Monogatari (NL)

Volumen 7

Capitulo 1: Tigre Tsubasa

Parte 8

 

 

Al parecer, hubo una conversación que fue así.

“Vaya, vaya, mira a quien tenemos aquí. Pero si es Karen-san. Qué sorpresa, encontrarte en un lugar como este.”


“Oh wow, mira eso. ¡Pero si eres tú, Senjougahara-san! Qué casualidad, encontrarte así delante de mi casa.”

“Sí, es casi como si hubiera usado la función GPS de mi teléfono para averiguar tu ruta exacta de vuelta del colegio y estuviera esperando aquí para emboscarte, jeje.”

“Ajaja. Bueno, puede que algunas personas sean lo suficientemente estúpidas como para tener esa impresión errónea. El mundo está lleno de idiotas, después de todo. Es una pena que haya tan pocas personas inteligentes como yo por ahí. Espera, ¿pero qué pasa con la escuela, Senjougahara-san?”

“¿Escuela? ¿Qué es eso?”

“Er, supongo que está bien si no lo sabes…”

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“No, sólo estoy bromeando. Por supuesto que lo sé. Sólo era una broma al estilo Gahara. Me tomé el día libre debido a circunstancias algo inevitables. Hoy tu escuela media tiene clases hasta el mediodía, ¿verdad, Karen-san?”

“Sí, pero has llegado en mal momento. Estoy segura de que querías ver a Nii-chan mientras estabas aquí, pero en realidad ahora mismo está fuera—se fue a algún sitio en cuanto empezó el nuevo curso. Supongo que este es su viaje de autodescubrimiento, segunda parte. Probablemente será capaz de disparar un Kamehameha para cuando vuelva.”

“Los viajes de autodescubrimiento no consisten en ese tipo de entrenamiento… no, no importa.”

“Incluso podría ser capaz de pilotar un Eva.

“No creo que Araragi-kun tenga el talento… Oh, pero se me acaba de ocurrir algo. Ya sabes, completamente de la nada. ¿Oíste que la casa de Hanekawa-san se incendió?”

“¿Qué?”

“Oh, lo siento. Ha sido una pregunta estúpida. ¿Cómo es posible que Araragi Karen, la ejecutora de esas dos defensoras de la justicia, las Fire Sisters, ella que por sí sola mantiene la paz en esta ciudad, no sepa de un incidente de esa magnitud?”

“¿Hm? Oh, sí, por supuesto. Lo sé todo sobre eso, cosas muy duras. Pensaba hacerle una visita.”

“No resultó herida, afortunadamente, porque ocurrió mientras estaba en la escuela. Pero su casa se incendió y no tiene dónde quedarse esta noche.”

“¿Eh? ¿En serio?” “¿No lo sabías?”

“Bueno, lo sabía. Estaba pensando en sacar ese mismo tema. ¿Por qué tuviste que adelantarte y decirlo primero?”

“Lo siento, ¿vale? Pero es realmente extraño, ¿no? Pensar que una buena chica como Hanekawa-san no tiene una cama en el mundo en la que pueda dormir tranquila. Se siente como la cosa más injusta imaginable. Como si la justicia realmente existiera en este mundo,

¿qué hace no ayudándola?” “……”

“Así que, como esa supuesta justicia hueca no va a hacer nada por ella, me voy a tomar el día libre de la escuela buscando un lugar donde pueda dormir. Ah, hablando de eso, ¿has ido hoy a la escuela como si fuera cualquier otro día? ¿Te has divertido? ¿Mientras Hanekawa-san estaba en problemas?”

“……”

“Uy, perdón, perdón. No tiene sentido decírtelo, ¿verdad? Después de todo, sólo eres la hermana pequeña de Araragi Koyomi, nada más que una estudiante de escuela media. Estaría esperando demasiado de ti si empezara a tratarte como a él. Tu Nii-chan es tu Nii-chan, y tú, Karen-san, eres tú.”

“¡……!”

