Otonari No Tenshi (NL)

Volumen 2

Capitulo 6: Día De San Valentín

Parte 2

“Encontraste uno, ¿no?” Mahiru preguntó en un tono comprensivo. Ella había estado en la cocina preparando bebidas y regresó para encontrar a Amane en evidente angustia.

“… Estaba planeando comerlos todos durante unos días, y esto es lo que obtengo…”

Amane tomó rápidamente su bebida, pero el interior de su boca estaba más que caliente. Esto iba más allá de tener una baja tolerancia a la comida picante: sentía un verdadero dolor aquí. No era más de lo que podía manejar, pero aun así fue bastante intenso.

Cuando el agudo característico del wasabi le atravesó la nariz, Amane se encontró pensando en lo impresionante que era que Chitose hubiera logrado incluir tanto componente volátil. Maldijo su nombre mientras trataba de contener las lágrimas instintivas.

El wasabi le atacaba la nariz y los ojos, mientras que el habanero en polvo y el ají le quemaban la lengua. Un mordisco de estos intensos sabores—o más bien, intensos tormentos—fue suficiente para arruinarlo.

“Mi más sentido pésame,” dijo Mahiru. “Pero piénsalo de esta manera: si atraviesas el infierno primero, el resto será el cielo”.

Es fácil para ella decirlo. Amane todavía estaba en agonía. Escuchó un suave suspiro y luego el sonido de algo duro que se colocaba a su lado.

“Aquí, esto debería ayudar”.

Cuando levantó la cabeza, había una taza a su lado, llena de un líquido marrón oscuro que desprendía vapor y un dulce aroma.

“¿Cacao?”

“Algo como eso. Se llama chocolat chaud. Es chocolate caliente francés.

Lo hice bastante dulce. Debería ayudar a limpiar tu paladar”.

“Estoy salvado…”

En este momento, lo único que Amane quería hacer era eliminar este dolor.

Cuando Amane se metió el contenido de la taza en la boca, un rico sabor envolvió sus sentidos. El líquido tenía la deliciosa fragancia del chocolate con cuerpo, pero en realidad no era tan dulce. Sabía a chocolate negro y poseía un sabor calmante que bajaba muy fácilmente.

“Es genial.”

“Me alegra oír eso.”

Amane bebió lentamente el chocolate caliente, intentando aliviar el dolor en su boca. La trufa en realidad no contenía mucho de la mezcla picante. En su mayoría, había sido ganache recubierto con una gruesa capa de chocolate y cubierto con azúcar en polvo. El dulce armado tuvo una gran patada al frente, pero el impacto se desvaneció con el paso del tiempo. Para cuando Amane había vaciado su taza, solo le quedaba un ligero cosquilleo en la lengua.

“Suspiro… Ella realmente se superó a sí misma…”

“¿Fue realmente tan picante?”

“Quiero decir, tenía pimienta, wasabi y habanero, así que sí. Maldita sea… me alegro de que hicieras ese limpiador para el paladar, pero creo que me habría muerto si hubiera comido más”.

“Bueno, supongo que no se ha hecho ningún daño”.

“Cielos.”

Incluso mientras maldecía el nombre de Chitose en voz baja, sabía que ella había intentado a su manera sorprenderlo, por lo que no podía estar realmente molesto con ella. Todos los chocolates, además de los cuatro especiales, probablemente tenían un sabor normal, por lo que no era como si hubiera malicia detrás. E incluso había probado todos los ingredientes exóticos ella misma. Amane no pudo hacer nada más que sonreír con amargura.

“De todos modos, el chocolate caliente fue una agradable sorpresa. Por lo general, te quedas con la leche caliente, ¿verdad?”

“…Si bien…”

“¿Decidiste hacer esto porque es el día de San Valentín?” Amane preguntó esperanzada. Mahiru básicamente siempre bebía leche caliente o té con leche, por lo que el cacao fue inesperado.

