Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Dos días después de partir hacia la isla, la Estrella Esmeralda regresó tarde, pero con seguridad, al puerto de Ganudos. En el muelle esperaba toda la comitiva de Greenmoon, junto con la Guardia de la Princesa.

“Aaah, por fin hemos vuelto… He echado de menos el olor de la civilización.”

En general, la Estrella Esmeralda no dejaba de ofrecer lujos y extravagancias a sus pasajeros, pero para Mia, la imposibilidad de tomar un baño cómodo era un problema que impedía críticamente su capacidad de disfrutar de su tiempo a bordo del yate. Por ello, respiró aliviada cuando el barco entró en el puerto. El alivio pareció ser compartido por la mayoría de sus amigos, ya que la tensión desapareció visiblemente de los rostros de la pareja de príncipes y de todos los asistentes, dejando al descubierto el cansancio subyacente de todos. Las islas desiertas, como se vio, podían ser bastante agotadoras para aquellos que no estaban acostumbrados a pasar tiempo en ellas. La única que seguía con el ánimo alto era Esmeralda.

“Su Alteza, estamos muy contentos de ver que ha regresado a salvo.”

En cuanto bajó del barco, Ludwig se acercó, seguido de cerca por Dion y Vanos.

“Sí, yo también me alegro de estar de vuelta… Ha sido una experiencia que no tengo ganas de repetir pronto”. Ahogó un bostezo con un éxito moderado antes de mirar con cansancio a Ludwig.

“Deja las preguntas para mañana. Esta noche voy a disfrutar de un rato de ocio en casa de Esmeralda.”

“Entiendo… En ese caso, me gustaría pedir permiso para que Sir Dion y Sir Vanos le acompañen como guardias.”

“…¿Oh?”

Ella frunció el ceño confundida por un segundo antes de que la sutil tensión detrás de sus palabras se hundiera, permitiéndole percibir el olor del peligro en el aire.

“…Supongo que ha habido algunos acontecimientos que justifican una mayor vigilancia, entonces. Muy bien, le preguntaré a Esmeralda si puedo traer algunos guardias extra…”

No sólo la petición fue aprobada inmediatamente, sino que Esmeralda incluso permitió que Ludwig, junto con toda la compañía de guardias de la princesa, se quedara en su mansión. La pura cooperación que demostró habría sido impensable hace tan sólo unos días, y fue prueba suficiente para que Ludwig llegara a una determinada conclusión.

“Así que por fin lo ha hecho… Su Alteza finalmente ha hecho su magia con Lady Esmeralda y la ha traído al redil.”

Mia y compañía se dirigieron a una villa en Ganudos que poseían los Greenmoon. Era de gran relevancia el hecho de que la villa estaba equipada con una pequeña pero totalmente funcional casa de baños, destinada a ser utilizada después de un chapuzón en el mar. Como es lógico, Mia se dirigió a ella nada más llegar y procedió a sumergirse en un cálido y acuático lujo durante un rato. Después se puso una mullida bata y se metió directamente en la cama.

“Ojojo, qué bien sienta volver a estar en una cama blanda”, dijo, pateando alegremente las piernas mientras se frotaba las mejillas contra la manta con tanto entusiasmo que parecía que intentaba excavar en ella con la cara.

Su excavación en la cama se vio pronto interrumpida por una petición de audiencia del grupo de Ludwig.

“Vaya, ¿Ludwig está aquí? Hm… Lo que mencionaste en el muelle fue realmente un poco preocupante. Está bien. Que pasen.”

Ludwig entró con Dion a cuestas, los ojos del primero se abrieron de par en par al ver a Mia en total modo de ocio después del baño.

“Veo que debes estar cansada. Me disculpo por interrumpir su descanso.”

“No me importa. De todos modos, es demasiado pronto para dormir.”

“Un poco demasiado temprano” era un eufemismo, teniendo en cuenta que la noche apenas había comenzado, pero nadie hizo ningún comentario. El único indicio de diversión provino de Dion, que se limitó a sonreír en silencio.

“Entiendo”, continuó Ludwig. “La razón de mi apresurada visita es que hay una información urgente que hemos descubierto sobre Ganudos, que creí que debíamos compartir con ustedes lo antes posible.”

“Hay muchas cosas que también tengo que contarle. De acuerdo. Escuchemos primero tu versión.”

Ludwig procedió a describir sus descubrimientos, que sugerían que había una conspiración en marcha en Ganudos, pero su existencia había sido ofuscada por su naturaleza excesivamente laberíntica.

Quién iba a pensar que había una conspiración como ésta detrás de la revolución que había envuelto al imperio…

Se quedó con la boca abierta después de que él terminara y tuvo que recomponerse antes de relatar lo que había encontrado en la isla. La verdad es que todavía no estaba segura de sí la losa de piedra era real o sus afirmaciones eran auténticas, así que le costaba pensar qué hacer con este dato para seguir adelante. Esperaba que Ludwig la Figura Exterior pudiera indicarle la dirección correcta.

