Tatoeba Last Dungeon Mae no Mura no Shōnen ga Joban no Machi de Kurasu Yō na Monogatari (NL)

Volumen 11

Prologo: Pensando En El Pasado

Parte 1

Alka estaba pensando en el pasado, en su tiempo en el laboratorio.

Una mañana cualquiera en el Instituto de Investigación Cordelia.

Nadie sospechaba que una mañana como esta cambiaría el mundo.

Alka, Ruka Akizuki, se frotaba los ojos con sueño, bebiendo una taza de café mientras escribía en su PDA en el vestíbulo.

cabello negro Veintidós años, con una mirada que desmentía sus años. El frotamiento de ojos llorosos no fue un acto de ternura, sino más bien su forma de esforzarse para estar lista para la tarea que tenía por delante.

Tratando de aumentar su nivel de azúcar en la sangre, echó terrones de azúcar en su café. El resultado fue un desastre pegajoso con una sensación arenosa en la boca, que se atragantó.

Mientras lo hacía, entró un joven con el pelo revuelto. Las arrugas en su camisa de vestir y la corbata floja sugerían que había estado fuera toda la noche, y esto no inspiraba confianza en su capacidad para terminar su turno.

Naruhiko Seta, no el compañero de trabajo más confiable, pero había estado aquí más tiempo que ella, y podría decirse que su peinado le daba cierto encanto.

Vio a Alka tomando café, se sirvió un vaso de agua y se dejó caer en una silla frente a ella.

Miró en su dirección momentáneamente, pero sus ojos pronto volvieron a su pantalla. Era toda la atención que se merecía.

“¡¿Eso es todo, Alka?! ¡Al menos actúa como si te importara!” “¿Por qué?”

La voz de Alka era un gruñido seco, y Seta se agitó como si fuera un invitado de un programa de entrevistas desesperado por causar una buena impresión.

“¡Soy tu superior! ¡El respeto es un hecho!”

“El respeto se gana.”

Claramente no lo había hecho, pero Seta no dejó que el rechazo lo deprimiera.

“Vamos, actúa como si hubiéramos estado aquí toda la noche, participando en un discurso constructivo. ¡De esa manera, si el Director Ishikura nos ve, no sospechará nada! Definitivamente me hará fregar los inodoros si provoco su ira hoy. De nuevo. Ya ha pasado tantas veces que el personal de limpieza piensa que en realidad soy uno de ellos…”

Se detuvo para tomar su agua. Algo sobre el gesto simplemente gritaba “no ha estado en casa”.

Alka recordó vagamente haber visto su nombre en los gráficos de limpieza de baños y puso los ojos en blanco.

“Intenta ir a casa de vez en cuando”, sugirió.

“La afirmación constante es la única forma en que puedo permanecer motivado”.

Seta habló de la vida nocturna local y de las anfitrionas que se habían ganado su apasionado afecto como si fuera un tema serio. Alka frunció el ceño todo el tiempo, como si se viera obligada a escuchar una radio a todo volumen sintonizada en una estación que balbuceaba sobre temas que no le interesaban en absoluto.

Cuando las exhortaciones indiscutiblemente improductivas de Seta alcanzaron su punto máximo, Ishikura hizo su entrada.

Era un hombre alto y delgado con ojos de serpiente. Un destello de esa mirada de reptil hizo que Seta se callara de inmediato. El director no dijo ni una palabra, pero Seta no tardó en dar excusas.

“¡D-Director Ishikura! ¡No estuve fuera en toda la noche! ¡Estaba debatiendo con Alka sobre el futuro de nuestra investigación! Er, tal vez un poco del alcohol de anoche todavía está en mí. ¡Debe ser mi edad!”

“Te estás exponiendo”, murmuró Alka.

Atrapado en la mirada de la serpiente, Seta se preparó para un interrogatorio y el sermón que seguramente seguiría.

Excepto que Ishikura simplemente dijo: “Buenos días” y comenzó a escanear el vestíbulo.

Seta tardó un minuto en darse cuenta de que no se trataba de una técnica de tortura avanzada.

“Eh, ¿director? ¿Ocurre algo?” preguntó.

“¿Hmm? No estoy segura de sí ‘incorrecto’ es la palabra correcta para eso, pero… Akizuki.”

“¿Sí?”

“Perdón por la extraña pregunta, pero ¿has visto a mi hija?”

“¿Su hija?” Alka levantó la vista, sorprendida.

“Sí, pasé por la sala médica esta mañana y ella se había ido. Le pregunté a las enfermeras y nadie sabía dónde estaba”.

Seta se golpeó la palma de la mano con el puño.

