Maou no Ore ga Dorei Elf wo Yome ni Shitanda ga

Volumen 15

Capitulo 1: Una Relación Padre-Hijo Es Molesta Para Todas Las Partes

Parte 4

Foll se había entrometido en la batalla contra los Nephilim. Y como el pequeño dragón había hablado de Nephteros, Barbatos se había visto obligado a participar en aquella problemática pelea. Pensándolo bien, aquella disputa había hecho sospechar que Barbatos y Chastille se habían fugado.

“Definitivamente no vas a vivir una larga vida”.

Después, Chastille había afirmado la declaración de Barbatos. Él había estallado y le había gritado, pero ella había comprendido el motivo de su enfado y le había dicho que seguramente volvería. Por eso Barbatos no había tenido más remedio que seguirla.

Entonces, ¿qué cara había puesto en aquel momento? En cuanto lo recordó, sintió que se le encendían las mejillas. Al ver eso, las mejillas de Chastille también se sonrojaron.

¿Significa que estoy preocupado por ella otra vez? ¿Preocupado por esta llorona?

Ahora que lo pensaba, podría haber sentido una pizca de preocupación desde que había comenzado su deber como su guardia. Al fin y al cabo, a eso se reducía su exasperación por ver a esa chica tan poco fiable. Pero, por encima de todo, el hecho de que Chastille lo hubiera descubierto le daba ganas de arrancarse el corazón.

“Gah, ghhh…” Barbatos gimió incomprensiblemente, y luego oyó el ruido de algo que golpeaba el suelo. Se volvió para mirar… y vio a la monja aprendiz, que se había desplomado con una sonrisa radiante y la nariz ensangrentada.

“Oh Padre Celestial… mi fe ha demostrado ser correcta. El mundo es tan hermoso…”

“¡¿R-Rachel?!” Chastille chilló y corrió hacia ella antes de que Barbatos suspirara ante la familiar escena.

Esta no era la verdadera razón de su dolor de cabeza.

¡No puedo ir a buscar su regalo de cumpleaños cuando estoy encerrado aquí!

El mes de Thalassa estaba terminando, y pronto sería Arnaki. El cumpleaños de Chastille era el 19 de Arnaki. Sin que nadie lo supiera, Barbatos agonizaba por no haber decidido aún qué regalarle.

***

“Shax, ven conmigo. Te lo voy a dar todo”.

De vuelta en el Palacio Archidemonio, la simple declaración de Andrealphus dominó la sala del trono, provocando que una atmósfera sin precedentes dominara el lugar. Shax se quedó claramente congelado en su sitio, Kimaris se adelantó como si fuera a protegerlo, Foll retrocedió como si estuviera realmente disgustado y Nephy se puso en guardia para proteger a su hija.

Alshiera agachó la cabeza con una expresión que preguntaba: “¿Es porque le he pegado demasiado fuerte?”.

Mientras Gremory temblaba de emoción, gritando: “¡Pensar que el poder del amor puede brotar de semejante basura!”.

En cuanto al que había creado esta extraña atmósfera, Andrealphus simplemente parpadeó confundido y ladeó la cabeza mientras preguntaba: “¿Eh? ¿He dicho algo raro?”.

Zagan se llevó la mano a la cabeza, sabiendo que no podía dejar esas declaraciones en un estado tan turbio.

“Uhhh… Escucha, cada uno es libre de amar a quien quiera. No hay lógica detrás del acto, después de todo. Pero… este tío ya tiene el corazón puesto en otra. ¿Puedo hacer que se rinda de alguna manera?”.

Shax había estado a punto de morir tantas veces y finalmente había conseguido que el padre adoptivo de Kuroka aprobara su relación. Fueran cuales fueran las circunstancias, era insoportable ver cómo alguien se interponía entre ellos.

“¡Deja de ser tan comprensivo!” Andrealphus gritó en estado de shock, finalmente se dio cuenta de lo que había dicho. “¡Lo has entendido todo mal, ¿okay?! ¡Yo no me balanceo de esa manera! Prefiero a las jovencitas como las señoritas de allí”.

Señaló a Nephy y Foll, lo que hizo que Zagan se pusiera lentamente en pie.

“Te daré una sola oportunidad. Después de todo, todo el mundo tiene un desliz de vez en cuando. Por muy repugnante que seas, no habrás mirado a mi novia y a mi hija con ojos tan insolentes, ¿verdad?”.

Incluso un villano merecía una sola oportunidad de hacer las cosas de nuevo. Ese era el principio de Zagan. Sí, sólo daba una. Y ante esta oportunidad única, el anciano finalmente se agachó al suelo llorando.

“¡Te digo que lo tienes maaaaaal!”, gimió apenado, lo que resonó por todo el Palacio Archidemonio.

