Ryuu to Sairei (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: Cargando Libros

Parte 4

 

 

Yuui se limpió el sudor de la frente y dejó escapar un suspiro.

“Huff…”.


Su mañana no había sido más que arrastrar libros, y su tarde no había sido más que mover cadáveres de bestias. A este ritmo, ella ya no podría levantar los brazos.

Miró alrededor de la habitación. Ottou estaba alegremente moviendo algunos cadáveres, sonriendo. Siempre lucía así, por lo que Yuui no podía decir si tenía más energía de lo normal o no.

Morna, por otro lado, era muy fácil de leer.

“Huff, uff, uff…”.

“¿E-estás bien, Morna?”, preguntó Yuui.

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“Estoy… B…ien…”, respondió ella, arrastrando algunos troncos antes de moverlos tambaleándose a otro lugar. Su flequillo estaba pegado a su frente, haciéndola parecer aún más inquietante de lo que ya era.

Aunque Morna era la mayor, seguida por Yuui y finalmente por Ottou, sus capacidades físicas eran completamente invertidas.

Si tan solo Ix estuviera aquí, reflexionó Yuui. Tampoco esperaba mucho de él físicamente, pero podrían haber hecho más con cuatro personas que con tres.

“Su misión debe haber terminado tomando más tiempo…”, murmuró Yuui.

Aunque el encierro de Ix y Morna para su investigación había resultado en el núcleo compuesto, también condujo a una habitación absurdamente desordenada. Además, justo cuando Morna estaba a punto de volver a la artesanía después, como era de esperar, se encontró incapaz de encontrar las herramientas y los materiales que necesitaba. Ya que inevitablemente necesitaría organizar las cosas primero, Yuui se había ofrecido a ayudar. Yuui no estaba relacionada con la tienda, pero tenía una buena conciencia, por lo que sintió cierta responsabilidad.

Al dividir la habitación en una sección de bestias mágicas, una sección de troncos y una sección de herramientas, lograron que volviera a su estado original. No cambió el hecho de que estaba saturada más allá de lo creíble, pero no tenían la energía para seguir adelante.

Cuando terminaron con una limpieza rápida, Ottou salió de la tienda, tarareando mientras se iba. Era hora de que se fuera a casa, ya que era de noche. No hace falta decir que no se molestó en despedirse. Nunca hacía cosas sin sentido como esa.

Aparentemente, Morna también pensó que así era como se suponía que debía ser, porque ni siquiera le agradeció su ayuda. Sin embargo, para ser justos, eso probablemente se debió a que estaba tan cansada que le faltaba la energía para pronunciar las palabras.

Como si quisiera probarlo, Morna colapsó después de que terminaran de ordenar. Después de un rato, se las arregló para arrastrarse hasta los pies de Yuui y se dirigió a ella con una voz exánime.

“G-g-g-gracias…”.

“De nada. Fue mi varita la que causó este desorden”, replicó Yuui.

“A-ayudaste muchísimo… Ahora puedo volver a fabricar varitas”.

“Sí, por favor haz unas buenas”.

“A-ahora…”, murmuro Morna, mirándose a sí misma hacia abajo, “… No puedo ni mover mis brazos”.

“A-ah…”.

Hubo una pausa en la incómoda conversación.

Después de mirarse fijamente por un momento, repentinamente el rostro de Yuui se torció en una mueca.

“S-s-s-s-s”. Ella jadeó, mirando hacia abajo. “S-soy rara, ¿No? Yo… No s-soy buena ni hablando ni moviéndome”.

“Eso no es…”, empezó a decir Yuui antes de sacudir la cabeza. “Es cierto, ¿No es así?”.

“…Sí”.

“Tú e Ix son como nadie que haya conocido. De verdad son gente extraña… Por maleducada que suene…”.

“N-n-no, es la verdad…”.

“¿Son todos los aprendices de Munzil como ustedes dos?”, preguntó Yuui. Ante la pregunta, Morna se iluminó y asintió.

“S-sí. Todos somos raros”.

“Pero ¿Por qué…?”.

“P-porque nuestro maestro era extraño…” Morna jugueteó con su cabello. “Una persona normal no sería aprendiz de alguien como él… Además, una persona normal podría encontrar otro lugar para trabajar, por lo que probablemente no necesitaría convertirse en aprendiz”.

Yuui notó que Morna hablaba con naturalidad ahora, pero no la interrumpió.

“La gente como yo no puede vivir en la mayoría de los lugares… Pero en la tienda del Maestro, mientras hicieras varitas, nadie se enfadaría contigo. Estaba loco, pero supe desde el principio que sería así, así que no tenía nada que temer. Sabes, cuando hablo con la gente, no entiendo la mitad de lo que digo”, admitió en voz baja. “Pero sí, creo que el resto también es así”.

“Me pregunto si… Esa es la razón”, meditó Yuui.

“¿H-huh? ¿Razón de qué?”.

“Ix”. Yuui suspiró. “Hemos ido a la biblioteca cada día, así que repentinamente me invadió la idea. ¿Por qué aceptó mi petición?”.

“Ummm, bueno—”.

