Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 5: La Chica Estrella Polar III

Capitulo 3: El Último Amigo

Ahora, para cambiar de ritmo, volvamos a la Academia Saint-Noel.

Mientras la abuela Mia, la madre Anne e incluso el señor Ludwig estaban fuera librando sus propias y valientes batallas, ¿qué crees que hacía Miabel?

“Aaah… Es tal y como pensaba. Esto es un sueño. Tiene que serlo. Soy tan feliz aquí que me da un poco de miedo…”

Se estaba divirtiendo como nunca. Aprovechando al máximo ese tiempo, por así decirlo. ¿Cuánto tiempo estaba aprovechando, te preguntarás? Bueno, alrededor de un panqueque dulce por la mañana y una taza de chocolate caliente por la noche cada día, todos los días. Además de todo lo que había entre medias. Por supuesto, como la vida escolar consistía en algo más que en tortitas y chocolate caliente, y ella era un poco más diligente que Mia, también hacía una buena cantidad de ejercicio todos los días, dando largos paseos por el hermoso campus, corriendo a lo largo de la orilla del lago, e incluso nadando de vez en cuando. Era, de hecho, el ejemplo ideal de un estilo de vida estudiantil sano y equilibrado.

Es cierto que todo esto se debía a que se había visto obligada a permanecer en la escuela durante las vacaciones de verano, y eso era en sí mismo el resultado de su pésimo rendimiento académico, lo que la hacía algo menos adecuada como modelo de comportamiento estudiantil ejemplar. Pero con Lynsha vigilándola de cerca, se evitaba que cayera en la improductividad. Al fin y al cabo, ‘ser capaz de hacer un trabajo bastante decente siempre que se esforzara’ era una característica que definía a la línea de sangre de Mia. Aunque sus pasos tendían a ser lentos y de dirección ocasionalmente dudosa, mantenían sin embargo un ritmo constante hacia delante.

Y por eso hoy, como todos los demás días, Bel fue a la biblioteca. Con las vacaciones de verano en pleno apogeo, estaba casi vacía por dentro. Los únicos presentes eran Bel, Lynsha y la bibliotecaria. Después de dejarse caer en su asiento favorito junto a la ventana, Bel levantó los brazos en el aire y se estiró antes de desinflarse sobre el escritorio como un globo con fugas. Con los ojos cerrados, su respiración empezó a entrar en el lento ritmo del sueño.

“Mi lady… Creí que había venido a estudiar.”

Lynsha, sentada frente a su señora, no se mostró especialmente divertida. Miró a Bel con advertencia mientras cogía uno de los libros que había traído para ella. Mientras Bel estudiaba, Lynsha tenía la intención de estudiar por su cuenta. De hecho, tenía muchas ganas de hacerlo. Siendo su hermano como era, alguien de su familia tenía que hacerse cargo de la respetabilidad.

“Ajaja, sólo estaba jugando, señorita Lynsha. No tiene que mirarme así. Da un poco de miedo”. Bel sonrió y agitó las manos con displicencia. Lynsha no picó.

“Vas a terminar todos tus deberes hoy antes de irte, ¿entendido? Y no intentes huir. Tengo mis ojos puestos en ti.”

Con un gruñido, Bel se aplastó de nuevo sobre el escritorio. Miró a través de los párpados caídos la pequeña montaña de deberes.

“Aaah… Soy… tan feliz aquí…”

Una pequeña pero genuina sonrisa se dibujó en sus labios.

Después de una hora de estudio sincero, Bel comenzó a pasearse por la biblioteca. Habían acordado que una vez que terminara todo su trabajo, podría pasar el resto del tiempo leyendo. Al haber sido criada por una autora, estar rodeada de libros hacía que Bel se sintiera como en casa. Durante la mayor parte de su vida, sólo había conocido un mundo de quema desenfrenada de libros, por lo que la gran cantidad de volúmenes de la biblioteca de Saint-Noel era un espectáculo impresionante. Caminando entre sus pilas, se sintió como en el cielo.

“Tantas opciones… Me pregunto qué debería leer hoy. Me gustan mucho los libros ilustrados sobre animales. Quizá lea uno de ellos. Ah, pero los que tienen dibujos de plantas bonitas también están bien…”

“Oye, tú. ¿Por casualidad eres la chica que está cerca de la princesa Mia?”

Una voz la llamó mientras buscaba entre los lomos de los libros de una estantería. Desconcertada, se giró para encontrar a una chica que la miraba con interés. La chica tenía más o menos su edad. Tenía un pelo suave y ondulado que brillaba en dorado y unos hermosos ojos grises que la hacían parecer una muñeca. Con una sonrisa dulce y floral, esperó a que Bel respondiera.

“Um… Sí, creo”. Bel respondió con una curiosa inclinación de la cabeza. “La abu… quiero decir, la señorita Mia es alguien a quien admiro y respeto mucho.”

“¿Hm? ¿Qué fue eso? ¿Abu?”

Frunciendo el ceño, la chica se llevó un dedo a la barbilla e inclinó la cabeza. Su pelo se agitó con el movimiento, liberando una fragancia floral que rápidamente llegó a la nariz de Bel. Olía muy bien, tanto que Bel empezó a sentir que su mente se quedaba en blanco.

“Oh, bueno. Lo que sea. Últimamente, siempre estás aquí en la biblioteca estudiando. ¿No te vas a casa durante el verano?”

“Mmhm. Es un poco embarazoso admitirlo, pero mis notas en el examen antes de las vacaciones fueron malas, así que tengo que quedarme…”

“Huh. De verdad. ¿Realmente te importa todo eso?” La chica se rió. “En realidad no importa, ya sabes. Pero lo que sea que haga flotar tu barco.”

Bel se rascó la cabeza, extrañada por esta respuesta.

“De todos modos”, continuó la chica, “¿te gustaría ser amiga de Rina?”, preguntó con una bonita sonrisa y unos ojos grandes y redondos.

“¿Quién?”

“¿Hm? Oh, me refiero a mí. Es mi nombre. Soy Rina.”

Dio un paso atrás, se sujetó la falda y realizó una reverencia. Bel pudo ver brevemente la piel de sus piernas. Era sorprendentemente blanca. Incluso terriblemente blanca. Casi enfermiza.

“Citrina Etoile Yellowmoon. Encantada de conocerte. Soy una estudiante de primer año como tú, Miabel”. Volvió a esbozar esa dulce sonrisa. “Sin embargo, todos mis mejores amigos me llaman Rina, así que me encantaría que tú también me llamaras Rina.”

“Entiendo. De acuerdo, Rina. En ese caso, puedes llamarme Bel.”

Bel le devolvió la reverencia.

“Tee-hee, maravilloso. Por favor, sé amable con Rina, ¿de acuerdo, Bel?”, chistó.

Lo que más le llamó la atención a Bel de la chica fue su sonrisa. Realmente tenía una sonrisa tan dulce.