Durara! (NL)

Volumen 3

Capítulo 8: La Teoría De Las Ventanas Rotas

SHINJUKU

El lujoso apartamento se situaba en la esquina de una concurrida calle.

Cada una de las multitudes que llenaban las calles nocturnas tenía su propio ritmo y su propio destino, pero de hecho casi ninguno de ellos se detenía en la calle.

El mirar hacia arriba dejaba entrever la oficina gubernamental de Tokio y otros edificios altos, pero esta particular calle estaba llena de una atmosfera diferente del sector empresarial y los distritos comerciales fuera de la estación de trenes.

Un joven suspiraba mientras veía sombríamente hacia la ciudad de abajo.

— Es tan aburrido. Realmente es tremendamente aburrido no tener nada que hacer. Pensé que podría encontrar algunas personas mirando por la ventana, pero no veo a nadie interesante.

El joven, Izaya Orihara, inspeccionaba la vista fuera de la ventana como si estuviera mirando la escena de una película. Volvió a suspirar.

— ¿Has considerado hacer tu trabajo? —ofreció una voz fría desde detrás del deprimido joven. De pie y en marcado contraste con Izaya, quien estaba absorto mirando por la ventana, la chica se movía de forma enérgica y eficiente alrededor del informante haciendo sus deberes de asistente— Namie Yagiri.

Ella parecía tener su edad, quizás ligeramente mayor. Extendió teatralmente sus brazos y proclamó.

— Pero tú estás haciendo todas las tareas que de otra forma debería estar haciendo yo. Es muy aburrido.

— ¿Puedo… golpearte?

— No deberías… ¿Y por qué te preocupas? Estas obteniendo un salario por esto. No es un movimiento inteligente atacar a tu empleador.

— Está bien, te golpearé una vez obtenga mi pago —murmuró muy fríamente como para ser tomado como una broma. Izaya se encogió de hombros y volvió a la ventana.

Namie procedió con sus deberes en silencio, recogiendo el documento que acababa de sacar de la impresora en su escritorio y examinándolo mientras archivaba los otros papeles en su mano.

— ¿Para qué es este extraño pedazo de papel?

— Envía ese documento a la oficina del Awakusu-kai, como siempre. Oh, y… saca el sobre azul de la parte superior de la primera estantería de la derecha y envíalo a Yamada en la ciudad de Hagane por correo certificado. Toma la cuarta hoja de encima de la repisa dos debajo de esa y ponlo en el sobre amarillo de la repisa central de la estantería izquierda. También hay un recibo de verificación en el sobre verde justo encima de eso. Envía ambos al socio comercial Sakurashin de mi registro de direcciones en la computadora. Una vez hecho, copia el registro de deudores en mi escritorio e incluye eso en un sobre al presidente Sagawara de Finanzas Fandorfeldsand Riverside. Después de eso, envía una mensaje al Sr. Shiki del Awakusu-kai diciendo: ´La ubicación del chocolate todavía es desconocida`. Una vez hayas borrado ese mensaje del historial, abre el crucigrama de la revista junto a la computadora, en la página ochenta y cuatro, y llena los espacios vacíos con ´la teoría de las ventanas rotas`, ´tiburón`, ´Transilvania` y ´natto maki`. Cualquier espacio que aun este vacío, llénalo con tus propias respuestas, porque no pude descifrarlas.

Eran como instrucciones de una prueba para medir la edad mental de un objetivo. Izaya las repartía todas sin quitar los ojos de la ventana. Cuando él terminó, se giró y vio a Namie llevando a cabo las ordenes sin ninguna duda o preguntas en lo absoluto. Silenciosamente ella reorganizó sus tareas en un orden más eficiente y ejecutó cada una de ellas sin ningún error.

— La última palabra que faltaba era ´tocoferol`. ¿Qué clase de horrible persona diseña crucigramas de respuestas comunes con este término técnico en medio?

— Brillante —Izaya sonrió, aplaudiendo con sus manos a modo de admiración una vez ella finalizó todas tus tareas.

— También es brillante que puedas señalar tan acertadas ubicaciones sin siquiera mirar.

— Solo porque lo has organizado todo cuidadosamente.

— A propósito… ¿Qué es el ´chocolate` en este mensaje que envié a Shiki del Awakusu-kai?

— ¿Hmm? Un arma.  ¿Por qué? —preguntó despreocupadamente. Namie se congeló por un instante—. Escucha, cerca de un año atrás, justo después de que vinieras a trabajar para mí, alguien robó algunas armas del Awakusu-kai, ¿recuerdas?

