Ryuu to Sairei (NL)

Volumen 1

Capítulo 3: La Imponente Hoguera

Parte 2

 

 

Había algunas personas en la iglesia.

El interior era grande y amplio, ya que la gente se reunía allí para congregarse, y emanaba quietud. Varios fieles de aspecto apropiado estaban reunidos cerca de la entrada, enfrascados en una divertida discusión.

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Al igual que las calles de la ciudad que habían visto hasta ahora, todo el edificio de la iglesia parecía rechazar la decoración por completo. Estaba ausente de vidrieras, pinturas, tallas u otras obras de arte. La pared del fondo estaba decorada con un símbolo Marayista de madera y un bastón antiguo. Ix solo pudo verlo desde la distancia, pero el bastón parecía ser de alta calidad.

Era normal que una iglesia tuviera un bastón. La tienda de Munzil ocasionalmente había recibido solicitudes como esa. Estas decoraciones simples no solo eran geniales para lucirse, sino que el clero también las empleaba para lanzar hechizos en servicio de los seguidores de la iglesia. La habilidad mágica era imprescindible para convertirse en miembro del clero.

El jefe de esta iglesia, conocido como un sabio en la secta del Nuevo Orden, era un hombre que dejó una fuerte impresión, con su magnífica barba y sus facciones planas y anchas. Se presentó brevemente como Ost Yuub mientras se acercaba a Yuui e Ix con calma, su expresión estaba entre inexpresiva y sonriente.

“Hmm… ¿Ega Fulmen?”, Ost respondió confundido cuando inmediatamente comenzaron a interrogarlo.

“Sí. O incluso solo el apellido Fulmen. ¿Alguna vez lo escuchaste?”.


preguntó Ix, con los brazos cruzados.

“No lo he hecho, desafortunadamente”.

“Es alguien que vivía en este pueblo”, dijo Yuui.

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“Soy el sabio que fue asignado aquí. Yo sabría quiénes son si han aceptado su purificación desde que estoy aquí o si son devotos creyentes. Pero si se trata de alguien que vivió aquí hace mucho tiempo, bueno, solo desearía poder ser de más ayuda…”.

“Pore so dijimos que lo investigaríamos nosotros mismos”.

“Ciertamente deseo de todo corazón poder cooperar”, dijo Ost sacudiendo la cabeza, “pero los registros de purificación son elementos signficativos transmitidos en la iglesia”.

“Lo entendemos. Solo estamos pidiendo verlos”.

“Sí, sin embargo…”.

El honesto sabio simplemente no se rendía.

La razón por la que Ix vino a la iglesia era para investigar sobre Ega Fulmen, por supuesto.

Al tratar de localizar a alguien, había que preguntar a las personas que pasaban por la zona sobre él. Esa era probablemente una forma segura de hacerlo, pero no tenían ese tipo de tiempo. Por eso a Ix se le había ocurrido la brillante idea de investigar los registros de purificación de la iglesia, que contenían los nombres de todas las personas de la congregación que se habían sometido a la ceremonia, junto con la fecha en que se había llevado a cabo. Dependiendo de la persona, incluso podría tener una fecha de muerte y una lista de familiares.

Ega Fulmen había poseído una vez el libro mayor sobre las Cuentas de Suministros del Festival. En otras palabras, era alguien de cierta posición y había una alta probabilidad de que estuviera relacionado de alguna manera con la iglesia. Si ese fuera el caso, tendría un lugar destacado dentro de los registros de purificación. Al menos eso era lo que Ix había supuesto. Sin embargo, teniendo en cuenta que ya no había ningún festival y que Ost no reconocía el nombre, su suposición empezaba a parecer menos que prometedora…

Mientras Ix continuaba interrogando al sabio, los feligreses de la entrada parecieron sentir una disputa en el horizonte y abandonaron las instalaciones. Ost debe haber llegado al final de su cuerda, porque finalmente levantó las manos y cedió. “Bien, bien”.

“¿Nos los mostrarás?”, preguntó Ix.

“Bueno, efectivamente pareces totalmente insistente. ¿Tienen algo con lo que pueda confirmar su identidad?”.

“Identidad…”.

“Sí, yo sí, más o menos”, intervino Yuui mientras hurgaba en su bolsillo interior. “Soy una estudiante de la Real Academia. Esa debe ser una posición aceptable… ¿Sí?”.


