Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 18: El Mundo Me Odia

Epilogo: #937 Días Después

¿Qué ha cambiado desde entonces? Un montón. Tantas cosas que es difícil de contar.

¿Qué no ha cambiado? El sol sale por el este y se pone por el oeste.

El ciclo día-noche.

Haruhiro arrojó una rama a la fogata.

Correcto. Tampoco el color de estas llamas. Ni las estrellas. Lo mismo con la luna roja.

“Te estoy agradecido, Ranta.”

“¿Qué estás diciendo, así tan de la nada? Me estás asqueando, lo digo en serio.” Ranta estaba sentado en diagonal frente a Haruhiro con las rodillas levantadas, doblando y partiendo pequeñas ramas para mantener sus manos ocupadas.

Haruhiro trató de hacer algún tipo de expresión con su rostro, pero parecía que no podía hacerlo. “Sabes, cuando nació Ruon, me hizo feliz. Yume siendo madre no se sentía tan fuera de lugar, sorprendentemente. ¿Pero tú, de todas las personas, como padre? Todavía es difícil de creer.” Tenía emociones. No era como si todos se hubieran ido. Simplemente no podía expresarlas bien.

“Oh, cállate.” Ranta dejó escapar una risa nasal. “Hicimos el acto, y ella quedó embarazada, eso es todo.”

“Estaba pensando, incluso con las cosas como están, todavía puedo sentirme feliz.”

“Sí…”

“Tenemos que proteger a Ruon hasta que crezca, ¿eh? Como mínimo Yume debería permanecer a su lado hasta entonces.”

“Sí, incluso yo sé eso.”

“No vayas a morder el polvo, ¿de acuerdo, hombre?”

“De ninguna manera voy a patear el balde, dejando a la mujer que amo y a mi hijo sin mí, y lo sabes.”

“Sí, lo sé.”

“Haruhiro, debería decir…”

“¿Qué?”

“Nah…” Ranta miró hacia otro lado, moqueando. “No es nada.”

Las llamas parpadearon. Las bestias gritaban en la noche, muy lejos en la distancia. ¿Eran esas incluso las voces de los animales? Podrían haber sido otra cosa. Haruhiro alcanzó una piel envuelta alrededor de un objeto. Si fuera necesario, lo usaría. Si esas voces o alguna otra presencia se acercaba a ellos.

“Voy a recuperarlo todo.”

“¿Alguna idea de cómo?” Ranta preguntó, dudoso. Siempre estaba vigilando a Haruhiro, nunca estaba seguro de cuándo el ladrón podría descarrilarse y tendría que ser él quien lo detuviera.

¿No se suponía que iba a ser al revés?

Si Haruhiro hubiera podido poner una sonrisa forzada, lo habría hecho. Pero en este momento, eso era demasiado difícil para él. Parecía que había olvidado cómo sonreír en absoluto.

“Encontraré una manera. Definitivamente. Tiene que haber una. Las reliquias deben ser la clave.”

Ranta comenzó a abrir la boca. Pero todo lo que hizo fue tomar una sola respiración. No dijo nada.

Encontraré una manera.

Haruhiro murmuró repetidamente: “Juro que encontraré la manera.”