Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Después de tres días de descanso y recuperación en la villa de los Greenmoon, Mia se despidió rápidamente del país portuario de Ganudos. Aunque parecía poco probable que Ganudos atentara abiertamente contra su vida, el principio de más vale prevenir que curar la instó a hacer una salida apresurada.

“Aaah… ¿Soy yo o el tiempo ha decidido ponerse caliente justo cuando estamos a punto de dejar la costa?”

Extrañamente, el día de su partida resultó ser el único día excesivamente caluroso en un verano que había sido mayormente fresco. Atrapada en su mal ventilado carruaje con sólo Ludwig y Anne — Sion y Abel se habían ido temprano a sus respectivos reinos — languidecía en un sudoroso letargo.

Uf, qué calor… Y estábamos literalmente en un retiro de verano que puede vencer el calor. Casi desearía que hubiéramos podido pasar otros dos o tres días de relax allí… Eso me recuerda, ¿no dijo Chloe algo sobre cómo las naciones del norte son frescas incluso en verano? Hm…

En un medio estupor alimentado por el calor, murmuró distraídamente: “Aaah… Quiero ir al norte…”

Eso hizo que Ludwig frunciera inmediatamente el ceño. Tras un lapso de silencio contemplativo, asintió en señal de comprensión y dijo: “Entiendo… Así que eso es… brillante.”

“…¿Eh?”

Ella consiguió girar la cabeza lo suficiente como para lanzarle una mirada de desconcierto. Él le devolvió una sonrisa tranquilizadora.

“Si la conspiración del primer emperador es cierta… entonces son las casas más antiguas y poderosas las más sospechosas. Cuanto más largo sea el linaje de los nobles, menos confiables son. Por el contrario, las familias nobles más nuevas, los condes foráneos por ejemplo, son más confiables y más fáciles de persuadir. ¿Creo que estoy en lo cierto en lo que he entendido hasta ahora?”

El Imperio de Tearmoon había comenzado con un grupo inicial de dominios nobles que rodeaban Lunatear y había expandido progresivamente sus fronteras hacia el norte y el sur. Una consecuencia inevitable de este crecimiento fue la existencia de tierras recién adquiridas, a las que se denominó tierras exteriores. Dado que el Conde Foráneo Rudolvon estaba en el sur, debían buscar en el norte su próximo aliado potencial…

Así lo explicó Ludwig para confirmarlo con ella.

“¿He malinterpretado alguno de tus razonamientos?”

Sí… Sí, lo ha hecho. Todo, de hecho, desde la primera palabra hasta la última.

“…N-No, eso es uh… más o menos lo que estaba pensando. Bien por ti. Te lo has imaginado. Confiaba en que lo harías, Ludwig.”

Sin embargo, Mia, la jinete de la ola, no iba a señalar eso. No importaba lo pequeña que fuera la ola, ella se dejaba llevar y la empujaba. Por fin había dominado la técnica definitiva — la flotación hacia atrás. ¡Con esto en su arsenal, ya no importaba el tipo de ola que viniera, porque era inmune a ahogarse! Siempre que alguien tomara la iniciativa, lo único que tenía que hacer era dejarse llevar por la corriente.

“En ese caso, creo que lo mejor es traer con nosotros a alguien experto en estos asuntos… Teniendo en cuenta el tiempo de correspondencia, ¿podría tener… unos tres días para prepararme?”

“Desde luego. No veo ningún problema.”

Así que se decidió que la compañía de Mia tomaría un importante desvío.

“Debo mencionar respetuosamente, Su Alteza, que preferiría tener un aviso previo antes de necesitar hacer tales arreglos.”

En la capital del condado Foráneo de Gildan, que se encontraba al norte del imperio, Balthazar estaba sentado en una posada, con aspecto de no haber dormido en días. Tres días, de hecho. Ludwig, cuya estimación había sido acertada, simplemente miró a su amigo a los ojos y le dijo: “Acostúmbrate.”

Después de apagar sin piedad las esperanzas de Baltasar de tener un futuro menos angustioso, Ludwig se puso rápidamente manos a la obra.

“Entonces, escuchemos. ¿Qué necesitamos saber de antemano?”

