Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Mia no perdió tiempo en poner en marcha su plan. Inmediatamente aumentó la intensidad de sus prácticas de equitación. Al día siguiente, y todos los días siguientes, se dirigió al campo de equitación después de las clases, donde practicó hasta el anochecer. Le dolía todo el cuerpo, pero no le importaba.

“Oiga, señorita, ¿usted también está aquí hoy?”

Al acercarse al establo, Lin Malong salió y la saludó con una mueca.

“Realmente te estás esforzando, ¿no es así? Creo que últimamente has venido más a menudo que incluso los príncipes.”

“Oh, por favor. Eso no es cierto”, respondió ella mientras miraba las figuras cada vez más familiares de sus amigos equinos.

El establo de Saint-Noel albergaba unos veinte caballos. El favorito de Mia era un caballo blanco de carácter amable. Era un buen caballo que incluso los relativamente aficionados podían montar bien, y a ella le gustaba especialmente su hermoso pelo.

“Quiero decir, no puedo culparte por practicar más, pero… ¿Hm? Oiga, señorita, se trata de esa cosa que viene—”

“Disculpe.”

Malong fue cortado por la voz asertiva de otra chica.

“Ah, esa debe ser…”

Mia reconoció la voz. Se volvió en su dirección.

“Saludos, Su Alteza”. Ruby Etoile Redmoon inclinó respetuosamente la cabeza, con su corto cabello rojo ondeando suavemente con el movimiento.

“Vaya, Ruby… ¿Qué te trae por aquí?” Mia la miró con una ceja. Sin duda, las dos se conocían. Como princesa, no le faltaban oportunidades de visitar a los Cuatro Duques en sus residencias, y aunque Ruby siempre había sido una anfitriona genial cuando se presentaba…

No hemos hablado exactamente… No como amigas, al menos. No puedo decir que seamos tan cercanas.

En consecuencia, la impresión de Mia sobre Ruby no era ni buena ni mala. De hecho, no tenía una gran impresión de la chica en absoluto. En cuanto a los Redmoons en su conjunto, su reticencia a proporcionar ayuda militar en la línea temporal anterior ciertamente agrió su opinión sobre ellos un poco.

Hay que admitir que entonces era una situación de “sálvese quien pueda”. Todos intentaban desesperadamente proteger sus propios dominios. Sin embargo, los Redmoons son conocidos por tener un poderoso ejército privado. Si hubieran comprometido a esos soldados en el conflicto, la guerra podría haber terminado de manera diferente… Oh, pero entonces, el enemigo ya tenía a Sion y a la máquina asesina Dion de su lado. No puedo imaginar que los refuerzos de Redmoon supongan una gran diferencia cuando se enfrentan a gente como ellos…

Estaba tan absorta en sus pensamientos que casi se pierde lo que Ruby dijo a continuación.

“De hecho, he venido a retar a Su Alteza a un duelo.”

“…¿Un duelo? ¿Qué?”

Con una sonrisa uniforme, Ruby se dirigió hacia los establos de los caballos.

“Se rumorea que últimamente estás muy entusiasmada con la práctica de la equitación”, dijo mientras acariciaba el hocico de un caballo. El movimiento era fácil y practicado, lo que sugería una profunda familiaridad con las criaturas.

Mia recordó que había oído que la Casa Redmoon obligaba a sus hijas a estudiar esgrima y equitación. Asintió con la cabeza en respuesta a la pregunta.

“Bueno, supongo que se podría decir eso. ¿Y qué hay de eso?”

“¿Supongo que eso significa que vas a participar en el Torneo de Equitación en otoño?”

“…¿El qué?”

Mia ladeó la cabeza. “Torneo de equitación” no era un par de palabras que le sonaran especialmente familiares. Recordó vagamente que Abel y Sion podrían haber eludido tal evento en algún momento y haber indicado su intención de participar. Esa debía ser la razón por la que habían venido con tanta frecuencia como ella últimamente. Por supuesto, al tener tantas cosas en la cabeza, no había prestado atención al asunto y no tenía planes de participar.

“¡Oh! ¡Lo sabía! Me imaginé que por eso habías practicado tanto últimamente”, exclamó un complacido Malong.

