Otonari No Tenshi (NL)

Volumen 2

Capitulo 7: Día Blanco

Parte 1

Amane siempre fue diligente con sus estudios y serio en sus lecciones, por lo que completó sus exámenes finales sin ninguna dificultad en particular.

Al repasar sus pruebas con Mahiru, descubrió que había obtenido las mismas calificaciones de siempre. Siempre le fue lo suficientemente bien en la escuela y nunca tuvo que preocuparse por qué le retrasaran un grado o algo por el estilo.

Itsuki también obtuvo puntuaciones bastante buenas, e incluso Chitose aparentemente lo había hecho lo suficientemente bien como para evitar una nota fallida, por lo que las personas a las que Amane estaba más cerca no corrían peligro de repetir un año tampoco.

Solo faltaba la ceremonia de graduación para despedir a los alumnos de tercer año, que no tuvo mucho que ver con ellos, y luego esperar la ceremonia de clausura. Entre las dos ceremonias, sin embargo, hubo una fecha muy importante.

“… ¿Qué le doy?”

Se acercaba rápidamente el día para todos aquellos que habían prevalecido en el Día de San Valentín para devolver sus regalos. Tanto Mahiru como Chitose le habían dado chocolates a Amane, así que, naturalmente, planeaba darle algo a cada uno a cambio. El único problema era que no tenía idea de qué regalarle a Mahiru.

El regalo de Chitose fue bastante fácil: planeaba combinar un pastel del Día Blanco de la tienda donde ella había comprado su pastel de Navidad con diversos productos basados en los personajes que le gustaban.

Estaba seguro de que alguien como Chitose, que estaba más interesado en los dulces que en los novios, lo apreciaría. Fue una elección obvia.

Pero Mahiru seguía siendo un dilema.

Amane estaba segura de que Mahiru aceptaría gentilmente cualquier cosa que le regalara, la idea le importaba más que el regalo real. Pero quería elegir algo que la hiciera realmente feliz. El problema era que, sinceramente, no sabía mucho sobre el tipo de cosas que le gustaban a ella. Sabía que a ella le gustaban los dulces y le gustaban las cosas lindas como la mayoría de las otras chicas, pero más allá de eso, estaba perdido. Mahiru no era una persona fácil de comprar.

Amane recordó que ella le había dicho que quería una nueva piedra de afilar, pero que no parecía un regalo particularmente encantador, y de todos modos no podía permitirse algo así. Y para esta ocasión, parecía más apropiado regalarle algo que disfrutaría, en lugar de algo práctico.

Amane comenzó su búsqueda mirando la exhibición del Día Blanco en una tienda departamental cercana, pero no podía imaginar a Mahiru realmente feliz con ninguna de las cosas allí. Amane esperaba una reacción como la que tuvo cuando le dio el oso de peluche.

Por supuesto, sería aburrido darle un animal de peluche por segunda vez.

Había muchos animales de peluche adorables en exhibición, pero Amane decidió que un regalo repetido carecía de originalidad.

Por otro lado, cuando trató de imaginar qué la impresionaría, la pobre imaginación de Amane solo pudo pensar en cosméticos o accesorios de moda.

Pero sabía menos que nada sobre cosméticos, y no estaba seguro de si tenían el tipo de relación en la que podía elegir con confianza las cosas de moda para ella. No creía que ella lo interpretaría como algo extraño, pero tampoco estaba seguro de que realmente la impresionaría.

Amane pensó que su relación era bastante buena, y si él fuera Itsuki y ella fuera Chitose, un accesorio sería una elección obvia, pero Amane simplemente no creía que fuera el movimiento correcto aquí.

Aturdido por la preocupación, Amane permaneció inquieta junto al rincón de los regalos. Se imaginó que debía parecer terriblemente sospechoso. A pesar de que había tomado la precaución de vestirse para salir, pensó que un chico soltero rondando los lindos artículos tenía que parecer turbio.

Estaba refunfuñando para sí mismo sobre sus opciones, cuando detrás de él una voz le preguntó: “¿Estás buscando algo en particular?”

Cuando Amane se dio la vuelta, había una mujer joven con un delantal de tienda parada allí sonriendo. Probablemente había notado su angustia mientras deambulaba impotente por los pasillos.

“Ah, um… no estoy seguro de qué comprar como regalo del Día Blanco”.

“¿Así que nada en la pantalla te llama la atención? Bueno, hay algunas cosas en nuestro stock habitual que también son regalos populares del Día Blanco. Deja que te enseñe.”

“Ah, no, eso no es exactamente… Verás, nuestra relación es bastante difícil de definir, y no estoy seguro de qué puedo conseguirle que no sea… demasiado”.

“¿Qué quieres decir?”