— Las que esa horrible dullahan estaba buscando, ¿cierto? Recuerdo la vista del monstruo balanceando su guadaña en la televisión.

— Cierto. Celty logró recuperar la mayoría de las armas antes que la policía, así que nada sucedió. Pero el problema es que una de ellas aún  está desaparecida. Bueno, algún chico encontró esa última arma y aparentemente trató de usarla en un robo a mano armada reciente. ¡Ja-ja-ja-jaja!

— Solo rezo para que nadie haya intervenido esta habitación…

Namie espontáneamente busco su siguiente tarea para hacer, pensando para sí misma que la alegre, pero opaca sonrisa de Izaya era terriblemente espeluznante. De repente, el intercomunicador sonó.

¿Quién podría ser? No hay citas, y dudo que la policía tocara el timbre por un asalto.

— No es gente de las Farmacéuticas Yagiri, ¿cierto?

Originalmente, Namie era un miembro de alto rango en las Farmacéuticas Yagiri, pero las circunstancias la habían forzado a huir de la compañía. Ella examinó el monitor en el intercomunicador, entrecerrando los ojos.

La pantalla mostraba la entrada del edificio, en vez de la puerta del apartamento. El sistema estaba diseñado para que ningún visitante pudiera entrar sin el permiso de un residente, lo que mantenía a la mayoría de los personajes indeseados fuera.

— Oh, es solo un chico. ¿Un adolescente tal vez? —Namie preguntó, mirando al chico en el monitor con curiosidad.

El apartamento recibía visitas jóvenes bastante a menudo, pero ellas eran usualmente las chicas que formaban el sequito de Izaya. Ellas oscilaban desde Gothic Lolitas a estúpidas maquilladas como para una fiesta, pero todas ellas parecían pensar que él no era nada más que un adivino de lujo.

Pero era raro ver un hombre. Quizás ese era el hermano de una de aquellas adoradoras que había venido aquí hecho una furia. Pero Izaya golpeó su puño en su palma felizmente.

— ¡Oh! ¡Él ya está aquí! Él llamó solo veinte minutos atrás, pero asumí que vendría mañana. El asunto es… es casi demasiado pronto. Izaya estaba mirando con atención la pantalla sobre el hombro de Namie. Tan pronto como reconoció al chico en el monitor, presionó el botón para desbloquear la puerta principal para él.

— ¿Quién es? —ella preguntó sospechosamente.

— Un amigo mío. O tal vez como un hermano pequeño cercano. Para resumirlo en un término, un rey… que puedo sacrificar —dijo francamente.

***

— ¿Por qué, Masaomi?… Supuse que vendrías.

Unos minutos más tarde, Izaya estaba invitando a Masaomi a pasar. Los ojos del chico bailaron en el espacio vacío, lleno de un torbellino de emociones.

— ¿Cuándo fue la última vez? ¿Cuándo nos encontramos en la calle la primavera pasada?

— Eso es cierto… Ha pasado un tiempo.

— Esa expresión luce familiar. Es el viejo tú. Tú solo estabas en la secundaria en ese tiempo, pero tenías el rostro de un adulto. Así que te saludaré de la mejor manera para reconocer los tiempos pasados —dijo Izaya, sonriéndole a un Masaomi con rostro grave.

— ´Bienvenido de vuelta`.

Eso fue.

Fue el mayor de los sarcasmos e insultos—y también la mayor de las bienvenidas de Izaya.

Masaomi conocía tan bien a Izaya como para no decir nada en respuesta. El hombre era un monstruo que devorada a otros con sus palabras. Di algo incorrecto, y lo enredaría con algo de él, amontonándolo sobre las brasas, desgarrándolo, engulléndolo.

Masaomi sabía esto porque él había sido engullido antes.

Cuando tuvo que salir corriendo para salvar a Saki, ¿por qué no tenía otra opción que confiar en este hombre?

Desde entonces, había hecho todo lo que estaba en su poder para evadir a Izaya y activamente había advertido a sus amigos sobre asociarse con él.

Pero ahora que necesitaba de nuevo la ayuda de Izaya—incluso si eso significaba ser usado.

Con toda honestidad, desde que Kadota había presentado a Izaya como ´el hombre que conocía al líder de los ´Dollars“, cierta duda se había plantado en la cabeza de Masaomi: la asquerosa sospecha que el mismo Izaya Orihara podría ser el jefe de los ´Dollars`.

