Tatoeba Last Dungeon Mae no Mura no Shōnen ga Joban no Machi de Kurasu Yō na Monogatari (NL)

Volumen 10

Capítulo 4: Defectos Conocidos—Si Lo Que Le Falta Está Explicado Por Usted

Parte 6

Una sonrisa complacida apareció en los labios de Alka, y revolvió el cabello de Sou antes de dirigirse a su propia cama.

“No sé con certeza si desapareceré”, murmuró Sou, mirando las estrellas.

“Pero extrañaré mis lazos con todos ustedes”.

Como en respuesta, una estrella fugaz cruzó el cielo. Tomando eso como una metáfora de su propio futuro, se sentó en el césped, perdido en la vista de arriba.

Al recordar su pasado, Sou habló como lo había hecho en ese entonces, susurrando con nostalgia a nadie en particular.

“Los amigos te traen placer. El propósito te da fuerza. Ciertamente, había perdido a ambos; Yo era poco mejor que un fantasma.”

“¡No pensé que te escucharía hablar así!” dijo una linda vocecita. Al reconocerlo, volvió la vista en esa dirección. “¿Terminaste con tu fase rebelde, Sou?”

Allí estaba Alka. Cuando terminó su trabajo en el castillo de Azami, se apresuró, con una gota de sudor en la frente.

Hizo una mueca ante esa frase. “Traté de sumir al mundo en el caos, Alka.

Poner eso en esos términos es muy tuyo”.

“¡Eso es lo que es! Eres lo que piensas, después de todo.” Ella fingió una visión de túnel y él se rio, relajándose.

Se callaron, hablando con sus ojos, sus sentimientos. Esto duró mucho tiempo, y luego Sou habló.

“Una última cosa, antes de que me desmaye, Alka”.

“¿Sí?”

“La voz de la anciana es muy extraña”.

“¡Cállate! He estado hablando así más tiempo del que no he tenido. Demasiado tarde para volver… ¡Espera, Sou!”

Pero antes de que ella terminara su respuesta, él cerró los ojos y se durmió.

“… Un niño así”.

Esta última línea Alka pronunció en su antigua forma de hablar. Por un momento, ella parecía alguien completamente diferente.

Unos días después de que concluyera el caso de la maldición de las espinas…

Con el cabecilla, Sou, derrotado y el antídoto de Alka distribuido, el daño de Azami se minimizó.

Pero fue el movimiento más agresivo que el Imperio Jiou había hecho hasta ahora, y todas las ramas de las fuerzas armadas estaban atascadas en la legislación y el desarrollo de contraestrategias… lo que significaba que nadie tenía tiempo para pasantes.

Como nunca había sido más que una excusa para averiguar qué quería Lloyd, los instructores aprovecharon la oportunidad para abandonar todo el asunto.

Y dado que Lloyd Belladonna había jugado el papel más importante esta vez, fue reconocido y recompensado en consecuencia y debía ser honrado por el propio rey.

Había salvado el Festival Militar y ayudó a cerrar el asunto de la maldición de las espinas… así que no hubo objeciones y la ceremonia se llevó a cabo con el consentimiento unánime del escalón militar superior.

Esa ceremonia fue hoy. La sala de audiencias del castillo de Azami estaba llena de soldados de gala y un grupo de cadetes de aspecto nervioso.

Lloyd estaba al frente, luciendo más nervioso que nadie. Estaba de pie con su uniforme, recordando a un niño esperando un regaño.

Ante él estaban el rey, el director de relaciones públicas, el jefe de seguridad y el principal diplomático, todos con una sonrisa de oreja a oreja. Como si estuviera en presencia de su ídolo favorito.

Sonó una fanfarria, en algún lugar entre alegre y grave de una manera que sonaba como las notas iniciales de un musical. Lloyd saltó. Habiendo pasado por esto él mismo, Allan asentía sabiamente.

“Hice lo mismo… Lloyd, ser recompensado es algo bueno”.

Estaba ocupado limpiándose las lágrimas, pero las chicas estaban menos que impresionadas.

“Estabas nervioso porque sabías que no lo merecías”.

“Sir Lloyd realmente lo hace”.

“……Shh……está comenzando. Ignora a Allan.”