“Cuenta con Eerikki Gildan. Veintiocho años. Heredó el dominio de su padre y está tratando de darle nueva vida. Como la mayoría de sus compañeros, ha sido adoctrinado en el antiagriculturalismo por la nobleza central”. Después de rascarse la cabeza, Baltasar añadió: “Al parecer, quiere utilizar sus tierras de cultivo para construir anfiteatros y casas de juego y demás. Está pensando en levantar un montón de instalaciones de diversión y convertir sus dominios en un lugar de vacaciones para los nobles. He venido varias veces a intentar disuadirle, pero no creo que consiga mucho.”

Eso llamó la atención de Mia.

“Realmente ahora…”

Este lugar está en el lado más fresco. En realidad es bastante bueno para un retiro de verano. No hay mar cerca, pero sigue siendo mucho más cómodo que Lunatear. Me gusta cómo piensa este tipo…

Tal y como lo veía Mia, si había un lugar en el que pudiera estar a salvo del calor mientras disfrutaba de todo tipo de entretenimientos, entonces estaría más que dispuesta a pasar todo el verano allí.

“Así que está intentando mantener la economía local convirtiendo el dominio en un centro turístico. Para un lugar sin depósitos de recursos naturales como los minerales, se podría decir que es el curso de acción correcto, pero…” Las arrugas contemplativas aparecieron en el ceño de Ludwig durante unos segundos antes de negar con la cabeza. “En cualquier caso, reunámonos primero con el hombre y veamos qué tiene que decir.”

Al llegar, Mia fue conducida a la sala de recepción de la mansión de Conde Foráneo Gildan. Algún tiempo después, apareció Eerikki Gildan. Mia lo estudió.

Hm, la primera impresión no es mala. No hay nada en él que sea particularmente irritante…

No hacía alarde de su riqueza con sobreadornamento como solían hacer los nuevos ricos, ni llevaba el atuendo extraño de las tribus paganas. Más bien, su aspecto era tan absolutamente normal que rozaba el aburrimiento.

Por supuesto, esto no debería ser una sorpresa. Aunque la región seguía llevando el nombre de Foráneo, había sido incorporada al imperio antes de que Mia naciera. Sería ridículo esperar que la gente de aquí siguiera corriendo con pieles y cueros.

Supongo que las connotaciones de la palabra “foráneo” te hace esperar ciertas cosas…

“Su Alteza, es un honor ser agraciado con su presencia. Soy Eerikki Gildan, y he tenido el privilegio de gobernar esta tierra como conde foráneo del imperio.”

“Estoy encantado de conocerte, Conde Foráneo Gildan. Gracias por recibirnos con tan poca antelación.”

Mia puso su mejor sonrisa de princesa e hizo una reverencia.

“Es nuestro legítimo deber como vasallos cumplir con las peticiones de Su Alteza, así como nuestro mayor honor. Los gildanos estamos encantados de servir. Pero debo preguntar… ¿En qué puedo servirle exactamente?”, preguntó el conde en tono desconcertado.

“He oído que estás pensando en reducir sus tierras de cultivo para hacer espacio para todo tipo de nuevas instalaciones”, dijo Mia, yendo directamente al grano. “He venido a informarme sobre eso.”

“Ah…” Gildan echó una mirada a la figura de Baltasar que estaba detrás de Mia y sonrió con comprensión. “Pensé que podría estar relacionado con eso.”

Se enderezó, juntó las manos ante él y miró directamente a Mia.

“No sé si Su Alteza ya lo sabe, pero debido a que mis dominios se encuentran en el extremo norte del imperio, el clima aquí es frío, lo que dificulta los cultivos. Por lo tanto, estoy planeando reutilizar todas las tierras de labranza inservibles y construir allí villas de vacaciones, o al menos utilizar la tierra para establecer algunas industrias nuevas. Actualmente estoy en proceso de persuadir a los residentes locales.”

Hmm… Yo diría que es mitad verdad y mitad pretexto.

Mia analizó con calma su respuesta. La parte de que era difícil cultivar era probablemente cierta. Lo más probable es que sinceramente pensara que la tierra de aquí no era apta para la agricultura. Sin embargo, la influencia de las creencias anti-agrícolas de otros nobles probablemente jugó un papel más importante en su razonamiento.

“Mmm. Entiendo tu intención. Pero debo decir, ¿no deberías preservar un rasgo tan único de tu dominio? Te han regalado tantas tierras de cultivo. Parece un desperdicio no utilizarla.”

Su sugerencia provocó una respuesta fría.