“Bueno, ella no es mi novia, pero somos bastante cercanos, así que… esto es solo un ejemplo, pero me pregunto si estaría feliz de obtener un accesorio o algo de un chico que no le gusta… de esa manera.”

Mientras Amane explicaba su situación, el empleado de la tienda dejó escapar una risita. Ella pareció encontrar su dilema bastante encantador.

“He visto a muchos caballeros pasar por aquí con el mismo tipo de preocupaciones”.

“Entonces, ¿qué terminaron haciendo?”

“Todos estaban preocupados también, pero la mayoría decidió comprar algo. Si estás cerca de esta chica, probablemente ella apreciará cualquier cosa que le des.”

Amane se sintió aliviado al escuchar a alguien decir eso, aunque, por supuesto, la perspectiva de elegir un accesorio para Mahiru todavía era bastante desalentadora.

Ella era muy particular acerca de su atuendo, y las partes y piezas que la había visto usar antes habían sido bastante elegantes. Amane no confiaba en que pudiera seleccionar algo que cumpliera con los estándares de una joven tan sofisticada.

“Señor, ¿le gustaría que le mostrara algunos de los artículos en la esquina que son populares entre nuestras clientas?”

“… Sí, por favor”, dijo Amane agradecido, enderezándose un poco.

“¿Y entonces compraste algo?”

Cuando Amane le contó a Itsuki sobre su viaje de compras, su amigo lo miró y se rio de la misma manera que la empleada el día anterior.

Los dos estaban almorzando juntos en la cafetería, y cuando surgió el tema del Día Blanco, Amane había soltado los frijoles.

“¡Cielo, baja la voz!” Insistió Amane. “De todos modos, me preocupaba que darle un accesorio pudiera ponerla extraña, ya que no estamos saliendo”.

“¡Eres un cobarde! ¡Un hombre debería tener más valor, más espíritu! Y de todos modos, tengo la sensación de que estará feliz con cualquier cosa siempre que venga de ti, ¿sabes?”

“… supongo que sí, pero…”

Mahiru era el tipo de chica que aceptaría gentilmente cualquier regalo, pero Amane quería darle un regalo que realmente disfrutaría y quisiera usar, por lo que se había estado estresando tratando de elegir algo bueno.

“Entonces, ¿qué acabaste comprando?”

“… Una pulsera de oro rosa con un patrón de flores”.

Había pensado que la suave calidez del oro rosa le sentaría mejor que la plata de aspecto fresco o el extravagante oro amarillo. Por supuesto, solo estaba en la escuela secundaria, por lo que no podía permitirse el lujo de metales preciosos reales, por lo que solo estaba chapado en oro, pero había tenido cuidado de seleccionar un diseño que parecía adaptarse al estilo de Mahiru.

“¿En serio? Eso parece exactamente el tipo de cosas que le gustarán, hombre”.

“… ¿No se va a asustar?”

“De ninguna manera; te preocupas demasiado. ¿Por qué siempre eres tan negativo sobre estas cosas…?”

“Ella es la única chica a la que he pensado seriamente en darle un regalo”.

Su madre no contaba y él tampoco pensaba en Chitose. Y de todos modos, solo le había comprado a Chitose un dulce que ya sabía que le gustaba, así que ese regalo se sintió como si estuviera en un nivel diferente.

“Realmente no tienes ninguna confianza con estas cosas, ¿eh…?” “¿Y por qué debería hacerlo? Quiero decir… ¡es Mahiru!” “Ella estaba feliz con el osito de peluche, ¿verdad?” “Bueno, eso es cierto, pero—”

“Amane, se trata de sentir, hombre, de sentir. Ya gastó el dinero en efectivo y eligió el regalo, por lo que todo lo que queda ahora es poner algo de emoción detrás”. Itsuki lo hizo sonar tan simple.

“Si fuera tan fácil”, refunfuñó Amane, “no tendría ningún problema”. Se llevó una mano a la frente.

Parecía que estaría plagado de dudas sobre su decisión hasta el Día Blanco.

Cuando llegó el fatídico día, Amane estaba esperando a Mahiru en su apartamento, con una expresión inusualmente nerviosa. El estado de ánimo en la escuela le había recordado el día de San Valentín. Los chicos que habían salido victoriosos un mes antes estaban ansiosos por dar sus regalos de regreso, y las chicas esperaban con una anticipación apenas contenida.

Por cierto, Yuuta había devuelto fielmente todos y cada uno de los regalos, pagando cada uno con una caja idéntica de dulces. Los ojos de Amane se pusieron vidriosos cuando consideró que incluso hacer lo mínimo debe haberle costado a Yuuta decenas de miles de yenes.