“Lo sé, es el contrato, ¿Verdad? Pero la persona que lo escribió está muerta. No hay nadie para castigar a Ix si lo rompe. E imponer el cumplimiento total, incluso después de su muerte… ¿Munzil era realmente una persona tan aterradora?”.

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“…No. En realidad, creo que todo se reduce a Ixie, tal vez. Escuchaba todo lo que decía el Maestro… Todos los demás aprendices sabían cuándo ignorarlo o no siempre podían entenderlo”.

“Hmm, eso no suena muy bien…”.

“Así que sí, no es obvio… el por qué aceptó la solicitud, ¿Verdad?”.

“Incluso tú no sabes el por qué…”.

“E-en realidad, tampoco creo que Ixie lo sepa”.

“¿Huh?”.

Yuui quería interrogarla más, pero Morna ya se había levantado, como si quisiera terminar la conversación.

“Hablar me pone nerviosa”, dijo, sentándose en su escritorio.

Después de hacer el ritual habitual, inmediatamente comenzó a hacer manualidades. Se deslizó en el trabajo con tanta naturalidad que era como si lo hubiera estado haciendo todo el día. Era como si su oficio fuera un hilo continuo dentro de ella, uno que realmente nunca se detenía.

Habría estado mal interrumpirla, así que Yuui salió de la habitación tan silenciosamente como pudo.

La tienda estaba totalmente oscura.

Encendió la mecha remanente de una vela.

Ix aún no volvía.

Ella sintió un ligero escalofrío en su piel.

¿Por qué él…?

Pensó de nuevo en él.

Yuui no sabía si él estaba solamente motivado por la curiosidad. Por supuesto, padres y maestros no eran exactamente lo mismo…

Pero ambos estaban siguiendo las órdenes de una persona muerta

¿Entonces por qué las seguían?

¿Y acaso serían capaces?

Ella…

¿Él le contaría, si ella se lo preguntara directamente?

Me pregunto si volverá pronto…

Yuui apoyó sus manos en la mesa y descansó su mejilla en ellas mientras miraba la ondulante llama.

La fatiga se hizo espuma desde su cuerpo, alzándose en la dirección de su cabeza. Las burbujas se juntaron, se convirtieron en una masa e invadieron su cráneo.

“…Ah”.

Yuui despertó ante el sonido de un golpe en la puerta.

Secándose la saliva de sus manos con sus mangas, Yuui intentó hacer inventario de sus alrededores incluso si su mente se rehusaba a funcionar.

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La vela se había apagado. Solo una pequeña luz brillaba a través de la ventana.

¿Por cuánto estuve dormida…?

Moviéndose hacia la ventana con las piernas temblorosas, miró hacia fuera para comprobar la posición de la luna. Era como si se hubiera abierto un agujero en el cielo nocturno, oscurecido por nubes que se movían rápidamente.

Aún estamos en medio de la noche, pensó.

Sus ojos aún no se acostumbraban a la oscuridad.

Eventualmente se dio cuenta de que golpeaban a la puerta. Lo habían estado haciendo todo el tiempo, solo que ella no lo procesó.

Por un segundo, pensó que podría ser Ix, pero sacudió su cabeza. Si fuera él, estaría gritando.

De todas maneras, Yuui se puso su abrigo. Estirando sus manos para sentir los muebles, se dirigió a la puerta.

Después de aclarar su garganta, Yuui habló. “¿Quién anda ahí?”.

“… ¿Yuui?”.

“¡¿Ix?!”.

“Sí”.

Su voz era más que todo un quejido.

Abrió la puerta y lo encontró de pie allí, con su rostro hinchado con negro y azul débilmente iluminado por la luz de la luna.

“Siento llegar tarde”, murmuró.

“¡¿Q-qué te pasó?!”.

Ix comenzó a colapsar justo cuando Yuui lo guiaba hacia la tienda. Ella lo incorporó y lo sentó suavemente en una silla.

Alzó un brazo y apuntó hacia la puerta.

“… Agradécele a ellos”.

“¿Qué?”.

Ella miró en esa dirección.

Yuui pudo distinguir tres figuras de pie a poca distancia de la tienda. Estaban teñidos de azul por la luz de la luna y proyectaban vagas sombras en el suelo.

“Me trajeron aquí… y me trataron”, le informó Ix con voz áspera. “Fui atacado en la calle”.

“Oh no…”.

Ella no conocía los detalles, pero él le había dicho lo suficiente como para saber que estas personas lo habían salvado.

Estaba tan oscuro que no podía ver sus rostros. Forzó los ojos para mirarlos.

El área se iluminó de repente, poniendo sus rostros y alrededores en claro relieve.

Pero aún le tomó unos segundos procesar lo que estaba viendo. Los tres se quedaron allí mirando con incredulidad.

Dos hombres jóvenes y una mujer joven, todos de su edad.

“Yuui…”, murmuró Tomah. “¿Qué estás haciendo aquí…?”.

Pero Yuui no pudo pronunciar ninguna palabra. Era como si algo se le hubiera atascado en la garganta. Su mente se quedó completamente en blanco; ni siquiera podía recordar cómo respirar.

“¿Yuui?”.

La débil voz que oyó a su lado finalmente la trajo de vuelta a sus cabales.