“Qué pensamiento tan extraño. ¿De qué sirve tener grandes extensiones de tierra de cultivo si no tiene valor a los ojos del imperio?”

Y ahí está. Estaba esperando que apareciera su fea cabeza. Ugh…

Resistió el impulso de agarrarse la cabeza en señal de frustración. Las semillas del antiagriculturalismo habían brotado en todo el imperio, y la tenacidad de sus raíces era asombrosa. No iba a ser un problema fácil de resolver. Sin embargo, siguió adelante.

“Un punto justo. Pero el valor puede ser algo inconstante. ¿Cuánto valen los edificios grandes y extravagantes si nadie se reúne en ellos? Desde luego, no más que la tierra de los campos sacrificados para construirlos. Incluso si se levantan todas estas grandes estructuras de piedra como anfiteatros y casas de juego, ¿estás seguro de que la gente vendría? Si no lo hacen, habrás arruinado todas tus tierras de cultivo y habrás perdido tu productividad agrícola sin nada que mostrar más que un montón de montones de piedras inútiles. Eso sería una tragedia que no deseo presenciar.”

Se dio cuenta de que Gildan no había empezado este proyecto por capricho. Había investigado y poseía conocimientos adecuados sobre cómo atraer a la gente a sus dominios y hacerles gastar dinero. Sin embargo, su idea no era nueva. Había muchas otras personas que hacían cosas similares. Aunque se gastara una fortuna en la construcción de un lugar turístico en el extremo norte del imperio, ¿aparecería la gente? ¿Venir hasta lo que era básicamente el medio de la nada sólo para ver algunas vistas? Esa era la lógica que Mia había empleado para tratar de sacudirlo un poco. Es cierto que era un enfoque de abogado del diablo, porque si existiera un lugar que venciera el calor y ofreciera anfiteatros y casas de juego, puedes apostar que Mia iría allí todos los veranos.

¿Un lugar agradable y fresco con muchas cosas divertidas que hacer? Suena maravilloso. ¡Si además pudiera encontrar caramelos de hielo allí, sería literalmente el mejor lugar del mundo!

A pesar de su ardiente deseo de descansar en el complejo turístico previsto por Gildan, se obligó a tomar el lado opuesto en este debate. Como una verdadera líder, sacrificó valientemente sus sentimientos personales por el bien común.

“Por lo tanto, si quieres convertir tu dominio en un complejo turístico y hacerlo más atractivo para los turistas, preferiría que lo hicieras manteniendo tu nivel actual de agricultura.”

“…¿Y cómo haría eso exactamente?”, preguntó, la mirada en sus ojos añadiendo un implícito de acuerdo, si eres tan inteligente, escuchemos tu plan.

“Buena pregunta. Veamos… Por ejemplo…”

Una visión del jardín de Saint-Noel pasó de repente por la mente de Mia. Las flores allí, todas cultivadas bajo el meticuloso cuidado de Rafina, eran una maravilla para la vista. Se le ocurrió que cuando se trataba de actividades relacionadas con la tierra, la nobleza de Tearmoon era un poco hipócrita… Si podía convencer a Gildan de que plantara campos de flores, al menos preservaría el potencial de la tierra para la agricultura.

En última instancia, el objetivo de Mia era ganar tiempo. Sólo necesitaba mantener la tierra cultivable hasta que la hambruna llegara el próximo año. Una vez que la gente se diera cuenta de eso, dejarían de tropezar para reducir sus tierras de cultivo. Con eso en mente, propuso: “¿Qué tal si plantamos algunas flores?”

“…¿Eh? ¿Flores, dices?”

Asintió enérgicamente al Gildan de ojos abiertos, claramente sorprendido por su sugerencia.

“La Academia Saint-Noel alberga un hermoso jardín. Merece la pena ir allí sólo para verlo. A menudo tengo que dejar de molestar a todos los que conozco hablándoles de él. ¿Y si se creara aquí un jardín igual de espectacular? ¿Uno que todo el mundo quisiera que vieran sus amigos y familiares? Así no tendrías que arruinar el terreno.”

“Pero… ¿realmente sería suficiente para atraer a los turistas al dominio?”

“Dependería de la belleza de las flores que plantaras, supongo… Recuerdo que, según las enseñanzas de la Iglesia Ortodoxa Central, el cielo al que vamos tras nuestra muerte está lleno de hermosas flores hasta donde alcanza la vista. Si anunciaras este dominio como un retiro de verano para aquellos que desean experimentar el cielo en la tierra, sospecho que la gente podría estar interesada.”