“…Quizás.”

“Bueno, gracias. Eres un salvavidas”.

Él se había arriesgado allí, y si ella lo hubiera derribado, habría parecido un verdadero idiota. Pero aparentemente, había acertado con el dinero. Mahiru había querido hacer algo especial para el Día de San Valentín después de todo. Amane estaba seguro de que no tenía ningún significado más profundo que eso, pero aún estaba agradecido.

“Estaba delicioso”, dijo de nuevo.

Mahiru parecía incómodo.

“¿Te pasa algo?” empujó.

“… Um, bueno—”

“¿Mmm?”

Amane sabía que sentarse a su lado y presionarla para que respondiera probablemente le haría más difícil decírselo, así que trató de ser paciente y escuchar en su lugar.

Mahiru abrazó una de las almohadas sobre la mitad de su rostro mientras lo miraba con ansiedad. Parecía un animal pequeño y extrañamente adorable, lo que hizo que Amane quisiera sonreír, extender la mano y darle una palmadita en la cabeza. Continuó esperando, pero en lugar de continuar con su pensamiento, Mahiru simplemente tembló en silencio.

Luego se puso de pie de repente y agarró sus bolsas.

“…Me… voy a casa.”

Para cuando Amane dejó escapar un ruido de sorpresa, Mahiru ya se había escabullido de la sala de estar. Estaba congelado en su lugar mientras escuchaba el sonido de sus pasos alejándose, luego la puerta principal abriéndose y cerrándose, y finalmente el sonido de la cerradura girando. En un instante, Mahiru se fue.

No pudo evitar dejar escapar un ruido confuso ante este trabajo rápido. “¿Eh…?”

¿Hice algo mal…?

Su corazón estaba dividido entre la sorpresa por su partida inesperada y la preocupación de que él la hubiera ahuyentado sin darse cuenta. Se pusode pie, pensando en lo que debería hacer si Mahiru todavía estaba de mal humor cuando la viera mañana, y fue a revisar la puerta principal. De repente, vio una bolsa de papel rosa claro que colgaba del pomo de la puerta de su habitación. Mahiru debe haberlo dejado allí.

Dentro de la bolsa había una caja de color rosa pastel atada con una cinta de color chocolate, y había una tarjeta pegada al frente con una pegatina. La letra era suave y ordenada.

Gracias por estar siempre ahí para mí. Acepta esto con mi gratitud.

Amane se dio cuenta de por qué había dejado la bolsa allí. Simplemente entregárselo habría sido demasiado incómodo, especialmente después de que ella había decidido no dar chocolate a ningún otro chico.

Ella podría habérmelo dado…

Sonriendo gentilmente ante lo sorprendentemente tímido que Mahiru podía ser en este tipo de situaciones, Amane volvió a sentarse en el sofá y examinó el contenido de la bolsa.

El adorable papel de regalo le recordó el estilo sofisticado pero femenino de Mahiru.

Amane pensó que estaba bien que él siguiera adelante y la abriera, y con algo de aprensión, lentamente desenvolvió la caja.

Dentro había anillos de naranja confitada bañados en chocolate, cada uno envuelto individualmente en plástico, en otras palabras, naranjas.

El contraste entre el color brillante y el brillo profundo del chocolate era deslumbrante a la vista, y la caja incluso incluía algunas con cobertura de chocolate blanco, y algunas usaban cáscaras de limón en lugar de naranjas. Se veían deliciosos y Amane apreció la variedad.

Había una segunda carta que acompañaba a las Orangettes.

No parece que te gusten demasiado las cosas dulces, así que te preparé algo que pensé que se adaptaría mejor a tus gustos. Espero que te guste.

Recordó una conversación de unos diez días antes.

“¿Qué tipo te gusta?”

“No me gustan las cosas dulces, así que… algo que no sea demasiado dulce”.

