Mezametara Saikyou (NL)

Volumen 1

Capítulo 4: La Chica

“Recuerda, te escapaste tan fácilmente porque me tenías a mí para guiarte”.

La pobre pequeña elfa espacial sonrió mientras metía una pajita en una botella hecha de un material misterioso que nunca había visto antes.

“Por supuesto”, respondí con desdén.

En el momento en que salimos de la tienda, un grito atravesó el aire. Seguí el sonido con horror. “¡Quédate quieto, maldita sea!”

“Je je, finalmente te atrapé”.

“Está un poco sucia, pero oye, no me importa”.

“¡Vamos a hacerlo ya! No puedo esperar más”.

Un grupo de matones arrastró a una chica hacia un callejón mientras ella pateaba y golpeaba. Era demasiado fácil imaginar lo que planeaban hacerle. Mi mano fue hacia mi pistola láser, pero Elma tiró de mi cinturón para detenerme antes de que pudiera alcanzarlo.

“Mantente al margen”, advirtió.

“¿Me estás diciendo que ignore eso?”

“¿La conoces?”

“Bueno, no, pero…” Mientras Elma y yo debatíamos, los matones empujaron a la chica hacia el callejón. Ella me miró directamente, sus ojos muy abiertos suplicando ayuda.

“Entonces no es tu problema. Mantente al margen”, repitió

“Pero…” Dudé.

“Escucha, amigo. Esto sucede todos los días en toda la galaxia. ¿Vas a sacar el cuello cada vez? Solo tienes una vida, amigo. Se aprovechan de las personas que no pueden cuidarse a sí mismas. Puedes salvarla ahora, seguro, pero de todos modos no durará mucho”.

Ese fue un punto de vista increíblemente cruel. Lo que dolió aún más fue que no pude refutarlo del todo. No era un dios ni un superhéroe. Solo era un mercenario de mierda que luchaba por mantenerse con vida en este universo. ¿Qué podría hacer yo por otra persona?

“No eres un héroe grande e increíble”, dijo Elma. “Eres un tipo normal con un barco”.

Elma siguió presionando, incluso cuando los matones levantaron a la niña y se la llevaron al callejón. La chica sostuvo mi mirada, todavía suplicando. Incluso se acercó a mí como si buscara un salvavidas.

“Supongo que…” dije. Elma probablemente tenía razón. Quizás no involucrarse fue de sentido común en este universo. Pero simplemente no podía vivir con eso.

“¿Pensaste que me rendiría tan fácilmente, elfa despiadada y de sangre fría?! ” No podía dejar a la chica a su suerte. ¿Cómo viviría conmigo mismo? ¿Cómo iba a dormir por la noche sabiendo que la había abandonado así?

Daba vueltas y me daba vueltas imaginando todas las formas en que podría haber, debería haber intervenido. No pensaba pasar toda mi vida atormentada por la culpa.

“¡¿Qué?!” Elma jadeó mientras me soltaba del cinturón.

Dejé caer mis cosas y cargué hacia el callejón. Agarrando mi pistola láser, reduje la salida al mínimo y ajusté mi agarre.

“¡Ríndete, niña!” Gritó uno de los matones.

“¡Deja de luchar! ¿Tengo que lastimarte para hacerte entender? ”

“N-no, por favor…” suplicó la niña.

“Debemos enseñarte modales.” Otro matón levantó el puño por encima de la chica acobardada. El tiempo se ralentizó. Levanté mi arma en un fluido movimiento, apuntando a su brazo. El mundo se detuvo mientras yo estabilizaba la vista y apreté el gatillo.

El rojo brilló intensamente en el oscuro callejón. “¡¿Graaaah?!” El matón gritó de dolor.

Mi disparo chocó contra el puño levantado del matón, exactamente como pretendía. Nunca había disparado un arma de verdad en mi vida, pero el movimiento se sintió tan natural, tan fácil. Quizás mis habilidades en el juego también se transfirieron a esto. ¿Era eso siquiera posible? No es que me estuviera quejando. Pase lo que pase, fue otra cosa extraña que tuve que aceptar sobre este mundo.