Gildan se sumió en un silencio pensativo. Luego levantó bruscamente la vista hacia ella.

“Me gustaría preguntar una cosa, Su Alteza. ¿Por qué se esfuerza tanto en preservar las tierras de cultivo de aquí?”

Durante un breve momento, Mia luchó por una respuesta. No puedo decirle que sé que se avecina una hambruna, así que no quiero perder ninguna tierra de cultivo…

Mientras que antes había confiado su premonición a gente como Ludwig, el Conde Foráneo Gildan era otra cosa. No se podía esperar que creyera una afirmación tan descabellada. Eso la dejaba con una sola opción. Con una sonrisa arrogante, declaró: “¡Porque quiero un jardín tan hermoso como el de la señorita Rafina, por supuesto! ¿Qué otra razón necesito?”.

Jugó la carta de la “princesa egoísta”. Al ser lo primero que le venía a la mente a la mayoría de la gente cuando pensaba en ella, la carta seguía siendo efectiva.

Hah, hacer pasar una demanda como esta es pan comido. Cuando la princesa quiere algo, lo consigue. ¡Inclínate ante el poder de su título!

Gildan observó cómo Mia le hinchaba el pecho con altanera confianza.

“…Entiendo.”

Asintió con el ritmo lento de un hombre que acaba de adquirir una nueva percepción.

Mia sólo había cometido un error de cálculo, y era su suposición de que el hombre que tenía delante, Gildan, era un noble cualquiera. En realidad era una persona increíblemente capaz. Habiendo buscado vorazmente información sobre Mia, ya se había enterado de que había quien se refería a ella como la Gran Sabia del Imperio. Así que leyó entre todas las líneas. Armado con el conocimiento previo de su epíteto, llegó a la reunión dispuesto a igualar el ingenio con una mente afinada y a conversar con el enfoque cuidadoso y predictivo de los oponentes en un tablero de ajedrez. Masticó cada una de sus palabras, tratando de escudriñar capa tras capa de connotaciones superficiales para percibir el verdadero significado oculto en ellas. Cavó más y más profundo hasta que encontró oro. O tocó fondo. Pero al menos creyó que había dado con el oro.

Entiendo. He oído que la princesa Mia es muy benevolente con nosotros, los nobles foráneos. Después de enterarse del miserable estado de mis dominios, ha venido a instarme a encontrar una solución que minimice la carga de mi pueblo…

De hecho, Gildan había estado trabajando a destajo para mantener las cosas en funcionamiento. A pesar de sus esfuerzos, todavía había granjeros que le despreciaban, y el más mínimo paso en falso podía hacer tambalear su fe en él. Además, el coste de la construcción de estructuras masivas como los anfiteatros era astronómico, y él no disponía de suficiente dinero para pagar la factura. En consecuencia, seguir adelante con el plan le supondría un enorme endeudamiento, que le pondría contra la espada y la pared, y que le esperaría un desastre al otro lado si fracasaba. Si, en cambio, siguiera adelante con algún tipo de proyecto similar a su propuesta… los gastos serían relativamente mínimos, y no tendría que pedir dinero prestado. Además…

…Le permitiría publicitar el proyecto como algo encargado por Mia para competir con Rafina. Si pudiera ir por ahí facturando su complejo como “Recomendado por la Princesa Mia”, despertaría un gran interés. El Emperador en persona podría incluso pasarse por allí. La nobleza central se vería obligada a cambiar su actitud despectiva hacia este dominio.

Sólo con plantar flores durante el verano se minimizaría la carga de mi pueblo. Si eso es suficiente para convertir este lugar en un centro turístico que traiga ingresos extranjeros…

Los números y las ecuaciones se formaron y reformaron rápidamente en su cabeza mientras su mente zumbaba con los cálculos.

Mientras tanto, Balthazar, que estaba al lado de Ludwig, había estado observando el intercambio con creciente asombro. Cuando terminó, luchó durante unos segundos sin palabras antes de hablar con voz temblorosa.

“Aprovechar el tiempo en que no se cultiva trigo… para plantar flores y mantener la tierra sana… ¿Es eso lo que sugiere?”

“¿Hm? ¿Qué quieres decir, Balthazar?” preguntó Ludwig, desconcertado por el comentario.