De acuerdo, espera, gente. Todavía no he aceptado nada.

Antes de que pudiera dar voz a este pensamiento, Ruby declaró: “Desafío formalmente a Su Alteza a batirse en duelo conmigo en la prueba de velocidad del torneo”. Una sonrisa incendiaria apareció en su expresión tranquila antes de arrodillarse. “¿Acepta?”

Y así, el desafío quedó oficialmente planteado. Mia se quedó mirando a la arrodillada Ruby.

No hay… literalmente ninguna razón para que acepte este “duelo”, ¿verdad?

Sintió un profundo deseo de rechazar y espantar a la chica para poder seguir con sus asuntos. Mia no tenía ninguna obligación de batirse en duelo con la gente sólo porque la desafiara. Aunque apreciaba la franqueza de Ruby — sin duda era mejor que las tonterías de Esmeralda a sus espaldas — la lista de problemas con los que tenía que lidiar ya era suficientemente larga; no le importaba añadir otro.

Además, es obvio que hay algo más que un simple desafío…

Si Ruby sólo quería ver quién era mejor montando a caballo, lo único que tenía que hacer era participar en el Torneo de Equitación. Como tenía la impresión de que Mia iba a competir también, naturalmente tendrían que competir entre sí de esa manera. En lugar de eso, vino aquí y retó formalmente a Mia a un duelo. Lo de “duelo” fue lo que le hizo arrugar la nariz. Había algo muy sospechoso en esa palabra.

El olfato de Mia no tardó en demostrar que estaba en lo cierto.

“Solicito que si gano este duelo, se me permita tomar uno de sus soldados para mí.”

“Ah, claro. Ustedes, los Redmoons, y su caza de cabezas. Siempre tienen los ojos puestos en los buenos soldados…”, murmuró Mia, sintiendo que una pregunta persistente había sido respondida.

Con estrechos lazos con el Ministerio de la Luna de Ébano, que regía los asuntos militares, la Casa Redmoon siempre se centró en reforzar su ejército privado. No escatimaban esfuerzos ni gastos, reclutando soldados prometedores de todas partes, tanto en el país como en el extranjero. Tan persistentes eran en este comportamiento que era ampliamente conocido e incluso tenía un nombre, “Caza de cabezas Redmoon.”

Sin embargo, es una pena para ti. No tengo ninguna razón para aceptar su desafío—

“¿Y bien, señorita? ¿Qué espera? Es un duelo honorable, justo y equitativo. Cuando alguien te desafía respetuosamente así, ningún gobernante que se aprecie puede negarse, ¿verdad?”

“…¿Eh?”

Ella miró fijamente a Malong, que sonrió con la mirada de alguien que no tenía ni una pizca de duda de que ella diría que sí.

“Eh… Pero… ¿Eh?”

“Ah, no te preocupes. El club de equitación te respalda. Seguro que Abel también estará allí para animarte.”

Su sonrisa se amplió, y Mia se vio repentinamente embargada por una familiar sensación de impotencia.

¡Se… Sé lo que es esto! Se quedó boquiabierta, sintiendo que una corriente invisible se dirigía hacia ella, a punto de arrastrarla. Esta es una de esas situaciones. ¡Donde no puedo decir que no! Uf, ya estamos otra vez…

Reflexionar sobre sus errores pasados la había llevado a escudriñar constantemente a las personas que consideraba importantes para ella para poder analizarlas. Basándose en su comprensión, este compañero de clase llamado Lin Malong tenía una gran debilidad por cualquiera que le gustaran los caballos. Lo que le hacía muy susceptible de ser manipulado. Además, se había dado cuenta de que miraba con cariño a Ruby cuando ella acariciaba suavemente el hocico del caballo. ¡Eso le había golpeado justo en su corazón amante de los caballos! También tenía una personalidad franca con un poco de inclinación caballeresca, por lo que cosas como los duelos honorables y los desafíos formales eran exactamente el tipo de cosas que le hacían brillar los ojos. Por lo tanto, alejarse del desafío de Ruby en este momento sin duda haría mella en su impresión de Mia. Cuando se trataba de montar a caballo, sus consejos eran siempre útiles, lo que los hacía extremadamente valiosos para su práctica. Indispensable, incluso, teniendo en cuenta que la eficacia de su práctica podría suponer la diferencia entre la supervivencia y la perdición. Prefería estar de su lado en la medida de lo posible. Además, también era una especie de hermano mayor de Abel. ¡Si quería coquetear con Abel a su antojo, la bendición incondicional de Malong era nada menos que necesaria!

