Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 15

Capitulo 1: Una Relación Padre-Hijo Es Molesta Para Todas Las Partes

Parte 3

Los labios y los ojos de Gremory se curvaron formando lunas crecientes. Era como si le hubieran regalado el más espectacular de los tesoros.

“¡Kee hee hee! Si mi señor así lo ordena, debo dedicar toda mi energía a que se cumpla su voluntad”.

“Corta el acto desvergonzado. Planeaste esto desde el principio”.

Estaba más claro que el agua. Esta abuelita se había hecho la mansa, pero simplemente quería el permiso de Zagan para hacer movimientos a gran escala. Los otros finalmente se dieron cuenta de lo que Gremory estaba planeando. Hubo una mezcla de emociones en la sala, algunos se llevaron las manos a la cabeza, mientras otros sonreían irónicamente.

“Aunque, en ese caso, me hubiera gustado otro Sello del Archidemonio”, dijo Zagan. “Que ese tipo fuera un Archidemonio habría sido muy conveniente para esto”.

“En efecto”, respondió Gremory. “Fracasar en apoderarse del Sello de Shere Khan fue toda una pérdida”.

“No importa. Podemos tomar su falta de quejas sobre nosotros reclamando tres de ellos como un punto de compromiso “.

Zagan intentó hacer avanzar la conversación, pero la única persona que parecía no seguirle cortó el rollo.

“Uh, ¿puedes esperar un segundo?” Preguntó Andrealphus. “Este viejo realmente no entiende de lo que estás hablando.”

“¿Qué? ¿Y te haces llamar subordinado de nuestro señor?” replicó Gremory. “Ahora que te miro, tu cara ciertamente carece de poder amatorio”.

“¡¿Cuándo me convertí en subordinado de Zagan?!” “Si no, probablemente ya estarías muerto”.

Sin tener en cuenta cómo era visto dentro de este círculo, para el mundo en general, el antiguo Archidemonio Andrealphus había capitulado ante Zagan.

No es que tenga intención de proteger a este tipo… Aun así, Zagan no lo negó. Molesto por tener que mantener esta conversación, fue al grano.

“Andrealphus, ¿qué crees que es necesario para que estos dos grupos antagónicos se reconcilien?”.

“Me estoy rascando la cabeza porque no tengo ni idea. ¿Qué? ¿Planeas inventarte algún enemigo conveniente para ellos o algo así?”

“Eso sería simple y fácil, pero dejaría el problema fundamental en el aire. Hay una forma más pacífica que la gente puede apoyar”.

Era cómico que un Archidemonio hablara de paz, pero Zagan hablaba muy en serio.

Andrealphus seguía con la cabeza ladeada en señal de confusión, así que Foll respondió por él.

“Hacemos que un hechicero y un Caballero Angélico se enamoren y los unimos”.

“Ha-ha. Es un chiste muy bueno, señorita. No puedes…” Andrealphus hizo una pausa, dándose cuenta de que era el único que se reía. “¿Eh…? ¿En serio?”

“Después de pasar un tiempo aquí, uno se da cuenta de que este método es la opción más adecuada y fiable”, dijo Kimaris.

“Probablemente funcionará”, añadió Alshiera con un suspiro. “Marchosias nunca habría considerado este método. Como tal, no debería tener ninguna contramedida preparada”.

Sonaba algo apenada por ello.

“Esta fue tu sugerencia para empezar”, dijo Zagan.

Cuando el tiempo de vida de Nephteros como homúnculo se había estado agotando rápidamente, Alshiera había sido la que sugirió que Nephteros se enamorara para salvarla. El problema ahora era quién se quedaba con quién.

“Es mejor tener varios candidatos. ¿Funcionarán Nephteros y Richard?” Preguntó Foll.

“Richard no es una mala elección”, dijo Zagan, “pero Nephteros está demasiado cerca de la iglesia. Tiene poca influencia con los hechiceros”.

Aún conservaba su título de discípula de Bifrons, pero Bifrons ya no estaba. No sólo eso, Nephteros nunca había sido nominada como candidata a Archidemonio. En otras palabras, era desconocida en el mundo de los hechiceros.

“Nephteros finalmente ha encontrado a alguien de quien depender. Prefiero dejarla en paz”.

Con la desaprobación de Nephy, ahora era imposible usarlos.

“Kee hee, el nuevo Rey Tigre y Lady Kuroka son más o menos adecuados para el trabajo”, dijo Gremory.

