Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“¿Qué —? Pero… ¿Cómo? ¿Eh?”

Mientras su boca se esforzaba por formar palabras, su mente no podía evitar correr.

Dulces lunas… ¿Pero cómo he muerto exactamente?

La incapacidad de resistirse a comprobar la causa de su propia muerte era un aspecto trágico de la naturaleza de Mia. Una vez que la guillotina y el veneno habían tenido su turno, ¿qué era lo siguiente? ¿Tendría una muerte pacífica? ¿O una muerte violenta? Este aspecto de su muerte era lo que más quería saber. Hojeó rápidamente el libro. Y al final…

“Atacada por la noche por bandidos y asesinada… ¿Y luego mi cadáver es masticado por los lobos? Esto definitivamente no suena como una buena manera de partir…”

Se estremeció. Sucumbir al veneno mientras se desangra por todos los poros era una imagen bastante espantosa, pero esta no era mucho mejor. Incluso podría ser peor, teniendo en cuenta que la primera al menos ocurrió en la cama.

“B-Bueno, supongo que si me matan antes de que me coman, al menos la parte de ser comido no duele… Aun así, ¿cómo diablos terminé siendo asesinada por bandidos?”

Puede que no vaya por ahí recordándoselo a la gente todos los días, pero Mia seguía siendo la Princesa de Tearmoon. Ciertamente habría valor en tenerla como rehén, pero tampoco se mencionó la petición de un rescate.

“…Lo que significa que debo haber sido asesinada antes de que pudieran capturarme. ¿Me dispararon con una flecha? ¿O apuñalado con un cuchillo? Ugh… Ooooh… Empiezo a sentirme mal sólo de pensarlo…”

Se tambaleó hasta la cama y cayó en ella de bruces.

“…Para empezar, ¿por qué me atacaron los bandidos?”

Tras otra lectura de las Crónicas, descubrió algunos detalles más. En primer lugar, se había escabullido durante el Festival de la Víspera Sagrada y había abandonado la isla de Saint-Noel. Al parecer, los bandidos la habían atacado mientras galopaba a caballo por las llanuras de las afueras de la isla.

“Entiendo… Hm hm… Mmm…”

Leyó y releyó las páginas pertinentes, y luego dejó escapar un largo suspiro.

“No. Sigo sin tener ni idea de cómo ha ocurrido todo esto. ¿Qué en las lunas?”

Ni siquiera podía imaginarse por qué se había escapado de Saint-Noel durante la Fiesta de la Víspera Sagrada. Parecía un acto tan inverosímil. ¿Qué podría haberla llevado a comportarse así?

“De alguna manera, tengo la sensación de que fue por alguna razón estúpidamente trivial… Afortunadamente, si me quedo en la academia, no debería haber ningún problema. Mientras tenga cuidado y no salga de la isla, estaré bien… Probablemente.”

La isla de Saint-Noel era una zona segura creada por Rafina. Entrar en ella no era nada fácil. Sin embargo, Mia no podía librarse de una persistente pizca de preocupación. Al fin y al cabo, iba a ocurrir el día de la Fiesta de la Víspera Sagrada. El tráfico de entrada y salida de la isla alcanzaría su pico anual durante ese tiempo. Por supuesto, para protegerse de los asesinos, probablemente habría un intenso escrutinio de los que entraran. ¿Pero qué pasa con los que salen? ¿No sería posible esconderse en algún tipo de vehículo de salida? ¿Y si se entregara en secreto algo de dinero en manos de un comerciante, pidiendo que la llevaran a dar un paseo nocturno a caballo? ¿Podría salir de la isla? Tal vez. Pero incluso entonces, ¿cómo acabó exactamente muerta?

“En cualquier caso, bajar la guardia sería un error fatal. Mi mejor opción es refugiarme en la isla. Aunque tendré que prepararme para las emergencias, por si acaso.”

En estas circunstancias, lo primero que tenía que hacer era averiguar de forma preventiva qué tipo de cosas podían ocurrir durante el Festival de la Santa Noche. Saber de antemano era fundamental.

“Tendré que empezar por preguntar a la señorita Rafina sobre lo que tiene previsto hacer para el festival. Es hora de recabar información”. Hizo una pausa y frunció los labios cuando se le ocurrió otro pensamiento. “Además, como dice que me voy a caballo… tendré que mejorar mis habilidades para montar a caballo.”

Se enfrentaba a bandidos profesionales. Y tal vez también contra lobos. Sin embargo, mientras monte a caballo, debería tener una oportunidad de escapar.