Tratando de poner en orden sus pensamientos furiosos, miró a Ix. Él volvió a mirarla en silencio.

“No es nada”, respondió finalmente, trabajando duro para mantener un tono uniforme. Regresó a la entrada y examinó a las tres personas que tenía delante.

“Y-Yuui…”, jadeó el otro joven. Sus grandes orejas de perro estaban erguidas, pero ella alzó su mano para evitar que dijera nada más.

“Tomah, Dann, Rozalia, gracias por salvarlo”, dijo.

“E-eso no importa en este momento…”, tartamudeó el mismo hombre, Dann.

“¡Estábamos preocupados! Desapareciste de repente… Pero estás bien, gracias a Dios…”.

“Ya no tengo nada que ver con ustedes tres”, dijo Yuui. “Es tarde, así que discutámoslo en otro momento. Puedo expresarles mi gratitud en ese momento”.

Ryuu to Sairei Volumen 1 Capitulo 2 Parte 4 Novela Ligera

 

“¿Tu gratitud? ¿Por qué hablas como si ni siquiera nos conocieras…?”, preguntó Dann, con las orejas caídas tristemente.

“En cualquier caso, es hora de que ustedes se vayan”.

“¿Irnos? ¿Significa eso que te vas a quedar aquí?”, Dann no la dejaría ir.

“Si te quedas aquí, entonces nosotros también podemos—”.

“Esto no es una posada. Solo me están haciendo un favor”.

“Está bien…”.

“¿Varitas…?”, dijo la chica del grupo, confundida. Ocasionalmente, sus largas orejas sobresalían de donde estaban escondidas en su cabello. Miró hacia el cartel. “¿Es esta la tienda de un fabricante de varitas?”.

“Sí, lo es”, dijo Yuui asintiendo.

“¿Qué? ¿Es importante esta tienda de varitas? Yuui, sé que ya no tenemos ninguna conexión como aventureros, pero aún somos compañeros de clase en la Academia y no podemos ignorar esto. No importa el poco dinero que tengas, no puedes confiar en este lugar deteriorado. Sé que no quieres pedirnos ayuda, pero—”.

“Rozalia, detente”, ordenó Tomah mientras colocaba una mano sobre su hombro.

“Pero, Tomah”, protestó ella.

“Ix es un excelente fabricante de varitas. Te lo dije, ¿No? Se dio cuenta de que esos dientes eran sospechosos con una sola mirada”. Tomah negó con la cabeza. “Y Yuui confía en esta tienda, así que tiene que ser buena. No hables de esa manera”.

“… Tienes razón. Discúlpame, Yuui”, dijo Rozalia agachando su cabeza.

“Agua bajo el puente”. La respuesta de Yuui fue cortante.

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“¿Lo dices en serio cuando dices que harás tiempo para hablar más tarde?”, preguntó Tomah con seriedad. “¿Me lo prometes?”.

“Yo no miento”.

“De acuerdo. Bueno, te tomaremos la palabra y lo dejaremos así por hoy. Nos alojamos en una posada cerca del centro de la ciudad. Es la que tiene un pájaro tallado en el cartel… Si vienes a hablar con nosotros… nos encontrarás allí”.

“Entendido”.

“Ah, y sobre Ix. Rozalia lanzó algo de magia de emergencia sobre él. No debería correr el riesgo de morir”.

“Tuvo suerte de que su cerebro no fuera afectado”, añadió Rozalia. “Cerré todas las heridas peligrosas que pude encontrar, pero llevará tiempo que se sellen por completo. Y podría haberme pasado algunas también. Hagan que descanse durante los próximos dos o tres días y asegúrense de vigilar su estado”.

“Confío en tu habilidad, Rozalia. Gracias”, dijo Yuui.

“Y por último… dejó caer esto”. Tomah le tendió una bolsa abultada.

“Me aseguraré de que la reciba”.

“Estás siendo bastante fría”, gruñó Tomah, bajando la mirada antes de sonreír repentinamente. “Bueno, nos vemos luego, Yuui. Pídele disculpas a Ix por mí, por favor”.

Los tres se alejaron por el camino.

Desconcertada, Yuui siguió el lugar donde había estado la mirada de Tomah y se dio cuenta de que él había estado mirando su mano derecha. Miró hacia abajo y suspiró.

“… Hah”.

Ella liberó la tensión de sus hombros. En este momento, Ix tenía prioridad.

Yuui había estado apretando su puño con tanta fuerza que se había vuelto completamente blanco.

***

 

 

Después de entrar en la biblioteca, Ottou avanzó unos pasos y luego se detuvo.

Yuui había sido advertida de antemano que el chico actuaría así, pero aun así se sorprendió al verlo por sí misma. Tomando su brazo, lo condujo en silencio hacia la pared. Aunque no se resistió, sus ojos estaban pegados al frente todo el tiempo. Eventualmente, comenzó a caminar solo. Si lo que Morna le había dicho era cierto, él debería volver a ser el mismo de siempre en unos momentos.

Toda esta situación en realidad había sido obra de Morna.

Si bien la vida de Ix no estaba en riesgo, sus heridas eran graves, por lo que él estaría postrado en cama durante unos días. Sin embargo, tenían una fecha límite, por lo que Yuui pretendía continuar investigando por sí misma.