Disparé al resto de matones atónitos y boquiabiertos. Mis disparos no los estaban matando, gracias a que reduje la salida, pero todos dieron en el blanco. Con cada estallido de luz roja, un matón gritaba de dolor.

“¡Oorghhh”

¡Ah! ¡¿Ah ?! ¡¿Aaaaaah ?! ”

“¡¿Eeeeek ?!”

De acuerdo, tal vez gritaron de mucho dolor. Sin embargo, no quería matarlos, así que les di una última advertencia. ¡Lárgo de aquí! ¡El próximo hará más que solo quemar! ”

No necesitaban más motivación. Los matones se alejaron por el callejón, dejándonos solo a mí, mi láser y la chica, que estaba apoyada contra una pared con la ropa despeinada. El shock dejó su rostro pálido y los ojos muy abiertos mientras me miraba.

Pasé junto a ella y apunté con mi pistola láser a las espaldas de los matones cuando les dije:

“Empaquen sus cosas mientras yo hago guardia. Ella se va conmigo”.

“¡D-de acuerdo amigo!” Su voz temblaba al borde de las lágrimas. La ropa de la chica crujió detrás de mí. Miré por encima del hombro, solo para estar seguro. Si de alguna manera ella estaba confabulada con los matones, podría terminar con un cuchillo en la espalda por mi buena acción. Afortunadamente, ella no hizo nada sospechoso.

La chica se arregló la ropa y luego se puso de pie allí esperando, mirándome como si tuviera alguna respuesta para ella. No sabía qué hacer más que señalar la entrada del callejón. Ella asintió con la cabeza, los ojos rojos mojados por las lágrimas, y corrió de regreso a la carretera principal conmigo siguiéndola.

“Bienvenido de nuevo”, dijo Elma.

Elma se acercó con mis artículos desechados en sus brazos y una expresión de pura exasperación en su rostro.

“Entonces”, dijo, “¿qué vas a hacer con ella?”

“Bueno, quiero decir…” Miré a la chica, que todavía me miraba. Nuestras miradas se encontraron por un momento.

A pesar de la suciedad en ella por su terrible experiencia, era bastante adorable. Ella era aproximadamente una cabeza y media más baja que yo, pero su pecho era enorme, relativamente hablando. Definitivamente avergonzó a Elma en ese sentido.

Ella era como una chica de un anime, una pequeña chica perfecta que nunca soñé que conocería en la vida real. Sus ojos y cabello hacían juego, ambos de color marrón claro. Tendría que llamarla “linda” más que “bonita” con sus rasgos juveniles y su rostro suave. El trato rudo de los matones dejó su ropa sucia en un estado bastante lamentable.

“No te límites a mirar”, interrumpió Elma. “Respóndeme.”

“No sé qué hacer con ella”, le dije. “Oh gran senpai, ¿qué te parece mejor?”

“Dios, ¿por qué me molesté en preguntar? Por supuesto que no hay nada en esa cabeza vacía tuya. Lo que sea, adiós.” Elma resopló, empujó mis cosas en mis brazos y giró sobre sus talones.

Así que así es como quieres jugar, ¿eh?

“Debería haberlo sabido”, dije. “Eres del tipo que usa a tu kohai y luego lo tiras, ¿eh?” Elma se detuvo en seco. Sus largas orejas temblaron.

“Qué vergüenza”, dije. “Debería haber sabido que esos eran tus verdaderas intenciones, pero me engañaste. Realmente pensé que eras mi gran y todopoderosa senpai”.

Sus oídos seguían temblando mientras yo continuaba. Seguí hablando…

“Te sobreestimé, pero parece que abandonarías a tu kohai sin pensarlo. Bien podría ir con ese tipo del gremio mercenario para todo lo que necesito saber, en lugar de esta elfa pobre, pequeña, grosera, de sangre fría y de pecho plano “.

“Te mataré”, gruñó Elma. Ella cargó contra mí y me agarró por el cuello. Mis comestibles se cayeron al suelo en el proceso.

Oh, da miedo.

“¡Esa es mi Elma!” Me regocijé. “¡Sabía que no eras el tipo de mujer que abandona a una niña pobre e indefensa! ¡Vaya! Qué brillante ejemplo eres”.

