Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

El hecho de compartir el espacio personal hizo que Mia entrara en calor, aunque quizá no del todo como Abel pretendía. El calor recorrió su rostro enrojecido, borrando toda sensación de frío. Se olvidó del hecho de que había estado temblando momentos antes y comenzó a pensar en que, Si sólo somos nosotros dos, tal vez podamos vivir aquí. No sería tan malo. ¡Después de todo, en su brazo está mi palacio y mi paraíso! Por ahora el pensamiento productivo estaba simplemente más allá de ella.

“Mia, mira.”

“…¿Eh?”

Insegura de su dirección, ella lo miró. Parecía una opción tan buena como cualquier otra. Entonces, después de un breve momento de apreciar sus finas características, ella siguió su mirada.

“Por allí. El agua parece estar retrocediendo.”

Ella también pudo verlo. El nivel del agua había bajado, dejando al descubierto una mayor parte de la orilla. Un poco más abajo y podrían atravesarla.

“Pero…”

Ella miró sombríamente hacia la abertura en el techo. La luz que se filtraba se había vuelto definitivamente más tenue. La noche estaba cayendo.

“El agua por fin ha bajado lo suficiente como para intentar salir de aquí, pero moverse en la oscuridad será un poco peligroso.”

La existencia de mareas sugería que había una salida al mar. Nadar por el mar en la oscuridad de la noche no era algo que Mia tuviera ganas de intentar.

“Hm… Tienes razón por supuesto, pero…” Abel se cruzó de brazos pensativo. “No vamos a llegar a ninguna parte sólo por esperar. Cuanto más tiempo estemos aquí, peor estaremos. La situación está cambiando. Estemos atentos para no perder la oportunidad de escapar.”

El comentario de Abel resultó profético. Justo cuando los últimos rayos de luz se desvanecían del techo, soltó un grito de emoción.

“¡Mira, Mia! ¡Ahí! ¡El agua!”

“¡Vaya! ¿Qué… es esto?”

Ella miró con asombro. La superficie del agua era mucho más baja que antes, pero lo más importante es que ahora brillaba con una suave luz azul. El tenue resplandor no era una antorcha ni una linterna, pero era lo suficientemente brillante como para hacer visibles sus alrededores inmediatos, y continuaba en las profundidades de la caverna en un camino fantasmal. Gracias a esta luz, se podía decir que era más fácil moverse ahora que durante el día.

“Esta es nuestra oportunidad. No podemos permitirnos desperdiciarla. Sólo nos debilitaremos si nos quedamos aquí”, instó Abel.

Mia se tomó un momento para pensar. Cuando se está perdido o se espera el rescate, lo teóricamente correcto era quedarse quieto y conservar la resistencia. El problema era que, teniendo en cuenta el grupo de personas con el que habían llegado a la isla, iba a ser muy difícil que los demás miembros intentaran un rescate. Sobre todo, ella era la experta en supervivencia del grupo. ¿Qué posibilidades tenían si ella no actuaba para volver con ellos?

Sintiéndose envalentonada por este recordatorio autoinducido de sus talentos, asintió.

“Muy bien. Vamos entonces.”

Tomó su mano extendida.

Guiada por la mano de Abel, Mia siguió el camino de luz azul. La zona en la que habían aterrizado tenía numerosas aberturas en las paredes, pero el camino resplandeciente sólo conducía en dos direcciones. En una, el agua se hacía más profunda, y en la otra, menos profunda. Nadar en el frío de la noche era suicida, así que naturalmente se dirigieron a la dirección menos profunda.

“El suelo aquí es irregular. Tengan cuidado. Toma, agarra mi brazo.”

Una y otra vez, Abel se detenía y se daba la vuelta para ver cómo estaba, ofreciéndole palabras de preocupación y ánimo. Eso la hacía reír.

“Eres todo un caballero, Abel.”

Incluso en estas circunstancias, él ralentizaba su marcha para seguir el ritmo de ella. No sólo eso, sino que mantuvo la mano de ella en la suya, cambiando su agarre de tierno a firme de acuerdo con su evaluación de los alrededores. Era casi como si la guiara a través de una intrincada danza, y ella no pudo evitar sonreír.

“Es algo que decía mi hermana mayor. Me dijo que siempre fuera amable con las chicas, sin importar las circunstancias.”

“¿Oh? ¿Tu hermana mayor? Quieres decir…”

En la línea temporal anterior, Mia no había prestado mucha atención al Reino de Remno ni a su familia real. Abel era prácticamente el único que conocía. Comprensible, teniendo en cuenta que se había pasado todo el tiempo esperando que Sion se acercara a ella. Esta vez, Mia era diferente, y había hecho sus deberes. ¿Por qué? Porque ya había decidido que Abel era su novio preferido. Habiendo puesto sus ojos en él, Mia, con su nueva inteligencia romántica, se había asegurado de hacer mucho trabajo de campo de antemano.

“¿Princesa Clarissa? ¿No es ese su nombre?”

Recordó que Abel tenía una hermana tres años mayor que él que, según la investigación de Mia, era una chica reservada e introvertida de pocas palabras.

No parece la persona adecuada para darle ese tipo de consejos…

Su ceño desconcertado fue respondido con un movimiento de cabeza.

“Sí, así se llama, pero no era ella. La hermana que me dijo eso era mi hermana mayor.”

“¿Tu hermana mayor? Vaya, no sabía que tuvieras otra hermana…”

“Me sorprendería que la tuvieras. Ella falleció. Hace cinco años…” Su expresión, ya azulada por el brillo fantasmal, se volvió un poco más azul. “La quería… mucho. Era… muy amable. Pero más que eso, era fuerte. Había un aura en ella, y era deslumbrante. La admiraba. Decía que la forma de pensar de todo el mundo en Remno era errónea, así que quería que yo, al menos, no fuera como ellos. Que fuera amable con las chicas…”

Dentro del Reino de Remno y su misoginia profundamente arraigada, hubo una vez una persona poderosa que cuestionó su statu quo discriminatorio.

“No me enorgullece admitir que, durante mucho tiempo, había olvidado… Olvidé por qué intentaba ser amable con las mujeres… Pensaba que era sólo un capricho. Que lo hacía por capricho. Pero no lo era. Era ella. Sus palabras han estado en mí todo este tiempo, guiándome como una brújula.”

No sabía que Abel había perdido a alguien que había tenido un efecto tan profundo en su vida… Ojalá hubiera podido conocerla…

Se puso pensativa y preguntó: “Esa hermana tuya… ¿Cómo se llamaba?”

“Valentina Remno. La primera princesa de nuestro reino.”

“Entiendo. Lady Valentina…”

Pasaría algún tiempo antes de que Mia recuperara sus recuerdos de la mujer que había llevado ese nombre.