Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“…¿Eh?”

Mia miró boquiabierta a la chica. Su cabello dorado era suave y ondulado. Cada brisa que lo agitaba enviaba un agradable aroma floral que flotaba en el aire. Miró a Mia con las mejillas ligeramente sonrosadas y una sonrisa brillante. Sin embargo, poco a poco, un matiz de perplejidad empezó a aparecer en sus ojos grises. Lo cual era comprensible, teniendo en cuenta que Mia llevaba un rato mirándola sin palabras.

Uh oh, mala jugada.

Volviendo a sus cabales con un sobresalto, Mia se apresuró a devolver la sonrisa.

“Encantada de conocerte. Soy Mia Luna Tearmoon. Espero que nos llevemos bien”, dijo inclinando amablemente la cabeza. “Debo decir, sin embargo, que considerando que los Yellowmoons son nuestros parientes, es una sensación extraña conocerlos por primera vez recién ahora.”

“Sí, y me disculpo. Es algo muy molesto para Rina también. Nací con mala salud y he estado débil desde entonces… Ni siquiera pude asistir a las fiestas de cumpleaños de Su Alteza.”

“Vaya, entiendo. Lo siento, no quería entrometerme.”

Citrina dejó escapar una delicada risa.

“Oh, eres demasiado considerado. Ya es historia antigua.”

Sonrió. Había una dulzura en ella, como una flor que se mece con el viento, o un pájaro que canta en los árboles. Era una expresión impecable de una chica impecable, que parecía en todos los sentidos la hija ideal de un noble poderoso. Era entrañable y afable y sonreía a menudo. Todo bordes suavizados y esquinas redondeadas, no había nada puntiagudo o chirriante en ella. Era prácticamente imposible tener una mala impresión de ella.

Por eso todas las alarmas en la cabeza de Mia sonaban ¡Vring! ¡Vring! ¡Vring!

Después de todo este tiempo, ¿la hija del duque Yellowmoon decide acercarse a mí? ¡Esto es súper sospechoso! ¡En realidad, todo en ellos es sospechoso! ¡¿Cómo es que ni siquiera conozco a esta chica?! ¡¿Qué demonios está pasando?!

No tenía recuerdos de Citrina en ninguna de las dos líneas temporales. No importaba Citrina, apenas podía recordar algo significativo sobre alguien de la casa Yellowmoon. Eso contrastaba con las otras tres casas, de las que tenía impresiones imborrables.

“Después de todo, sólo somos notables por la edad de nuestra línea, y entre los Cuatro Duques, somos los más débiles…”

En algún momento, escuchó un comentario despectivo en ese sentido, pero no recordaba mucho más. La información sobre los Yellowmoons era muy escasa. Mientras una ansiosa Mia intentaba averiguar cómo había acabado en esta situación, Bel continuó la conversación con entusiasmo.

“Rina — Uh, quiero decir, la señorita Citrina y yo nos conocimos en la biblioteca, y hemos estado estudiando juntas desde entonces.”

“Ah, eh… B-Bueno, entiendo. Qué… amable de tu parte, Citrina. Gracias. Espero que no haya sido ninguna molestia.”

Mia miró a la joven Yellowmoon, que inclinó la cabeza sin ningún atisbo de astucia.

“En absoluto, Su Alteza. Son muy bienvenidos. Sólo lamento no haberme presentado antes. Por favor, acepte mis más sinceras disculpas.”

“No se preocupe. Realmente no me molestó.”

Continuó estudiando a Citrina.

Es cierto que desde que se matriculó aquí, no me ha hecho ni una sola visita. Entonces, ¿por qué venir ahora de todos los momentos? ¡Tiene que haber algo detrás de esto!

La revelación de los motivos del primer emperador, junto con el adelgazamiento de las Crónicas de la Princesa Mia… y ahora, la repentina aparición de alguien de la Casa de Yellowmoon. Algo le decía que todo esto estaba conectado. Casi podía sentir el hilo que los unía…

¡Esto es definitivamente sospechoso! ¡Huele como un mercado de pescado aquí ahora mismo!