“Ah, una estudiante. Sí, por supuesto”. Ost se frotó las manos. “Y entonces, ¿Tú eres—?”.

“Un aprendiz de fabricante de varitas”.

“¿Un aprendiz?”. Su frente se arrugó. “Entonces, ¿Tienes una tarjeta de gremio o algo así?”.

“No, solo los artesanos las pueden tener”.

“Entonces, desafortunadamente, solo podré mostrarle a la señorita aquí…”.

“Disculpe, entiendo que estamos pidiendo algo muy difícil aquí, pero ¿Realmente no hay nada que pueda hacer para permitir que me acompañe?”, preguntó Yuui. “Ummm, por ejemplo, ¿Podría dar fe de su identidad? Puede que oficialmente solo sea un aprendiz, pero en realidad, es un excelente fabricante de varitas…”.

“No importa cuán excelente sea, todavía necesito alguna identificación…

Por cierto, ¿Bajo qué artesano estudiaste?”, preguntó Ost.

“Munzil Alreff”.

“¿Qué?”.

“B-bueno, el Maestro Alreff falleció, por lo que Ix actualmente está trabajando en la tienda de uno de los otros aprendices del Maestro Alreff…”, agregó Yuui.

Estrictamente hablando, Ix tampoco estaba trabajando en la tienda de Morna, pero no la refutó. En este momento, obtener acceso a los registros de purificación era su máxima prioridad.

“¿Un aprendiz del Maestro Alreff…?”, preguntó Ost con una mirada rápida hacia el bastón en la parte trasera de la iglesia.

“Entiendo cómo puede ser escéptico, pero—”, comenzó Yuui.

“Es ese bastón”, interrumpió Ix.

“¿Qué?”, dijeron al mismo tiempo Yuui y Ost.

Ix trotó despreocupadamente más adentro de la iglesia hacia el bastón. Luego se detuvo a unos pasos y lo miró de cerca, sin tocarlo. Como había sospechado cuando entró por primera vez, era ciertamente una obra maestra. Y claramente había sido bien mantenido durante sus muchos años de servicio.

“Disculpe, ¿Qué está haciendo…?”, preguntó Ost aturdido detrás de Ix.

“Este es uno de los bastones de Munzil”, le informó Ix.

“¿Huh?”.

“… Ah, está hecho sólidamente”, continuó Ix, sin dejar de mirarlo. “¿Se aceleró el punto de unión para mantener baja la tasa de flexión? El Maestro haría eso”.

“Um, ¿Perdón?”.

Hubo un golpecito en el hombro de Ix. Se dio la vuelta para ver a Ost de pie allí, mirándolo con sospecha.

“¿Estoy equivocado?”, preguntó Ix.

“¿Estás equivocado…? No, esta es de hecho una pieza temprana del Maestro Alreff, que le dio a esta iglesia. Pero solo porque hayas acertado no significa que pueda confiar en ti. Esa es información que puede aprender preguntándole a cualquier miembro de la iglesia bien informado”.

“¿De qué está hablando?”, Ix entrecerró uno de sus ojos. “Eso no fue una suposición ni nada, eso es algo que cualquier fabricante de varitas podría decir de un vistazo. No estoy tratando de convencerte de que soy realmente un aprendiz de Munzil”.

“Entonces, ¿Qué estás tratando de hacer?”, preguntó Ost indignado.

“Solo quiero convencerte de que soy un fabricante de varitas amateur en el que puedes confiar un poco”.

“Hmm… ¿Y?”.

“Este bastón no se ha utilizado últimamente”.

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“¿Hmm? Sí, eso es verdad”.

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“Su mantenimiento del día a día se ha realizado perfectamente. Pero… solo podrías llamarlo mala suerte. Ni siquiera el Maestro podría haber predicho que esto sucedería”.

“Me gustaría que llegaras al punto pronto”.

“El punto…”, Ix no pudo evitar suspirar. Odiaba hacer esto, pero se convenció de que esto también era necesario, así que metió la mano en su bolso. “Ah, por el amor de…”

Sacó un pequeño vial. El líquido amarillo del interior se derramó.

“¿Qué es eso?”, preguntó Yuui.

“Aceite reparador Kesga”, respondió Ix, lo que provocó que Ost gritara histéricamente en el momento en que escuchó su nombre.