Pero durante ese tiempo, Morna había anunciado que cerraría la tienda por un tiempo para evitar la atención de las personas que habían atacado a Ix. Dado que Ottou no tendría nada que hacer durante unos días, Morna le había sugerido que ayudara a Yuui. Ottou no pareció oponerse, y a Yuui le vendría bien toda la ayuda que pudiera obtener, así que aceptó la oferta de Morna.

Sin embargo, Yuui dudaba que esa fuera toda la historia. Quizá Morna había cerrado la tienda como pretexto para ayudarla. Yuui no podía estar segura.

Ottou estaba congelado tan perfectamente inmóvil, que bien podría estar muerto. Aparentemente, siempre era así cuando encontraba un nuevo lugar o situación.

Sin duda sería una vista extraña para cualquier espectador. Sin embargo, por fortuna había pocos clientes en la biblioteca, por lo que llegaron a su destino sin demasiadas miradas.

Después de un rato, Ottou parpadeó, como si estuviera despertando de un sueño, y miró a Yuui.

“Ah, es cierto, Ottou”, dijo Yuui, ordenando lo que quería decir en su cabeza. “Me gustaría que busques libros de Agnasruze”.

“La ciudad junto al volcán donde puedes encontrar piedras preciosas”, él respondió.

“Sí, esa”, confirmó ella.

Sin otra palabra, Ottou se deslizó entre las sombras de los libreros.

“Oh…”.

Yuui ni siquiera tuvo tiempo de decirle que solo había paquetes de papel y libros maltratados de esa manera.

Reflexionando sobre su intercambio, Yuui se preguntó si había dicho algo incorrecto. Las habilidades de Ottou eran admirables, pero aún no sabía cómo aprovecharlas al máximo. No estaba segura de poder comunicarse con él como lo hacía Ix.

Como era, él era como un diamante en bruto. Ella suspiró.

Bueno, al menos se sentía mejor ahora que tenía un tema de investigación claro, en lugar de algo tan vago como “dragones”. En última instancia, se habían puesto en este camino gracias a lo que Ix había murmurado cuando recuperó la conciencia brevemente.

“Investiga Agnasruze”.

Esa fue toda la dirección que les había dado.

Yuui no tenía idea de cómo la búsqueda de un pueblo se relacionaba con la búsqueda de dragones. Cuando trató de presionarlo para obtener más detalles, solo logró obtener algunos pensamientos rotos e inconexos de él. Algo como “Hubo una solicitud extraña”, que no significaba nada para ella. Aunque realmente no lo entendió, dudaba en interrogar a un hombre herido.

Podría haber estado divagando por el delirio, por lo que Yuui no estaba segura de cuánto debía creerle. Pero era la única pista, o algo que se parecía un poco a una pista, que habían encontrado hasta ahora. De todos modos, se sentía como si estuvieran tratando de atrapar nubes. Pero decidió que también podrían investigarlo, y así fue como terminaron viniendo a la biblioteca…

No había muchos libros de geografía, y los que había estaban estrictamente regulados. La biblioteca los había fijado a los estantes para que no los movieran fácilmente.

Yuui revisó estos textos en busca de pistas, pero en su mayoría contenían información sobre grandes ciudades. Ni siquiera pudo encontrar nada de algunas de las aldeas regionales del reino.

No había pasado tanto tiempo desde que comenzó a investigar, pero ya tenía ganas de darse por vencida.

Seguramente este era el tipo de cosas por las que estarían mejor preguntando en la ciudad; deberían estar preguntándole a comerciantes y viajeros, no hurgando en la biblioteca.

Pero Yuui estaba angustiada por lo que le había sucedido en Leirest. La hizo desconfiar de acercarse a extraños. Aun así, nadie le había dicho que se quitara la capucha desde que cruzó las puertas.

Así es… Ella no tenía tiempo para tener miedo de eso.

Si no podía reparar la varita para el final del verano…

Yuui podía escuchar ese sonido de quiebre de nuevo solo de pensarlo.

“Un libro de Agnasruze”.

“¿Q-qué?”, gritó Yuui, dándose cuenta de que Ottou estaba parado frente a ella y sostenía un libro. Ella lo aceptó distraídamente.

Era menos un libro y más un paquete de papeles con una cubierta. La escritura a mano en el frente era tan peculiar que no pudo distinguir su título.

El texto era bastante antiguo y el papel estaba mal conservado. La cubierta se sentía arenosa y no por falta de calidad— estaba cubierta con lo que parecía ser arena o polvo. Las yemas de los dedos de Yuui se blanquearon con la sustancia.

“Um, Ottou, esto es…”, murmuró Yuui.

“Es un libro”, respondió Ottou.

“¿Quién dice eso?”.

Ella pasó suavemente las páginas. Parecía ser un libro mayor.

El interior estaba lleno de columnas de nombres y números de artículos, con la misma letra que la portada. Continuó así página tras página. Evidentemente, el texto no había sido bien cuidado, ya que los restos de insectos aplastados estaban adheridos a sus páginas. Aunque había algunas notas aquí y allá, no eran interesantes y no parecían tener nada que ver con el libro de contabilidad en sí. Solo garabatos.