“Dame un respiro… Además, Kurosuke es parte del lado oscuro de la iglesia. También destacó demasiado en el reciente incidente. Ya no tiene ni idea de cómo presentarse en la iglesia, ¿sabes?”

Esta pareja tenía una gran influencia sobre los hechiceros, pero poca sobre la iglesia.

En el peor de los casos, era posible que la iglesia excomulgara a Kuroka.

“Mi Rey de Ojos Plateados”, dijo Alshiera. “Lady Stella, ¿creo que se llama? ¿Y su hermana mayor?”

“¿Stella…?”

Zagan se cruzó de brazos.

En términos de armonía entre hechiceros y Caballeros Angélicos, su mera existencia era una respuesta válida. Pero exactamente por eso también había un problema.

“Está en una posición extraña en la que no está claro si es una hechicera o un Caballero Angélico. Decarabia fue la que recibió el nombre de Asesina de Archidemonios. La propia Stella no tiene nombre”.

En términos de fuerza, estaba definitivamente al nivel de un candidato a Archidemonio.

Si se abría otro puesto, era posible que lo ocupara. Sin embargo, Andrealphus la había dejado más en el lado de los Caballeros Angélicos. Por eso, no podían poner muchas esperanzas en su influencia sobre los hechiceros.

En cuanto a Andrealphus, la forma en que intentaba esquivar la pregunta silbando piojosamente era irritante. Las cosas podrían ir mejor si se sentara a la cabeza de los Caballeros Angélicos, pero parecía que no tenía ningún interés en hacer nada por el estilo.

“De todos modos, no veo un futuro en el que Ginias se la gane”, dijo Zagan.

“Con unos años, creo que será un espléndido caballero”, dijo Alshiera, pero fue incapaz de mantener el contacto visual.

Además, no tenían unos años. Como tal, no había espacio para considerar el par. Eso les dejó con una opción.

“¡Kee hee hee! ¡Puedes dejármelo todo a mí! ¡Criaré a esos dos para que su poder amoroso rivalice con el tuyo, mi señor!”

Zagan se sintió de repente inquieto, pero nadie mejor que Gremory para esta tarea. En realidad se trataba de una conversación relativamente seria, pero como era de esperar, las cosas acabaron como siempre con esta abuelita de por medio.

“¿Está bien dejarla estar?” preguntó Foll, mirando a Nephy.

“A diferencia de Nephteros, esos dos pueden ser terriblemente obstinados, así que…”

Podría decirse que se trataba de un grave aprieto para la mejor amiga de Nephy, pero ésta se resignó a este desenlace y sólo pudo esbozar una sonrisa.

“Bueno, si creen que esto va a funcionar, se lo dejo a ustedes”, dijo Andrealphus con un suspiro. Seguía sin entenderlo, pero supuso que sería imposible detenerlos ahora. “En otro orden de cosas, tengo una petición más”, añadió con seriedad.

“Qué insolente. ¿Todavía quieres algo más?” preguntó Zagan con cara de fastidio. Imperturbable por su actitud, Andrealphus asintió.

“Shax, ven conmigo. Voy a darte todo lo que tengo”. Con eso, el aire se congeló en silencio.

***

“¡Achoo!”

En la iglesia de Kianoides, Chastille y Barbatos estornudaron al unísono.

“Qué raro. Acabo de tener una premonición muy mala”, murmuró.

“Qué casualidad. A mí también me duele mucho la cabeza”, añadió Barbatos. La cabeza le latía con fuerza.

Chastille estaba pegada a su escritorio, con su uniforme habitual, mientras que Barbatos descansaba en el sofá de invitados con un grimorio abierto entre las manos. Por una vez no estaba en la sombra. En cambio, estaba fuera.

¿Por qué tengo que andar con la llorona a plena luz del día?

El espacio y la distancia no significaban nada para él. Ni siquiera necesitaba estar al lado de Chastille para cumplir con su deber de guardia. Podría haberla protegido fácilmente sin mostrar su rostro, e incluso podría haber escuchado desde lejos. Es más, la base de Barbatos estaba dentro de las sombras. La mansión era adecuadamente melancólica y sombría, lo cual era infinitamente agradable para un hechicero. Entonces, ¿por qué exactamente estaba atrapado en este sofá en esta oficina limpia y deslumbrante? La razón inmediata era la orden de su mal amigo.

