Ryuu to Sairei (NL)

Volumen 1

Capítulo 3: La Imponente Hoguera

Parte 3

Mientras caminaban por una calle llena de gente, Ix preguntó “¿Qué opinas?”.

“¿Sobre qué?”, respondió Yuui.

“Fulmeninia, Fulmen”. Ix se quedó mirando hacia adelante mientras hablaba. “Son similares”.

“Sí, supongo. Casi como un juego de palabras infantil”.

“Fulmeninia, que nadie tocará sin importar qué. Tres palos, que se tienen en una consideración similarmente alta. Registros de purificación falsos de hace mucho tiempo. Luego está el libro de Cuentas de Suministros del Festival, el cual no debería existir, y Ega Fulmen, quien lo escribió”. Después de repetir esas observaciones en voz alta, Ix preguntó “Entonces, Yuui, ¿Qué opinas?”.

“Por favor, no me tires la pelota solo porque no tienes confianza en tu propia teoría”. Yuui suspiró. “No hace mucho, estabas reprendiendo a Morna por el mismo comportamiento”.

“Bien, te diré lo que pienso, entonces”. Ix frunció el ceño. “Supongo que comenzaré con la conclusión… La evidencia es débil, pero creo que hubo una religión indígena en este pueblo hace mucho tiempo”.

Yuui también había pensado lo mismo.

Ix miró rápidamente el rostro de Yuui y luego continuó.

“La iglesia estatal se estableció hace unos cien años. Cuando eso sucedió, los miembros del clero fueron enviados por todo el reino. Pero dado que el Nuevo Orden no fue realmente reconocido en ese momento, los miembros de la iglesia con esos puntos de vista alternativos se mezclaron entre los misioneros. El Viejo Orden se fortaleció, el Nuevo Orden se extendió y la iglesia eliminó las religiones locales de los pueblos que anteriormente no habían exhibido creencias Marayistas”.

Ix postuló que este pueblo, Agnasruze, había tenido un destino similar.

“El montículo de arena y los palos probablemente sean restos de esa antigua religión, aunque no puedo determinar si son herramientas utilizadas en festivales o ídolos para adorar”, continuó. “Incluso si pierdes las creencias nativas, las costumbres arraigadas de las personas en realidad no cambian. La gente aquí tenía actos de adoración o tabúes como ‘No puedes tocar eso’ o ‘Tienes que tratar esto con cuidado’, y no comenzaron a romper esas reglas solo porque alguien les dijo ‘Oh, por cierto, no tienes que seguir esos edictos a partir de hoy’. Incluso con el advenimiento de las nuevas generaciones, los niños crecieron imitando a sus padres. Simplemente siguieron haciéndolo todo este tiempo”.

“¿Tradiciones que continuaron incluso cuando olvidaron sus raíces ideológicas?” Yuui sonrió. “Puede que estés distorsionando parte de la evidencia para que se ajuste a tu teoría, pero escucharé el resto”.

“Esa religión tenía un festival especial, con el que Ega Fulmen estaba conectado de alguna manera. Pero cuando los sabios del Nuevo Orden llegaron a la ciudad, el festival se borró junto con las creencias que lo engendraron. El libro de Cuentas de Suministros del Festival que encontramos probablemente fue recogido entonces”.

“Entonces, ¿Por qué falsificar los registros de purificación?”.

“Para borrar completamente la evidencia de la antigua religión. Después de sesenta o setenta años, la población de la ciudad ha sido reemplazada casi por completo, por lo que no queda nadie que pueda recordar un tiempo anterior al Nuevo Orden. Ahora, lo único que puede decir la verdad sobre ese pasado son los registros. Es por eso por lo que los estábamos investigando. Desde otro ángulo, se podría argumentar que la persona que controla la documentación dicta la historia ⁷. Este pueblo es Marayista desde hace mucho tiempo— así quieren que parezca, al menos. Normalmente, no serían tan minuciosos en el control de esa narrativa”.

“Entonces, ¿Esa religión era popular?”.