“Esto sí que es un mal momento. Si sólo Araragi-kun estuviera por aquí. Sé que nunca abandonaría a Hanekawa-san. Las Fire Sisters (lol), por otro lado.”

“¡¿(lol)?!”

“Lo siento mucho, sólo debo ser una molestia hablando contigo aquí cuando no puedes hacer nada sin ese Nii-chan que tanto quieres. No pretendía preocuparte, no cuando, a diferencia de Hanekawa-san, estás disfrutando de tu vida. Ya es suficiente con que esté en apuros. Llevamos un buen rato aquí hablando, así que creo que ya es hora de que me vaya. Después de todo, ahora comprendo que la justicia es como un lecho para Hanekawa-san—no se puede encontrar en este mundo, no hay, no existe.”

“¡Espera un segundo!” “¿Hm? ¿Pasa algo?”

“Existe una cama para Hanekawa-san… ¡también justicia!”

……

Así, guiando hábilmente a Karen-chan, Senjougahara-san llevó a cabo lo que llamó su plan— bueno, describirlo como “hábil” quizá no sea lo correcto.

Fue más bien como ver a un pájaro volar directamente hacia una ventana. Supongo que si realmente quieres, puedes llamar a esto un plan ya que ella fue por Karen-chan y no por Tsukihi-chan, la estratega.

Así que con eso.

Había llegado a la residencia Araragi.

A su sala de estar…

“Siéntete como en casa, Tsubasa-san.”

“¡Mm-hmm! Trátala como si fuera tu propia casa. Como la tuya propia, Hanekawa-san.” Con esas palabras, Karen-chan y Tsukihi-chan me sirvieron un poco de té.

Mientras la hermana mayor sacaba con destreza el té de cebada frío de la nevera, la menor recogía vasos del armario. Se habían repartido estas tareas sin ni siquiera una reunión previa.

Estaba viendo de primera mano lo bien que trabajaban en equipo las Fire Sisters (lol)… perdón, las Fire Sisters.

Se comunicaban en silencio.

Mi propia casa, ¿eh?

En realidad no era la primera vez que entraba en esta casa—ya había entrado varias veces. Después de todo, trabajaba como tutora de Araragi-kun en su casa (aunque le daba clases en la biblioteca, no aquí), y me había quedado hasta altas horas de la noche en el pasado, como la vez que Karen-chan se desmayó con fiebre.

Pero en esta ocasión fue un poco diferente. Era la primera vez (a estas alturas) que me invitaban a la casa como “invitada”.

Me puso extrañamente nerviosa. O quizás sea mejor decir que me hizo sentir extrañamente incómoda.

“……”

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Araragi Karen-chan y Araragi Tsukihi-chan. Las hermanitas de Araragi.

Cuanto más las miraba, más se parecían a él. Incluso se podría decir que eran su viva imagen.

Sé que es una forma extraña de describirlos, pero eran como trillizos que no tenían la misma edad.

Por supuesto, sus personalidades, o más bien sus rasgos de carácter, eran muy diferentes— Karen-chan era una chica obsesionada con las artes marciales y muy bella, y aunque había algo de calma en Tsukihi-chan, se notaba que tenía un núcleo firme.

Me sorprendió que ambas hubieran cambiado sus peinados desde la última vez que nos vimos… Karen-chan se había cortado su característica cola de caballo para hacerse un peinado bob (su flequillo era liso, como el mío y el de Senjougahara-san en el pasado), mientras que Tsukihi-chan llevaba una gruesa trenza enrollada en el cuello como si fuera una bufanda (¿no tenía calor? Era verano).

“Sabes, Tsubasa-san, estas siendo demasiado helada.” Dijo Karen-chan, sentándose en el sofá con sólo su propio vaso de té de cebada en la mano.

Debe haber querido decir “reservada”.

“Deberías haber venido directamente a mí si no tenías un lugar donde dormir. En realidad estaba esperando que dijeras algo. Pero pensé que podría ser difícil para ti, y por eso fui a hacerte la propuesta por mi cuenta.”