Aparentemente, Mahiru había recordado perfectamente su conversación con Chitose y eligió algo que coincidiría con sus gustos. Amane de repente se sintió muy cohibido. No esperaba recibir nada en absoluto, y aquí ella había seleccionado algo especialmente para él. Era típico del sensible y considerado Mahiru. Amane podía sentir que empezaba a sonrojarse con solo pensarlo.

Se agachó y tomó una de las naranjas, apreciando los hermosos colores mientras desenvolvía el caramelo y lentamente le daba un mordisco. El mordisco azucarado y astringente de la cáscara de naranja confitada se fusionó perfectamente con el chocolate agradablemente amargo en su boca, cada sabor complementando al otro en una espléndida armonía.

…Tan bueno…

Amane se maravilló de cómo los dulces hechos a mano de Mahiru eran mucho mejores que cualquier cosa que hubiera obtenido en la tienda mientras tomaba otro bocado.

Las naranjas de Mahiru eran un poco ácidas, un poco amargas e intensamente dulces.

“Hey, Fujimiya, gracias por ayer”.

A la mañana siguiente, Yuuta se acercó casualmente a Amane en la escuela. Parecía alegre y amistoso, pero Amane no pudo evitar sentirse nerviosa al hablar con él. A pesar de que habían hablado brevemente el día anterior, Amane nunca hubiera esperado que él hiciera todo lo posible para venir a dar las gracias solo por eso.

Algunas personas les lanzaron miradas curiosas, lo que solo puso a Amane aún más nervioso. No le gustaba ser el centro de atención.

“Oh, no te preocupes por eso. Parecía que lo estaba pasando mal”.

“Bueno, sí…” Yuuta puso una mirada distante en sus ojos.

“Apuesto a que ser un tipo popular es realmente difícil, ¿eh?” Amane trató de simpatizar.

Yuuta era claramente consciente de su popularidad, pero no era el tipo de cosas que jamás presumiría. Eso era parte de por qué le agradaba a todo el mundo, y por qué incluso los chicos más celosos no podían atreverse a odiarlo de verdad. Era el tipo de persona que vendría a darte las gracias por algo tan trivial como una bolsa de plástico.

“De todos modos, fue de gran ayuda. Sólo quería decir gracias.”

“No lo menciones. Me alegro de haber podido ayudar a un chico necesitado”.

No se había ofrecido a ayudar para que Yuuta le debiera ni nada. Amane sonrió para mostrar que pensaba que no era gran cosa, y Yuuta le devolvió la sonrisa, luciendo aliviado. Todas las chicas de la clase chillaron. Amane no pudo evitar reír amargamente mientras deseaba que Yuuta guardara su sonrisa para sus admiradoras.

“¿Qué hiciste por Yuuta?” Itsuki preguntó después de que Yuuta se fue.

Aparentemente, había estado observando el intercambio.

“Kadowaki tenía demasiados chocolates, así que le di un par de bolsas de plástico”.

“Ah. Así que terminó con más de lo que esperaba. Debería haber venido preparado”. Itsuki sonrió con simpatía.

Los dos habían visto a Yuuta apilar los regalos y acordaron que probablemente tendría dificultades para llegar a casa con toda la partitura. Itsuki no se sorprendió de que Amane hubiera decidido ayudar.

En lo que respecta a Amane, en realidad fue solo un pequeño gesto. No hay nada que valga la pena salir de su camino para agradecerle.

Bueno, eso es todo. Nada demasiado importante”.

“Así es como tú, hombre… Pero espera, ¿tienes un montón de bolsas de plástico viejas por ahí? ¿No estás demasiado absorto en la vida doméstica? Cuando te vi escaneando anuncios de tiendas de comestibles en tu teléfono, pensé que eras la esposa de alguien”.