Ciertamente un hombre de su calibre podía fácilmente concebir a los ´Dollars` y hacerlos realidad. Pero eso también significaba que podía haber usado al acuchillador y construir un ejército para atacar a los ´Yellow Scarves`.

Él no podía ser subestimado, ni en habilidad o falta de comportamiento ético.

— No me mires así —Izaya le dijo a Masaomi, quien estaba perforando con la mirada al hombre mayor—. ¿Estas sospechando que soy la cabeza de los ´Dollars` o algo?

El informante había tomado la delantera satisfactoriamente.

— No…, no lo estoy… —Masaomi respondió débilmente, mirando a lo lejos, Izaya sonrió gentilmente y guío al chico a su sala de invitados.

Era oscura. La sala de ´invitados` solo lo era de nombre—estaba abarrotada de gabinetes y documentos. El espacio estaba rodeado de repisas y papeles. La luz solar a través de las ventanas no penetraba la habitación; la única fuente de luz era una débil lámpara. El efecto general era de una presión extrema sobre cualquiera atrapado dentro con Izaya.

— Creo que ya sé sobre lo que quieres preguntar. Por supuesto, pude habértelo dicho por teléfono,  pero estoy suponiendo que querías una conversación más seria que eso.

— …

¿Escuché que una amiga fue atacada? Su nombre es, uh… Anri Sonohara, ¿creo? Parece que un par de los ´Yellow Scarves` también fueron golpeados, pero la chica parece ser más importante para ti.

Masaomi no se sorprendió por la mención del nombre de Anri. Normalmente, él nunca hablaba sobre Anri con nadie más que Mikado o sus compañeros de escuela, pero no era una sorpresa que el informante conociera esos detalles.

Estaba determinado a permanecer calmado y hablar lo menos posible, pero Izaya encontró las palabras precisas para romper esa resistencia. Era como si estuviera jugando un juego.

— ¿Ella no te recuerda demasiado a Saki?

— No hagas eso —Masaomi apartó la mirada.

Izaya se inclinó ligeramente, tratando de permanecer en su línea de visión. Él miró directamente al rostro del chico, las comisuras de su boca curvándose con deleite.

— Si la chica que te gusta resulta herida por la guerra entre los ´Dollars` y los ´Yellow Scarves`… Si, si, ya veo. Realmente es como lo que sucedió con Saki.

— …

Izaya no se desanimó en lo absoluto por el silencio de Masaomi.

— Así que, ¿Qué es esto? ¿Estás pensando que si ahora resistes en vez de correr, puedes compensar el error de tu pasado? — Eso no es lo que estoy pensando.

— Solo estas tratando de convencerte de que no es lo que estás pensando, ¿no es así? —dijo Izaya, negándose a aceptar la respuesta de Masaomi.

Él propuso una teoría en una voz clara que resonó fuera de las paredes, como un actor veterano practicando un discurso. Claramente, muy claramente. Pero no era tanto una teoría como un fragmento de su imaginación, un deseo apenas velado.

— Déjame adivinar tu pensamiento: ´Realmente amaba a Saki, pero estaba muy asustado de salvarla. Quizás en el fondo, no la amaba tanto como pensé que lo hacía. ¿Qué tal si mi amor era una ilusión? ¿Qué tal si solo era lujuria? ¿Qué tal si solo estaba detrás de su cuerpo? Y mientras más lo piensas, más deseas que ese sea el caso. Porque eso significa que solo arriesgarías tu vida al pelear por alguien que realmente amabas. Y ahora Anri Sonohara es una prueba para ver si tu teoría es correcta, ¿lo es?

Su discurso era tan firme, tan implacable que Masaomi ni siquiera tuvo tiempo de murmurar en reconocimiento de ningún punto, mucho menos de interponerse para discutir.

Namie escuchaba el discurso completo mientras llevaba a cabo sus tareas, moviendo la cabeza en señal de exasperación.

«Estoy sorprendida que él pueda recitar esa basura tan naturalmente».

Probablemente no era la línea de pensamiento original del chico Kida, pero después de los astutos argumentos de Izaya, ciertamente él podría estarse preguntando a si mismo si ese era el caso después de todo.

Namie se centró en la conversación que ocurría al otro lado de las repisas, curiosa sobre la respuesta del chico. Pero las palabras que ella eventualmente escuchó después de un pesado silencio fueron mucho más tranquilas que las que esperaba.