Todavía no se había dado cuenta de que había sido manipulada por Senjougahara-san. Incluso la mentira de que sabía que la residencia Hanekawa se había incendiado—parecía creerla más que nadie. Me habría preocupado por su futuro si no estuviera tan preocupada por el peligroso aquí y ahora de nuestra chica de escuela media.

“Mm-hm. Tú lo propusiste, Karen-chan. ¡Todo por tu cuenta!” Dijo Tsukihi-chan, trayendo consigo tazas para ella y para mí. La chica que se sentaba sonriente junto a Karen-chan parecía haber tomado la decisión consciente de seguir el plan de Senjougahara-san.

Sí.

La más joven tenía el corazón bastante negro.

Por cierto, Karen-chan estaba en su tercer año de escuela media, mientras que Tsukihi-chan estaba en el segundo. Cuando vi a las dos sentadas allí con la misma ropa (uniformes de la Segunda Escuela Media Tsuganoki), realmente parecían gemelas (hay una diferencia de altura entre las dos, así que no lo parecen cuando están de pie).

“Estaba pensando. Entonces, el té de cebada es un té hecho de cebada, ¿no?” Karen-chan estalló sobre un tema al azar. “¿Significa eso que puede convertirse en cerveza si se esfuerza mucho?”

Tenía una increíble sensación de cercanía con los demás.

No se trata de una conversación que hayas tenido con alguien cinco minutos después de invitarle a tu casa.





Me gustaría que empezara por calmar mis nervios.

Le dije: “Ambas bebidas empiezan como cebada, pero supongo que la diferencia es que se tuesta para el té de cebada y se fermenta para la cerveza. Así que, bueno, es eso.”

Aunque no sabía lo de “esforzarse mucho”, se podría decir que eran como parientes en el mundo de las bebidas. Mi intención era decir que eran completamente diferentes, pero tenía que admitir que su pregunta abordaba la verdad del asunto.

“Huh. No es de extrañar que me excite cuando bebo té de cebada.”

Su conclusión, en cambio, fue decepcionante.

Karen-chan se zampó una taza entera de té de cebada de un trago—de manera muy jovial. En realidad… Al inspeccionarlas más de cerca, estas tazas parecían realmente elegantes.

¿Eran de cristal de Baccarat?

Eran lo suficientemente elegantes como para que casi se sintiera grosero llamarlas tazas.

Es más, a juzgar por la forma en que Karen-chan y Tsukihi-chan las usaron, probablemente no sabían lo que costaban…

¿Era la familia Araragi, de hecho, acomodada?

“En fin, Hanekawa-san.” Dijo Tsukihi-chan, lanzando una mirada de soslayo a Karen-chan. Me dio la sensación de que, al ser la hermana pequeña de Karen-chan, se había acostumbrado a sus costumbres salvajes. “Si no tienes un lugar donde quedarte, eres bienvenida en nuestra casa todo el tiempo que quieras. Convenientemente, ahora mismo Onii-chan no está en casa. Así que usa su habitación.”

“La habitación de—Araragi-kun.”

“Sí. Tiene una de esas camas que rebotan sin sentido, una verdadera tontería.” Esto era algo—que yo sabía.

También era lo que podría llamarse el quid del plan de Senjougahara-san.

No pude evitar sentirme más que un poco culpable de que se aprovechara de la seriedad juvenil de Tsukihi-chan y Karen-chan y de su sentido de la justicia como las Fire Sisters—pero tampoco podía seguir siendo tan respetuosa o ceremoniosa, no cuando su favor provenía de un lugar de benevolencia.

Senjougahara-san debió llamarlo “plan” porque también había previsto mi propia reacción a la situación. Probablemente por eso no me lo dijo.

Así que no tenía que haberlo sabido.

Dejó que la villanía cayera sobre sus propios hombros, por así decirlo.