Las lágrimas de Allan adquirieron un nuevo significado. Tenía un pie en un “berrinche total”.

Dejando de lado esa farsa, volvamos a Lloyd. Mientras sonaba la fanfarria, alguien le hizo una seña y, nervioso, dio un paso adelante.

“¡Estamos reunidos aquí hoy para honrar a Lloyd Belladonna, cuyos esfuerzos resolvieron el caso de la maldición de las espinas!”

La voz del rey retumbó en la cámara y fue respondida con vítores. Los tres peces gordos, los maestros, los soldados y los cadetes, todos lo aplaudieron.

“Rechinaaaaaar…”

Bueno, una de segundo año estaba rechinando los dientes, pero no le hagas caso a Micona. En el fondo, ella sabe que él se lo merece. Probablemente.

El rey dio un paso adelante y clavó una medalla en el pecho de Lloyd. Era pequeño pero hermoso, con el escudo de armas de Azami.

“Lloyd Belladonna, en honor a tus obras, te concedo esta medalla”.

“G-Gracias, Su Majestad”.

Lloyd inclinó la cabeza ante el rey, los soldados que lo rodeaban y los cadetes, por turnos. Esto puso una sonrisa en los labios de todos.

“Todo lo logró, y no ha cambiado ni un poco”.

“¡Eso es lo que tiene de bueno! Muy lejos de algunas personas que podría nombrar. ¿Verdad, Rol?”

El despecho de Choline hizo que Rol frunciera el ceño, pero pronto recuperó la compostura.

“Tomado el punto, pero ser demasiado humilde es un problema en sí mismo. Una educación de nuestras manos le haría maravillas.”

“Sí, le enseñarás todo lo que no debe hacer”, sonrió Mena, sus ojos apenas se abrieron.

Una vena latía en la cabeza de Rol, pero ella mantuvo la calma. Mientras atronaban los aplausos, el rey continuó derramando elogios. “Un trabajo bien hecho, Lloyd. No podría estar más agradecido.” “No, solo estaba… no podría haberlo hecho solo”.

El rey se rio entre dientes y luego bajó la voz, preguntando: “¿Ya te decidiste sobre tu carrera profesional?”

“Eh, eh… sí”.

Lloyd pareció sorprendido por la pregunta, pero cuando empezó a tartamudear una respuesta, el diplomático se inclinó.

“Has probado tu valía y has sido condecorado por el mismo rey. Tendrás tu elección de posiciones ahora. Incluso la rama diplomática, donde ofrecemos salarios y estatus de primer nivel”.

Un tono sutil. Pero el jefe de seguridad no se iba a quedar atrás.

“Dada la naturaleza de tus actos, creo que serías perfecto para la división de seguridad. Si te unes a nosotros, pronto tendrás un papel clave en el departamento”.

El diplomático le lanzó una mirada, pero antes de que pudiera responder, intervino el jefe de relaciones públicas.

“¡Magnífico, Lloyd! ¡Tienes las habilidades y la apariencia! ¿Seguro que no quieres ser la nueva cara de Azami? Allan emitiendo masculinidad, ¡y tú manejando el factor lindo! ¡Sí que te vistes de travestí! Perfecto, ¿verdad? Qué haces— ¡uf!”

Ese tipo nunca pudo leer la habitación. Los otros dos vieron la mirada de horror en el rostro de Lloyd y rápidamente lo empujaron fuera del camino.

Terminada la parodia, el rey instó a Lloyd a que respondiera una vez más. Como se trataba de una pareja potencial para su hija, tenía mucha curiosidad y esperaba que el niño hiciera una buena elección.

El rey ciertamente estaba sugiriendo que podía usar su poder real para hacer que sucediera cualquiera que fuera su aspiración.

Lloyd pensó un momento más y luego dijo: “Sé muy bien cuánto tengo que aprender. Este honor es demasiado grande. Solo estoy aquí porque mis amigos, maestros y los adultos en mi vida me han enseñado mucho”.

Aunque había estado rechinando los dientes momentos antes, Micona gruñó con aprobación.

Más serio, Lloyd explicó sus pensamientos actuales.

“Puedo estar aquí porque todas estas personas me ayudaron y me orientaron. Siento que la mejor manera de darle un buen uso a esa experiencia… sería si yo mismo me convirtiera en maestro”.

