Accel World (NL)

Volumen 25

Capitulo 5: ¡Vamos, Mete La Barriga!

“¡Vamos, mete la barriga!”

“¡Ugh!” respondió Haruyuki, tensando sus músculos en respuesta a las palmadas en su estómago.

Tan pronto como el cordón que rodeaba su cuerpo se apretó bajo su ombligo, Haruyuki sintió que ya no necesitaba meter panza. Era como si se hubiera ajustado a sus caderas.

“Muy bien, quedó perfecto. Verás, para usar el fundoshi¹³ se necesita determinación,” dijo una mujer llamada Shiomi mientras se ponía completamente de pie.

Ella era el ama de llaves de la que Utai había hablado. Parecía tener unos sesenta y cinco años, debido a su altura y delgadez, parecía una garza. Actualmente llevaba un hermoso kimono gris-plateado, pero Haruyuki sólo estaba de pie vistiendo un fundoshi blanco.

Cuando llegaron a la casa de la familia Shinomiya en Ōmiya, las chicas inmediatamente le sugirieron a Haruyuki se duchara. Por supuesto respondió educadamente “después de ustedes”, pero eso no hizo ninguna diferencia, porque él fue el único de los tres que había sudado por el calor.

El baño de la casa estaba completamente decorado con un ciprés hinoki bastante caro, como en un ryokan de alta gama. Después de disfrutar del lujo y lavarse el sudor, Haruyuki entró al vestuario y se quedó estupefacto. Originalmente tenía la intención de ir a casa inmediatamente después de alimentar a Hou, por lo que no había traído una muda de ropa. Haruyuki había asumido que tendría que volver a ponerse la ropa interior sudorosa y el uniforme, pero ambos habían desaparecido del lugar. Mientras miraba aturdido, la voz de una mujer sonó desde detrás de la puerta, ordenándole que se pusiera lo que ella le había dejado en el estante.

Y eso también habría estado bien, pero era un yukata.

O mejor dicho, la verdadera dificultad era que venía con un fundoshi, el cual Haruyuki nunca había usado en su vida.

Inmediatamente encontró una guía para atar el fundoshi con la ayuda del Neurolinker y trató de arreglárselas solo, pero luego entró Shiomi, evaluó críticamente sus esfuerzos dijo: “De esa forma se te caerá rápidamente”. Luego, sin aceptar objeción alguna, ella misma ató el cordón.

Haruyuki se quedó atónito, incapaz de digerir lo que estaba pasando, mientras el ama de llaves le ponía hábilmente el yukata azul y el cinturón color mostaza.

“A-ah… Gracias,” fue todo lo pudo decir.

Shiomi le dio una palmada en el hombro con su mano huesuda.

“Espero que sigas siendo amigo de Utai-sama.”

Pareciera como si fuera a decir algo más, pero cerró la boca, sonrió cálidamente y salió del vestuario.

Haruyuki se secó el cabello con un secador de pelo y tomó el largo pasillo de regreso a la habitación de Utai. Las dos chicas se divirtieron mucho comentando la apariencia de Haruyuki, y luego se dirigieron al baño. Eran las tres menos veintitrés minutos. Chiyuri dijo una vez que las chicas siempre tardaban mucho en bañarse, pero debían terminar para antes de la reunión de las tres de la tarde.

Esta era la segunda vez que Haruyuki visitaba la casa de Utai. Con excepción del aire acondicionado, la habitación tenía un estilo japonés clásico: tatami en el suelo, revestimiento de color arena en las paredes. Alrededor de una pequeña mesa había almohadas para sentarse de aspecto costoso. La última vez había intentado ponerse cómodo sobre ella, pero se rindió a los tres minutos. Jurando que esta vez lo lograría, se sentó en forma de seiza.