“Ah”, dijo. “¿Así que pensaste que ella podría haberse escabullido y venir al laboratorio?”

“Y dado que Seta estuvo claramente fuera toda la noche, no tiene sentido preguntarle”.

“¡Alka!” Seta gimió. “¡No me delate!”

“Una mirada a ti es todo lo que cualquiera necesita”, gruñó Ishikura. “¿Más importante, mi hija?”

Claramente, se conocían bien, y regañar a su subordinado por sus visitas a clubes nocturnos era solo una rutina. Hoy, sin embargo, fue padre primero. Su estoicismo habitual no se encontraba por ninguna parte.

“Probablemente acabas de llegar mientras ella estaba en el baño. Pero ella es una criatura de curiosidad ilimitada. Ella podría haber vagado por los terrenos si se siente bien.”

“Así es, Director. Toma un poco de agua y cálmate.”

Aprovechando la oportunidad de ganarse algunos puntos de brownie, Seta le pasó un vaso e Ishikura se lo bebió al instante. Sus nervios lo habían dejado seco.

“Gracias. Ciertamente espero que haya salido a dar un paseo… ¿Dónde está Eung? ¿No está siempre contigo?”

“Eso no es por elección. Ella simplemente me sigue”. Alka terminó su café pegajoso y miró alrededor del vestíbulo. “Pero estás en lo correcto. Por lo general, ya está aquí, encontrando nuevas formas de molestarme”.

“Hmm. Al menos me gustaría comprobar si ha visto a mi hija…”

Justo cuando se preguntaban si Eung estaba enfermo, una bombilla se encendió sobre la cabeza de Seta.

“¡Oh, en realidad la vi antes!”

“¿Oh? ¿Dónde?”

“Bueno, eh, regresé muy tarde, así que en lugar de pasar por la puerta principal, me deslicé por la parte de atrás, ya sabes, solo para cambiar de ritmo, y me colé en su lugar”.

Agregar torpemente una justificación después de la admisión no ayudó al caso de Seta, e Ishikura se frotaba las sienes.

“Si comienzas a cubrir tus huellas tan tarde, es mejor que ni siquiera te molestes”.

Rascándose la cabeza, Seta rio torpemente.

“De todos modos, ahora que estoy cerca del personal de limpieza, puedo simplemente entrar por la puerta trasera sin que nadie me detenga”.

“Y luego toma el pasaje a través de las instalaciones subterráneas exclusivas para el personal del laboratorio, emergiendo en el vestíbulo como si hubieras estado aquí todo el tiempo”.

“¡Alca! Solo porque es verdad…”

Había lágrimas en sus ojos.

Ishikura ahora estaba tratando de perforar sus sienes con los dedos.

“¿Te gustaría una transferencia permanente al personal de limpieza, Seta? Estoy empezando a pensar que se ajusta mejor a tus calificaciones.”

“¡Lo único que tienen en común nuestros trabajos es la palabra ‘personal’! De todos modos, mientras caminaba por ese pasaje, escuché pasos y me escondí. Si me topo con la gerencia y se dan cuenta de que he estado fuera toda la noche, mi gallina está cocida”.

“La gerencia está calentando los hornos mientras hablamos”.

“¡Sin embargo, sigo sin desanimarme, Alka! Allí me escondí, esperando a que se fueran. Una vez que pasaron los pasos, miré para ver quién había sido, y era su dama, Eung”.

¿Estaba en el pasaje subterráneo? ¿Por qué?

“Eso no es todo. Estaba con la presidenta Eva”.

“¡¿La presidenta?! ¿Estás segura?” Ishikura parpadeó.

Seta asintió enfáticamente.

“Sí, vi claramente ese bastón de aspecto caro. No goza de buena salud, pero no tenía ni un solo guardia con ella. ¡Ah, y avisa al personal si viene! Incluso yo tengo el suficiente sentido común para no ir de juerga la noche anterior a su visita.”

“No he oído nada sobre esto, ¿es tan secreto que ni siquiera me lo dijeron?”

“Pero es francamente extraño que ella esté sola con Eung. Si está haciendo un seguimiento de los resultados de nuestra investigación, hay otros miembros de la división con los que debería hablar. Como mínimo, estaría allí, director.”

El ceño fruncido de todos se profundizó.

“En realidad, no fueron las únicas personas que vi”, dijo Seta, sus recuerdos finalmente lo alcanzaron. “¿Pero podría haber sido eso…? No…”

“¿Quién fue?”

“No tenía ningún sentido, así que lo borré de mi mente. Pero en realidad podría haber sido su hija. Vi a otros empleados derribarla después de que pasé junto a Eung y a la presidenta”.

“Mi hija, ¿ahí? ¡¿Por qué?!”