Quería alentar a los estudiantes que carecían de confianza y ayudarlos a mejorar. Tomar la amabilidad y la experiencia que otros le habían dado y transmitirla a la próxima generación. Dada su naturaleza, tal vez está siempre fue la respuesta.

Los tres peces gordos parecían cabizbajos, con los hombros caídos, agarrándose la cabeza.

Pero la sonrisa del rey se amplió.

Se dio cuenta de que Lloyd no buscaba fortuna ni fama. Había elegido un camino que realmente quería, nacido del deseo de compartir lo que había aprendido y ayudar a los demás.

Que buen chico. A un chico así se le puede confiar su hija, pensó.

“¡Ho-ho-ho! Mmm, me alegra escucharlo. Estoy seguro de que serás un buen maestro. Lo garantizo.”

Las chicas estaban todas sonriendo.

“Tan como él”.

“……Mi maestro……es un modelo para todos nosotros……”

“Nunca decepciona.”

“¡¿Un profesor?! ¡Jadear! ¡Clases especiales, fuera de horario, ropa torcida!”

Uno de ellos estaba en su propio mundo, pero no le prestes atención.

El rey se acarició la barba, envolviendo las cosas.

“Bueno, entonces, Lloyd, que tu progreso sea digno de este premio”.

“¡Sí, señor!”

Luego, en voz baja que nadie más podía oír, el rey agregó: “¿Y qué hay de mi hija…?”

“¿Sí? Mmm…”

“Solo tú puedes decidir cómo te sientes. Pero tenlo en cuenta.”

Con eso, la ceremonia terminó y Lloyd volvió con sus amigos. Riho y Allan le dieron palmadas en la espalda, sonriendo.

“¡Felicidades, Lloyd!”

“¡Agradable! ¿Mmm? ¿Algo te molesta?”

Riho vio la duda en su rostro y Selen se abalanzó sobre ella.

“¡Por supuesto que lo hay! ¡Todo tipo de mujeres extrañas lo perseguirán ahora! Estoy seguro de que está pensando: ‘¡Selen es la única chica para mí!'”.

“……Si eso fuera cierto, habría estado preocupado hace mucho tiempo. Ya está bastante acosado”.

Las chicas estaban en plena disputa, pero la mente de Lloyd estaba en otra parte.

“¿La princesa? Simplemente no sé…”

Ni siquiera la había conocido, pero de alguna manera ella estaba enamorada de él. Eso simplemente no tenía sentido.

“No sé nada de ella. Será mejor que le pregunte a Marie sobre esto. Ella sabe más sobre estas cosas que yo”.

“Entonces, ¿cuál es el problema, Lloyd? ¿Selen otra vez? Ella es una pesadilla.”

“¡Yo no soy! ¡Riho! ¡Esto no es mi culpa! ¡Cierto, ¿Sir Lloyd?!”

Sin forma de saber que la princesa era la persona a la que planeaba invitar, Lloyd se quitó el problema de la cabeza y se unió a la celebración.

Mientras Lloyd se estaba decorando…

Rodeado de montañas empinadas y campos repletos de monstruos: el pueblo de Kunlun, en la casa de Pyrid. Shouma estaba cuidando a Sou, quien aún no se había despertado.

“………”

Sin respirar, como si estuviera dormido, Sou yacía como un hombre muerto, y Shouma estaba preocupado por eso.

“Tú…”

Alka le palmeó el hombro. “¿Preocupado?”

“Bueno, es un amigo… y no parece herido. Entonces, ¿por qué no se despierta?”

“Los hombres de la runa son creaciones bastante extrañas”, dijo, observando de cerca el rostro de Sou. “Recibe daño de acuerdo con la fuerza de voluntad de su enemigo. Puede que no lo parezca, pero esto es profundo… y él todavía está luchando”.

“¿Él lo es? ¿Cómo es eso?”

“No se despertará hasta que se complete el proceso. Su nuevo deseo es liberarse de los grilletes del héroe de antaño, renacer como un hombre nuevo, muy probablemente, tu amigo”.

“Como compañeros partidarios de Lloyd… ¡eso es algo apasionante!” Shouma sonrió y le dio un apretón a la mano de Sou.