Yuui no entendía por qué esto merecía ser guardado en una biblioteca.

Probablemente solo habían juntado una pila de papeles para llenar los estantes.

Ryuu to Sairei Volumen 1 Capitulo 2 Parte 4 Novela Ligera

 

“Ottou, disculpa, pero ¿Qué es esto?”, preguntó Yuui.

“Un libro de Agnasruze”, replicó él, con su perpetua sonrisa.

“No, eso no es lo que quiero decir…” Yuui negó con la cabeza, pensando que era su culpa que esto hubiera sucedido, ya que había hecho la pregunta equivocada. “¿Qué hace que este sea un libro de Agnasruze?”.

“Ceniza”.

“¿Eh?”.

“Hay un volcán en Agnasruze. Hay ceniza en el libro. No es ceniza de una chimenea— es ceniza de un volcán. Así que lo más probable es que sea de ahí”.

Le tomó un momento a Yuui entender lo que estaba diciendo.

“Ummm, en otras palabras…” Yuui parpadeó muchas veces. “¿Este no es un libro escrito sobre ese pueblo sino un libro que estuvo allí?”.

“Correcto”.

Al recordar, Yuui se dio cuenta de que le había pedido que encontrara “un libro de Agnasruze”. Sus hombros se hundieron. Su frase vaga lo había estropeado todo.

De todos modos, había hecho bien en encontrar esto en tan poco tiempo.

Si el juicio de Ottou era correcto, este libro de contabilidad había sido traído de esa ciudad a Leirest por alguna razón, donde terminó llenando las estanterías de la biblioteca.

Obviamente, eso era bastante increíble e intrigante, pero…

“Ottou, lo siento mucho, porque hiciste muy bien en encontrar esto, pero…”, empezó a decir Yuui. En ese momento, sin embargo, la mano que había estado hojeando ociosamente las páginas se detuvo.

Por solo un breve momento, el carácter de dragón saltó hacia ella. Estaba a la derecha de una línea de pedido sobre tinta halni.

Solo unas pocas columnas garabateadas de caracteres escritos en el margen, sin relación con el contenido del libro mayor 5.

Aunque la peculiar escritura dificultaba la lectura, Yuui logró superarlo.

Parecía ser una simple nota de diario.

  • En contabilidad, el libro mayor es un registro en el que cada página se destina para cada una de las cuentas contables de una empresa.

…¿Podrá empezar este año la adquisición del dragon sin problemas? Solo quedan dos semanas hasta el comienzo del festival, y ya hay charlas ociosas sobre que las cosas solo van a medias. Les dije que estaba inseguro de confiarles esto. Es extraño cuán carente de motivación es la gente joven hoy en día. No tienen iniciativa y raramente se unen a las reuniones… Sin embargo, me informaré con los jóvenes mañana. Si los amenazo, quizás entiendan el desastre que podría ser esto.

“¿Adquisición… del dragón?”.

Era una combinación de palabras imposible.

El libro mayor efectivamente era Viejo, pero estaba escrito en el Estándar Central, el cual Yuui podía leer. No estaba escrito en el Clásico del Reino.

Lo que implicaba que el documento era, a lo mucho, de hace doscientos años.

Pero los dragones se extinguieron mucho antes de eso. Las estimaciones más actuales lo situaban como algo de hace mil años.

Los períodos de tiempo claramente no coincidían. Habían encontrado este libro de contabilidad por casualidad, así que no pensó que fuera una broma o una mentira. Y si ese fuera el caso, entonces, ¿Qué era este libro mayor? ¿Solo algunos garabatos sin sentido? Pero no se sentían falsos como cabría esperar.

Sintió que su corazón saltaba.

Hemos… dado en el blanco, ¿O no?

Ix les había dicho que investigaran Agnasruze. Encontraron un libro que pensaron que había estado en la ciudad. Dentro había una nota que insinuaba la existencia de dragones. Había aún todo tipo de cosas que no sabían, pero Yuui no pensó que esto fuera solo una coincidencia.

La posibilidad de que esto no condujera a ninguna parte aún permanecía, por supuesto, pero habían encontrado esta pista tan rápido después de haber buscado tan duro de antemano. Una mitad de ella le decía que mantuviera la calma, pero la otra mitad no podía evitar emocionarse.

Yuui se apresuró a leer las notas antes y después de esa, pero solo eran quejas sobre la esposa del escritor o sobre lo lindos que eran sus hijos.

Estudiando detenidamente el texto para ver si al menos podía aprender el nombre del escritor, encontró una firma en la contraportada. Sin embargo, estaba escrito con una letra aún más desordenada que la portada, por lo que Yuui no pudo leerla.

De todos modos, necesitaba contarle a Ix sobre esto lo antes posible…

Necesitaban investigar más este documento. Puede haber algo escrito en algunas de las otras notas, no solo en esa.

Yuui sintió que alguien estaba de pie detrás de ella y se dio la vuelta para mirar.

“Oh, lo encontraron”.

“¡Ah!”.

“Pero trajiste a un compañero diferente hoy. Pienso que esa fue la decision correcta”.