Era un completo misterio para mí en qué estado mental había que estar para meter a otra mujer (no a cualquiera, sino a mí) en la casa de tu novio para pasar la noche, pero quizá su vieja vena auto castigadora seguía viva y en buen estado.

Ella soportó el dolor.

Lo había hecho por mí.

El sentimiento anterior de Karen-chan volvió a hacer que me doliera el corazón cuando consideré eso.

Yo era helada—reservada.

Deberías haber venido directamente a mí si no tenías un lugar donde dormir. Realmente estaba esperando que dijeras algo.

Al igual que cuando pasé la noche en casa de Senjougahara-san, nunca busqué ayuda para mí—y esto parecía ser un problema totalmente diferente de lo que a Oshino-san le gustaba decir sobre “las personas se salvan a sí mismas”.

Sí.

Probablemente—dejé de preocuparme por mí. Ni siquiera intentaba salvarme a mí misma.

Recordé lo que Senjougahara-san me había dicho antes por la mañana. Acepté la insensibilidad.

Torpe cuando se trata de la oscuridad. Un fracaso como criatura.

“¿Tsubasa-san? ¿Qué pasa, por qué estás tan espantada? Tu cara parece tan estúpida.” “……”

Karen no se anduvo con rodeos al hablar.

¿Mi cara parecía tan estúpida?

“Después de todo, ¿estas conmocionada por el incendio de tu casa? El único otro caso que conozco es lo que ocurrió con la casa de Nagasawa-kun en Chibi Maruko.

“Oh, no. Estoy bien.” Dije. Me encontré diciendo que estaba bien—aunque no había forma de estarlo. “Pero sí, creo que aceptaré tu amabilísima oferta de quedarme—hasta que Araragi- kun vuelva.”

No sabía cuándo sería eso, pero probablemente tardaría lo mismo que tardarían las personas que deberían llamarse mi padre y mi madre en encontrar una casa de alquiler.

Sin la menor idea de cuando ocurriría alguna de estas dos cosas o de si alguna ocurriría primero que la otra, no tenía sentido pensar demasiado en ello.

“Muchas gracias.” “¡No hay problema!” “De nada.”

Esto nos llevó a darnos la mano.

También éramos tres, lo que hizo que pareciera que estábamos en un grupo.

¿Estábamos a punto de empezar a jugar al voleibol o qué?

No sabía qué había dicho la Senjougahara-san sobre la situación doméstica de los Hanekawa (en realidad, no sabía nada de la situación doméstica de los Hanekawa), pero agradecía sinceramente que ninguno de ellas preguntara por ello.

“¡Tengamos una fiesta de pijamadas, Tsubasa-san!” “Creo que voy a pasar.”

“¡Podemos jugar a ser luchadores profesionales!” “Creo que me negaré.”

“Vamos, siempre he querido tener una hermana mayor ya que soy la mayor de la familia.

¿Puedo llamarte Onee-chan mientras te quedas?”

Karen-chan decía cosas que la hacían sonar un poco como Sengoku-chan. Tsukihi-chan la miraba con una sonrisa—la imagen hacía difícil estar seguro de cuál de las dos era la hermana mayor.

Fue entonces cuando me di cuenta.

Bueno, creo que no me di cuenta de nada. Lo había sabido desde el principio.

“Bien, si voy a estar molestando aquí por un tiempo, voy a tener que saludar a sus padres.”

Nunca había conocido propiamente a su padre o a su madre durante mis anteriores visitas a la residencia de los Araragi, en parte porque los tres hermanos lo querían así—pero aunque las hermanas podían darme todo el permiso que quisieran para quedarme a dormir, no tendría más remedio que irme si sus padres decían que no.

Hmm. ¿Cómo iría esto?

Ante una chica de instituto que se pasea por la ciudad de cama en cama como una especie de refugiada de net-cafés, ¿el criterio de cualquier adulto sensato no sería simplemente regañarla y convencerla de que vuelva al lado de sus padres?