“¡¿Qué dijiste?! Ah, ¿Por qué tienes eso?”.

“Porque conozco a una señorita que es un poco…”, Ix se detuvo, sacudiendo la cabeza con exasperación. “¿Es esto suficiente para comprar una pequeña cantidad de tu confianza, Ost?”.

“S-sí… Por supuesto, claramente pareces ser un aprendiz de fabricante de varitas…”.

El clérigo tomó el vial y asintió muchas veces.

Dado que los registros de purificación estaban en el almacenamiento del sótano, Ost los llevó a los dos a la iglesia y bajaron las escaleras. En el momento en el que descendieron al estrecho pasadizo, el hedor a carne podrida asaltó sus fosas nasales. Parecía que una parte del osario estaba designada para almacenamiento, lo que explicó el hedor de la muerte. El olor a moho y excrementos de ratón llenaba también el aire estancado.

Estaba sombrío bajo tierra, tan oscuro que no podrían ver nada sin una lámpara. Ost, sin embargo, siguió adelante como si estuviera acostumbrado al lugar, hasta que llegó a unos estantes pegados a la pared.

“Aquí es”, anunció, tomando grandes libros y montones de papeles de los estantes y extendiéndolos sobre la mesa del frente. “De aquí en adelante están los registros de purificación”.

“¿Y eso incluye todos los registros antiguos?”, preguntó Ix.

“¿Hmm?    Sí,  están.  Este  pueblo  tiene  muchos  seguidores   devotos.

Naturalmente, eso requiere una gran cantidad de documentos”.

“Uh-Huh”.


“Pueden mirarlos en su tiempo libre, siempre y cuando no los saquen del sótano. No es exactamente un agradecimiento por el aceite reparador… pero me has ayudado bastante”, dijo Ost.

“Gracias”. Yuui hizo una reverencia.

Ix y Yuui intercambiaron miradas y asintieron. Rápidamente se pusieron a trabajar.

La escritura enclenque inundo los documentos antiguos. Los caracteres eran increíblemente pequeños y había muchos lugares que habían sido escritos con unos garabatos apresurados. Fue una lucha sólo el poder leer en la habitación oscura. Ix apartó un pececillo de plata e hizo una mueca.

Teniendo la misma idea, Yuui dijo “y pensé que nos habíamos escapado de leer, pero aquí estamos de nuevo”.

“Si tan solo hubiera un hechizo mágico para resolver todo esto”, murmuró Ix, sosteniendo su cabeza entre sus manos. “Estamos haciendo algo que nadie ha hecho nunca, por lo que la ruta lenta y constante es nuestro único camino por seguir. No sabremos si podríamos haber tomado uno más corto hasta que hayamos terminado todo”.

Oyeron que alguien llamaba a Ost desde arriba. Resonó un par de veces a través del sótano. Dio un breve “si me disculpan” y subió los escalones.

El clero no era solo para administrar la iglesia. También daban consejos a los miembros de la congregación y actuaban como mediadores. Ost probablemente estaba malabareando algunas cosas a la vez.

Yuui miró fijamente a Ix.

“No te detengas. No tenemos tiempo”, él siseó, sosteniendo un libro de contabilidad. “Vamos a dividirlos”.

“De acuerdo… Por cierto, ¿Qué era eso? ¿El vial?”.

“Oh, ¿El aceite reparador de Kesga?”, respondió mientras sus manos trabajaban. “Kesga es el nombre de la madera utilizada para hacer ese bastón. Sin embargo, no lo ves a menudo”.

“Sé el nombre del árbol. Pero ¿Por qué tienes ese… aceite reparador? En realidad, no sé qué es para empezar… Y él estaba muy agradecido por ello”. Yuui hojeó los libros de contabilidad a la luz oscilante de la lámpara mientras los dividía.

“Es el tipo de cosas por las que estarías agradecido”, explicó Ix. “Los bastones— o en realidad cualquier implemento, bastón o varita, a través de los cuales canalizas magia decenas de miles de veces, inevitablemente comienzan a flexionarse y volverse inestables más allá de cierto punto. Aunque una pequeña cantidad de deformación solo afecta mínimamente a las varitas, ese no es el caso con los bastones. Si no puedes mantener estable la magia, la barrera se derrumba”.

“Eso no es algo de lo que escuches a menudo”.