“Oye, ¿de quién se supone que es esa esposa? La última vez que lo comprobé, todavía era un hombre. Aunque, debo admitir que tal vez me haya influenciado mucho tú-sabes-quién…”

Sin lugar a dudas, podría decir que todo fue culpa de Mahiru. Los dos estaban dividiendo los gastos de comida, por lo que él había estado revisando los anuncios en línea, pensando que sería mejor conseguir las mejores ofertas que pudiera y luego sugiriendo cosas que podrían hacer con lo que estuviera en oferta. Aparentemente, eso le recordaba a Itsuki más a un ama de casa que a un esposo. Aunque dejó la cocina enteramente en manos de Mahiru.

“Debe ser agradable tener una compañera para jugar a las casitas”.

“Ella no es realmente mi compañera. ¿Y qué hay de Chitose?”

“¿Chi? Bueno, seguro. Siempre que pueda evitar que se deje llevar por sus extraños experimentos de todos modos. Quiero decir, ella sabe cocinar, seguro”.

“… ¿Alguna vez hace algo que no sea extraño?”

“Eso es solo parte de su encanto, ¿de acuerdo?” Los ojos de Itsuki se movieron de un lado a otro.

“Lo que sea que necesites decirte a ti mismo, hombre”.

Para bien o para mal, rara vez hubo un momento aburrido con Chitose. Podría haber parecido una chica normal de preparatoria, y aparentemente incluso tenía algunos talentos sorprendentes en el frente interno, pero cuando el estado de ánimo la golpeaba, era probable que causara todo tipo de problemas.

“Bueno, parece que ella se arreglará después de casarnos, así que…” “¿Cuánto tiempo crees que tomará para que tu papá la acepte…?”

El padre de Itsuki, que era extrañamente estricto con las citas de una manera que no se veía mucho en estos días, nunca había aprobado a Chitose. Definitivamente tendría algo que decir si se enterara de que estaban planeando casarse.

Los padres de Chitose, por otro lado, aparentemente estaban listos para recibir a Itsuki en la familia en cualquier momento, lo que siempre confundía a Amane… ¿No era generalmente al revés?

“Bueno, una vez que seamos adultos, tendrá que aceptarlo. Lo amenazaré con no ver a sus nietos y todo eso. Esta es una pelea en la que no puedo dar marcha atrás y hacer lo que mi padre quiere”.

Itsuki hizo una demostración de encogerse de hombros como si no pensara mucho en eso, pero Amane notó la mirada seria en sus ojos. Obviamente, no estaba planeando ceder en este tema.

Amane siempre había entendido hasta qué punto Itsuki amaba a Chitose, por lo que decidió animarlos, admirando lo asombroso que era que estuvieran pensando en el matrimonio incluso cuando aún estaban en la preparatoria.

“… Bueno, creo que probablemente no seas alguien que se eche atrás hasta que tengas un anillo en su dedo, así que te deseo la mejor de las suertes”.

“Sí. Y buena suerte para ti también,” contestó Itsuki.

“¿En qué?”

“Quiero decir, con tú-sabes-quién… ¿Verdad?”

“… Realmente no tengo ese tipo de relación con ella. No inventes cosas”.

Amane se volvió bruscamente, pero pudo escuchar la risa alegre y brillante de Itsuki.

Amane compró todo lo que necesitaba en el supermercado y se dirigió a casa. Cuando llegó allí, Mahiru ya estaba en su apartamento, sentada en el sofá, esperando en su lugar habitual. Tenía las rodillas levantadas y apretaba un cojín contra el pecho. La posición la hacía parecer un poco infantil, pero su expresión no era malhumorada ni adusta. Más bien, parecía avergonzada.

Bueno, gracias a Dios que lleva una falda larga, pensó Amane mientras él desviaba la mirada con cuidado y se dirigía a guardar los ingredientes de la cena en el refrigerador. Cuando regresó a la sala de estar, Mahiru todavía estaba allí sentado esperándolo.