Varios minutos después, el antiguo Archidemonio Principal empezó a hablar, acunándose las rodillas y sorbiéndose los mocos mientras decía: “Sabes, entre los nuevos Archidemonios, Lord Shax es el único que no tiene maestro, ¿verdad? Así que, aunque no sea realmente adecuado para el papel, pensé que podría ser de alguna ayuda”.

“Si eso es cierto, ponlo así desde el principio. Qué engañoso”, replicó Zagan.

“Por favor, perdonadme. Soy muy malo con las palabras”, murmuró Andrealphus como si estuviera harto del mundo.

“¿A qué viene ese comportamiento repulsivo?” preguntó Zagan, conteniendo el dolor de cabeza.

“¿No es así como hablaba originalmente el chico?” dijo Alshiera. “Cuando vino a verme hace algún tiempo, era así”.

“¿Cuando vino a ti…? Oh, ¿quieres decir cuando le golpeaste?” “Sólo lo aparté suavemente”.

Doscientos años atrás, Andrealphus había desafiado a Alshiera. Con más de su pasado no deseado desenterrado, Andrealphus miró un agujero a través de las manchas en el suelo como si estuviera considerando seriamente suicidarse. Fue entonces cuando Shax se rascó la cabeza y finalmente habló.

“Vamos a darle un respiro. ¿Entonces? ¿A qué te refieres con tomarme como discípulo?”

“Oh, uh… el Void era originalmente mi hechicería, así que pensaba impartirle su uso apropiado, Lord Shax”.

“¿Puedes volver ya a la normalidad? Que te tomen el pelo por aquí es cosa de todos los días”.

Andrealphus se levantó y se secó las lágrimas.

“Por fin empiezo a ver cómo te hiciste tan fuerte”, dijo Shax.

“¿Puedes dejar de entender esas cosas de una vez?” suplicó Andrealphus. En cualquier caso, su declaración tenía mucho sentido para Zagan.

Después de todo, fui yo quien enseñó a Shax Void.

Void era una forma de hechicería sin parangón que prácticamente detenía el tiempo. Era el poder que había elevado a Shax a la categoría de Archidemonio, pero Zagan se lo había robado a Andrealphus, así que, de hecho, era inferior al original.

“El poder de Shax como Archidemonio se volverá sólido como una roca si le enseñas…” Dijo Zagan. “¿Pero qué demonios tienes que ganar con ello?”

“Supongo que me beneficiaré de que mi hechicería se conserve para la posteridad”, respondió Andrealphus, cruzándose de brazos y mirando a lo lejos. “Stella era más una paciente que una discípula. Le enseñé lo básico, pero nada más. Ese idiota de Decarabia mató a mi mano derecha y a mi doble, así que si muero, no habré dejado nada. Supongo que es por eso”.

Se podría decir que la investigación de un brujo es la prueba de su propia existencia.

Por eso, aunque los hechiceros eran infinitamente egoístas, aceptaban discípulos. Andrealphus estaba pensando en jubilarse, así que era natural que buscara a alguien que heredara su poder.

“Pero, ¿qué vas a hacer, en concreto?” preguntó Shax, aún tan confundido como siempre. “No vas a soltar alguna tontería sobre entrenar a un hechicero, ¿verdad?”.

Los hechiceros se hacían más fuertes adquiriendo conocimientos. Ganar fuerza mediante la acumulación de entrenamiento era la forma de ser de un Caballero Angélico. A pesar de ello, Andrealphus asintió con la cabeza.

“Eso es exactamente lo que vamos a hacer”. “¿Eh?”

“Void sólo funciona de verdad cuando puedes usarlo en un momento dado como un reflejo… y la única forma de llegar a ese nivel es entrenando. Me entiendes, ¿verdad, Zagan?”

“Me fastidia estar de acuerdo contigo, pero lo estoy”, respondió Zagan asintiendo con la cabeza.

Al crear el Anillo del Cielo, incluso Zagan había necesitado a Kimaris como compañero de entrenamiento para adaptarse a la velocidad. Por lo tanto, entendía exactamente de dónde venía Andrealphus.

“Eso es lo esencial”, dijo Andrealphus con una sonrisa. “¡Voy a conseguir que seas lo suficientemente fuerte como para al menos vencerme tú solo!”.

“¡No seas tan irrazonable!” gritó Shax.

Incluso después de perder su Sello de Archidemonio, Andrealphus sin duda hizo honor a su título como el más fuerte. A la mayoría de los Archidemonios actuales les habría resultado muy difícil derrotarlo.

“Ya veo”, dijo Zagan, asintiendo inexpresivamente. “Muy bien, entonces. Llévate a Shax contigo. Sin embargo, sólo tienes tres días. Eso es cuando Kuroka regrese. Arregla las cosas antes”.

“¡¿Qué?! ¡Tú también no, jefe! ¡No estarás hablando en serio, ¿verdad?!”