“La mayoría de los bastones que se han usado tanto ahora se almacenan como obras de arte. Es por eso por lo que la mayoría de las veces lo escuchas en las iglesias… De todos modos, usas aceite de reparación para arreglar la flexión cuando el bastón se deforma demasiado. Cuando cubres la madera con él, se vuelve maleable por un corto período, momento en el cual puedes hacer los ajustes necesarios. Pero algunas maderas requieren de un aceite reparador especializado. Ponerles el ungüento equivocado puede romperlos en un instante”.

“Y debido a que es especializado, no se hace mucho. De ahí su gratitud”, finalizó Yuui.

“Bueno, el aceite de reparación de Kesga en particular es en realidad un caso especial… Uno de los efectos secundarios de la guerra de Lukutta fue que la mayoría de los bosques utilizados en la producción fueron quemados. Ya no se produce. Todavía hay algunos almacenados, pero el precio sigue disparándose en el mercado de accesorios. Realmente no puedes tenerlo en tus manos ahora”.

“Cierto”. La expresión de Yuui no vaciló. “Espera. ¿Por qué tenías eso contigo? ¿Algo tan precioso como eso?”.

“… No fui yo”, respondió Ix con amargura. “Morna lo hizo”.

“Morna… ¿Hizo qué?”.

“Ella lo puso en mi bolso cuando empacó para mí. Justo allí había un vial de aceite reparador de Kesga”.

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“… ¿Una coincidencia?”.

“Bueno… probablemente había escuchado antes que había un bastón hecho por nuestro maestro, un bastón hecho de Kesga, en la iglesia de este pueblo. ella podría haber adivinado que necesitarían aceite de reparación en función de cuándo se había hecho y su ubicación… No le dije que vendríamos aquí, pero tal vez pensó que sería útil y simplemente lo tiró”.

“¿E-ella puede predecir cosas como esas?”, preguntó Yuui parpadeando rápidamente.

“De ninguna manera… O eso me gustaría creer”, respondió Ix, mirando hacia abajo. “Pero viendo lo que acaba de hacer, tal vez lo tenga en ella”.

“…Bueno, eso está muy bien, pero desearía que nos lo hubiera dicho antes de que nos fuéramos”.

“Y es por eso por lo que ella es mala en el seguimiento”, gruñó Ix, su voz inusualmente enojada. “Probablemente no dijo nada porque le preocupaba sentirse incómoda si su ‘gran predicción’ resultaba incorrecta o algo así. En serio, ella tiene mucho talento, pero sigue actuando así…”.

En ese momento, un sonido de choque interrumpió su conversación.

Escucharon atentamente pero no oyeron ningún otro ruido. Algo debe haberse caído arriba.

Ambos suspiraron.

Los dos acababan de terminar de separar los cuadernos del resto de las pilas, formando dos montones en el escritorio frente a ellos.

Ix se cruzó de brazos. “¿Cuál es el criterio de clasificación?”.

“Periodo de tiempo”, dijo Yuui en voz baja. “Todos los cuadernos de hace más de cien años parecen recién hechos. No puedo decir si son… Falsos”.

Todo este tiempo, no habían estado investigando los nombres en los libros, sino que habían estado mirando los textos mismos.

Los registros de purificación de hace mucho tiempo deberían ser, por supuesto, objetos antiguos. Pero mezclados entre los cuadernos que habían sacado había documentos que de manera clara se habían hecho recientemente. Aunque a primera vista parecían viejos, después de una inspección más profunda, obviamente había una diferencia en el estado del papel y el nivel de daño por plagas. Yuui e Ix habían buscado entre los volúmenes de la biblioteca en Leirest, tomos tanto antiguos como nuevos. Una mirada a estos cuadernos les hizo sentir que algo andaba mal, y una sensación les dijo que estaban en lo correcto. Por lo tanto, decidieron verificar eso antes de comenzar a buscar el nombre de Ega Fulmen. Una vez que Ost se fue, comenzaron a dividir los cuadernos para ese propósito.

Ix se encogió de hombros ante la observación de Yuui. “Le pregunté si los documentos antiguos se conservaban como estaban. O mintió, o realmente lo cree… Por supuesto, podría ser cierto que solo se reescribieran para recuperar los que se hayan perdido en un incendio o porque los consumieron demasiado los insectos. Lo que significa—”.