“Tal vez fue todo lo contrario”. Ix se llevó una mano a la barbilla. “Por ejemplo, si los sabios tenían todo el poder, entonces los ciudadanos en ese entonces podrían haberlos resentido. Entonces podrían haber borrado todos los rastros de esas creencias para evitar enojarlos”.

Después de un momento, agregó “si creemos en las notas de ese libro mayor—” .

“Entonces esa religión tiene algo que ver con los dragones”, finalizó Yuui. Los dos intercambiaron miradas.

Yuui se preguntó sobre la teoría de Ix.

No pudo encontrar ningún defecto específico en ella. Parecía tener cierta consistencia… Bueno, no, debería calmarse antes de saltar a conclusiones. Claro, era lógico. Pero no había suficiente evidencia para hacerla convincente. Tenían muy pocas pistas para continuar, y si te lo propones, puedes hacer que cualquier ensueño aleatorio coincida con esas pocas pistas, sin inconsistencias.

Lo que Ix había propuesto era, en el mejor de los casos, especulación.

Sería peligroso convencerse a sí mismos de que era cierto.

Con esa clara distinción en mente, Yuui preguntó “si tu teoría es correcta, entonces lo que estamos buscando se perdió hace mucho tiempo. ¿Qué haríamos entonces?”.

“Uh, bueno…”, Ix divagó. Tal vez él no esperaba esa pregunta, porque no pudo encontrar una respuesta. “Bien, bueno, podríamos ir por ahí preguntando a los residentes mayores…”.

“¿Tenemos ese tipo de tiempo?”.

“Bueno…”.

¿Cuántas personas mayores había en este lugar de todos modos? Desanimados, se miraron con tristeza el uno al otro.

⁷ “Quién controla el pasado, controla el futuro: quién controla el presente, controla el pasado” George Orwell.

Las sombras de la plaza se alargaron en los rayos sesgados de luz.

“… Dejemos de buscar hoy”, dijo Ix encogiéndose de hombros.

“Sí”, acordó Yuui.

“Adelántate. Tengo un lugar al que ir”.

“¿Hmm? Está bien”.

Se separaron. Yuui se dirigió hacia su alojamiento, pero se detuvo después de un momento.

Así fue como sucedió la última vez… Cuando Ix fue atacado.

Si bien esto puede haber sido principalmente una excusa, Yuui esencialmente vino a este viaje para protegerlo. No sabía de qué tipo de recado tenía que encargarse, pero después de todo, se trataba de Ix. La posibilidad de que se viera arrastrado a otra situación de riesgo estaba absolutamente sobre la mesa.

Ella giró sobre sus talones.

Como se apresuró a regresar a donde estaban, logró ver el perfil de Ix mientras desaparecía por una esquina. Corrió por la misma curva, solo para ocultarse de inmediato.

Ix no estaba solo.

Alguien caminaba a su lado.

… ¿Tomah?

Estaban charlando sobre algo. ¿Por qué estaban esos dos juntos…?

Yuui estaba desconcertada, pero permaneció en las sombras para seguirlos.

Finalmente, llegaron a una calle tranquila y se detuvieron. Yuui se acercó a una esquina y observó discretamente sus rostros. Parecían muy serios.

“Gracias por reunirte conmigo”, dijo Ix.

“Bueno, ya que fuiste tú quien preguntó…”, comenzó Tomah.

Aunque estaban lejos de la carretera principal, el sonido de su conversación se alejó de ellos. Yuui se concentró y agudizó el oído.

“Iré al grano”, dijo Ix. “Quiero que ustedes tres me ayuden, como aventureros”.

“¿Con que?”.

“Quiero aventurarme en las minas del Monte Agnas”.

“Escuché que a las personas normales no se les permite estar allí”.

“No estoy hablando de ir a una que esté actualmente activa. En cambio, quiero ir a una de las excavaciones abandonadas. Se dice que las bestias mágicas merodean por allí, así que quiero protección”.

