Otonari No Tenshi (NL)

Volumen 5.5

Capitulo 5: ¿Quién Es El Que Está Haciendo Inútil A Las Personas?

—… ¿Qué estás haciendo?

Cuando Amane estaba ordenando una caja que le habían enviado de pronto los padres, Mahiru se le quedó viendo al llegar para anunciarle que estaba por hacer la cena.

Era una mirada como si le dijera “ayer eso no estaba allí” eso fue lo que pensó Amane, pero tampoco sabía que era lo que le habían enviado. Sin embargo, solo de verlo podía entender que lo que le habían enviado era algo grande, lo dejó a un lado y le pegó por ahora, y se escucharon pequeñas partículas cayendo y rozándose.

— Mi madre me lo envió para celebrar que haya avanzado en la escuela pero ¿alguna vez habías visto algo como esto?

Lo que le había enviado por algún motivo parecía un cojín inusualmente grande, de esos que suelen salir seguido en la televisión y el internet. Hace muchos años atrás habían sido populares, ¿Mahiru sabría por qué habían sido tan populares?

— No, si acaso he escuchado rumores, es un cojín malvado que hace que la persona sentada en ella sea invitada a la pereza.

— ¿Qué pasa con ese rumor que pareciera de alguna clase de culto?

¿Cómo le habrán explicado que son los demonios? Estaba un poco atónito, pero ciertamente se sentía muy cómodo recostarse en un cojín como esos, por lo que no podía negar sus efectos. En esta ocasión le enviaron ese cojín tan grande como para que cupieran dos personas sentadas… claramente no era para solo una persona. Podía ver claramente que no se lo habían enviado pensando en que se sentaría él solo.

(Siendo una presión como si me dijeran que lo usara con Mahiru)

De no ser así de seguro le habrían enviado uno más pequeño, ciertamente hacía mucho tiempo, como cuando estaba en la secundaria había dicho que quería uno como estos, pero le dijeron que no porque podría pasársela holgazaneando, negándoselo de esa manera. Podría pensar que ahora no había ningún problema, pero le daba la impresión de que terminaría holgazaneando frente a Mahiru.

Amane dejó salir un gran suspiro mientras veía el gran cojín azul. Para empezar ya se había dado cuenta que le enviarían algo cuando le preguntaron el día y la hora en que estaría disponible, además de que ya habían pasado con la limpieza del año nuevo, por lo que no habría lugares sucios.

—… Esto es bastante grande, ¿lo dejarás en tu habitación?

— Creo que no hay de otra, en mi habitación casi no hay nada, pero hay cosas que hacer como para ponerse a flojear.

Por ahora lo cubrió pero no había manera de que pudiera dejarlo en la sala de estar, aunque ahora no había nada en la sala más que la mesa baja. Afortunadamente no había nada en la habitación de Amane además dela cama y un pequeño escritorio para estudiar, por lo que un cojín de tal tamaño de seguro podría meterlo en el closet.

— Parece que Shihoko-san hizo algo grande.

—… Eso parece.

— Está tan grande que hasta parece que podría usarse para dormir.

Si Shihoko estuviera podía imaginar como decía algo como “¿entonces pueden sentarse juntos verdad?” Era más que evidente que era difícil que un chico y una chica lo usaran al mismo tiempo sentándose realmente juntos, pero después de imaginar la sonrisa de Shihoko, volteó a ver a Mahiru quien se le quedaba viendo fijamente al cojín, pensó que era algo que nunca antes había visto y parece que le había atraído mucho, sus ojos tenían un brillo tranquilo, siempre trabajaba estando muy ocupada, pero ahora su mirada brillaba cual si hubiera perdido ante la curiosidad. Se movía nerviosamente. Extendió la mano lentamente al gran cojín…

pero antes de tocarlo retrocedió la mano, de seguro se preocupaba de no tocar las cosas de los demás sin su consentimiento.

— Tiene su cubierta, ¿quieres sentarte?

— ¿He?

Parecía tan nerviosa que la sugerencia le llegó por sorpresa, le respondió en forma de pregunta. Para Amane, no le importaría que Mahiru la usara, por ello hizo la sugerencia, pero al ver su reacción se preocupó de haberle dicho algo extraño.

— Ah, no, este… agradezco el sentimiento pero… creo que… el dueño debería probarlo primero.

— Parecía que querías sentarte, no te preocupes demasiado por mí, creo que mamá lo envió pensando también en que podrías querer sentarte, así que si quieres hacerlo adelante.

— Eh… uu…. e… ¿En serio está bien?

— Si no me agradara no te lo diría, además no soy tan tacaño hasta ese punto, parece que querías sentarte, así que creo que deberías ser la primera.

— U….uu… e… entonces… te tomaré la palabra.