Procedió a entrar en un período de contemplación silenciosa, durante el cual midió cuidadosamente los riesgos y las recompensas.

Muy bien, vamos a resolver esto. Si declino el desafío, no me arriesgaré a perder a mis soldados, pero esto tiene el coste de afectar negativamente a mi amistad con Malong. Preferiría evitar eso si es posible. Entonces, ¿qué pasa si acepto?

En caso de que gane el duelo, por supuesto que se quedaría con sus soldados. Además, probablemente obtendría alguna recompensa aún por determinar como parte del trato. Por ejemplo, podría pedir que le trajeran algunos soldados del ejército privado de Redmoon para sus propios fines. ¿Pero qué pasa si pierde?

Lo más probable es que el soldado en el que Ruby ha puesto sus ojos sea Dion. Creo que eso es obvio…

Tuvo una breve imagen mental de un caballero con una sonrisa despiadada, seguida de él cortando fácilmente una lanza de acero. El hombre iba por ahí llamándose a sí mismo “Lo mejor del Imperio”, y tenía las habilidades para respaldarlo. No era de extrañar que los Redmoons lo quisieran para su ejército.

“Hmm… Sabes, honestamente, si es Dion, creo que en realidad podría…” murmuró, rumiando lo que sentía por el caballero.

Le cortó la cabeza. Por supuesto, no podía estar segura de que él estuviera de acuerdo en ser cazado por los Redmoons, pero incluso si lo hiciera, no creía que perdería mucho el sueño por ello. Sin embargo, había algo que le preocupaba. La lógica parecía sólida, pero tenía la molesta sensación de estar olvidando algo… como si perder a este caballero en particular fuera un golpe devastador para ella.

Mmm, pensándolo bien, supongo que me ha salvado la vida un par de veces… Si un corte de cabeza se compensa con una vida salvada, entonces definitivamente se ha ganado más que su cuota de redención… Ahora que lo pienso, podría ser una especie de… ¿súbdito bastante leal? Pero ugh, no puedo soportar tenerlo cerca de mí con una espada… Se siente como si pudiera cortarme la cabeza en cualquier momento. Es tan estresante…

Mientras seguía deliberando, murmurando sus pensamientos en voz baja, Ruby frunció el ceño.

“¿Eh? ¿Dion? ¿Quién es?”

Se cruzó de brazos y frunció los labios por un momento. Luego golpeó ligeramente la palma de su mano con el puño cuando el nombre finalmente le sonó.

“Oh, recuerdo que había un tipo con ese nombre. He oído que era un caballero muy hábil… ¿Algo sobre ser el mejor del imperio? Un tipo bastante famoso, supongo. Pero…” Entrecerró los ojos hacia Mia. “Desgraciadamente, no es eso lo que busco.”

Como una guerrera experimentada en el ring, miró a Mia con fiereza y…

“Quiero decir, él es…”

Con una confianza sin límites, dijo…

“Un poco bajo, ¿no?”

“Eh…”

Mia convocó una imagen de Dion en su mente.

“No… ¿En serio? Es… más alto que la mayoría de los hombres, estoy segura.”

“Tsk, tsk, tsk. Oh, Su Alteza, claramente no entiende. Los caballeros, como ve, tienen que ser más grandes. Fuertes y grandes. Cuanto más grande es el hombre, más grande es su corazón. El tamaño de su cuerpo es el tamaño de su alma. No es suficiente con ser fuerte. Tienen que ser grandes.”

Así declaró Ruby Etoile Redmoon. La bella hija del Duque de Redmoon, que tenía una inmensa influencia sobre el ejército imperial…

“¡Tienen que ser grandes!”

…Era conocida por estar loca por los músculos y albergaba un amor sin igual por los hombres grandes.