“Si no quieres que te calumnien como espía, adúltero o fantasma mirón, quédate descaradamente a la intemperie durante un tiempo”.

Bueno, estaba bastante seguro de que nadie le veía como eso último, al menos. En cualquier caso, Barbatos no tenía ninguna obligación de obedecer a Zagan, pero sinceramente no tenía ni idea de cómo resolver la situación de otro modo. Aunque intentara huir, sabía que Chastille no lo seguiría. Así que, sin nada que perder, no tuvo más remedio que hacer lo que Zagan le dijo. Tales eran los detalles de su situación actual.

“¡Incluso estornudan en perfecta armonía! ¡Qué sincronía!”, exclamó una chica vestida con hábito de monja, alzando la voz con cara de extrema satisfacción. Se llamaba Rachel y tenía el pelo castaño claro y pecas. Tenía quince años y sólo era aprendiz de monja. No estaba en condiciones de entrar y salir del despacho de un obispo, pero la iglesia andaba corta de manos, así que servía de recadera de Chastille. La chica no era más que una aprendiz, por lo que no podía hacer ningún trabajo de oficina, pero, sin que los demás lo supieran, el té que preparaba despejaba la ansiedad del corazón de Chastille.

Rachel se acercó a Chastille y Barbatos y les puso una taza de té delante.

“¡Eso no es cierto!”, gritaron los dos al unísono.

“Heh heh heh, lo sé, lo sé”, respondió Rachel con una sonrisa codiciosa. “¡Por fin el mundo ve lo bien que se llevan! Estoy conmovida”.

Sí, ésa era la razón del dolor de cabeza de Barbatos. Bueno, también había otra razón, pero esta era la causa principal. Estaba bajo sospecha de haber secuestrado descaradamente… o para ser precisos, de haber atraído a un Arcángel lejos del campo de batalla. Chastille, por otro lado, estaba bajo sospecha de desertar en medio de la batalla para estar a su lado. En resumen, ambos se fugaron a mitad de la guerra.

¡Eso no es lo que pasó, maldita sea!

Por mucho que lo negara, los rumores no hacían más que intensificarse. Chastille también había intentado responder por él, pero eso sólo había empeorado las cosas. Al contrario…

“Siento que finalmente entiendo qué clase de caballero eres. Algunos pueden ver tus motivos como impuros, pero me gustaría aceptar tus elecciones”.

“Vaya, ir tan lejos como para hacer del Archidemonio Zagan tu aliado para asegurar la supervivencia del hombre del que te enamoraste. Eres asombrosa. Realmente te respeto”.

Barbatos no recordaba qué frase provenía de Arvo y cuál de Julius, pero los dos Arcángeles que habían venido de Raziel para luchar habían acabado llegando a algún extraño entendimiento.

“¡¿Cómo nos has visto hasta ahora?!” le gritó Barbatos a Rachel, con voz áspera.

“¿Eh? Quiero decir, ¿exactamente como esperabas?”

Esta aprendiz de monja se había convertido en recadera inmediatamente después de que Chastille regresara de cierto baile nocturno. Rachel no solía destacar mucho, pero llevaba más de medio año trabajando para Chastille. Barbatos siempre había pensado que tenía la costumbre de mirar hacia él con una sonrisa estúpida en la cara, pero nunca se había imaginado que fuera por eso. Se llevó la mano a la cabeza para contener el dolor mientras Chastille miraba alrededor de su despacho para intentar esquivar el tema.

“De todos modos, el despacho parece terriblemente espacioso con sólo nosotros tres aquí”, dijo.

“Oh, te refieres a ustedes dos solos. Por favor, piensa que yo no soy más que aire”, dijo Rachel con una sonrisa, yéndose a un rincón de la habitación y borrando su presencia de repente.

Incluso Chastille, en modo trabajo, se quedó estupefacta al verse tan impedida de evadirse de la realidad. Esta era la otra causa del dolor de cabeza de Barbatos. Por alguna razón, en lugar de menospreciarle, muchos le dirigían miradas cálidas. Cuando Chastille se había resignado y había regresado a la iglesia tras la batalla, incluso había sido recibida con aplausos.

“No hay por qué preocuparse. Les expliqué la situación a todos”.

Eso había dicho la hechicera que se hacía llamar Stella, que también era una especie de Arcángel. Por desgracia, había regresado inmediatamente a Raziel con el Arcángel jefe Ginias, así que nunca pudieron pedirle detalles. Era terrible no saber qué les había contado a los demás. Era como hacer un trato con el diablo sin saber cuál era el precio.

