DENTADURA

¡CUIDENSE DEL PERVERTIDO CON ROPA INTERIOR DE MUJER EN SU CABEZA!

EL ABANDONO LABORAL ENTRE LOS JOVENES CONTINÚA EN AUMENTO.

¡SE NECESITA UN MÉTODO PARA ERRADICAR EL AUSENTISMO!

Estas eras las cosas llegaban a los titulares. Después de todo, no había guerras que debían ganarse ni noticias de importancia que debían transmitirse al público.

Bueno, en pocas palabras, era tan pacífico, que era aburrido. Podrían decir que era perfecto para vacacionar. Tomé mi taza de nuevo.

“… ¿Eh?” Sin embargo, la taza y la mesa desaparecieron de mi vista.

O tal vez debería decir que salieron volando.

Algo salió volando de la tienda con un terrible ruido, barriéndolas y desapareciéndolas de mi vista.

“…Ahhh”. Cuando me volví para correr detrás de mi café con leche, descubrí que el contenido había sido derramado en un joven ensangrentado. Estaba tumbado sobre las mesas y sillas que se habían amontonado como escombros.

Oh, mi café au lait. No puedo creer que te mueras.

“¡Tienes agallas para faltar al trabajo y perder el tiempo con mujeres! ¡Tómate tu trabajo más en serio!” Un hombre vulgar apareció fuera de la tienda, tirando del chico por el cuello y sacudiéndolo violentamente.

Todavía sangrando, el joven rogó: “¡P-Por favor…! ¡Déjame ir! ¡Fue una cita con mi novia para celebrar nuestro aniversario de un mes!”

“De ninguna manera. No te perdonaré. Es una regla establecida en este país de juzgar a cualquiera que descuide su trabajo—sin excepción”.

Luego el hombre comenzó a caminar.

“¡Eeeeeek! D-Detente, por favor…”

Arrastrando al joven que lloraba con él se dirigió a la avenida principal.

“……”

Oye. No escuché ninguna disculpa por la muerte prematura de mi café au lait.

No planeaba hacer nada de brujería o de viajera hoy, pero el hombre en cuestión estaba tan tranquilo luego de arruinar una bebida que pagué, así que no tenía la intención dejarlo ir así por así.

Primero, doblé el periódico y me puse de pie.

Luego tomé una piedra que estaba cerca y la tiré con todas mis fuerzas. “¡Hyah!” La piedra del tamaño de una palma se elevó en el aire, dirigiéndose directamente hacia la parte posterior de la cabeza del hombre vulgar.

Aterrizó con un magnífico golpe directo.

“¡Ay!” El hombre tropezó dramáticamente, luego se dio la vuelta con una expresión demoníaca. “Oigan, ¿quién fue el bastardo que me lanzó una piedra?”

¿Quién pudo haber sido?

“Fui yo”, respondí.

Él corrió hacia mí, aun arrastrando al joven todo golpeado. “¿Oh? Tienes agallas para querer pelear conmigo—¿hmm?”

Pero perdió su impulso a medio camino y se detuvo.

“¿……?” Incliné la cabeza confundida por su comportamiento incomprensible.

El hombre se quedó clavado y me miró. El viento soplaba entre nosotros, y alguien gritó al presenciar la desastrosa escena alrededor del café; Solo entonces el hombre pareció volver en sí.

“…Eh. Carajo, me quedé ido”. Debo haberlo golpeado en el lugar equivocado, ya que el hombre temblaba ligeramente.

“Oye mocosa, no te dejes llevar solo porque eres un poco linda, ¿entendido? ¿Sabes quién soy?”

“No tengo ni la más mínima idea. ¿Quién eres?” “……”

“¿Quién eres?” Pregunté de nuevo.

Se aclaró la garganta con fuerza. “…Soy Loegred, de la Oficina de Inspección de Ausentismo. Interrumpir mi trabajo es un delito mayor”.

“¿Será cierto? Es amable de su parte explicarlo… Por cierto, desperdiciaste mi café au lait. ¿Tienes alguna idea de la gravedad de ese crimen?”