“No creo que tengas que preocuparte por eso.” Dijo Tsukihi-chan. “Estas son las personas a las que nosotras y nuestro hermano mayor llamamos mamá y papá. Creo que eso te da una idea de sus personalidades.”

“Bueno… Aun así—.”

“Ambos tienen un sentido de la justicia de sangre caliente. No van a mirar a alguien con problemas y decirle que se vaya.”

Por alguna razón, Tsukihi-chan rebosaba de confianza.

Ahora que lo pensaba, no tenía ni idea de qué clase de personas eran los padres de Araragi- kun. Supongo que eso es obvio, ya que nunca los conocí, pero también era en gran parte porque a Araragi-kun no le gustaba hablar del tema—no le di importancia, ya que es un comportamiento natural de un chico de secundaria ser reservado con respecto a sus padres, pero… parecía especialmente torpe con ellos.

Pero, ¿su sentido de la justicia?

¿Un sentido de la justicia de sangre caliente? Algo en ello sonaba poco natural.

“Oye, ¿Karen-chan? ¿Tsukihi-chan? Me gustaría preguntarles algo—dijeron que sus dos padres trabajan, ¿verdad?”

“Sí.”

Asintieron al unísono.

“Creo que hoy volverán sobre las seis.” “¿Qué es exactamente lo que hacen?” Las dos respondieron al unísono.

“Son oficiales de policía.”

……

No me extraña que Araragi-kun haya sido tan reservado al respecto, pensé. Y también: debemos estar viviendo el fin de los tiempos.

***

 

 

Hubo, por supuesto, algunos problemas.

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Aunque los adultos de la familia Araragi habían sido valorados por sus hijas como poseedores de un sentido de la justicia de sangre caliente, también poseían el tipo de buen sentido que tienen los adultos (y los agentes de policía), por lo que tenían que estarse haciendo preguntas.

Aun así, me permitieron quedarme mucho más rápido de lo que imaginaba que harían, aunque a regañadientes, diciendo: “Supongo que tenemos que hacerlo si esa es tu situación.”

Las desesperadas súplicas de Karen-chan y Tsukihi-chan también fueron un factor—pero esto sí que les hizo parecer los padres de Araragi-kun.

Supongo que la manzana no cae lejos del árbol.

Por cierto, aunque el hecho de que los miembros de una familia se parezcan entre sí tiene que ver, por supuesto, con los genes, parece que los ciclos de vida similares también desempeñan un papel importante. Si uno vive bajo el mismo techo, lleva el mismo ritmo de vida y se alimenta con la misma dieta que otra persona, los materiales que intervienen en la creación de sus cuerpos son los mismos. Tiene sentido, pues, que el resultado final de esos materiales sea también similar.

Por el contrario, si los miembros de la familia llevan un ritmo de vida diferente y se alimentan de forma distinta, como hacen los Hanekawa, no se parecerán entre sí.

Se podría decir que las familias con apariencias y personalidades similares tienen cierto grado de unidad—y en ese sentido, la familia Araragi era una familia sana.

Cenando con ellos, y observando, no pude evitar pensar: Con que así es como luce una conversación familiar.

Me pareció refrescante y me uní a ella—aunque me sentí un poco indecisa cuando la madre de Araragi-kun me preguntó cada cosa que se le ocurría sobre su único hijo.

Después llegó la hora del baño.

Me di cuenta de que habían pasado tres días desde mi última vez en una bañera.

Tal vez sea alguna regla para este volumen porque terminé metiéndome junto a Karen-chan y Tsukihi-chan—¡se me hizo bastante estrecho!

“Nunca te das aires, ¿verdad, Tsubasa-san?”

Lo que sigue es nuestra conversación en esa bañera.