“Pero no hay ningún registro que respalde eso”, respondió Yuui, luciendo pensativa. “¿Qué tal si esta iglesia no se estableció hace tanto tiempo?”.

“Es posible, pero no necesitarían hacer registros falsos si ese fuera el caso”.

“Bueno… habría sido el Viejo Orden antes, ¿Verdad? Quizás cuando el Nuevo Orden se hizo cargo, se deshicieron de todos los registros de sus rivales. Luego hicieron esto para ocultarlos”.

“¿Realmente harían todo ese esfuerzo sin ninguna razón? Podrían simplemente continuar donde lo dejó el Viejo Orden”.

“Hmm, entonces tal vez no fueron ellos, pero—”.

“Espera”. Ix levantó una mano para hacerla callar.

El sonido de pasos que bajaban por la escalera resonó en la recámara.

Rápidamente deshicieron las dos pilas y las alinearon como estaban, luego abrieron un par en una página aleatoria para que pareciera que habían estado leyendo todo el tiempo.

“De todos modos, algo es extraño”, susurró Ix. “Quiero mirar en el libro mayor, pero también deberíamos investigar esto”.

“Estoy de acuerdo”.

En su prisa por actuar con normalidad, levantaron una nube de polvo.

Ambos estornudaron simultáneamente.

***

 

 

Habían pasado algunos días desde ese entonces, pero el progreso de la investigación era lento.

A petición de Ost, Yuui e Ix se quedaron en la casa de un miembro de la congregación. Se sentía como nada más que tener un techo sobre sus cabezas, pero estaban agradecidos de todos modos, ya que la ciudad parecía carecer de una posada. Esa casa se convirtió en su base desde la que investigaban los registros de purificación o salían a la calle a hablar con los vecinos del pueblo.

Pero no habían encontrado ninguna pista significativa.

No importaba cuánto leyeran los registros de purificación, simplemente no encontraban el apellido Fulmen. Le preguntaron a la gente del pueblo, pero por supuesto que no había nadie que recordara que eso ocurriera hace cien años.

“Huh…”. La señora que dirigía la tienda con la que Yuui estaba hablando inclinó la cabeza en contemplación. “Hace cien años, eso habría existido cuando nació mi Abuelita. Pero la mente de mi Abuelita no estaba del todo allí, y ya falleció, así que no podrías hablar con ella aunque quisieras”.

“Ya veo…”, dijo Yuui con tristeza, bajando la cabeza.

“Ah, y lo mencionaste antes, pero nunca escuché nada acerca de que esta ciudad fuera el Viejo Orden en el pasado. Mi familia solo se mudó aquí durante la época de mi abuela, que sería… uh, hace unos setenta años, pero aparentemente, siempre ha sido del Nuevo Orden”.

Yuui había esperado esa respuesta. Había hablado con otros habitantes del pueblo que sabían más sobre la historia del pueblo, pero todos creían que siempre había sido del Nuevo Orden. Obviamente, el Nuevo Orden se había establecido después del Viejo Orden, por lo que debe haber significado desde ese entonces. Eso había sido hace más de cien años.

Intentó preguntar sobre festivales, dragones y el Monte Agnas, pero no obtuvo ninguna información. Todo lo que obtuvo fue “No hacemos festivales”, “No sé nada sobre dragones” y “Un amigo mío es minero; acaban de descubrir una nueva vena mineral”.

“Sin embargo, no es la gran cosa”, señaló el dueño de la tienda. “Minan hasta que chocan contra una pared. Luego buscan una nueva vena. Y si encuentran una, cavan hasta que golpean una pared. La minería es simplemente hacer eso por siempre y para siempre”.

Cuando Yuui salió de la tienda, vio que Ix regresaba. Habían dividido el trabajo y él había estado preguntando en una tienda cercana. “¿Come te fue?”, preguntó con una mirada.

“Uh, bueno, esta no era realmente…”.

“Ha-ha-ha, perdón por no saber nada”, admitió la dueña de la tienda, cruzando los brazos y luciendo divertida.

“G-gracias de todos modos”, dijo Yuui.

“… Esta tienda no los tiene”, murmuró Ix mientras sus ojos recorrieron la tienda.

“¿De qué está hablando?”, preguntó la dueña.

“Palos. El grupo de tres”.