— Si es así como lo quieres ver, Izaya, entonces claro, digamos eso. Pero aun así quiero seguir con esto.

— ¿Seguir con qué? ¿Venganza contra el acuchillador? ¿La destrucción de los ´Dollars`?

— Dependiendo de tu respuesta, podrían ser ambas.

— Ese es el espíritu —dijo Izaya, satisfecho con su respuesta. Dio un aplauso y esperó, luego dio media vuelta teatralmente y proclamó a todo volumen—. ¡Está bien! Es por el bien de tu progreso hacia adelante. ¡Te diré los hechos, la verdad, y la inevitable verdad, solo por ti. Esas tres son usualmente cosas distintas, pero a veces ellas son la misma cosa, y este es un buen ejemplo de eso!

— ¿…?

Masaomi estaba en silencio por una razón completamente diferente esta vez: él no tenía idea de lo que Izaya estaba hablando.

— A propósito, ¿Cómo esta Mikado? —Izaya preguntó, sacando el nombre del amigo de la infancia del chico solo para aumentar su confusión.

Abruptamente, muy abruptamente.

— ¿Huh…?

— Sabes, el amigo que me presentaste la primavera pasada, Mikado Ryuugamine.

— ¿Por qué mencionas su nombre ahora?

— Bueno, supuse que él podría estar realmente preocupado por ti, dada la forma en la que estas actuando —Izaya apuntó, como si no fuera nada más que una conversación habitual. Pero Masaomi se estaba volviendo más y más irritado, justo como el otro hombre quería.

Él rompió su silencio.

— Él no tiene nada que ver con esto. Nunca le he dicho nada sobre los ´Yellow Scarves`, y él está bien y feliz como siempre al ser un chico tímido como es. A diferencia de mí, él realmente disfruta su vida.

Oh, ¿es así? ¿Y tú no estás celoso de alguien llevando una vida tan pacífica y libre de preocupaciones?

— Te lo dije, esto no tiene nada que ver con…

Él solo fue capaz de comenzar la oración. Repentinamente, la aprensión de Masaomi era palpable.

Izaya no se lo perdió. Él clavó sus colmillos en lo más profundo.

— ¿Qué pasa si lo hace?

— ¿Huh?

— ¡Así que Mikado está bien, entonces! Mientras su amigo agoniza, la fuente de ese dolor está viviendo su vida por completo.

— Espera un segundo… ¿De que estas hablando Izaya?

Masaomi estaba preguntando para confirmarlo, pero su intuición ya estaba construyendo una respuesta desde dentro de su mente. Él le preguntó a Izaya de todos modos. Estaba esperando que su respuesta estuviera equivocada. Pero en el fondo, él estaba gritando.

«No lo digas».

«Por favor, no digas nada».

Izaya vio cada pequeña sutil emoción en el rostro de Masaomi. Y en absoluta fidelidad a todo lo que lo hacía ser Izaya Orihara, aplastó todos los deseos de Masaomi.

— Sabes a lo que me refiero.

Suficientemente cruel, Izaya puso la misma sonrisa que tenía cuando estaba divulgando todos los secretos de los ´Blue Squares`.

— El líder de los ´Dollars` es tu mejor, mejor, mejor amigo… Mikado Ryuugamine. Pero quizás… tú eres el único que realmente cree que son mejores amigos.

***

Por un instante, Masaomi estaba completamente en silencio.

Detrás del estante de documentos, Namie se encontró a si misma paralizada, también, descuidando su trabajo.

«Mikado… Ryuugamine…».

Sus hombros se sacudieron cuando ella escuchó el nombre deslizándose de los labios de Izaya.

Habían tres personas que ella aborrecía con todo su ser.

Una era Celty Sturluson, la motociclista sin cabeza.

Otra era Mika Harima, el parasito que había invadido a su hermano.

Y la última persona era el fundador de los ´Dollars`, el hombre que le había quitado todo; Mikado Ryuugamine.

Ella sabía todo sobre la conexión entre los ´Yellow Scarves` y ´Dollars`, pero no que sus fundadores fueran compañeros tan cercanos.

Namie cerró sus ojos por varios segundos, luego volvió a su trabajo.

Ella realizó su trabajo con energía y eficiencia.

Todo en completo silencio, mientras luchaba por suprimir las emociones que se propagaban dentro de ella.