“Puedes eliminar los cumplidos forzados, tonto”, dijo. “Uf, ¿cómo quedé metida en todo esto?”

“Es una buena pérdida de tiempo, ¿verdad? Creo en ti, senpai”.

“Cierra esa boca tuya o te cortaré la maldita lengua”.

“Lo siento, lo siento,” dije.

Elma solo suspiró y miró hacia otro lado. Eso es lo que obtienes por intentar usarme para tu entretenimiento. Solo ríndete, elfa.

“La mejor idea hubiera sido ignorarla como te dije”, dijo Elma. “¿Quizás te gustaría seguir mi consejo la próxima vez?”

“Depende del consejo. Intenta hacerlo más divertido en el futuro”, me burlé.

Elma se enfureció, su rostro se retorció de furia. Qué desperdicio de su belleza.

“¿Qué tipo de futuro estás imaginando aquí?”

“Estaba pensando en dejar a esta chica en mi barco”, dije. “Tal vez ella podría ayudar con las tareas del hogar o recopilar información”.

“¿Tareas? ¿Estás diciendo que es tu tipo o algo así?

“¿Mi tipo? Quiero decir, claro, ella es linda”. Miré a la chica. Se quedó allí pálida y temblorosa, todavía conmocionada por el ataque.

Ahora definitivamente no era el momento de comentar sobre sus malditas tetotas, pero no pude evitar soñar despierto sobre el futuro, si me entiendes.

“No deberíamos quedarnos aquí y charlar mientras ella está en este estado. Busquemos un lugar para sentarnos y calmarnos”.

“Bien, pero tú pagas”.

“Disculpe señorita”. Me volví hacia la chica. “Oye, vamos. No te lastimaremos. Si te duele caminar, puedes agarrarte de mí “.

“Okey.” La niña asintió con la cabeza y tímidamente pellizcó mi chaqueta.

Sabes que puedes agarrarte, ¿verdad? Es una chaqueta resistente; no lo estirarás tan fácilmente. Bueno, si eso la hacía sentir más a gusto, no me importaba.

Elma nos llevó a un café en un edificio adyacente al gremio de mercenarios. Me recordó a St. Marc Café.

De regreso a casa, lo que pedí se habría llamado café au lait y sándwich; aquí, ¿quién iba a saber? Elma acaba de pedir una copa de nuevo. Se necesitó un poco de persuasión para que la chica dijera lo que quería. Finalmente, se decidió por la misma bebida y sándwich que yo pedí

“¿Y cómo te llamas?” Le pregunté a la chica.

“Um … Mimi”, respondió.

“Oh, maldición”, dije. “Nunca me presenté, ¿verdad? Hola, mi nombre es Hiro “.

“Cállate,” interrumpió Elma. “¿Entonces, Mimi? ¿Qué puedes hacer? ¿Tiene alguna habilidad que pueda ser útil en un barco? ”

Vaya, esa fue una presentación muy grosera.

“Umm… ¿Qué necesito poder hacer?” dijo la chica.

“Creo que eso responde a mi pregunta”, dijo Elma. Pero te lo diré de todos modos. Este estorbo de aquí no necesita ayuda en la batalla, pero no tiene ni idea cuando se trata de todo lo demás. Ejecuciones de suministro, gestión de información, negociación con clientes, contacto con el gremio, llamadas a las autoridades portuarias cuando necesita aterrizar: la lista de cosas en las que podría ayudar continúa”.

“No tengo ninguna experiencia con nada de eso…”

“Tal como pensaba. En ese caso, no puedes hacer mucho más que ser sirvienta. Cocinando, limpiando… y cómo eres una linda chica, ‘satisfaciéndolo’ de vez en cuando”.

“¡No!” Escupí mi bebida por la sugerencia sucia de Elma. ¡¿Cómo que satisfaciéndome?!

¡Elma fue demasiado directa!

“¿Acaso no lo pensaste? Niégamelo” Elma hizo una mueca.

Está bien, tal vez si lo hice ¡pero vamos! ¿De verdad se me puede culpar por eso?

“¡Tú eres quién se ofreció como mi senpai y dijo que me ayudarías! ¿no es así?” Dije.