En cualquier caso, no había forma de que Amane le hubiera dado a Mahiru su regalo en la escuela, así que ahora esperaba a que ella llegara a su apartamento.

Había corrido a casa desde la escuela para recomponerse, pero por más que lo intentaba, no estaba acostumbrado a dar regalos. Sus nervios amenazaban con dominarlo.

Solo por esta vez, no llevaba sus pantalones de chándal y camiseta habituales, sino un atuendo en capas con un suéter gris con cuello en V sobre una camisa blanca, combinado con pantalones chinos. Había intentado verse un poco menos descuidado de lo habitual, pero no estaba del todo seguro de cómo sería recibido su nuevo look.

Amane todavía estaba luchando por controlarse cuando escuchó el sonido de la puerta principal abriéndose. Se sentó de golpe, sobresaltado.

Era Mahiru, usando su llave duplicada, como de costumbre. Cuando entró en la sala de estar, miró a Amane y se congeló.

“Ah, ¿por qué tu cabello es así?”

“Bueno, uh, es el Día Blanco, ya sabes, y quería vestirme un poco más elegante, así que pensé que sería mejor intentar arreglar mi acto hoy … Aunque, si no te gusta, puedo ir a arreglarlo.”

Obviamente había logrado sorprender a Mahiru, y ella no parecía tomárselo muy bien, pero cuando él se puso de pie, ella agitó una mano frente a su cara.

“E-Eso no es lo que quise decir. Me sorprendió, eso es todo”.

“Ya veo.”

Amane se dio cuenta de que algo estaba pasando con Mahiru. Estaba empezando a pensar que debería haberse apegado a su atuendo habitual.

Mahiru estaba inquieta mientras se sentaba a su lado. “… Aún te ves incómodo. ¿Debería cambiarme?” “N-No, está bien, es solo… es mucho”. “¿Qué quieres decir?”

“B-Bueno, siempre eres tan discreto. Siento que puedo relajarme contigo.

Pero… cuando estás tan cansado, es difícil mantener la calma”.

“En ese caso, me lo quitaré”.

Mahiru agarró su manga con fuerza. “… Dije que está bien”.

Cuando lo miró con los ojos húmedos y las mejillas enrojecidas, Amane sintió que el corazón le daba un vuelco en el pecho. Sabía que ella no lo estaba haciendo a propósito, pero realmente le estaba dificultando mantener la compostura. No ayudó que ella estuviera lo suficientemente cerca como para que él pudiera oler su dulce perfume.

Amane era increíblemente consciente de la forma en que se movía inquieta y de lo fuerte que se aferraba a él. Ahora ambos se sonrojaban y eso hacía que la situación fuera aún más incómoda.

Los ojos de Amane se movieron inquietos por la habitación. “Bueno, eh, está bien”, balbuceó. Luego, en un esfuerzo por superar el momento incómodo, arrojó sin gracia una bolsa de papel hacia Mahiru. “Aquí. Es tu regalo. No esperes demasiado”.

“…Gracias. ¿Puedo abrirlo?”

“Okay.”

Sería vergonzoso para ella abrirla justo en frente de él, pero él no iba a decir que no. Amane había comprado una pequeña caja forrada de terciopelo para sostener el brazalete, pero ahora le preocupaba que fuera demasiado para el regalo que había elegido.

Los delgados dedos blancos de Mahiru abrieron suavemente la caja azul oscuro. Dentro estaba el brazalete de oro rosa que había comprado el otro día, así como un papel doblado que había incluido como bonificación.

Mahiru no parecía estar interesada en los accesorios llamativos, por lo que había enfatizado la elegancia y la simplicidad al elegir la pulsera de flores.

Aquí y allá estaba decorado con brillantes cristales de vidrio que captaban la luz y relucían. El diseño era lindo y refinado.

Los ojos color caramelo de Mahiru contemplaron durante mucho tiempo el brillo del brazalete de oro rosa de la caja.

“¿No te gusta…?”

“No, creo que es encantador”.

“Eso es un alivio. Lo elegí porque pensé que te quedaría bien”.

“…Muchísimas gracias.”

Los ojos de Mahiru estaban bajos, como si estuviera avergonzada por lo que había dicho. Al mirarla, Amane sintió que se le quedaba sin aliento en la garganta.

“… ¿Y esto es?” Preguntó Mahiru, notando el papel que había incluido en la caja.

Amane quería apartar la mirada, pero no podía apartar los ojos de Mahiru.

“Ah, ¿eso?” Amane se rascó la mejilla avergonzado. “Bueno, um, pensé que el brazalete no era suficiente de alguna manera, así que… siempre me estás cuidando, y um, quiero poder conceder cualquier solicitud que puedas tener, así que…”