Cuando Amane se sentó a su lado, Mahiru desvió la mirada con cuidado. “Mahiru, gracias por el regalo de ayer. Fue realmente delicioso”. “…Me alegra oír eso.”

Amane pensó que si estaba nerviosa por lo que sucedió ayer, lo mejor que podía hacer era mostrarle cuánto lo apreciaba. Mahiru continuó apretando el cojín pero no dijo nada más.

“¿Qué te gustaría a cambio?” Preguntó Amane.

“No es por eso que te lo di…”

“Lo sé, pero bueno, da un favor, recibe un favor, ¿verdad? No sería muy caballeroso de mi parte si todo lo que hago es tomar, tomar, tomar”.

Amane creía que un hombre siempre debería esforzarse por devolver lo que recibiera. Dado que Mahiru había hecho todo lo posible para hacerle unas delicias tan deliciosas, tenía la intención de darle algo igualmente espléndido a cambio. Después de todo, no había hecho chocolates para ningún otro chico, pero había hecho algo especial que sabía que le gustaría. Debe haber sido mucho trabajo, todo por su bien.

“… Ya tengo tantas cosas de ti, Amane.”

“En serio, estoy bastante seguro de que soy yo quien ha estado en el extremo receptor. Siempre estás cocinando para mí y esas cosas. Siempre siento que me estoy aprovechando de ti”.

“Hago esas cosas porque me gusta hacerlas. Amane, probablemente ni siquiera te des cuenta de lo mucho que has hecho por mí. Pero en lo que a mí respecta, ya he recibido más que suficiente, así que no necesito nada más”.

Amane realmente no podía imaginar lo que podría haberle ofrecido a Mahiru. Parecía que ella siempre estaba haciendo cosas por él, y él quería pagarle por toda su amabilidad… pero la cuenta aparentemente era muy diferente desde la perspectiva de Mahiru.

“Bien eso es eso y esto es esto. Intentaré pensar en algo que te pueda gustar”.

No importaba lo que Amane hubiera hecho por ella hasta ahora, todavía quería conseguirle un regalo del Día Blanco. Después de todo, era tradición devolver los chocolates de San Valentín en el Día Blanco.

Amane miró fijamente a Mahiru, indicando que no tenía intención de ceder ante esto, hasta que asintió, sus ojos vagando un poco por la habitación.

“…Bien.”

“Está bien, tengo alrededor de un mes para averiguar qué regalarte. Sería genial si pudiera encontrar algo que realmente te guste”.

“… ¿Tienes tiempo para una búsqueda como esa?” Mahiru preguntó, sonando un poco exasperada. “La semana que viene tenemos los exámenes finales, y luego, justo después, está la ceremonia de clausura”.

Efectivamente, las finales estaban a solo unos días de distancia.

Ese día todavía había quedado un regusto persistente del Día de San Valentín en la escuela, pero pronto sería reemplazado por la típica energía punzante de la ansiedad previa al examen.

Sin embargo, Amane no estaba particularmente nervioso por eso.

“Si los exámenes salen igual que de costumbre”, dijo, “estoy seguro de que aprobaré, así que no voy a estresarme por ellos ahora. Lo mismo para ti, apuesto. ”

“Eso es cierto”, respondió Mahiru. “Me aseguro de hacer mi trabajo con tiempo de sobra”.

Amane siempre fue diligente cuando se trataba de mantenerse al día con su trabajo en clase, por lo que rara vez tenía problemas con los exámenes. Sabía que podía mantener sus calificaciones habituales sin ninguna sesión intensiva de última hora. A lo sumo, podría dedicar un poco más de tiempo a revisar el material justo antes de cada prueba.

Mahiru en realidad ya había completado todo el trabajo del curso por adelantado, y ella era tan diligente en estudiar como Amane, por lo que nunca la había visto entrar en pánico por el trabajo escolar. En cambio, los días de exámenes con sus horarios reducidos probablemente eran como medio día para ella.