“Cuanto menos peso, más rápido corre el caballo. Creo que será mejor que me concentre en las actividades del club de equitación por un tiempo. Hm. Ahora que está resuelto…”

Una vez resueltos sus planes para el futuro inmediato, su atención comenzó a desviarse hacia otro punto de interés. Las Crónicas terminaban con su muerte. Por lo tanto, no le decían nada acerca de cómo había ido el proyecto de la ciudad academia, si se había desarrollado la nueva cepa de trigo o los efectos de la hambruna. Más apremiante aún era la cuestión de…

¿Qué pasa con mis hijos? Bel especialmente… Si morí tan joven, entonces Bel, que se supone que es mi descendiente, no podría haber nacido… ¿Cómo puede ser eso?

Se volvió hacia Bel, que se rascaba la cabeza, y la estudió. Nada parecía haber cambiado en la chica. Eso no parecía coincidir con el relato del libro.

No me digas… ¿Me estaba mintiendo Bel? ¿Es realmente la asesina y me ha estado engañando todo este tiempo?

Miró fijamente a los ojos de Bel. Lo único que consiguió fue un parpadeo inocente y una inclinación de cabeza desconcertante. Aquellas mejillas regordetas desprendían un aura totalmente plácida, demasiado alejada de las imágenes violentas de los asesinos como para parecer plausible.

Además, fue ella quien me trajo las Crónicas de la Princesa Mia en primer lugar. Sería extraño creer en el libro pero no en ella. Si confío en una, entonces debería confiar en la otra también. En otras palabras, tiene que haber alguna otra razón por la que las cosas no encajan.

Tarareando, Mia miró a Bel y al libro. Después de girar bastante la cabeza, llegó a una conclusión.

“Ah… ahora lo entiendo. Así que es por eso. Se volvió perezosa…”

Hubo un momento profundamente satisfactorio en el que una pieza encajó en su sitio y todo cobró sentido para ella. Su lógica, en pocas palabras, era la siguiente.

Reescribir pasajes de su diario o de las Crónicas no era probablemente una hazaña demasiado difícil. Podía lograrse con poco esfuerzo, por lo que su contenido cambiaba con frecuencia. Sin embargo, Bel era un asunto diferente. Reescribir los recuerdos de un ser humano… o incluso su propia existencia, haciéndolos desaparecer y reaparecer… probablemente fuera muy difícil. Lo que sea que estuviera haciendo esta reescritura probablemente encontraría muy molesto seguir cambiando todo el tejido de la realidad por cada pequeña cosa que hiciera. Seguramente incluso los seres que reescriben la realidad se cansan.

Así que Dios o lo que sea que esté haciendo esto probablemente decidió esperar hasta que el curso de la historia esté firmemente señalado en una dirección antes de arreglar todo lo demás para que coincida.

Cuanto más pensaba en ello, más sentido tenía, y más sencillo parecía. Era como el funcionamiento de la cafetería. Cambiar el sabor de la mermelada para su pan era fácil, pero si tuvieran que revisar todo el menú de la cena una y otra vez, al personal de la cocina le daría un ataque. Le dirían que esperara hasta que lo resolviera todo antes de darles la orden. De hecho, recordaba vagamente que le habían dicho eso mismo en la línea temporal anterior. Por supuesto, eso había sido cuando todavía podía hacer valer su condición de princesa egoísta de Tearmoon, por lo que la queja se había formulado de una manera muy indirecta.

Ojojo, ahora estoy sobre ti. Estás tratando de hacer el menor trabajo posible. ¿Quién iba a pensar que las deidades supremas también podían ser perezosas?

Habiendo asignado arbitrariamente un rasgo de personalidad a este ser superior, procedió a sentir arbitrariamente una conexión con él. Llegó a un punto en el que sintió que podía darle una palmadita en el hombro y decirle: “Te siento, hombre.”

Sin embargo, como resultado de hacer un trabajo cerebral tan intenso, no escuchó lo que Bel había estado diciendo.

“Uh, ¿Señorita Mia? ¿Estás escuchando?”

“¿Eh? Oh… eh, no, no estaba. Lo siento”. Soltó un suspiro y sacudió la cabeza. “Están pasando muchas cosas. Tuve que tomarme un momento para ordenar mis pensamientos. ¿Podría repetir lo que estaba diciendo?”

“Está bien. Estaba hablando de cómo conocí a alguien durante las vacaciones de verano, y nos hicimos muy buenas amigas. Me gustaría presentártela.”

“Vaya, Bel, ¿has hecho una amiga? Desde luego. Me encantaría conocerla.”

Mia se levantó rápidamente de la cama y esbozó una suave sonrisa de abuela, que rápidamente se convirtió en una media sonrisa tensa y crispada cuando Bel abrió la puerta. Y con razón, porque la joven que entró…

“Es un honor conocerla, Su Alteza”. Tenía la sonrisa más dulce. “Soy la hija del fiel vasallo de Su Majestad Imperial, el duque Yellowmoon. Mi nombre es Citrina Etoile Yellowmoon.”