Las tres estábamos apiñadas como en un experimento en el que se intenta meter al mayor número de personas posible en una cabina telefónica. En otras palabras, fue en medio de la falta de espacio para los codos que Karen-chan dijo: “No sé, tal vez sólo lo pienso porque soy estúpida, pero al hablar con los chicos inteligentes de la escuela, termino preguntándome todo el tiempo si son realmente tan inteligentes. Utilizan palabras extrañamente duras y citan cosas que no me interesan. Pero a pesar de que tú eres inteligente, nos hablas de tú a tú, y eso me hace muy feliz.”

“Sí.” Dijo Tsukihi-chan. Se había deshecho la trenza en el baño, y su cabello era bastante largo. Parecía crecer a un ritmo aún más rápido que el de Kanbaru-san—como si fuera un monstruo o algo así. “En realidad, así parece ser. La gente que es verdaderamente inteligente… o ni siquiera eso, la gente que llamarías ‘de primera’, ya sea en deportes o lo que sea, puede ser sorprendentemente normal cuando hablas con ellos. No es que exuden auras o algo así. Quizá eso signifique que no necesitan disfrazarse porque son genuinos.”

“……”

Aunque me sentí un poco incómoda al ser elogiada de esta manera, y aunque Tsukihi-chan tenía razón sobre lo sorprendentemente normal que puede ser la gente “de primera”, pensé que mi caso era diferente.


No era normal. Y—tampoco fui inteligente.

Dudaba que hubiera alguien más vanidoso y engalanado que yo—lo sabía de sobra desde la Semana Dorada y la víspera del Festival Cultural.

Lo suficiente como para hartarme. Lo suficiente como para odiarlo.

“Muchas veces me pregunto qué aspecto tiene el mundo para una persona inteligente.” Dice Karen-chan. “Me pregunto si miramos las mismas cosas y simplemente las vemos de forma diferente. Yo sólo veo un montón de números cuando miro a Pi, pero quizá Einstein veía algún tipo de orden hermoso.”

“Me pregunto.” Respondí vagamente.

Era una pregunta difícil de responder en uno u otro sentido.

Había algunos genios con el tipo de sensibilidad que les permite mirar a Pi o a la proporción áurea o lo que sea y encontrar algún tipo de valor o significado en su belleza matemáticamente funcional—pero no creía que fuera un requisito previo para ser inteligente.

Tenía que haber gente inteligente que viera a Pi como nada más que un montón de números. Y probablemente también lo contrario.

No era más que una cuestión de diferencias individuales, y no una especie de requisito.

Dudo que la diferencia entre la forma en que Karen-chan y Einstein veían el mundo fuera tan diferente de cómo lo veían Karen-chan y Tsukihi-chan.

“Creo que si tomas una novela con una narración en primera persona y la cuentas desde otro punto de vista, tendrías un libro completamente diferente.” Intenté explicar. “Como si un caso contado por el Dr. Watson y un caso contado por el propio Holmes se sintieran muy diferentes el uno del otro.”

Ahora que lo menciono, había historias cortas en los archivos de casos de Sherlock Holmes contadas desde una perspectiva omnisciente.

Pero te equivocarías si llamaras a esos mundos objetivamente correctos. No hay garantía de que Dios no meta la pata.

Por ejemplo.

Tomemos la creación descuidada del hombre.

… Pero ahora que estaba pegada a la belleza tonificada y firme de Karen, junto con el cuerpo contrastadamente lindo e infantil de Tsukihi-chan, me hizo pensar: “Araragi-kun siempre se junta con hermanitas como éstas”—y no pude evitar comprender su excéntrico comportamiento hasta cierto punto.

O algo así. Salimos del baño.

Me había quedado sin la ropa interior de la tienda de cien yenes y me estaba preparando para tener que aguantarme y tener que volver a ponerme el mismo par, pero Karen-chan me prestó un par de bragas nuevas.

Incluso me prestó un pijama.

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Después de haber disfrutado de toda su hospitalidad hasta el momento, habría sido extraño rechazarla, así que simplemente acepté ambas cosas.

“¿Hm? Espera, ¿esta no es una pijama de hombre?” “¿Hmm? Oh, eso es de Nii-chan.”