La persona que divagaba casualmente era la jefa bibliotecaria. Yuui pensó que se había escondido la última vez que la mujer había estado cerca, pero aparentemente, de todos modos descubrió a Yuui. Tal vez era de esperarse; Yuui había estado viniendo todos los días.

“Um, ¿Qué es esto…?”, preguntó Yuui, sosteniendo el libro mayor.

“No está en el catálogo de la biblioteca”, afirmó la mujer con solo una mirada rápida. “Deben ser algunos papeles al azar usados para llenar las pilas”.

“Ah, eso pensé”.

“¿Quieres llevarlo contigo?”.

“¿Huh? S-sí, pero…”

Para ser honesta, ella había estado pensando en simplemente irse con él. Todavía no sabía qué notas triviales en los márgenes podrían contener otra pista. Y para mostrárselo a Ix, que seguía postrado en cama, tendría que copiar todas y cada una de las entradas correspondientes. Podría hacer más si consiguiera la ayuda de Ottou, pero aun así llevaría tiempo.

Desafortunadamente, sin embargo, la biblioteca en realidad no te dejaba sacar libros. Justo cuando Yuui pensó que la jefa bibliotecaria probablemente había venido a recordarle eso, habló de nuevo.

“Puedes llevartelo. Después de todo, no está oficialmente en nuestra colección. Te lo voy a dar”.

“Huh, ¿E-está segura?”.

“Sí, sí. Sin embargo, tengo una promesa que me gustaría que hicieras antes de hacerlo”.

“¿Una promesa? ¿Cuál podría ser?”.

“Los libros están hechos para ser leídos. Independientemente de su contenido, es demasiado trágico que no se lean, que el libro simplemente se pudra sin que nadie sepa lo que hay entre sus páginas. Quiero salvar ese texto de ese destino, así que me gustaría que lo atesoraran, ya sea que eso signifique cuidarlo mientras se desvanece o confiarlo a otra persona. No puedo dártelo si no aceptas esa responsabilidad”.

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“U-uh…”.

Yuui miró hacia el techo. Ella no había esperado que aceptar un paquete de papeles implicaría tanta responsabilidad. ¿Eran los libros realmente tan valiosos? Pero la mirada de la jefa bibliotecaria parecía sincera.

¿Era Yuui la extraña por no ser capaz de responder inmediatamente…? Sus ojos vagaron por un tiempo.

***

 

 

Tomó cuatro días para que desaparezca la inflamación.

Gracias a la magia de esa chica Rozalia, Ix apenas había sentido dolor. Aun así, se había estado quemando mientras yacía allí, y su cabeza estaba confusa. No podía decir cuándo estaba despierto y cuándo dormido, pero su recuperación parecía casi demasiado rápida, considerando las horribles heridas que había sufrido.

En un intento por retribuirle a los demás por cuidarlo, se levantó rápidamente de la cama y luego fue a organizar los armarios y hacer otras pequeñas tareas. El ruido que hacía mientras se encaramaba fue suficiente para que Morna se pasara por el lugar.

“Oh, I-Ixie…?”.

“Ah, Morna. Perdón por molestarte”.

“N-no, está bien. Mientras estés mejor… Fyu-fyu…”, dijo ella, aliviada.

“¿Ya te sientes mejor?”.

“Bueno, creo que puedo moverme sin problemas ahora”, señaló Ix, rotando ligeramente sus hombros para mostrarle.

“¿E-en serio? Bien. Sí”.

“¿Dónde está Ottou? ¿Y Yuui?”.

“Oh, están en la tienda. L-los traeré”.

Sin embargo, Morna regresó solo con Yuui. Su expresión exasperada parecía decir “Seguro que estás animado para ser alguien que acaba de levantarse”.

“Entonces, ¿Había algo que necesitabas?”, preguntó Yuui.

“Sí, después de que nos separamos, fui al Gremio de Aventureros. Y ahí… sí”. Ix encontró su mirada. “Allí encontré algo que parecía una pista. Si no recuerdo mal, fue—”.

“Agnasruze, ¿Verdad?”.

“… ¿Cómo lo supiste?”.

“Tú me lo dijiste. ¿No te acuerdas?”, preguntó Yuui, sacudiendo la cabeza. “Podemos discutirlo después. Yo también tengo algo que decirte”.

“De acuerdo…”.

Él se sintió algo insatisfecho con su explicación, pero decidió continuar con esta historia. Entonces Ix le explicó todo lo que había sucedido esa noche.

Se había derrumbado al costado del camino, sufriendo las horribles heridas que los dos aventureros le infligieron. La pareja se había asegurado de golpear cada centímetro de su cuerpo y le habían roto tantos huesos como pudieron. Ix estaba tan herido que ni siquiera podía pedir ayuda o ponerse de pie. En cambio, yacía en el suelo, temblando.

Pero dado que los dos aventureros habían armado un alboroto tan magnífico, Tomah y su grupo, que estaban cerca, vinieron a ver qué estaba pasando. Quizás este era el lado positivo de la situación. Aparentemente, el amigo de Tomah, Dann, había escuchado las burlas y había percibido un olor a sangre con sus excelentes sentidos de vukodrak.