Ishikura apretó los hombros de Seta con las manos y lo sacudió. Seta parecía bastante enferma.

“Urp… el Dom Pérignon está volviendo a subir… quiero decir, ¡no tenía sentido! Por eso dije, no, no podía ser, ¡y seguí adelante! Recién recordado.”

“Y la hija del director está desaparecida”.

Lo que aumentaba las probabilidades de que Seta realmente la hubiera visto.

Cayó un silencio ominoso, roto por el sonido de la PDA de Ishikura vibrando.

“¿Hngg…? ¿Tony? ¿Qué es…? Sí, estoy aquí.”

Ishikura miró a Alka y Seta, luego cambió su PDA al modo de videollamada y la colocó sobre la mesa.

La pantalla mostraba a un estadounidense regordete masticando gominolas de colores brillantes.

Cabello rubio, ojos azules, piel pálida y pecosa, la camisa de vestir debajo de su bata de laboratorio claramente lista para saltar algunos botones. Por el aspecto de su cuerpo y el hecho de que estaba comiendo dulces por la mañana, Tony parecía uno de esos tipos que siempre estaba comiendo.

“¡Gracias, Director Ishikura! Oh, Alka y… Seta, bastardo. Es demasiado pronto para ver esa planta rodadora que llamas peinado. Ve a rodar por Idaho”.

“¡He visto mi parte de westerns, y no me parezco a esas cosas en absoluto! Mientras tanto, te ves como un personaje jefe que está a un paso de hacerse estallar. ¿Tal vez probar una dieta o dos?”

“¡Santa mierda! ¡Te haré saber que todo este peso es para construir músculo! Algo que tu escuálido culo realmente podría usar. Tu favorita me dijo que le gustan los hombres que realmente pueden flexionar un bíceps.”

“¡Lo dice un hombre que nunca ha hecho un crujido en su vida!”

“No me pidas que haga lo que es físicamente imposible”.

Con una barriga tan grande, es posible que Tony ni siquiera pueda hacer flexiones. Tanto él como Seta tenían los ojos puestos en la misma chica de cabaret, por lo que este tipo de disputas entre ellos era demasiado común.

“Chicos”, gimió Alka. “¿Es por eso que llamaste al director?”

“Whoa, mi error. Sí, tenía una pregunta para ti, sobre tu chica, Lena Eung”.

“¿Qué hay de ella?”

“La jefa de laboratorio le dio permiso para revisar todos los resultados de la investigación, y el resultado fue que entró en mi división esta mañana. ¿Sabes algo?”

Se miraron y luego negaron con la cabeza.

“Tan despistado como yo, ¿eh? Me imaginé que un duro como tú no la dejaría meter la nariz en nuestro proyecto sin siquiera una palabra de advertencia. ¿Entonces ella está actuando por su cuenta? Apuesto a que la jefa Cordelia acaba de dar permiso como si no fuera nada importante. Dirige este lugar como si fuera uno de sus juegos.”

Seta se inclinó más cerca y captó la mirada de Tony.

“Tony, ¿te dijeron que la presidenta Eva estaba de visita?”

“¡¿La presidenta?! ¡Eso es nuevo para mí! ¿Una inspección sorpresa?”

“Nos preguntábamos sobre el comportamiento de Eung. ¿Adónde se dirigía?”

“Esa instalación experimental de restauración biológica. Tecnología para conquistar cualquier enfermedad o lesión, siempre y cuando no estés muerto todavía”.

“¿Qué—?”

En ese momento, las alarmas se dispararon en todo el Instituto.

Aullidos ensordecedores que nunca antes habían sonado. Todos alrededor se encorvaron, buscando la causa.

“¿Q-Qué? ¿Un incendio?”

“¡Eso no es fuego!”

“¡Es la alarma de intrusión! Hay capas de seguridad dentro de la instalación subterránea para garantizar que nadie pueda robar esta tecnología”.

Desde el PDA, Tony gritó: “¡Oye! ¡Nuestra información dice que alguien ha violado la parte de atrás! ¡La habitación que controla ese dispositivo!”

Una ola de pánico se apoderó de Alka. “¡Eung… no puedes ser—!”

Ella echó a correr.

“Espera, ¿Alka? ¿A dónde vas?” Seta preguntó.

“¡Tengo un mal presentimiento sobre esto!” Ella gritó por encima del hombro.

Cruzó corriendo el vestíbulo y se dirigió a las instalaciones subterráneas.

Las sirenas seguían sonando y las luces rojas parpadeaban contra las paredes del pasaje subterráneo. Alka se abrió paso entre oleadas de trabajadores de laboratorio que evacuaban y se adentró cada vez más.