Independientemente de la verdad, Chastille era “un Arcángel que se confabulaba con hechiceros”. Trabajando sólo con esa descripción, su destino debería haber sido el mismo que el de Valjakka. Entonces, ¿por qué estaba recibiendo las bendiciones de todos en lugar de ser censurada?

Bueno, por eso Zagan y Gremory los habían elegido a los dos como sacrificios, pero por desgracia para Barbatos, no había podido escuchar su inquietante reunión desde fuera de las sombras. Sólo habían hablado de ello después de confirmar que él no había estado escuchando.

“K-Kuroka, Nephteros y Richard están en Raziel, después de todo”, dijo Chastille, recuperando la compostura. Eso significaba que no había nadie cerca para ayudar a Chastille con su trabajo, pero, a fin de cuentas, no se podía hacer mucho al respecto.

En primer lugar, estaba la molesta gata negra. No sólo había aplastado al antiguo Arcángel Jefe, sino que incluso había derrotado al Arcángel más fuerte. Claro que estaba afiliada a la Iglesia, pero era problemático que un agente de Azazel, un miembro de los bajos fondos de la Iglesia, hubiera vencido a varios Arcángeles. En opinión de Barbatos, era mejor hacer uso de lo que tenían a mano, pero al parecer la iglesia tenía que preocuparse por salvar las apariencias o algo así. Todo sonaba como un grano en el culo. En resumen, no estaba claro si debían alabarla en la luz o enterrarla en la oscuridad. Como tal, ella estaba actualmente escondida en Raziel con Raphael, quien también tenía la necesidad de permanecer escondido.

“Bueno, entiendo la desaparición del gato y del tipo que recogió una Espada Sagrada, supongo”, dijo Barbatos con una mueca. “Pero, ¿por qué ha desaparecido también la elfa?”.

Richard se había convertido en el empuñador de la Espada Sagrada Camael. Por lo tanto, la iglesia tenía que celebrar un ritual formal de sucesión o algo así. Barbatos entendía un poco esa parte, pero no debería haberle importado a Nephteros quedarse aquí por su cuenta para ayudar a Chastille con su trabajo.

“Nephteros está bajo la protección de Zagan, pero es mejor dejar clara su posición”, dijo Chastille, sacudiendo la cabeza. “Como es la hija de Lady Oberon, la iglesia tiene ahora la responsabilidad de poner todo su peso para protegerla”.

Eso, por supuesto, conllevaba toda una serie de problemas propios, pero era importante en el sentido de disminuir el número de enemigos que tenía. En cualquier caso, ese Caballero Angélico Richard era ahora un Arcángel. Y por lo tanto, ya no podía quedarse simplemente como subordinado de Chastille. Era poco probable que volviera siquiera a Kianoides. Como tal, era cuestionable que Nephteros regresara tampoco.

Eso no significa nada si acabas con todo sobre tus malditos hombros.

La chica estaba trabajando sola en otra montaña de documentos… y Barbatos no soportaba verla hacerlo.

“Bueno, no estoy segura de lo que les pasará”, dijo Chastille con una sonrisa preocupada, actuando como si todo siguiera igual que siempre. “Pero al menos sé que Kuroka volverá dentro de tres días. Sólo tengo que aguantar hasta entonces”.

“Haaah… Me pregunto por qué”, resopló Barbatos irritado. Chastille se le quedó mirando un rato, analizando su rostro. “¿Qué?”, se burló de ella.

“Es que… um, ¿tal vez estás preocupado por mí?”

“¡¿Q-Q-Qué?! ¿Por qué iba a preocuparme por ti?”, gritó, alzando la voz sin querer. Chastille se retorció los dedos, con las mejillas un poco coloradas, mientras respondía: “Es decir, pones la misma cara que entonces…”.

Barbatos ladeó la cabeza, incapaz de entender a qué se refería, y preguntó: “¿Cuándo?”.

“Um, en aquel entonces… cuando Foll se unió a la batalla… Lo entiendes,

¿verdad?”

“¿Huuuh?”

Por “batalla”, ¿se refería a la lucha contra “Nephteros” del otro día? Francamente, Barbatos había permanecido en la sombra prácticamente todo el tiempo, por lo que tenía la sensación de no haberle mostrado la cara ni una sola vez.

Espera, la mocosa se unió antes de eso.