Ya le había enviado un mensaje a su madre de camino aquí diciendo que llegaría tarde a causa de una reunión del comité, pero aún no había recibido respuesta, talvez ella aún seguía dormida. La nota de ella decía que, curiosamente, pasaría la noche en casa, por lo que seguramente la vería, pero por desgracia, no tendría tiempo suficiente para preparar un borrador del discurso…

‘¿O quizás sí?’ Haruyuki trató de no darse por vencido antes de tiempo. Su madre le había prometido leer y corregir el borrador, y dado que así iba a ser, su hijo también debía hacer su mejor esfuerzo.

Tras encontrar un editor de texto en el escritorio virtual, lo ejecutó. Sus dedos reposaron sobre el teclado holográfico, mirando fijamente al cursor parpadeante. Pero ni una sola palabra vino a su mente.

Cuando Haruyuki habló con su madre sobre este discurso, ella dijo: “Sólo tienes que decir lo que sea que quieras decir”.

“Pero no puedo imaginar qué es lo que quiero decir…” objetó Haruyuki, a lo que su madre respondió con una pregunta: “¿Entonces por qué quieres ser miembro del consejo estudiantil?”

Tras reflexionar, finalmente le expresó sus verdaderos sentimientos:

“Simplemente… quiero hacer algo. Algo que no haya podido hacer anteriormente.”

En respuesta, la madre sonrió levemente y le dio un consejo:

“Entonces puedes decir eso. Lo más importante de un discurso es qué tanto llega al corazón de la gente que lo escucha. Si simplemente expones un enorme discurso, les entrará por un oído y saldrá por el otro.”

“Llegar al corazón de la gente…” murmuró Haruyuki, moviendo los dedos.

Finalmente, tecleó “Me”. Luego, después de un momento de vacilación, apretó la barra espaciadora. Otro botón. Y más. Cuando Haruyuki escribía mensajes a sus amigos, escribía a ciegas casi a la velocidad de Utai, pero ahora sus manos se movían muy torpemente como si estuviera tratando de escribir con guantes de boxeo.

No fue hasta diez segundos después de haber iniciado que colocó el primer punto, levantó la cabeza y leyó: “[Me odio a mí mismo]”.

Inmediatamente se imaginó cómo la mayoría de la audiencia pensaría inmediatamente, “Entonces esfuérzate en amarte a ti mismo”. Desde el coro de voces imaginarias, su mano se acercó al botón “Borrar”, pero Haruyuki se contuvo y no borró nada. En cambio, continuó:

“[Me odio tanto que hace muchos años me di por vencido, sin querer siquiera mirarme al espejo o pensar en las personas de mi alrededor. Dondequiera que estuviera, hiciera lo que hiciera, siempre trataba de pasar desapercibido para que nadie me hablara]”.

¿Realmente quería hablar de eso frente a toda la escuela? ¿Quizás sería mejor no disgustar a sus oyentes con confesiones histéricas y leer un discurso más optimista? Pero las palabras se derramaron en un flujo interminable:

“[Tenía amigos que se preocupaban por mí sin importar la situación. Pero ni siquiera confiaba en ellos. A veces apartaba las manos que me extendían y salía corriendo, lanzando insultos horribles a medida que avanzaba. Y, para ser honesto, incluso ahora, al leerles este discurso, en el fondo no he cambiado nada. Quiero dejarlo todo y huir, no me imagino como miembro del consejo estudiantil. Pero aun así…]”

Incluso aun así…

Quería cambiar. Encontró la fuerza para querer hacerlo.

Pero Haruyuki no podía decir exactamente cuándo fue que sucedió. ¿Cuando recibió el Brain Burst de Kuroyukihime? ¿Cuando voló por primera vez por los cielos del Mundo Acelerado? ¿Cuando ganó la batalla más complicada contra Dusk Taker? ¿Cuando se liberó del poder de Disaster Armor? ¿Cuando logró limpiar la jaula el primer día del comité de cuidado de animales? ¿Cuando se ofreció como voluntario para terminar la exposición de la clase en el festival cultural? ¿Cuando aceptó participar en las elecciones del consejo estudiantil…?

Probablemente no existía un solo punto.