“¡Aguanta, Sou! Una vez que estés de vuelta, ¡podemos hablar sobre Lloyd juntos! ¡Sin toda esa mierda de desaparecer!”

Cuanto más balbuceaba sobre Lloyd, más miraba con recelo a Alka.

“Todo esto es impulsado por Lloyd, ¿hmm? Shouma, me asustas”.

Su sonrisa se congeló y se volvió hacia ella. Ojos que no sonríen.

“Usted es la última persona que debería estar diciendo eso, Jefa. ¿O olvidaste que dijiste que querías un masaje, lo obligaste a hacer todo tipo de estupideces a un paso de una demanda y todo el pueblo tuvo que unirse para detenerte?”

“Urp… ¡si no me hubieras delatado, podría haber cruzado esa línea! ¡Desde entonces, los aldeanos han estado más atentos! ¡Ya ni siquiera puedo intentar ir tras él!”

“¡No me culpes! ¡Eso es de esperar! ¡¿Por qué querrías ese tipo de masaje?! ¡Lloyd es tan inocente que te creyó por completo!”

“Y así fue como lo convenciste de que la ciudad era peligrosa, ¿verdad? ¡La misma cosa!”

Alka claramente estaba perdiendo esta pelea.

Ambos adoraban a Lloyd por igual, y eso los puso en desacuerdo el uno con el otro.

En ese momento, Pyrid y el leñador, Kanzo, entraron.

“¿Qué es esto? ¿Finalmente llegas a casa y ya estás peleando?”

“Abuelo, no lo culpes. Sabes que es culpa del jefe de alguna manera.”

Ahora eran tres contra uno.

“¡Aughh, nadie me cubre las espaldas! ¡Yo hice esta ciudad!”

“Sí, sí, fuera del camino, Jefa. ¡Hace más frío afuera! Necesito poner la leña para que todos podamos mantenernos calientes”.

Kanzo comenzó a dejar caer madera de treant junto a la estufa de piedra.

Pyrid arrastró su Killer Piranha a la cocina.

“Shouma, no sirve de nada si tú también colapsas mientras lo atiendes. Voy a freír esto para ti, así que descúbrelo. Conseguí algunas verduras de los campos para acompañarlo”.

“Gracias, abuelo Pyrid, Kanzo”.

Kanzo simplemente lo despidió.

“¿Cómo está nuestro invitado?” preguntó Pyrid, mirando la cama. “Él no está respirando. ¿Seguro que no está muerto?”

“Está bien”, dijo Alka, asintiendo enfáticamente. “Deberías saber perfectamente bien que no morirá tan fácilmente”.

“¿Lo es? ¿Cómo es eso?”

Al verlo genuinamente desconcertado, Alka suspiró.

“Eras su mejor amigo, y ni siquiera te acuerdas. ¡Deberíamos haberte descongelado una vez que se perfeccionó esa runa curativa! ¡Se aseguró de que no hubiera efectos secundarios!”

Mientras murmuraba, Pyrid echó un buen vistazo a la cara de Sou.

“Hmm… Creo que parece un poco familiar. También tengo la sensación de que va a estar bien. ¡Como tú dices!”

Pyrid palmeó a Sou en el hombro como si nada.

Por un instante, una sonrisa pareció parpadear en el rostro del hombre rúnico.

“…Parece que recuerda.”

Por más que intentó rechazarlos, sus antiguos compañeros se quedaron con Sou. Tal vez había estado tratando de desatar a los señores demonio con la esperanza de que sus viejos amigos regresaran, incluido Pyrid, para detenerlos una vez más. Típica fase rebelde, pensó Alka, con su sonrisa más maternal.

“En el fondo albergabas el deseo de quedarte con tus amigos y quedarte. Es por eso que nunca desapareciste y por eso nunca me atreví a eliminarte. Mi culpa por no intentarlo realmente hasta que el destino del mundo estuvo en juego”.

Ella suspiró como lo haría cualquier madre.

“¿Por qué tuviste que seguirme con todo el asunto de ‘no escuchar’? ¿Es mi culpa por no escuchar nunca?”

Kanzo dejó escapar un ruido extraño.

“No tiene sentido, pero no sirve de nada ponerse deprimido por eso, Jefa. Después de todo, la imitación es un signo de admiración.”

