Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 5: Un Nuevo Juramento Entre La Luna y Las Estrellas I

Extra 12: Juego Otome IV Lado Femenino – [C-3] Investigando La Estantería

“…Vaya, creo que siento una especie de aura mística que irradia de esa estantería.”

Impulsada por puro instinto, Mia se acercó a la estantería, donde descubrió…

“¿Hm? ¿Chloe?”

…Su amiga, Chloe Forkroad, de pie, absorta en un libro.

“¿Princesa Mia?” Dijo Chloe, levantando la vista con sorpresa. “¿Por qué estás aquí?”

“Esa es mi pregunta. Bueno, entonces…” Mia miró detrás de ella hacia la escalera. “Puede que no. ¿Has terminado de leer todos los libros de arriba y has bajado aquí para encontrar más?”

Chloe se rió ante la ridícula sugerencia y negó con la cabeza.

“No, hay algo que quiero averiguar, así que estoy investigando. ¿Y usted, princesa Mia?”

Mia explicó brevemente su situación.

“Entiendo. Una obra de teatro para el consejo estudiantil…”, dijo Chloe, cruzando los brazos en señal de reflexión.

“¿Sabes de algún libro que pueda serme útil?”

Mia pensó que Chloe, lectora profesional de libros, debía estar más informada que ella sobre esas cosas. Incluso pensó brevemente en descargarle el trabajo por completo antes de decidir que había hecho una promesa demasiado segura a Rafina como para echarse atrás ahora. Había momentos en la vida en los que uno se encontraba entre la espada y la pared, y la única manera de retroceder era trepar por ella. Esta era una de esas veces.

“Bueno, en realidad…” Chloe sacó un libro vacilante. “Leí este libro hace poco, y…”

Mia lo miró, encontrándolo familiar. Era un libro que había visto leer a Chloe antes. El título, “Hyakumonogatari”, no significaba mucho, pero el subtítulo, “Cien Cuentos Sobrenaturales”, le decía todo lo que necesitaba saber.

Oh, oh. Este es uno de esos libros que dan miedo. Sé que lo es. Me va a mantener despierta durante noches si lo leo.

Los sensores de espanto de Mia hicieron saltar la alarma y se echó hacia atrás, lanzando una mirada dudosa a Chloe. Chloe, por su parte, no se dio cuenta y siguió hablando de su libro.

“Es una colección de historias de miedo de un país del este. Muchas de ellas tratan sobre el karma y la gente que recibe su merecido, donde los monstruos aparecen para castigar a los malvados por sus malas acciones. Si lo revisas, creo que encontrarás algunos que encajen con los gustos de la señorita Rafina.”

“P-Pero son… espumosa — quiero decir, historias espeluznantes, ¿no?”, dijo ella, con el miedo haciendo que su lengua se tropezara.

“Oh, no se preocupes, princesa Mia. No dará miedo porque serás tú quien escriba la historia.”

Eso provocó un grito ahogado de Mia, que se dio cuenta de que Chloe tenía razón. Escribiría una historia de miedo, sí, pero sería su historia de miedo. No podía asustarse a sí misma con su propia escritura. Impresionada por esta profunda percepción, Mia asintió con aprecio.

“Además, cuando lees algo para investigar”, añadió Chloe, “tiendes a ser más objetiva. Me parece que es difícil asustarse con una historia cuando la estás analizando y tomando notas.”

“Sí, sí. Lo que dices tiene mucho sentido. Si lo leo como investigación para mi guión, probablemente no me asuste tanto.”

Convencida por esta lógica, Mia accedió a pedirle prestado el libro a Chloe. Al volver a su habitación, lo abrió rápidamente… para descubrir que la lógica le había fallado por completo. No hace falta decir que las cosas que dan miedo dan miedo, independientemente de las razones que tengas para leerlas. Sin embargo, lo que podría sorprenderle es el hecho de que no se detuviera en ese momento. A pesar de su miedo, puso el dedo en la esquina de la página, preparándose para pasar a la siguiente. ¿Qué la llevó a realizar esta increíble hazaña?

Bueno, no fue ni una curiosidad morbosa por lo sobrenatural ni un sentido inquebrantable del deber de cumplir su palabra y producir un guión. Fue la vieja falacia del coste hundido. Después de haberse asustado con las primeras páginas, se negó a cerrar el libro en ese momento, porque eso significaría que todo el terror que había soportado habría sido en vano. Si iba a estar asustada, entonces iba a obtener el valor de su miedo en ideas de historias. Una vez más, había momentos en la vida en los que uno estaba de espaldas a la pared, y la única manera de retroceder era escalarla. Así que la escaló. Con la manía de un jugador desesperado que intenta recuperar sus pérdidas, pasó la página y—

“…Tal vez debería pedirle ayuda a Chloe.”

La página siguiente incluía la ilustración de un monstruo terriblemente aterrador, y su determinación se desvaneció de inmediato. En lugar de eso, le pidió ayuda a su amiga amante de los libros.

El resultado fue que dicha amiga le leyó un montón de historias más, todas del tipo espeluznante. Al final, consiguió escribir un guión, pero a costa de pasar muchas noches en la cama de Anne.

Los Cuentos de Miedo de Mia y Chloe del Este

Fin –