Los dos aventureros dieron media vuelta tan pronto como vieron a los tres correr hacia ellos, pero Ix ya estaba al borde de la muerte. No habría sido una sorpresa si hubiera muerto, de no ser porque Rozalia rápidamente lanzó magia curativa en él. La poderosa magia y la excelente técnica de la elfa habían evitado su destino.

Después, Tomah se dio cuenta de que Ix era la persona con la que había hablado en el Gremio. Sintiéndose responsable del incidente, Tomah lo cargó todo el camino de regreso a la tienda. Eso fue todo lo que pasó esa noche.

“Les debo mi vida”, admitió Ix. “Y todo fue porque no fui suficientemente cuidadoso. Eso fue todo lo que pasó esa noche”.

“Sí, estoy contenta de que volvieras con vida”.

“Especialmente porque no habría nadie más para arreglar tu varita si yo muriera”.

“… ¿Por qué lo dices de esa manera?”, Yuui le frunció el ceño a Ix. “¿No crees que es grosero hacia Morna y conmigo, ya que estábamos legítimamente preocupadas por ti?”.

“No, no lo decía de esa forma, perdón. ¿Pero quiénes eran esos tres? Mis recuerdos no están completamente claros después de todo eso, pero sonaba como si te conocieran, ¿Verdad?”.

“… Sí, los conozco”.

“¿De la Academia?”.

“Sí, de ahí”.

“Extraña combinación. Tanto los vukodraks como los elfos están en una posición similar a la tuya, Yuui. Bueno, sucedió en diferentes momentos de la historia… Pero incluso ustedes son estudiantes en la Academia Real e incluso trabajan juntos como aventureros—”.

“Preferiría no hablar de eso”, dijo Yuui cortante, interrumpiéndolo.

Ix cerró la boca antes de que pudiera hacer otra pregunta. Tenía la intención de aligerar el ambiente, pero parecía que algo estaba pasando. Tal como estaban las cosas, él no la conocía lo suficientemente bien como para entrometerse más.

“Seguro, lo siento”, dijo.

“No, está bien. Es solo que no tengo conexión con ellos ahora, y no tengo intención de volver a trabajar con ellos. Eso es todo”, murmuró Yuui en voz baja.

“¿No dijiste que harías tiempo para hablar con ellos de nuevo?”.

“¿Es eso asunto tuyo?”.

“No… No lo es”. Ix se encogió de hombros. “Solo quería agradecerles por salvarme, eso es todo”.

“Entonces esta discusión ha terminado”, dijo ella y se aclaró la garganta. “Más importante aún, ¿Te importaría contarme sobre la pista que encontraste?

¿Por qué me hiciste investigar a Agnasruze?”.

“Bueno, no tenía la intención de obligarte a hacerlo…”, gruñó él, antes de contarle sobre el extraño formulario de solicitud que había encontrado en el almacenamiento del Gremio y que decía algo sobre dragones y el Monte Agnas.

“¿Dices que los caracteres fueron escritos con magia en una pizarra?”, preguntó Yuui, cruzándose de brazos. “Eso es bastante desconcertante. No entiendo el propósito”.

“Bueno, esa es toda la pista. Es extraño, pero nada más que eso. Ahora que lo pienso, siento que no fue gran cosa. Lo siento, mis divagaciones delirantes te enviaron a una búsqueda inútil”.

“Oh, no estoy tan segura de eso”.

“¿Huh?”.

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“Encontré una cosa”, anunció ella, y luego fue a traer una vieja pila de papeles del estante. Ix levantó una ceja en cuestión. Era su turno de explicar. Yuui le dijo que ella y Ottou habían encontrado este cuaderno en la biblioteca, que lo más probable era que fuera de Agnasruze y…

“¿Adquisición del dragón…?”, preguntó Ix.

“Así es”. Yuui asintió. “No creo que sea un verdadero dragón, pero debo admitir que creo que puede ser una pista, considerando su conexión a la petición”.

“Dado que Ottou afirmó que había estado en Agnasruze, estoy seguro de que tiene razón”, murmuró Ix mientras miraba la portada con confusión. “Cuentas de Suministros del Festival— ¿Ega Fulmen?”.

“Oh, entonces eso es lo que dice. Ega, ¿Eso es un nombre?”.

“Es un antiguo nombre masculino”.

“¿Lo conoces?”.

“No, eso sería estupendo” .

Obviamente, Ix no conocía ni al hombre ni a su familia.

Echó la tapa a un lado y miró hacia el techo.

“Hmm…”.

“¿Qué ocurre? Pensé que habíamos hecho un gran avance. Con esto, nuestra única opción es ir a comprobarlo, ¿No? Si podemos conocer a esta persona Ega…”, dijo Yuui sin aliento, pareciendo algo emocionada.

“Es un gran avance, pero…”, Ix negó con la cabeza. “Es una apuesta. Es seguro decir que nuestra única pista en este momento es el Monte Agnas. Agnasruze está lejos, pero podríamos llegar en dos días si vamos en diligencia 6. Pero eso es esperar mucho. Si no hay nada allí, entonces se acabó el verano. Me gustaría actuar con más certeza”.