Nuevos conocidos, eventos, penas y alegrías cambiaron gradualmente a Haruyuki. Poco a poco, los sentimientos enterrados en su interior empezaron a florecer: la fe en sí mismo, el deseo de mirarse a los ojos… Poco a poco dejó de vivir con la espalda encorvada.

Aunque no pueda librarse del Exterminio Infinito y escapar de Tezcatlipoca…

Incluso si pierde todos los puntos en Great Castle y deja de ser un Burst Linker…

Estos sentimientos nunca desaparecerán. Incluso después de abandonar el Mundo Acelerado y convertirse en Arita Haruyuki de nuevo, nunca volvería a caminar con la cabeza hacia abajo.

Con ambas manos sobre el teclado cerradas en puños. Su determinación como Burst Linker suplantó los pensamientos sobre el discurso para las elecciones del consejo estudiantil.

“¡Estamos de regreso!” Una voz sonó de repente y la puerta de la habitación se abrió bruscamente.

Haruyuki se estremeció y se congeló con las manos en alto.

Niko y Utai entraron corriendo, también vestidas con yukatas. Niko vestía un kimono rojo con peonías blancas, y el de Utai era blanco con campanillas azules. Haruyuki no pudo evitar mirarlas fijamente, y la Reina Roja, con su cabello recogido en inusuales moños, hizo un puchero con resentimiento.

“¿Qué pasa, Haruyuki? ¿No tienes nada que decir?” “¿Eh? Uh… a-ambas se ven muy bien.”

“Desearía no tener que sacarte esas palabras a la fuerza,” Niko sacudió la cabeza abatida.

Utai sonrió y escribió:

“[UI>: Creo que es un rasgo muy lindo de su carácter.]” “No juegues con él así, Maiden… quiero decir Ui.”

Al parecer, en el baño acordaron que Niko llamaría Ui a Utai. Haruyuki estaba contento de que las chicas hayan logrado hacerse amigas, pero entonces Niko le tiró del cabello.

“Deja de sonreír y prepárate. Estamos a punto de entrar a la reunión.”

“¿Qué? Oh ¿Ya solo faltan tres minutos?” Haruyuki cerró el archivo que solo era visible para él, minimizó el editor, y se dirigió a Utai. “Shinomiya, ¿ya se ha decidido al espacio de quién vamos a ir?”

“[UI>: Sí. Sa-chan dijo que Fu sería el host, al igual que durante la discusión sobre el ataque a Inti.]”

“¿Sí? Oh, es verdad.”

Fue solo en ese momento que Haruyuki notó que un nuevo ícono se iluminaba en el área de notificaciones. Estaba tan absorto en el borrador que no se había dado cuenta del correo de Kuroyukihime. Para estar seguro, abrió el mensaje y miró la almohada debajo de él.

“Entonces… si esta reunión no se llevará a cabo en el espacio acelerado, si nos conectamos de esta manera, caeremos sobre la mesa.”

“[UI>: En efecto. Espera un momento.]”

Utai abrió el armario y sacó una manta de felpa.

“[UI>: Por supuesto, estas almohadas no son para la cabeza, pero sugiero que quitemos la mesa y nos acostemos juntos.]”

“Pero…”

“¡Es demasiado tarde para ser tímido! ¡Vamos, el tiempo se acaba!”

Niko tiró del cabello de Haruyuki otra vez, y él se puso de pie rápidamente. Luego recogió la mesa y la arrastró hacia la pared bajo la guía de Utai. Los tres se acostaron en el espacio vacío.

Finalmente, se cubrieron con la manta que Utai había sacado. Los preparativos se completaron exactamente diez segundos antes de la hora señalada.

“Oye, Haru,” espetó Niko, acostada al otro lado de Utai.

Haruyuki giró la cabeza hacia la derecha.

“Pase lo que pase, definitivamente te liberaremos. No te preocupes y cuéntanos lo que pasó.”

“Sí.”

No tuvo tiempo para dar una respuesta más significativa. Exactamente dos segundos antes de las tres de la tarde, Haruyuki y Niko dijeron el comando de voz, y Utai ejecutó la aplicación desde el escritorio virtual.

““[Direct Link]”“