Ix se refería a los misteriosos palos que estaban colocados en la entrada de la tienda que habían visitado antes, un paquete de tres largas y delgadas ramas con puntas ennegrecidas. Mientras preguntaban alrededor, habían aprendido que otras casas y tiendas los tenían. Pero no en esta.

“Oh, esos”. La dueña de la tienda sacudió la cabeza. “Solo las tiendas y familias antiguas los tienen. Las recién trasladadas como la mía no los tienen”.

“¿Entonces es prueba de que eres de una familia antigua?”.

“No, no, nada de eso. Creo que simplemente los colocan porque los han tenido desde siempre. No sirven para nada, y he oído que muchas familias los están tirando últimamente porque estorban”.

Además de los registros de purificación, estas decoraciones también les parecieron un elemento extraño del pueblo, pero no eran más que palos. Mira lo suficiente en cualquier pueblo, y seguramente descubrirás algún tipo de costumbre o cultura sin sentido.

“Ah, nos iremos ahora. Gracias por hablar conmigo”, dijo Yuui con una reverencia.

“No, gracias. Al menos esta ciudad tiene paz y tranquilidad. Realmente no recibimos visitas. Fue divertido”, respondió la mujer, radiante.

Salieron y caminaron un rato, pasando por un vecindario ordenado.

Aunque la dueña de la tienda les había dicho que había paz y tranquilidad, eso estaba estrictamente reservado para las áreas de clase alta, los vecindarios de dueños de tiendas y granjeros ricos. Sal de esta área y te encontrarás cara a cara con los barrios marginales de las clases bajas, atestadas de pobres y personas sin hogar.

Caminaron por aquellas calles abandonadas en profunda contemplación.

Este pueblo fue dividido en dos. Yuui solo había tardado dos días aquí para darse cuenta de eso.

Casi todos los ciudadanos de clase alta eran devotos creyentes del Nuevo Orden. Encontraban a Dios en el trabajo, lo que significaba que tenían prejuicios contra los pobres que no trabajaban o, en otras palabras, las personas que no podían trabajar. Parecían creer que esas personas no estaban cumpliendo la voluntad de Dios. Actuaban casi como si no pudieran ver a los pobres.

Por el otro lado, tenías a la clase baja. Mientras habían tomado sus ritos de purificación, pocos entre ellos eran arduos creyentes. Este era otro punto doloroso para la clase alta, que amplificaba su frustración con los pobres.

Las dos clases estaban separadas y rara vez interactuaban. Debido a esta división, no había mucho conflicto entre ellos. Era pacífico, en cierto sentido. El acoso que habían presenciado en su primer día fue el alcance de este.

Ese era el tipo de pueblo que era Agnasruze.

Yuui e Ix también estaban investigando esta región de la ciudad. Habían especulado que Ega Fulmen quizás había sido un miembro de la clase baja que no había sido purificado, que por lo tanto no aparecería en los registros de purificación. Sin embargo, la única forma en la que podían probar su hipótesis era ir interrogando a todas y cada una de las personas del vecindario. Ninguno de los dos pensó que esta investigación fortuita llegara a dar frutos.

Al final, no encontraron nada, tal como sospechaban. Yuui se sentó en el suelo y suspiró. Cuando miró a su lado, vio a Ix con el ceño fruncido por la frustración.

El par estaba en una especie de pequeña plaza abierta donde se cruzaban dos grandes caminos. Multitudes de personas pasaban en frente de ellos. El área estaba llena de gente que realizaba actuaciones o atendía puestos. Muchos de ellos eran personas sin hogar y sin otra profesión.

“¿Qué es eso…?”, murmuró Yuui.

“¿Qué sucede?”, Ix levantó la cabeza.

“Es solo, eso…”. Ella señaló lo que estaba mirando.

El centro de la plaza estaba ligeramente aglutinado.

No, era una colina de arena marrón. Lo extraño era que, a pesar de toda esa gente que pasaba, todos se aseguraron de evitarlo. Como una roca en un río, el montículo formaba un agujero antinatural en la marea de personas.

Yuui e Ix habían pasado por este cuadrado muchas veces, pero nunca se detuvieron para mirarlo. La gente del pueblo se movía con tanta naturalidad alrededor de la arena que no te habría llamado la atención a menos que te detuvieses a examinarla.

“¿Qué es eso?”, preguntó Ix, arrugando la frente.

“No lo sé…”.

“Voy a preguntar”.

“¿Huh?”.