***

VARIAS HORAS DESPUES, IKEBUKURO

Ikebukuro era un lugar donde el solo movimiento de un bloque a una calle diferente podía cambiar completamente las vibras de la ciudad. El acto de caminar por un callejón desconocido desde una calle familiar era más parecido a tomar el tren y bajarse en una ciudad adyacente. A poca distancia del distrito comercial podía haber una gran extensión de apartamentos y casas, una selección de espacios extremadamente variados que la hacían una buena representación de Tokio por completo.

 Lanove

— Demonios. Esta lluvia nunca se detiene.

En un callejón trasero que estaba en un lugar particularmente desolado y misterioso de esta increíble variedad, Tom le gruñó al cielo, sus rastas y lentes característicos lo hacían reconocible desde la distancia.

— Bueno, el siguiente es el último del día. Vamos a recolectarlo y terminar con esto.

Parado a un lado de Tom estaba Shizuo con su uniforme de camarero. Estaba calmado y relajado, completamente diferente a como había estado cuando se peleó con Simon el día anterior.

— Si, vamos a terminar esto —respondió Tom con el mínimo esfuerzo, entendiendo que podía salir mal si intentaba representar demasiado su edad.

Ellos caminaron a través del oscuro callejón sin paraguas. La peor parte de esta particular recaudación era su ubicación, demasiado estrecha como para ir en automóvil, así que ellos tenían que caminar.

— Él debería estar viviendo en este edificio de apartamentos más adelante. Tiene veinte años, ya perdió doscientos mil yenes en llamadas al club de chicas. ¡Y solo ha estado registrado por una semana! ¿Cuánto tiempo gasta este tipo en el teléfono? —Tom gruñó mientras avanzaba perezosamente.

Él se detuvo repentinamente, notando algo mal en el área.

Había una silueta más adelante en el estrecho callejón.

Varias, de hecho.

Ellos parecían chicos mucho más jóvenes, pero de una u otra forma todos ellos vestían amarillo. Era obvio que eran ´Yellow Scarves`, pero la pandilla no era del tipo que andaba en callejones solitarios.

Sintiendo que algo estaba mal, Shizuo y Tom se dieron la vuelta, y como era de esperar, había otra docena de jóvenes acercándose a ellos desde el otro lado del callejón.

— ¿Huh? ¿estamos en problemas? —murmuró Tom, pero no había ni un poco de preocupación en su rostro.

Ellos permanecieron en el centro del callejón y miraban como los jóvenes se acercaban gradualmente, hasta el punto en que se dieron cuenta que algunos en medio del grupo ya no calzaban realmente con la etiqueta de ´jóvenes`.

El que más se destacaba entre todos ellos es un hombre alto con vendas en su cabeza. Él debía haber sufrido una gran lesión, porque había manchas oxidadas de sangre en parte del vendaje.

— ¿Quién demonios son ustedes? —Shizuo gruñó con irritación cuando el grupo ya estaba a unos cinco metros. El hombre del vendaje sonrió, un gruñido con los dientes apretados. Le lanzó una réplica burlona a Shizuo.

— ¿Tú eres Shizuo, verdad? Escuché que de verdad le hiciste daño a mi hermano, ¿sí? ¡Sr. Importante, Shizuo Heiwajima! —Era una excusa apenas coherente y solapada para iniciar una pelea.

— ¿Oh si…? —Una vena pulsaba en la sien de Shizuo.

— No me importa si todos te llaman el ´muñeco de pelea` o lo que sea… Los ´Yellow Scarves` hemos decidido que tú necesitas ser eliminado definitivamente. Si no quieres morir, comienza a rezar con tus manos y rodillas, y entrega todo el dinero de esa bolsa.

— ¿Oh si?  —Sus ojos se entrecerraron detrás de sus anteojos, un profundo surco recorría su entrecejo. Tom notó la forma de Shizuo y automáticamente dio un paso al costado.

A pesar de la obvia irritación de Shizuo, un chico particularmente insensato se acercó y blandió un bastón de policía, amenazándolo.

— Sabemos que estas cobrando dinero para la línea de citas. Así que, ¿cómo va a resultar esto? Tal como sabes, me volaste un diente un tiempo atrás. Tal vez deberías comenzar a rogar por…

Por un instante, el chico vio una pequeña mancha rosada acercándose desde la esquina inferior derecha. De alguna forma, el hombre con el traje de camarero estaba justo en frente de él.

« ¿Huh?»

El shock duró un momento.

El dolor debería haber venido después de eso, pero el chico solo lo sintió después de despertar.