“¿Lo es?”

“Sí”, confirmó Pyrid. “Para bien o para mal, cuando la gente piensa que algo está bien, empieza a copiarlo. ¡Tuvimos uno justo con nosotros! Se aferró a sus armas y huyó a la ciudad”.

“¡Quiero mudarme a la ciudad y convertirme en soldado!”

Las palabras de Pyrid refrescaron los recuerdos de Alka. Cómo su amado hijo había superado todas las objeciones, luchando contra su propia debilidad, lanzándose a sí mismo a ese entorno hostil…

Una vez que se decidió, se lanzó hacia adelante, sin mirar ni a la derecha ni a la izquierda. Una fortaleza y una debilidad, pero siempre una influencia positiva…

Sou también había estado persiguiendo eso, a su manera retorcida. Se había sentido atraído por Lloyd precisamente porque eso era lo que quería ser. Eso tenía sentido para ella.

“Gracias, Pyrid. Para ser un músculo-cerebro, seguro que a veces das en el clavo”.

“¿Mmm? Eh… de nada.”

La realización a la que él la había llevado se sentía como la salvación.

Parecía que esas palabras también habían ayudado a Shouma.

““El que Lloyd admira…””

Se encogieron al darse cuenta de que habían hablado como uno solo.

“No seas ridículo, Shouma. ¡Lloyd creció siguiéndome!”

“No, no, no, no. Absolutamente no. ¡Fui el primero en dejar la ciudad, a pesar de las objeciones de todos! Yo soy el que él admira. ¿Esa cosa en la que nunca retrocede o cambia de opinión? Yo también. ¡No eres más que una mala influencia!”

Pyrid y Kanzo no estaban impresionados.

“Ahí van de nuevo. Estos dos y sus amores de Lloyd”.

“Yo digo que los dejemos”.

Se fueron, sacudiendo la cabeza.

Una vez que se fueron, Alka se puso seria.

“Shouma, es hora de que lleguemos al punto”.

Se acomodó, preparada para una larga pelea. Al sentir eso, Shouma asintió y se volvió hacia ella.

“¿Qué están planeando el Imperio Jiou y el Dr. Eug? Eso es lo que quieres saber, ¿verdad?”

“Mm, todos los líos que estabas haciendo. La idea de abrir la prisión donde se esconde Kunlun y liberar todo lo que hay dentro es realmente mala. Incluso si tenías la intención de ayudar a Lloyd.

Ella se inclinó, mirándolo a los ojos.

“Pero si podemos frustrar los planes de Eug, no hay problema. Así que necesito saberlo todo”.

“……”

“Tú plan era evitar que Lloyd se desanimara haciendo un mundo lo suficientemente fuerte para él. Para dejarlo trabajar por su admiración, ¿verdad? Le estás pasando tu sueño a él.”

Shouma se quedó en silencio.

Pero Lloyd no eres tú. Está fuerte y ha ido mejorando sin perder la esperanza. Tanto su corazón como su cuerpo están creciendo… especialmente el último, heh-heh-heh.”

Este último bit arruinó un poco el ambiente.

“Jefa, ¿no puede permanecer serio por un minuto?” preguntó Shouma.

“Heh-heh-heh… no seas tonto. Puedo aguantar uno.”

Probablemente no dos. Como esos juegos que dicen “reúne más de cien amigos” cuando el total disponible es ciento uno.

Limpiándose la baba con su bata, reanudó su interrogatorio.

“Así que ya no necesitas respaldar a Eug. ¡Adelante, derrama los frijoles! Todos sus planes… hundiendo al mundo en el caos, forzando el avance de la ciencia… ¡¿Hasta dónde ha llegado?! ¿Y—?”

Su voz bajó, como si esta fuera la verdadera pregunta.

“¿Cuán profundamente involucrado está el Rey de Profen—Eve? Necesito saber todo sobre eso.”

Alka claramente no quería creerlo, pero otra parte de ella parecía convencida de que debería haberlo sabido todo el tiempo.

Como si la verdadera mente maestra estuviera justo frente a ella todo el tiempo, engañando a sus propios amigos y moviendo los hilos sin que nadie se diera cuenta.

-FIN DEL VOLUMEN 10-