Antes de que Yuui pudiera decir algo, Ix ya se había ido.

Encontró a un hombre sentado cerca del borde de la plaza y entabló una conversación con él. Junto al hombre había un instrumento de colores chillones. Parecía ser un artista callejero.

“Me estoy tomando un descanso”, él dijo bruscamente.

“Eso de allá…”, Ix señaló el centro de la plaza como si ni siquiera hubiera escuchado al artista. “¿Qué es ese montículo de arena? ¿Por qué nadie camina sobre él?”.

“……”.

El artista fulminó con la Mirada a Ix.

Yuui finalmente llegó, ya que se veía como si las cosas pudieran empeorar.

“Ah, ¡L-lo siento! Es un idiota tan desconsiderado. Por favor no dejesque le afecte”.

El hombre miró confuso a Yuui mientras divagaba. Se veía algo confundido de escuchar la voz de una chica.

Ix parpadeaba en confusión mientras Yuui lo fulminaba con su mirada.

“Ix, ¿Por qué siempre eres tan maleducado?, preguntó.

“Pensé que se refería a que tenía tiempo ya que estaba en un descanso…”.

“Eso no era a lo que se refería…”.

Hubo una corta risa disimulada.

Ambos miraron en la dirección del ruido, para encontrar al artista soltando una risa seca.

“Está bien, está bien. Pero no discutan así al frente mío”.

“Oh, disculpe por los probl—”, comenzó a decir Yuui.

“No te preocupes. ¿Qué era lo que querían?”. Se paró y miró a la plaza. “Oh… ¿La Fulmeninia?”

“¿Fulmeninia?”, murmuró Ix.

“¿Has oído de esta?”, preguntó Yuui.

“Nop, nunca”. Ix sacudió su cabeza. “Pero suena al Clásico del Reino.

En Estándar, significaría algo como ‘ojo de la montaña’”.





Yuui asintió.

“Oh, así que eso significa”, dijo el artista, con los ojos abriéndose.

“¿Hmm? U-uh, ¿Por qué le sorprende eso?”, preguntó Yuui sin pensarlo. “¿Lo llamaban así sin saber lo que significa?”.

“Supongo que sí… No soy solo yo, dudo que alguien sea consciente de su significado”. El hombre se acarició la barbilla. “Además, realmente ni siquiera sé qué es eso”.

“¿No? ¿Y sobre para qué se usa?”, preguntó Ix.

“Uh, bueno, para ser honesto, no puedo pensar en nada para lo que sería bueno”.

“Entonces, ¿Por qué nadie camina sobre él?”.

“Ni idea”.

“¿Pero sabes el nombre?”.

“Síp. Bueno, no sé si es un nombre per se; pasa que todo el mundo lo llama así, ¿Sabes?”.

“Es solo que lo llaman así…”, murmuró Yuui asombrada. “Entonces, ¿No hay leyes que prohíban que lo pises?”

“Nop. Solo que nadie lo hace…”.

Siguieron con algunas preguntas más después de eso, pero no recibieron ninguna información notable del artista. Yuui se preguntó si realmente era solo una regla indefinible.

Ix se quedó allí, perdido en la contemplación, con la mano sobre la boca. Luego preguntó “bien, entonces si, por ejemplo, los dos fuésemos y lo pisáramos, ¿Qué pasaría?”.

“¿Qué?”. El hombre parecía como si honestamente no pudiera entender las palabras que acababan de salir de la boca de Ix. “¿Por qué harías algo como eso? Eso no está permitido”.

“¿No podemos?”.

“N-no. Solo un forastero como tú podría siquiera considerar hacer eso”.

“Está bien. Si te dijera que te pagaré por caminar sobre él, ¿Qué harías?”.

“De ninguna manera lo haría”, dijo el hombre con un resoplido molesto.

“¿Qué pasa si le pregunto a alguien más?”.

“No vas a encontrar a nadie que esté de acuerdo en hacerlo, no en esta ciudad”.

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“Uh-huh”. Ix asintió como si hubiera aceptado la explicación. “He aprendido mucho”.

Con eso, se alejó, por lo que Yuui se inclinó y agradeció al artista.

“Lamento molestarlo de la nada…”.

“¿Qué, no van a verme actuar?”, preguntó el hombre, arqueando una ceja.

“Uh, ¿pensé que estabas en un descanso?”.

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