“¿No puedes presentar una solicitud con el Gremio para esto?”.

“Para empezar, no tengo ese tipo de tiempo. No hay ningún gremio en esta ciudad, y no estoy en condiciones de sentarme a jugar con mis pulgares para contactar otra ciudad, especialmente porque no sé si habrá alguien que acepte. Hablando de aventureros, ustedes ya están en la ciudad, listos para moverse en cualquier momento. Son convenientes”.

“Así que todo se reduce a la ‘conveniencia’. ¿Alguna otra razón?”.

“Ahorrar dinero”, respondió Ix de inmediato. “Hay bestias mágicas anidando allí, y todo el mineral ya ha sido recolectado. Ese tipo de solicitud no tiene nada que ver con los aventureros. Nadie aceptaría a menos que ofreciera una gran recompensa”.

“¿Por eso evitaste el Gremio y me preguntaste directamente?” .

“Sí. Me lo dijiste antes, ¿No? Acerca de las solicitudes directas”.

“Sí, dije eso, ¿No?”.

“No me queda mucho después de pagar el alojamiento, pero puedo juntar algunas monedas como agradecimiento”.

“No, el dinero no es el problema…”.

“Sé que estoy golpeando por debajo del cinturón”, comenzó Ix, sin parecer disculparse en lo más mínimo, “pero déjame recordarte, Tomah, que fuiste absolutamente una de las razones por las que me atacaron en Leirest. Tú mismo lo dijiste. Ahora estoy convirtiendo esa desgracia en una oportunidad”.

“… Ciertamente eres franco”. Tomah suspiró con una sonrisa incómoda.

“Si estás mencionando eso, no tengo una pierna en la que pararme”.

“¿Qué opinas? Viniste aquí hasta Agnasruze. ¿Por qué no me ayudas?”.

“Hmm… Tal vez, pero déjame confirmar algo primero”. Tomah se volvió hacia un lado por un momento. Yuui agachó la cabeza hacia atrás para que no la viera. “¿Esto es… para arreglar la varita de Yuui?”

“Sí. Hemos llegado a muchos callejones sin salida, y no puedo pensar en nada más”.

“Está bien. Si ese es el caso, no necesitamos ninguna compensación.

Aceptaremos gratuitamente la petición”.

“No me quejaré de eso… Pero ¿Estás seguro? ¿No tienes que consultar con los otros dos?”.

“Una vez que escuchen que es para Yuui, no estarán en contra. Además, tengo un patético motivo oculto: Tal vez si ella se entera de que ayudé a arreglar su varita, suavizará su actitud hacia mí”.

“Yuui dijo que ya no quiere tener nada que ver contigo”.

“Sí, Bueno, las cosas terminaron en una nota agria… Pero creo que si tenemos la oportunidad de hablar, podemos llegar a entendernos”.

¿Llegar… A entendernos…?

En el momento en que escuchó esas palabras, una ola de debilidad golpeó a Yuui.

Perdió el equilibrio y vaciló hasta que llegó a una posición en cuclillas.

“¡¿Yuui?!”, escuchó gritar a Ix. “¿Por qué estás aquí? No, espera, ¡¿Estás bien?!”.

Tomah lo siguió con un grito de sorpresa, e inmediatamente corrieron hacia ella.

Yuui colocó una mano en la pared y se puso de pie lentamente.

“Lo… siento… por escuchar a escondidas su conversación…”, jadeó.

“Yuui, estás—”.

“No, estoy bien. Me sorprendió ver a Tomah aquí…”.

“Oh, lo siento…”, murmuró Tomah, su expresión se nubló mientras se disculpaba. “Estoy seguro de que no quieres ver la cara del enemigo de tu familia”.

“¿El enemigo de la familia?”, murmuró Ix. “¿Eso te haría colapsar en el acto?”.

“Bueno, yo—”, comenzó a decir Yuui.

“Espera, Yuui, en realidad no estaba preguntando. En este momento, necesitas descansar”, dijo Ix.