“¿Tu café au lait?”

“Sí”. De todos modos, ¿qué es la Oficina de Inspección de Ausentismo? Me da curiosidad. “Mi café au lait está en la ropa de ese hombre debido a que destrozaste este lugar. Por favor, toma alguna responsabilidad”.

“……” Loegred—o como quiera que se llamara—miró

varias veces entre el joven y yo. “Eso no tiene nada que ver conmigo. Haz que este tipo te devuelva el dinero”. Escupió mientras hablaba. Asqueroso.

“No. Esto nunca hubiera sucedido si no hubieras destrozado el café”.

“Culpa al tipo que me hizo actuar de esa manera—” “Es tu culpa. Tú fuiste el que destrozó todo”.

“……”

“Con eso en mente, asume la responsabilidad por tus acciones”. Lo fulminé con la mirada.

El hombre sonrió levemente. “…Bien, está bien. Pagaré. Este es mi tercer año trabajando para la Oficina de Inspección de Ausentismo, por lo que tengo algunos centavos. Tengo dinero más que suficiente para invitarte”.

Para mí era un misterio por qué de repente comenzó a presumir, pero desafortunadamente, su propuesta era un poco diferente de lo que tenía en mente.

Sacudí mi cabeza y rechacé su oferta. “No, no estoy diciendo que quiero tu dinero”.

Luego hice una oferta totalmente diferente.

“¿Podrías contarme un poco sobre esa Oficina de Inspección de Ausentismo, o como se llame? Si haces eso, podemos dejarlo a mano”.

“¿…?”

Pude ver varias emociones abriéndose camino a través del rostro del hombre, demostrando que no podía entender mi petición.

“No te importa, ¿verdad?” Hice mi segundo ataque, y el hombre asintió confundido.

Habíamos llegado a un consenso.

Antes de darme cuenta, mis vacaciones maravillosamente aburridas se esfumaron.

***

Después de ayudar a poner la cafetería en orden y aprovechar la oportunidad de pedir otro café au lait, nos sentamos los dos en las mesas de afuera.

Frente a mí estaba el Señor Loegred de la Oficina de Inspección de Ausentismo.

El joven a quien había estado arrastrando antes había sido llevado por otro miembro de la oficina.

Pero, ¿qué tan enorme es esta organización llamada Oficina de Inspección de Ausentismo, o como se llame?

“Ya veo. ¿Entonces, eres una viajera? En ese caso, no es sorprendente que nunca hayas oído hablar de nosotros. Por cierto, ¿puedo preguntarte tu nombre?”

“Es Elaina”.

“Elaina, ¿eh? Bonito nombre. ¿Y tienes tiempo libre ahora, Elaina?” Se dirigió a mí muy casualmente—sin honoríficos, sin “Señorita”, sin nada.

“Así es, pero…”

“¿Qué tal mañana?”

“Probablemente esté libre, pero…”

“Ya veo. Entonces tienes tiempo libre… Y quieres saber sobre mi trabajo, ¿verdad? En ese caso, ¿por qué no vienes conmigo?”

“Eh, está bien”. Creo que estaré satisfecha de escucharte hablar de eso.

“Vamos, ahora, no digas eso. Si quieres saber lo que hacemos, creo que entenderás mejor trabajando junto a mí. Después de todo, es un trabajo bastante complejo”.

“……”

A pesar de que sentí que coqueteaba conmigo, había una parte de mí que pensaba que estaba siendo razonable. Y parecía algo interesante.

…Hmmm.

“Supongo que estaría bien, pero… antes de eso, por favor dime exactamente qué implica el trabajo”.

“¡Muy bien! ¡Lo haré!”

Después de levantar el puño en el aire, el hombre siguió hablando sobre la Oficina de Inspección de Ausentismo.

Como su nombre lo indica, la Oficina de Inspección de Ausentismo realiza una investigación sobre el ausentismo y era una agencia exclusiva de este país. Su objetivo era gestionar la asistencia de cada trabajador registrado en una empresa, y la Oficina investigaba a las personas sospechosas y las censuraba.