“¿Te parece que estoy bromeando?” replicó Zagan con una expresión mortalmente seria en el rostro.

Shax se quedó sin habla.

“Um, Lord Andrealphus es casi tan fuerte como el Maestro Zagan,

¿verdad?” Nephy preguntó tímidamente. “Si es así, ¿no  son esas condiciones un poco duras?”

Shax asintió enérgicamente. Por desgracia para él, Nephy era la única de los presentes que albergaba tales dudas.

“No lo creo”, dijo Foll. “A Shax se le concedió más que a Nephy y a mí. Él simplemente no tiene agallas”.

“¿Concedido…?” repitió Nephy con curiosidad.

“Tiene razón”, añadió Kimaris. “Por ejemplo, la señorita Gremory me enseñó hechicería, y he recibido poder de un Archidemonio, Sir Zagan. En tu caso, Lady Nephy, has recibido lecciones de dos Archidemonios, Sir Zagan y Lady Orias”.

“Ah…”

Con eso, Nephy llegó a un acuerdo.

“Zagan, Shere Khan y Andrealphus”, murmuró Foll exasperada. “Shax es el único aquí al que tres Archidemonios le concedieron el conocimiento”.

Los ojos de Shax se abrieron de golpe, aunque permaneció en silencio. En cierto sentido, estaba más bendecido que cualquier otro hechicero. No podía quejarse si alguien le daba una buena bofetada por ser tan tímido. Se revolvió el pelo y se encogió de hombros con resignación.

“Bien… Si flaqueo ahora, definitivamente no seré capaz de enfrentarme a Raphael. Aunque no puedo prometer que lo lograré en tres días”.

Era de esperar que se acobardara.

Estoy bastante seguro de que puede hacerlo con suficiente motivación…

Sin embargo, sabía que poner demasiadas esperanzas en él sólo aumentaría la carga de Shax. Así pues, Zagan sonrió y se relajó un poco… aunque a los demás les pareció mucho más una mueca de desprecio.

“Tuviste ayuda, pero ya lo derrotaste una vez”, declaró Zagan. “Vete y tómatelo con calma”.

“Estoy bastante seguro de que eres el único que puede decirlo así, Jefe.”

Sin embargo, eso fue suficiente para deshacer parte de su tensión. La expresión de Shax era un poco más relajada. En cambio, a Andrealphus le saltó una vena en la frente.

“¿Oh? ¿Qué es esto? ¿Estás menospreciando a este viejo? Bueno, ¡ahora sí que estoy encendido! ¡Intenta no morirte! ¡Ha-ha-ha!”

“Por favor, no seas tan duro conmigo”.

Andrealphus se marchó con Shax a cuestas, lo que marcó el final de esta pequeña reunión en la sala del trono.

“Muy bien, Sir Zagan. Nosotros también nos excusaremos”.

“Kee hee hee, se va a poner tan fu… Quiero decir, ¡ocupado! Hngh, ¡debo jugar con mis nuevos juguetes aprobados por el Archidemonio con mucho cuidado!”

“Señorita Gremory… no tiene sentido tratar de ocultar sus intenciones si va a soltarlas justo después”.

Zagan pensó que había aumentado la ansiedad de Kimaris cuando ambos abandonaron la sala del trono. Foll también se dirigió hacia la puerta.

“Voy a echar un vistazo a la ciudad Nephilim.”

“Bien. Lo dejo en tus manos, Foll”, dijo Zagan. “Puedes llevarte a Dexia y Aristella contigo. Un Archidemonio debe tener asistentes, después de todo”.

“¿En serio? De acuerdo, entonces. Las llevaré conmigo”.

Había exagerado un poco, pero esas gemelas también eran Nephilim. Por lo tanto, llevarlas debería haber sido de alguna utilidad. Además, tener a alguien a quien consultar le quitaría un peso de encima. En términos de fuerza, no estaban ni cerca de los antiguos candidatos a Archidemonio, pero seguían siendo hechiceras de primera categoría. Seguro que cumplirían el papel de ayudantes de Foll.

Foll asintió, haciendo que Zagan chasqueara el dedo para desplegar un círculo mágico.

“Además, puedes llevarte esto”, dijo mientras le entregaba uno de los misteriosos legados del tesoro del palacio Archidemonio. Sus subordinados lo habían estado analizando y habían hecho algunos progresos recientemente.

“Esta cosa está aparentemente hecha de un material diferente a cualquier otro en este mundo. Ni siquiera está claro si es orgánico o no. Todo lo que sabemos es que es una sustancia desconocida increíblemente dura. Debido a eso, fue estrictamente guardada bajo llave en el tesoro de Marchosias”.

“¿Una sustancia desconocida…?” repitió Alshiera dubitativa. “¿Puedo verla?”

“Muy bien.”

Alshiera cogió el objeto y lo observó detenidamente.