“Esta losa de piedra que dijiste haber visto… Ciertamente da crédito a la teoría de que nuestros antepasados llegaron aquí cruzando el Mar de Galilea…” dijo con un profundo suspiro cuando Mia terminó de relatar su historia.

Se acercó al escritorio de la habitación y abrió un mapa.

“El santuario que encontraste está probablemente en una de estas islas de aquí. Más allá de ella, más allá del resto del mar de Galilea, hay más tierra. Según la teoría, en algún lugar está el lugar que nuestros ancestros llamaban hogar. Por razones que desconocemos, cruzaron el mar. Sin embargo, a juzgar por la inscripción en esa losa de piedra, probablemente es seguro asumir que la razón fue algún tipo de conflicto del que fueron los perdedores.”

La pérdida probablemente tuvo un costo inmenso en términos de vidas. Después de perder a tantos de los suyos, este antiguo pueblo probablemente buscó un refugio seguro más allá del mar, con lo que llegaron a esa isla.

“Y el líder de estos cansados viajeros… El que inspiró a este grupo de indigentes al borde de la desesperación para animarse una vez más y continuar su viaje… fue nuestro primer emperador. Guiándolos más allá del agua, el lugar donde finalmente tocaron tierra…”

“…Fue aquí”, dijo Dion, continuando el razonamiento de Ludwig. “Justo aquí, en Ganudos. Así que eso es todo. Incluso en aquel entonces, las líneas generales de esta conspiración ya empezaban a formarse en la cabeza de nuestro primer emperador. Por eso forjó un pacto secreto con la gente de aquí antes de avanzar hacia el Creciente Fértil. Necesitaba asegurarse una ruta de suministro de alimentos que pudiera cortar a voluntad.”

Ludwig asintió con la cabeza antes de caer en un período de contemplación silenciosa.

“O…”, dijo finalmente, “el primer emperador dejó a alguien aquí. Alguien en quien confiaba. El país portuario de Ganudos fue fundado por pescadores locales que se unieron, pero la persona que reunió a esos pescadores en primer lugar podría haber sido un pariente suyo. Entonces, el primer emperador encargó a otro de sus subordinados de confianza, el Duque de Yellowmoon, que apoyara a este recién coronado Rey de Ganudos para sentar las bases de todo este plan.”

“El más viejo y débil de los Cuatro…”, susurró Mia. “La Casa de Yellowmoon, eh…”

De repente se le ocurrió que no tenía una impresión concreta del Duque de Yellowmoon. Se suponía que su hija estaba inscrita en la Academia Saint-Noel, pero Mia no tenía ni idea de cómo era. Era casi como si toda su familia se escondiera de ella. O, al menos, se comportará de una manera que pretendía evadir su atención.

“Entonces, ¿qué será, princesa? En aras de la simplicidad, ¿qué tal si voy y, ya sabes…?”

Mia levantó la vista justo a tiempo para ver a Dion haciendo un movimiento de corte con la mano. Como estaba absorta en sus propios pensamientos, tardó un momento en darse cuenta de lo que estaba insinuando.

“¿Qué? No. De ninguna manera. Imagina el caos que causarías.”

Conspiración o no, estaban tratando con un Etoiler. Asesinar a uno de los cuatro pilares de la nobleza de Tearmoon no dejaría de causar problemas. Y lo que es más importante, ella tenía una razón personal para evitar las soluciones más fáciles para este asunto, que provenía de una profunda confianza. En concreto, una profunda confianza en la competencia de su enemigo. Si lo mataban y de alguna manera saltaba también a través del tiempo, ella no tendría ninguna oportunidad contra alguien con tanta habilidad y conocimiento previo. Así que prefería una solución que no implicara la muerte del hombre.

“Además, no olvides que la hambruna llegará el próximo año… Cuando eso ocurra, necesitaremos la ayuda de todos los nobles del imperio. Perder al Duque de Yellowmoon ahora sólo causará un caos innecesario en toda su facción.”

Sería sencillo si todos los nobles afiliados a los Yellowmoon fueran culpables de la conspiración, pero si hubiera un buen número de inocentes, eliminar toda su facción sería, en efecto, hacerle el juego a los Yellowmoon debido a la inevitable agitación que se produciría.

Lo ideal sería señalar a todas las personas de la Casa de Yellowmoon relacionadas con las Serpientes del Caos, atarlas y hacer que otra persona de su familia sucediera al título de duque. Sería muy bonito que el duque fuera el único que realmente siguiera los deseos del primer emperador y participara en esta conspiración…

Mia suspiró y sacudió la cabeza.

“¿Podemos poner más ojos alrededor del Duque de Yellowmoon y su gente? ¿Investigar hasta dónde llega esta conspiración dentro de su facción?”

Ludwig la miró durante un momento solemne antes de inclinar la cabeza.

“Si ese es el deseo de Su Alteza, entonces me encargaré de que se haga, o moriré en el intento…”

Así comenzó la batalla. Una batalla para abolir el pacto del primer emperador y liberar al Imperio Tearmoon de sus antiguas cadenas. ¿Cómo terminará? ¿Quién será el vencedor? ¿Cuál es el destino del imperio y de su gente? Las respuestas son todavía un misterio para todos.