Los censurados, sin excepción, eran severamente castigados por su lugar de trabajo.

Aparentemente, los adultos habían decidido que este método limitaría el abandono laboral entre los jóvenes. Claramente, el periódico también había publicado un artículo sobre la deserción laboral, llamándolo; “El

Abandono Laboral Entre los Jóvenes Continúa en Aumento”, y era evidente que la gente de este país no eran unos haraganes cuando se trataba de trabajar.

¿Quizás es porque no tienen nada más de qué preocuparse?

“Bueno, en resumen, estamos haciendo grandes esfuerzos, y como resultado, hay cada vez menos imbéciles que abandonan el trabajo”.

“Eh. En otras palabras, ustedes son agentes especiales enviados por el gobierno para corregir las actitudes de las personas en sus trabajos”.

“En pocas palabras, sí”.

“Mm-hmm”.

“Y dado que estamos respaldados por el gobierno, nadie se enoja con nosotros, incluso si nuestros métodos se vuelven… ‘extremos’. Nunca he perdido una pelea en toda mi vida, así que este trabajo es mi vocación—porque no importa lo que haga, siempre estoy en lo correcto”.

Quiero saber por qué de repente comenzaste a presumir de ti mismo.

Ignorando por completo mi molestia, el Señor Loegred bebió el resto de su café au lait.

“¿Nos vamos?”

“¿A dónde?”

Él sonrió, luciendo bastante satisfecho consigo mismo.

“A ver cómo es mi trabajo, por supuesto”.

Hubiera sido una molestia rechazarlo, así que, por el momento, solo llevé mi cálido café au lait a mis labios y no dije nada.

***

Esa tarde, lo observé mientras hacía su trabajo.

El primer lugar en nuestro recorrido fue una tienda de muebles.

El hombre de mediana edad allí nos habló mientras armaba estanterías. El interior de la tienda estaba saturado con el olor a madera.

“Así es. He perdido uno, Señor Inspector. Esta semana, su hermana menor aparentemente falleció”.

Según el hombre de la tienda de muebles, un joven que acababa de ser aprendiz de él durante los últimos tres meses había dejado de venir a trabajar.

“¿Esta semana? ¿Ha habido incidentes anteriores?” Pregunté interviniendo.

No era inspector, pero esto me llamó la atención.

El hombre asintió. “Sí. La semana pasada, fue su padre quien murió”.

“Oh”.

“Y la semana anterior a eso, su madre falleció”.

“……”

“Y la semana antes de la semana anterior a eso, fue su abuelo”.

“……”

“Y la semana antes de la semana anterior a la semana anterior a eso—”

“Está bien, ya es suficiente”.

No tenía idea de cuánto tiempo iba a continuar.

Comprendí de inmediato que esta era una situación extremadamente sospechosa.

Después de eso, el Señor Loegred recabó información adicional del comerciante, y luego salimos de la tienda.

“Vaya, esto realmente se puso interesante, ¿eh? ¿Crees que el joven aprendiz tiene la maldición de que un miembro de su familia muera cada semana?”

“Ese es exactamente el motivo por el que lo tendremos en la mira. En cualquier caso, tenemos que investigar si es cierto—aunque estoy casi seguro de que se está pasando de listo”.

“Así parece”.

Luego, nos dirigimos a la casa del joven y lo encontramos mirando distraídamente a las aves silvestres en su vecindario. El Señor Loegred lo detuvo de inmediato.

Por lo que escuché de su conversación, ni un solo miembro de su familia había fallecido. Sus padres y abuelos seguían vivos y coleando. Además, era hijo único. Por lo que su hermana menor nunca existió. Supongo que quería evitar a como dé lugar su trabajo para llegar a tal extremo.

“EL ABANDONO LABORAL ENTRE LOS JOVENES CONTINÚA EN AUMENTO”, tiene sentido…

Luego, pasé varios días observando al Señor Loegred en su trabajo.

Las excusas ofrecidas por los holgazanes fueron muy patéticas. Honestamente era demasiado miserable de solo ver. ¿Qué los obliga a llegar a tales extremos?