Su mente se hundió como una piedra cuando fue noqueado por un golpe como un martillo desde abajo, pero al contrario de sus deseos, su inconsciente cuerpo voló hacia arriba. El aliento salió de sus labios y un número de pequeños fragmentos blancos salieron expulsados al aire.

Los otros chicos vieron a su compañero, con el bastón aun agarrado en su mano, volando en un arco a través del aire.

En segundo después, el chico con el rostro aplanado aterrizó justo al lado del hombre vendado con el sonido de una bolsa de basura golpeando el suelo.

— ¿Qué tal si quiebro al resto de ellos, así este problema ya no se alarga? —Shizuo gruñó a través de sus dientes apretados, moviendo su cabeza de atrás a adelante para resonar su cuello.

Solo un golpe.

 Lanove

Pero el golpe exacto, que fue el más simple y el más efectivo para cambiar la atmosfera de la escena completa.

Cada uno de la pandilla de jóvenes, casi veinte en total, contuvo el aliento.

Uno de sus compañeros había sido noqueado, pero ninguno de ellos se movió. Al principio, porque ellos no entendieron que había sucedido. Después de entender, porque estaban muy asustados.

— ¿Entonces? ¿Quién va a ser? —Shizuo preguntó sin una sola gota de sudor o respiración extra.

La pregunta era honesta, no un desafío, pero ninguno de los chicos era capaz de responderle. Shizuo se dirigió hacia el hombre vendado, aparentemente enojado porque nadie estaba respondiendo.

El hombre vendado inmediatamente se puso en movimiento, gritando una fuerte orden a sus amigos para esconder su temblor.

— ¡No se acobarden con este tipo! No vamos a pelear con él uno a uno; ¡atáquenlo todos a la vez!

Los otros chicos inmediatamente saltaron a la acción… pero Shizuo ya se estaba moviendo.

Trotó hacia los chicos más cercanos antes de ser rodeado por todos los lados y le dio a cada uno de ellos un golpe.

— ¡Gakh!

— ¡Yeeb!

— Espera… yo— ¡Humf!

Con una serie de rítmicos golpes—whump, whump, whump—los chicos se estrellaron contra las paredes del estrecho callejón. Aquellos que levantaron sus brazos para bloquearlo obtuvieron la desagradable y dolorosa sensación de que sus extremidades se retorcían fuera de lugar; los que golpearon primero sintieron los huesos de sus muñecas aullar; y  aquellos que huyeron sintieron como él los agarraba de sus cuellos y los lanzaba al aire, solo para caer al suelo con un tremendo golpe.

Ellos bien podrían haber estado peleando con una excavadora.

El hombre joven con los vendajes en su cabeza y el más joven de los chicos, que habían estado seguros de su superioridad en números, ahora estaban en estado de pánico.

Shizuo Heiwajima era la verdadera personificación del terror. Frente a su monstruosa fuerza fuera de este mundo, el hombre con vendajes pasó de un estado de arrogancia a hundirse en un pozo de miedo.

El joven agarró algo sin pensar, una herramienta que solo había planeado mostrar momentáneamente para obtener el dinero más fácil, nunca para usarla en serio.

En lugar de eso…

— Esa es una mala noticia. Realmente mala —Tom refunfuño para sí mismo mientras miraba a Shizuo enfurecerse, pateando distraídamente a un chico que se acercaba desde abajo—. ¿Me pregunto si la policía aceptara esto como defensa propia? Malas noticias si alguien muere, ¿cierto?

Mejor ponerse en marcha antes que nos metamos en problemas reales, él pensó, girándose en dirección de la calle principal.

pop     pop     pop

Los sonidos eran extrañamente secos debido a la lluvia.

— ¿Huh?

Estos eran sonidos desconocidos para sus oídos, pero así fue como pudo reconocerlos instantáneamente.

«Esto parece malo».

Un tipo diferente de mala sensación a la anterior, corrió por la espalda de Tom y se dio la vuelta rápidamente.

— ¿Shizuo…?

Cuando él se giró, vio la ilógica presencia de humo en la lluvia, envolviendo un objeto negro en las manos del hombre vendado.

Y el colapsó en un enorme charco, de  la inclinada figura de Shizuo.

El líquido rojo manando del cuerpo de Shizuo derramado en el charco con un misterioso efecto marmolado.

La lluvia continúo su caída sin piedad, enfatizando cruelmente la depuración de la escena.