Balthazar, con los puños apretados como si tratara de controlar sus emociones, le miró con ojos muy abiertos y excitados.

“No te culpo por no saberlo. Yo mismo me he enterado hace poco… pero, al parecer, si se planta el mismo cultivo en el mismo lugar una y otra vez, el suelo se degrada y las cosechas enferman. Se llama monocultivo, y es una práctica peligrosa”. Bajó la voz hasta un susurro antes de continuar. “He oído que por eso, en el País Agrícola de Perujin, siempre plantan dos tipos diferentes de cultivos en la misma parcela. Así se evita que se produzca ese tipo de daño en el suelo.”

“¿Qué…? ¿Hablas en serio? ¿Cómo es que no se promueve esta práctica en el imperio entonces?”

“Desgraciadamente, los agricultores son un grupo conservador y no les gusta jugar con sus tierras de cultivo. Y luego está nuestro viejo amigo el antiagriculturalismo, que les quitó a todos los lores nobles su interés por la reforma agrícola. Dios, odio esa estúpida creencia.”

Balthazar sacudió la cabeza, murmurando amargamente que normalmente, ésta sería la clase exacta de situación en la que un poco de mano dura de la clase gobernante podría hacer mucho bien.

“Pero entonces llega Su Alteza y esta genial propuesta suya”, dijo, iluminándose de nuevo. “Los campesinos de este territorio ya se han tragado la amarga píldora de renunciar a sus tierras de cultivo. Han conseguido digerir la idea, pero puedes apostar que no están contentos con ella. Si les dices que has encontrado la manera de que conserven sus tierras y que lo único que tienen que hacer es plantar un ramo de flores durante las temporadas bajas entre las cosechas de trigo, te cantarán las alabanzas durante días. No habrá casi ninguna reacción.”

¿Y qué hay de su lord? El propio Gildan tampoco debería oponerse a la idea. Mientras el jardín propuesto como “paraíso terrenal” haga de sus dominios un destino lo suficientemente atractivo para los nobles que buscan combatir el calor del verano, no tendría motivos para quejarse. Poder publicitar el dominio como si tuviera el sello oficial de aprobación de Mia sólo endulzaría el trato. A estas alturas, las posibilidades de que siguiera insistiendo en desprenderse de sus tierras de cultivo eran muy escasas.

“Lo que significa que lo único que queda es encontrar la flor adecuada para que actúe simultáneamente como segunda cosecha y atraiga a todos los nobles…”, dijo asintiendo Ludwig, que ahora compartía el asombro de Baltasar.

“Hace que uno se pregunte… ¿Podría Su Alteza haber planeado esto con tanto detalle que incluso tiene ya en mente una determinada especie de flor?”, dijo Balthazar en un tono suave y rumiante antes de descartar la idea con una mueca. “No. Ella nos ha mostrado el camino e incluso nos ha llevado al agua. No podemos pedirle que nos ayude a beber. Es hora de ser útiles. Dejadme entonces la selección de las flores. Yo me encargaré.”

Con una mirada de reojo, Ludwig estudió a Baltasar, que estaba visiblemente rebosante de nueva motivación.

Dicho esto, pensó Ludwig, es un hecho innegable que estas tierras del norte no son aptas para la agricultura… y aun así se empeñó en venir hasta aquí. Sólo puedo suponer que está enviando un mensaje a la nobleza de que las tierras de cultivo no deben reducirse, sin excepciones, aunque sea en el sombrío norte…

Al especular sobre las acciones de Mia y suponer que había deducido sus verdaderas intenciones, Ludwig se había preparado inadvertidamente para otra asombrosa comprensión más adelante, cuando esta tierra del norte acabara dando a luz un gran avance, y un par de brillantes investigadores de la Academia de Santa Mia, Arshia y Cyril, consiguieran cultivar una nueva cepa de trigo resistente al frío en su duro suelo. Totalmente asombrado, casi se cae de la sorpresa al enterarse de este descubrimiento.

“¿Hasta dónde…?”, murmuraba entre el vértigo inducido por el asombro, “¿Hasta dónde ve? ¿Me estás diciendo… que incluso esto había sido parte de su plan todo el tiempo?”

Así desplegaba sus alas de ilusión y se elevaba, volando cada vez más alto en el cielo ilimitado de sus propias ideas erróneas.