En este día, una de las primeras personas en nuestro horario fue un joven que trabajaba en la biblioteca. No se sabía nada de él por aproximadamente una semana, así que le dimos una visita.

“¿Hace una semana? Oh, estaba lloviendo ese día, así que lo tomé libre”, explicó el joven con calma. “Desde entonces, me he tomado días libres por alguna razón u otra”.

Molestándose por la actitud del joven, el Señor Loegred se acercó más a él. “Bueno, entonces, supongo que podrás ir hoy, ¿eh?”

“Sí, claro… Ah, lo siento. Sabes, el viento es bastante fuerte hoy, así que pasaré”.

“¡Oye!”

Bueno, como sabrán, también fue detenido.

La siguiente persona era una joven que trabajaba en una posada. Su empleador no había podido ponerse en contacto con ella durante tres días.

“Te equivocas. No me la pasé holgazaneando por tres días. He estado salvando vidas durante ese tiempo, por lo que no he podido trabajar, a pesar de querer trabajar”.

“Sin embargo, eso no explica por qué estás ausente hoy”.

“Oh, es porque planeaba buscar a alguien que necesite un poco de ayuda”.

“……”

¿No crees que deberías ayudar a las personas en tu lugar de trabajo?

La tercera persona en nuestra lista era un muchacho mayor que trabajaba en una tienda. Había estado ocasionalmente ausente durante varios meses, pero esta vez, por fin, no había aparecido durante una semana completa.

Esto fue lo que dijo ante la interrogante.

“No quería hacer mi trabajo, así que me quedé en casa”.

“……”

“……”

¿Por qué no simplemente renuncias?

Y eso parecía ser el alcance de la misma.

Así surgían trabajos para los inspectores de la Oficina de Inspección de Ausentismo.

Pasé un poco más de tiempo observando el trabajo del Señor Loegred, que parecía bastante difícil, pero finalmente lo dejé cuando dijo que se vigilara a un maestro que recientemente se había vuelto un granuja.

Es suficiente, pensé. ¿Quién sabe cuánto tiempo podría haber estado atada si no le hubiera puesto un alto? Y honestamente, había perdido interés en ser arrastrada por mis vacaciones.

***

Varios días después.

De alguna manera, había terminado con demasiado tiempo libre, por lo que me relajaba en un área al aire libre de una cafetería en la avenida principal. Estaba leyendo uno de los tres libros que había comprado en la librería de cierto país. Soplando y bebiendo un humeante café au lait.

Sin embargo, mi soledad pacífica pronto llegaría a su fin.

“Oye. Así que aquí es donde te has estado escondiendo”.

El Señor Loegred se sentó frente a mí.

“Hola”.

Incluso después de que dejé de observar su trabajo, había venido repetidamente a invitarme a volver. Era un poco persistente.

“¿No me acompañarás hoy?” “Así es. No siento la necesidad”.

“Uuuh,”  dijo,  arrugando  la  frente  con  descontento.

“…Bien, Elaina, ¿tienes tiempo libre?” Preguntó.

“Lo tengo, pero…”

“Ya veo; Así que tienes tiempo”.

“Sí”.

“Estás libre, ¿eh?”

“Eso es lo que estoy diciendo”.

No tengo nada que hacer, así que estoy leyendo un libro. Y como estoy ocupada leyendo, no tengo intención de quedarme envuelta en algún otro asunto.

Si hubiera venido a invitarme a una cita, tenía la intención de rechazarlo rotundamente, pero…

“Bueno, en ese caso, ¿te gustaría divertirte conm—?”

…Sus palabras fueron interrumpidas. Fueron ahogadas por un estruendoso rugido. Cuando alcé la vista de mi libro con sorpresa, no estaba por ninguna parte.

Todo—incluida la mesa—había desaparecido de mi vista.

O tal vez debería decir que habían salido volando.

Miré a mi alrededor, solo para encontrar la figura ensangrentada del Señor Loegred encima de las mesas y sillas que se habían amontonado como escombros.