A pesar de que dijera eso parecía estar conteniéndose un poco, dudando mientras se sentaba en el cojín. Al hacerlo es escuchó un leve sonido, el cojín comenzó a cambiar de forma moldeándose a la elegante figura de Mahiru, al sentarse el peso hacía que fuera diferente al sofá al que normalmente estaba acostumbrada a sentarse y más cómodo, después de parpadear un poco volteó a ver el lugar en el sofá que solía usar. Después de eso comenzó a moverse un como si estuviera acomodándose mejor, volvió a levantarse y de nuevo se sentó.

Después de verificar un poco la profundidad, dejo caer el peso de su cuerpo por completo hacia atrás, tomando una posición un poco recostada, dejando salir una voz más dulce de lo normal mientras decía “se siente bastante bien”

De seguro lo dijo para hacer que Amane la escuchara, continuó moviendo ligeramente su cuerpo buscando una posición cómoda, era un alivio que Mahiru el día de hoy trajera pantalones, Amane se le quedó viendo mientras pensaba eso. Estaba tan concentrada sobre el cojín, que de seguro si hubiera tenido alguna falda, dependiendo del largo de seguro se le hubiera visto la ropa interior.

Al ver a Mahiru disfrutando del gran cojín, a pesar de que aún faltaba para la cena a Amane comenzó a darle hambre.

En estos momentos Mahiru se veía inusualmente linda e infantil, sin querer terminó sonriendo mientras la observaba, ¿Mahiru se dio cuenta de eso? Volteó a ver a Amane y le hizo una señal con la mano.

— Ya que tenemos la oportunidad, Amane-kun, adelante.

¿Sería que Mahiru lo invitó con buenas intenciones intentando compartir la comodidad que daba el cojín? Desde la posición sentada en donde estaba claramente sus cuerpos estarían pegados. Por más pequeño que sea el cuerpo de Mahiru y el cojín fuera grande, en definitiva no habría espacio entre ellos si llegara a sentarse.

— Ah, no, yo… creo que me contendré. —… ¿No quieres?

— N, no es eso, este… ¿con decirlo?… ah.

Aunque intentara dar un motivo por el cual rechazar la sugerencia, perdió la capacidad de hablar cuando vio a Mahiru viéndolo hacia arriba con extrañeza. El demonio dentro de sí le decía “es lo que hacen normalmente, ¿no hay problema si te le acercas un poco más verdad?” ese era el gran problema… Mahiru era inocente, además de que tenía buenas intenciones, y estaba perdiendo contra sus propios deseos.

(¿Incluso Mahiru debería de entender el motivo por el que estoy dudando verdad?)

Se hizo escuchar eso y comenzó a sentarse a su lado, la característica del colchón hizo que se hundiera ligeramente sintiendo su comodidad, pero además de eso la calidez y el aroma de Mahiru a su lado lo atacaron.

Mahiru estaba a su lado, la sensación del cojín era diferente, pero entendía que se sentía mejor que el sofá. Había muchas personas que querían algo como esto, y ahora entendía por qué al sentarse. Pero, más que el cojín, sus sensaciones se dirigían un 100% en dirección a Mahiru sin duda alguna.

— ¿Es sorprendente verdad? Delinea perfectamente el cuerpo. —… Es cierto.

— Parece divertido relajarse aquí, leer una novela, ver un manga, pasar el tiempo tranquilamente, el tiempo parece que se iría volando.

Mahiru parecía relajarse aún más mientras estaba hablando, mientras que Amane dejó salir un ligero suspiro, lo que decía era algo lindo a la vez que por algún motivo le hacía sonar atractiva, de seguro sería porque estaba sintiendo su calidez de manera directa.

— Bueno, es bastante cómodo después de todo, por eso no dan ganas de usarlo, de seguro me convertiría en un flojo.

— Fu, fu, no es como si no supiera cómo te sientes, si es tan cómodo no dan ganas de levantarse.

Mahiru respondió de manera inusual mientras sonreía y comenzó a frotar su hombro contra el de Amane, era un gesto como si quisiera ser consentida, de seguro debió de ser casi inconsciente. Normalmente seria alguien vergonzosa, pero en esta ocasión parecía estar acercándosele por su propia voluntad.

Un aroma dulce emanaba de su cabello, sabía que se había tomado una ducha antes debido a que el día de hoy tuvieron clases de gimnasia, pero era bastante seductor para Amane al sentirla tan cerca. Volteó a serla de reojo por la abertura que dejaban sus cabellos, su piel parecía blanca y suave haciendo que dejara salir un sonido desde su garganta, ¿Mahiru no se percató de ello? parecía estar sumergiéndose en la comodidad. Por ahora parecía estar sonriendo.

(En muchos sentidos no debería de estar haciendo esto)

“Ya va siendo hora de la cena” intentó susurrarle, pero, el calor a un lado de él no desaparecía, solo terminó tragándose sus palabras.

Ese día la cena fueron fideos instantáneos.