Yuui miró su rostro preocupado y exprimió el aire de sus pulmones.

“Tomah y yo, nosotros…”, jadeó.

“¡Yuui, no hables! Respira profundamente”.

“No, quiero… explicar… yo…”.

Los pulmones se vaciaron de aire, la bilis subió a su garganta mientras se obligaba a hablar. Luego se inclinó hacia adelante y de alguna manera logró contenerlo todo. Pero en este punto, había desperdiciado gran parte del tiempo de Ix para sus propios fines egoístas. Con lo lejos que habían llegado las cosas, sería deshonesto no decírselo ahora.

“Yo… Yo te explicaré”, intervino Tomah, mirando hacia abajo con una expresión severa. “Fue la guerra de Lukutta. Mi padre comandaba el ejército invasor. Sus tácticas resultaron en la muerte de toda su familia. Yuui tiene todo el derecho de estar enojada. Por supuesto que ella no querría tener nada que ver conmigo…”.

La voz entrecortada del chico se volvió distante. Yuui aspiró aire con todas sus fuerzas.

Así que seguía aferrándose a esa historia, después de todo. Habían hablado tanto, y, sin embargo, aún lo malentendía…

“Me disculpo por preocuparlos”, dijo Yuui, de alguna forma arreglándoselas para controlar sus emociones. “Ix, ¿Vas a investigar las minas?”.

“S-sí”.

“Entonces deberíamos dividirnos el trabajo… Continuaré con nuestra investigación aquí. Por favor, sé cuidadoso”.

“Espera, Yuui—”.

“Me disculpo por estorbar con mis problemas personales. Sin embargo, te pido que me dejes sola”.

Cuando Tomah entró en su campo de visión, se cortaron sus palabras.

“Eso es lo que…”.

Con el resto de su declaración atrapada en su garganta y con pocas probabilidades de soltarlas pronto, los dejó atrás.

Simplemente caminó sola, sin ver nada, sin escuchar nada.

Yuui temía que, si dejaba de moverse, no podría volver a empezar de nuevo.

Después de navegar al azar por las calles, de repente se encontró acostada en la cama.

Los recuerdos que había empujado hacia lo más profundo de su mente se soltaron y la alcanzaron.

…Recuerdos de nada más que gritos y rupturas.

Su madre, su hermano, ambos no estaban.

Habían desaparecido en alguna parte.

Solo ella se había salvado.

Porque su padre había estado allí…

Su padre la había agarrado de la mano y la había llevado a un armario secreto que nadie conocía. Solo había espacio suficiente para uno. Él le dijo que no saliera, que no hiciera ruido, sin importar lo que pasara.

Y Yuui tomó la varita.

No entendía por qué su padre se la había dado.

Así que ella preguntó.

¿Él lucharía?

• Lo haría, pero allí habría otras varitas. ¿Él moriría?
• Él no tenía ningún deseo de morir en absoluto. ¿Entonces por qué le dio la varita?
• A lo que él le respondió, “Porque tú, Yuui Laika, eres la persona más apta para empuñarla. Hasta que regrese, aférrate a ella y vive”.

Ella pensó que él mentía.

Su padre pretendía morir, quería dejarla sola.

No había ninguna otra razón por la que él dejaría esa varita, que se había vuelto su símbolo, la más poderosa de su tipo.

Yuui podría recordar vívidamente el rostro de su padre en el breve momento antes de que él cerrara la puerta.

Esos ojos, que reflejaban solo su inexorable muerte

…¿O no?

En la extensión de sus pensamientos, algo vaciló.

…¿Realmente pretendía morir? O… ¿No lo pretendía? Ella conocía ese mismo rostro. Así es… Esa era.

Esa expresión…

La que Ix había exhibido cuando él le pasó la varita…

Como si finalmente recordara cómo respirar, Yuui aspiró pequeños sorbos de aire.

Su cuerpo tembló; su diafragma se contrajo.

Sus ojos palpitaron con fuerza.

Ella había estado llorando.