“Espero estar preocupado por nada”.

Eung siempre había sido ambiciosa y era muy competitiva con Alka.

El proyecto de restauración biológica no había ido a ninguna parte, y si ella

estaba tratando de forzar un aumento en la producción del dispositivo…

La hija del director Ishikura tenía los mismos síntomas que la presidenta Eva.

Si realizaron el experimento con su hija y fue un éxito, la presidenta Eva sería la siguiente en la fila para el procedimiento, y los científicos aquí serían elogiados para siempre por curar una enfermedad incurable. Si lo lograron.

“Es teóricamente posible”.

Pero este dispositivo tenía demasiadas incógnitas, por lo que incluso la jefa Cordelia dudaba en hacer ajustes. Era un OOPArt inestable: no se sabía lo que podría hacer.

Habían hecho llover y alterado los cultivos para poder cosecharlos una vez al mes. Este dispositivo podría incluso hacer caer meteoritos. Un movimiento en falso, y podría destruir el mundo mismo.

“¿Has olvidado que nuestra investigación está perpetuamente sobre hielo delgado, Eung?”

Maldiciendo por lo bajo, Alka tomó un ascensor hacia abajo, hacia abajo, hacia abajo.

Se bajó tan abajo de las instalaciones que apenas podía oír las sirenas y luego echó a correr.

“Esto es más que un simple desastre”, murmuró. “¡Te va a dar una montaña de papeleo, y puedo ayudarte con eso! Pero incluso con el apoyo de la presidenta, el castigo por esto será mucho peor”.

Alka casi había llegado a su destino en las entrañas del Instituto de Investigación Cordelia…

…cuando golpeó su pie contra algo. Se detuvo en seco y lo escuchó alejarse.

“¿Que—?”

Miró hacia abajo, buscando la fuente del ruido.

“Ese es el bastón de la presidenta Eva”.

Alka lo recogió. Una antigüedad de alta calidad…

…que ahora estaba cubierto de sangre. Bañada por la luz roja de las alarmas, le tomó un largo momento darse cuenta de lo que era.

“¿Eh? ¡¿Sangre?!”

Presa del pánico, Alka escudriñó su entorno.

Encontró a la presidenta Eva recostada contra la pared en un rincón.

“¡Presidenta!”

Alka corrió hacia ella. Había una mancha extendiéndose por su pecho, floreciendo como una flor roja. Debe haber recibido una bala en el corazón. Su cuerpo estaba frío al tacto. Hacía tiempo que estaba muerta.

“¿Qué…? ¿Cómo pudo pasar esto?”

¡Ka-chnk! ¡Clang clang!

El sonido de una puerta abriéndose detrás de Alka apartó su atención del cuerpo del presidente. Corrió hacia la parte de atrás, donde sabía que debía estar Eung.

Capa tras capa de persianas de seguridad estaban abiertas ante ella.

Corrió adelante, emergiendo por encima de un pozo profundo.

Una escalera de caracol corría por los lados, pero las profundidades estaban envueltas en la oscuridad.

Había una plataforma suspendida precariamente sobre el abismo, cubierta de monitores y terminales, las luces parpadeaban siniestramente.

Un científico más bajo estaba encorvado sobre uno de estos, luchando con los controles: Lena Eung.

“¡Argh, idiota! ¡Estos delicados ajustes son una pesadilla!”

“¡Eung!” Alka rugió, su voz enojada resonó.

Eung se dio la vuelta, sonriendo, como si hubiera estado esperando esto.

“¡Hola, Alka! Supuse que te mostrarías. Tienes razón, por cierto.

Mostró sus caninos imprudentemente, sin siquiera tratar de ocultar la verdad. Alka se tambaleó horrorizada.

“Realmente desearía no serlo”.

“¿Por qué no? Supuse que tú, entre todas las personas, entenderías mi plan.”

Eung ya había regresado a la terminal.

“Estoy elevando la salida del dispositivo de veinte a cincuenta. No estoy realmente seguro de que el concepto de producción se aplique aquí, pero no llegaremos a ninguna parte con las manos atadas”.

“No pensé que sería hoy”.

“Las cosas pueden suceder rápidamente a veces. Y la triste verdad es que tienes que apresurarte cuando tu patrocinador enciende un fuego debajo de ti”.

Eung no parecía en lo más mínimo triste. Su sonrisa dejó en claro que había estado deseando hacer esto. Alka apretó los puños con fuerza.

“¿La jefa Cordelia sabe sobre esto?”

“¿Hmm?” Los dedos de Eung nunca dejaron de tocar. “Presentamos la solicitud directamente con ella y aceptó en el acto. Dijo algo sobre avances científicos que requieren sacrificio.”