“Pero hemos agotado lo que podemos investigar aquí. Hemos investigado todo, y las dos pistas que hemos encontrado apuntan al mismo lugar… ¿Podría ser realmente una coincidencia?”.

“Pero—”.

“¿Es posible que estés tratando de usar el hecho de que hemos encontrado una pista como excusa para extender el período de reparación de la varita?”.

“Por supuesto que no”, dijo Ix con un resoplido. “Lo que iba a decir es que hay otro problema importante”.

“Estoy escuchando”.

“Gastos de viaje. No tengo dinero. Tenemos que pagar el transporte y el alojamiento cuando lleguemos allí”.

“Eh, eso es…”.

Eso no era una excusa— era un problema apremiante. Como Ix no sabía si su carrera como artesano tendría éxito, gastar grandes cantidades de dinero en una comisión gratuita podría terminar con su muerte solitaria en una cuneta. Eso tampoco era una exageración. Y si eso sucediera, su pedido nunca se completaría.

Cuando la comprensión cayó en la cuenta de Yuui, su sonrisa se convirtió en un ceño fruncido. Ciertamente no tenía los fondos extra.

Mientras se miraban con el ceño fruncido, de repente escucharon pasos fuera de la habitación.

“¿N-necesitan… Dinero?”.

“¡¿Ah?! ¡M-Morna!” Yuui se sobresaltó ligeramente, y luego forzó una sonrisa en su rostro. “S-sí, lo necesitamos. Justo estábamos hablando de cómo no tenemos suficiente para viajar”.

“Hee-hee-hee, e-entonces tomen esto…”.

En sus blandos brazos colgantes, Morna llevaba un saco abultado. Lo dejó caer al suelo frente a ellos, donde hizo un ruido sordo.

  • La diligencia era un carruaje de camino, de cuatro ruedas, que hacía un servicio regular entre dos poblaciones extremas de su ruta con itinerario fijo, trasportando viajeros y correo.

Ix miró dentro y murmuró “¿Huh?”.

Era una suma masiva. Bueno, quizás no masiva, pero una cantidad decente.

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“Morna, ¿De dónde sacaste esto…?”, preguntó Ix deliberadamente.

“¿Huh? Ummm, fue… L-lo soltaste cuando colapsaste”.

“¿Se me cayó? ¿Todo esto?”.

“Ah, n-no, no esto—era lo de, uh, enedo…” .

“Oh, ¿Los dientes?”.

Se refería a esos dientes que el par de aventureros habían traído al Gremio. Deben haberlos dejado caer en el pánico que siguió mientras huían de Tomah.

“A-así que los vendí… E hice algo de dinero”.

“¿Huh? ¿Los vendiste?”.

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“S-sí”, murmuró Morna. Ix la miraba sin parpadear, pero ella evitaba su Mirada. “Uh… Eso… ¿Estuvo mal?”.

“No, no estuvo mal…”

“B-bueno, si nos los quedábamos, esas personas vendrían y nos dirían que los devolviéramos. Así que pensé que sería mejor convertirlos en dinero. Cerré la tienda y le pregunté al comerciante con el que siempre trabajo… ¿Eso… estuvo bien? Foo-foo-foo…”.

“Supongo que está bien…”.

Legalmente, no era un problema. Como ya habían vendido los dientes, los fondos no pertenecían ni a los dos aventureros ni a la persona que originalmente poseía los dientes, ya que los aventureros los habían obtenido ilegalmente. El dinero pertenecía a Morna. Y si su comerciante manejaba bien las cosas, nadie debería poder encontrar esta tienda.

Pero esa bolsa contenía muchísimos dientes. Tener en tus manos esa cantidad de material era trabajo duro. Morna había obtenido un gran retorno de la inversión al venderlos, y quienquiera que los entregara al Gremio se habría ganado una gran cantidad de gloria. Y los dos aventureros lo habían perdido todo por culpa de un artesano a medio cocer… Ix en realidad se sentía un poco mal por ellos.

“Esto soluciona los problemas monetarios para el viaje, ¿Sí?”, dijo Yuui al darse cuenta, juntando sus manos.

“…Sí. Todo lo que queda es si la cliente quiere hacer esta apuesta”, dijo

Ix.

“Entonces no hay problema”. Yuui sonrió. “Bien, ¿Nos vamos? Lo mejor sería marcharnos lo antes posible. Tal vez incluso deberíamos irnos esta noche si tus heridas no son un problema”.

“¡Oh, entonces prepararé las maletas de Ixie!”, lloriqueó Morna.

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“¿Qué? ¡Morna!”, gritó Ix, tratando de detenerla, pero ella ya había desaparecido. “…Y tú también, Yuui. Espera. Lo hiciste sonar como si también estuvieras planeando ir”.

“¿Qué estás diciendo?”, preguntó, parpadeando confundida. “Por supuesto que voy”.

“No, no ‘por supuesto’. Esta es mi tarea. Deberías esperar aquí”.

“Pero la cosa es que… vamos en busca de alguien. Nunca puedes tener demasiadas manos amigas para un trabajo como ese. Y además”, agregó Yuui mientras señalaba la cara de Ix, “¿Quién arreglará mi varita si te golpean de nuevo?”.

Su rostro aún estaba envuelto en vendajes.

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