“¿Y? Por eso la traerás a bordo, ¿no? Dijo Elma.

Me atreví a mirar a Mimi. Su miedo se había convertido en sorpresa con los ojos abiertos de par en par. Probablemente ella lo tomó de la misma manera que yo.

“Creo que en verdad es linda y me gustaría ser amigos, sí, pero no me refería directamente a tener sexo, ¡Maldita malpensada!” Dije.

“Así que eres todo un princeso, ¿eh? Tal vez eres uno de esos niños ricos y mimados”.

“¿Princeso? Entonces, ¿qué hay del sentido común ahora? Si un chico deja entrar a una chica en su barco, ¿tienen que conectar? ”

“¿En una relación de igualdad? Tal vez, pero tú y ella claramente no están en una relación de igualdad, por lo que es obvio lo que la gente pensará”.

Nada de esto sonaba bien. Era como algo sacado de un juego hentai. Definitivamente no había nada como esto en Stella Online.

“No, no, no,” dije. “No voy a hacer peticiones sucias como esa. Vamos, seré un cerdo, pero hasta yo tengo límites”.

“Hmm,” dijo Elma. “Bueno, a mí no me importa, siempre y cuando sepas que así será para todos los demás”. Elma se encogió de hombros.

“Mmm …” Cuando le eché un vistazo a Mimi, se sonrojó y bajó los ojos.

Chicas, por favor, ¡no me hagan esto! ¡No lo voy a hacer! No es por eso que te ayudé en primer lugar, ¡lo digo en serio! Quería gritar mis negaciones, pero eso me habría hecho sonar aún más falso. Decidí que las acciones importaban más que las palabras en este caso.

“Mimi, ¿qué quieres hacer?” Preguntó Elma. “Quiero decir, estabas merodeando cerca de ese callejón. Cuando chicas inocentes como tú merodean por lugares como ese, suceden cosas malas”.

“Bueno…” comentó Mimi.

“¿Cometiste un crimen y corriste a la Tercera División? ¿Tienes tutores?“ Las lágrimas brotaron de los ojos de Mimi ante la mención de “guardianes” y se derramaron por sus mejillas. Me sentí fatal. Vamos, Elma, no la hagas llorar…

Mimi habló entre lágrimas. Su historia no era demasiado inusual. Creció en la Segunda División en una familia normal. Un día, mientras realizaba el mantenimiento de una especie de infraestructura responsable del oxígeno, sus padres murieron en un trágico accidente.

De alguna manera sus padres llevaron toda la culpa del accidente, lo que significó que todos sus activos fueron confiscados, dejando a Mimi con poco para vivir. Mimi todavía era estudiante en ese momento y no podía trabajar, lo que significaba que tampoco podía pagar los impuestos necesarios para vivir en la Segunda División. Al final, al no tener forma de pagar los daños del accidente, echaron a Mimi y la enviaron a Tercera División.

“Wow, ¿eso está permitido?” Pregunté con incredulidad. “¿No hay una red de seguridad para evitar que sucedan cosas así?”

“¿A quién le importa?” Dijo Elma. “Lo que importa ahora es que esta chica no tiene adónde ir”.

“Sí, yo supongo que sí. Realmente no le quedan muchas opciones, ¿verdad?“ Si Mimi no quería vivir en mi barco, tendría que regresar sola a la Tercera División. La próxima vez que alguien la arrastrara a un callejón, tendría pocas posibilidades de ser rescatada como hoy.

Mimi inclinó la cabeza, su rostro empapado de lágrimas. “Por favor… haré lo que sea.

Déjame vivir contigo en tu barco”.

“Por supuesto,” dije. “No te preocupes. Nos aseguraremos de que estés bien.

Vamos, come tu sándwich. Debes tener hambre, ¿verdad?

“Sí…” Mimi suspiró aliviada y finalmente comenzó a mordisquear su sándwich.

Elma no parecía muy contenta conmigo después de todo eso. “Entonces, mi gentil y amable senpai”, dije, “necesito que me digas qué preparativos tengo que hacer para traer a Mimi a bordo”.

“¿En serio?”

“En serio.”

“Y será caro”.

“Ya lo veía venir…”