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Gurk.

Me puse el pijama de Araragi-kun… Me miré en el espejo.

¿Por qué sentía que acababa de cometer un gran error?

Pero quitármelo ahora sólo me haría parecer aún más extrañamente consciente de ello, así que—no, es sólo una excusa.

Ahora que me lo había puesto, me sentía reacia a quitármelo. Así que me limité a decir, con normalidad. “¿Eh, lo son? Me queda bastante bien.” Lo que ni siquiera sonó como si estuviera ocultando mi vergüenza, y comencé a cepillarme los dientes antes de acostarme.

No había manera de que le dijera a Senjougahara-san sobre esto…

Luego de eso, dejé que las dos hermanas me llevaran a la habitación de Araragi-kun.

Cuando lo pensé (o sin necesidad de hacerlo realmente), había invadido la casa de Araragi- kun totalmente sin su permiso, había tomado prestado su pijama y estaba a punto de tomar prestada su cama—no sería una exageración llamarme una especie de rufián que acaba de hacer lo que le vino en gana.

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Dudo que imaginara que el permiso de su familia y su novia pudiera llevar a todo esto.

Tal vez tenía que enviarle un mensaje, pero también dudé en hacerlo ya que no tenía ni idea de sus circunstancias actuales.

¡Hey, ahora mismo estoy usando tu pijama!

Incluso si enviara ese texto y él pudiera recibirlo, podría arruinar lo que seguramente era una situación muy grave en la que se encontraba.

Además, cuando miré el reloj (me había dado cuenta cuando había estado en la habitación de Araragi-kun antes, pero por alguna razón tiene cuatro. Aunque no es una persona tan puntual…), ya eran más de las nueve. Seguramente en estos momentos se estaba encontrando con Kanbaru-san, y eso sería un poco, ya sabes—bueno.

Me hizo dudar.

“Bien, Tsubasa-san, buenas noches. Eres libre de hacer lo que quieras con lo que haya en esta habitación.”

“Buenas noches, Hanekawa-san. Te veré de nuevo mañana.”

Las hermanas de Araragi-kun me dejaron con esas palabras y me quedé sola en su habitación. No sabía qué hacer.

No es que haya nada que hacer más que dormir.

Podía intentar estudiar durante el día, pero sólo tenía mis libros de texto—y hasta esos eran de Senjougahara-san.

Mientras pensaba en cómo podría ir a la biblioteca mañana y tomar prestados algunos materiales de estudio, mis ojos comenzaron a vagar por la estantería de Araragi-kun.

Es hora de comprobarlo.

Aunque Karen-chan había dicho que podía “hacer lo que quisiera” con esta habitación, era de Araragi-kun, así que no podía realmente. Pero me pareció bien examinar los libros que había en su estantería.

La alineación había cambiado bastante desde la última vez que estuve aquí—me había dicho que nunca tiraba los libros, así que tenía que ser una de esas personas que abastecían su estantería con títulos sin leer, guardando los leídos en un armario.

Me sorprendió la cantidad de novelas que había.

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Me imaginaba que no leía más que mangas por su forma de hablar y actuar.

Tomé una novela extranjera de la estantería al azar, me senté en su silla, frente a su escritorio, y leí durante una hora. Por supuesto, la sensación de Araragi-kun que me produjo el escritorio y la silla hizo imposible que ninguna de las frases se abriera paso en mi cabeza.

Eran un poco más de las once cuando apagué las luces y me acosté en la cama.

Incluso entonces, pensar en que llevaba puesto el pijama de Araragi-kun, en que estaba metida en la cama de Araragi-kun y en que mi cabeza estaba apoyada en la almohada de Araragi-kun me hizo imposible quedarme dormida. Las manecillas de sus relojes debían estar apuntando hacia arriba para cuando yo lo hiciera.

Difícilmente podría criticar a Araragi-kun. Pensar en todo eso me resultaba lascivo.

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