“Bueno, no esperes demasiado”.

“…Okay. Atesoraré todo lo que me des. ”

“Oye, no te dejes llevar ahora”.

“He estado cuidando muy bien al Sr. Oso”.

“Me alegra oír eso.” Amane sonrió.

Aparentemente, Mahiru realmente atesoraba el oso de peluche que le había regalado en su cumpleaños. También la había visto usando el llavero, y ella parecía estar cuidando bien de eso también. Se había preocupado un poco por cómo le iba al oso de peluche, pero… según todos los indicios, a Mahiru realmente le gustó.

Amane pudo sentir que su boca se curvaba en una sonrisa cuando escuchó a Mahiru referirse tiernamente al Sr. Oso, pero pensó que ella podría fruncir el ceño si lo veía sonriendo, así que puso su mejor cara de póquer.

Si todavía estamos saliendo cuando llegue su próximo cumpleaños, ¿qué tipo de cosas puedo regalarle…? se preguntó ansiosamente.

De repente, Amane notó que Mahiru lo estaba mirando.

“… Ahora que lo pienso, no sé cuándo es tu cumpleaños”, dijo.

“¿Uh, mío? El mío es el ocho de noviembre”.

Supongo que nunca se lo dije, ¿eh?

Cuando escuchó su cumpleaños, los ojos de Mahiru se entrecerraron… muy levemente. Habían pasado mucho tiempo juntos durante varios meses, por lo que había llegado a entender esa expresión como la que ella hacía cuando estaba enojada o molesta.

“… ¿Oye, Amane?”

“¿Mmm?”

“¿No nos conocíamos ya para entonces?”

“Sí, yo supongo que sí.”

“¿Por qué no dijiste nada?”

“Porque nunca preguntaste. Tampoco me dijiste tu cumpleaños, ¿recuerdas? Solo lo supe porque lo vi en la identificación de la escuela”.

“Urk—”

“Y no estábamos tan cercanos en ese entonces de todos modos. Si te hubiera dicho mi cumpleaños, te habrías preguntado por qué demonios lo estaba sacando a relucir”.

Además, Amane no había querido dar la impresión de que estaba buscando un regalo ni nada. Eso no habría sido un buen aspecto. Así que no había visto la necesidad de contarle sobre su cumpleaños, no habían tenido ese tipo de relación en ese entonces.

“…Pero—”

“Realmente no tienes que preocuparte por eso”, insistió Amane.

“Bien…,” dijo Mahiru. “Pero definitivamente celebraremos tu cumpleaños correctamente este año”. Mientras decía eso, se volvió hacia él y le agarró la manga con fuerza.

Mahiru  obviamente  no  quería  que  esta  situación  desigual  continuara.

Nunca antes había visto a alguien tan serio acerca de un cumpleaños.

Amane no pudo evitar sonreír, no su sonrisa irónica normal, sino una sonrisa honesta y feliz.

Después de todo, nada podría hacerlo más feliz que escuchar que Mahiru se sentía de la misma manera que él… y que ella estaba pensando en pasar tiempo juntos en el futuro.

“Así que planeas quedarte conmigo al menos tanto tiempo, ¿verdad?” empujó.

Los brillantes ojos color caramelo de Mahiru se agrandaron, y luego, en un instante, su rostro se sonrojó, y donde había estado agarrando su manga hace un momento, lo golpeó con el cojín, obviamente tratando de ocultar su vergüenza. Amane pudo sentir que sonreía de nuevo ante lo encantadora que era.

“… Bueno, supongo que no odio la idea… Siempre me siento tan tranquilo cuando estamos juntos. Es agradable.”

“¿Ah, de verdad? Gracias.”

“Pero sabes que realmente no… tengo otras intenciones”.

“Eso ya lo sabía”. Amane asintió. “Y eso está bien para mí”.

Por alguna razón, Mahiru parecía un poco decepcionada.