La gran detective Mia tenía una corazonada, y le decía que la chica que estaba frente a ella era la culpable.

Tal vez debería poner el pie en el acelerador y decirle que no se acerque… pensó Mia, pensando que relacionarse con la chica era demasiado arriesgado. Después de deliberar, decidió; No, si la alejo, podría hacer cosas a mis espaldas, y eso es aún más aterrador. Mejor la mantengo donde pueda verla. Y ella me está dando la oportunidad de hacer eso ahora mismo. Si el enemigo me da una oportunidad, debería aprovecharla. Estableceré una relación adecuada con ella para poder vigilarla más fácilmente.”

Era la misma lógica que había usado cuando atrajo a Sapphias al consejo estudiantil.

Además…

Miró a Bel, que sonreía inocentemente. La pura alegría que emanaba de su nieta al presentar a su nueva amiga era algo que Mia no quería quitarle. Por supuesto, probablemente también le diría a Lynsha que fuera cautelosa.

“Bueno, entonces, Citrina, ciertamente espero que sigas siendo buena amiga de Bel.”

“Sí, por supuesto. Estoy feliz de haber hecho una amiga tan maravillosa.”

Y ahí estaba de nuevo. La sonrisa impecable, de flor floreciente. Sólo hizo que Mia se pusiera más nerviosa.

Hmph, adelante. Intenta algo furtivo. Si lo haces, te atraparé con las manos en la masa—

“Oh, por cierto, ¿es cierto que Su Alteza tiene algún interés en las hierbas?”

La abrupta pregunta de Citrina pilló a Mia desprevenida.

“¿Hm? Me… Me sorprende que lo supieras. ¿Te lo dijo Bel?”

“No, era sólo un rumor. Las hierbas y flores silvestres también fascinan a Rina. Solía ir de excursión en busca de hierbas en el dominio de Yellowmoon, y leía libros para aprender más.”

“…¡De verdad!”

Mia miró de nuevo a Citrina. Había pensado con seguridad que la chica era una de esas personas espeluznantes que se quedaban encerradas en su habitación todo el día planeando todo tipo de planes turbios.

Hmm… No creía que también se dedicara a las artes de la supervivencia. Qué pena. Si no fuéramos enemigos, podríamos discutir cómo sobrevivir en caso de una revolución. Eso también suena muy divertido…

Se sintió ligeramente decepcionada al darse cuenta de esto.

“Oh”, añadió la chica, “y los hongos también. Son muy divertidas, ¿verdad?”

Y, con esa única palabra…

“¡Vaya! Citrina, ¿te gustan los hongos?”

Citrina la atrapó, anzuelo, línea y plomada.

“Sí. De hecho, yo también he estado investigando sobre guisos de, y a veces experimento con los hongos que recojo. Los guisos son maravillosos.”

“¡Vaya! …¡Vaya! ¡Siempre he querido probar a guisar hongos yo misma! ¿Podrías enseñarme alguna vez?”

Citrina levantó la caña y Mia salió del agua con el extremo del sedal.

“Por supuesto. Vamos a recoger hongos juntas entonces.”

Una sacudida de pura emoción recorrió la columna vertebral de Mia. Una propuesta así era inaudita para ella. Recoger hongos en la naturaleza era una actividad intrínsecamente arriesgada, y nadie se había atrevido a invitarla a hacerlo. Casi sonríe, y su medidor de amistad con Citrina se dispara a once.

¿Sabes qué? Tal vez Citrina es en realidad una chica muy agradable. Puede que su padre, el duque Yellowmoon, sea un conspirador inútil, pero puede que ella no esté involucrada en nada de eso…

En cuestión de segundos, su guardia había bajado tanto que para bajar más se necesitarían palas.

La gente ve lo que quiere ver y se ciega ante lo que no ve, y Mia era la encarnación viva de esa verdad.