Y desparramado en todos los escombros, mi café au lait.

Oh, mi café au lait. No puedo creer que te mueras.

“¡Túuuuu! ¡Tienes agallas para faltar al trabajo y para perder el tiempo con las mujeres! ¡Eres un miembro de la Oficina de Inspección de Ausentismo, por el amor del cielo! ¿No dijiste que tomarías el día libre por fiebre? ¡Oye!” Alguien gritaba al Señor Loegred detrás de mí, mientras yo lloraba la pérdida de otra taza de café inocente.

“T-Te equivocas! ¡Planeaba ir al hospital ahora mismo! ¡No estaba holgazaneando!”

¿Oh? Creo que he escuchado esta conversación antes.

“¡No me mientas, mocoso! ¡No hay un hombre en este mundo que disfrute el almuerzo en un café con su novia y luego vaya al hospital a una cita!”

“Uh, no soy su novia”.

Creo que hay un malentendido.

“…Después de disfrutar del almuerzo con una amiga que no es su novia—”

“Tampoco soy su amiga”.

“……”

“Nada más somos conocidos”.

“Dime de un hombre que almuerce con una conocida en un café antes de ir a un hospital”.

Luego el hombre grande agarró por el cuello al Señor Loegred. “Lo que digo es que vienes conmigo. ¿Entendido?”

Arrastró al Señor Loegred lentamente.

“¡C-Carajo…! ¡Suéltame! ¡Déjame ir!”

Lo levantó de la terraza, hacia la avenida principal.

“……”

Oye. No escuché ninguna disculpa por la segunda muerte de mi café au lait.

Puse un marcador entre dos páginas, cerré mi libro y me puse de pie.

Luego tomé una piedra que estaba cerca y la tiré. “¡Hyah!” La piedra del tamaño de una palma se elevó en el aire, dirigiéndose directamente hacia la parte posterior de la enorme cabeza del hombre.

Aterrizó con un magnífico golpe directo.

“¡Ay!” El hombre grandote gritó dramáticamente, luego se dio la vuelta con una expresión demoníaca. “Oigan, ¿quién fue el bastardo que me lanzó una piedra?”

¿Quién más?

“Fui yo”, respondí. El hombre grandote de acercó a mí, todavía arrastrando al Señor Loegred. “¿Oh? Tienes agallas para tratar de pelear conmigo—¿Hmm?”

Pero perdió su impulso a medio camino y se detuvo. El hombre se quedó de pie y me miró.

El viento soplaba entre nosotros, y alguien gritó “¡No de nuevo!” En la desastrosa escena alrededor del café; Luego el hombre volvió en sí.

Tomó un curso un poco diferente a la vez del Señor Loegred.

Bueno, tal vez no fue tan diferente. “¿Que—? Vaya, ¿no eres todo un primor…?”

***

La Oficina de Investigación de Ausentismo había sido establecida por el estado para frenar el abandono laboral de la juventud, pero la organización se vio obligada a detener temporalmente sus operaciones cuando salí del país.

¿Qué rayos le pasó? Según lo que escuché, por alguna razón, los inspectores (en su mayoría hombres) comenzaron a faltar al trabajo uno tras otro, y se salió de control.

Fue todo un desastre, como si un estafador fuera estafado. Causó un gran alboroto entre la gente del país. La prensa no tenía mucho más que informar, por lo que toda la Oficina de Investigación de Ausentismo fue objeto de duras críticas.

¿Y qué hay de todos esos inspectores varones que fueron severamente castigados por descuidar sus puestos? Aparentemente, todos dieron el mismo testimonio extraño con respecto al incidente, diciendo: “Una linda chica nos engañó. No lamentamos nada”.

Oh, ¿será la belleza un crimen ahora?

De todos modos, será mejor que encuentren una forma más inteligente de resolver el problema del abandono laboral. Si bien la Oficina ha detenido las operaciones, solo espero que se puedan mantener conversaciones tranquilas entre los adultos.

Si no, podrían ser tentados por alguna gran bruja malvada.