Hai to Gensou no Grimgar

Volumen 18: El Mundo Me Odia

Capítulo 15: Odio Al Mundo

Parte 3

Haruhiro entendió eso, lo que lo hizo odiar aún más a Takasagi. Dale otra década, no, solo cinco años, incluso tres, y podría ir más allá de Takasagi. Podía matar al hombre con sus propias manos. Ahora, él no estaba completamente seguro de eso. Pero tampoco estaba convencido de que no pudiera. Eso fue lo que lo hizo tan frustrante. Ser incapaz de hacer algo como esto. Haruhiro resentía su propia debilidad.

“Whoa, idiota—” Ranta le gritó a Kuzaku. Haruhiro probablemente no era quien de hablar, considerando que estaba en el suelo con una bota en el cuello, pero Ranta sonaba bastante débil.

“¡Maldito seas!” Kuzaku se arrojó sobre Jumbo. Setora y Merry intentaron detenerlo. Pero Kuzaku fue demasiado rápido.

Era un buen hombre. Mejor que nadie, eso era Kuzaku. Solo un tipo realmente genial. Era un tipo normal, con el corazón en el lugar correcto. Lo hizo adorable. Era el miembro más joven y adorable del grupo, y un compañero de confianza en el que realmente podían confiar. No era solo que fuera alto, tenía un alto nivel general de habilidad atlética. Haruhiro solo deseaba que fuese un poco más inteligente. Es decir, astuto y calculador. Si pudiera mover ese gran cuerpo con más astucia, se convertiría en algo realmente increíble. Pero incluso sin eso, Kuzaku tuvo increíbles estallidos de poder. Si lo daba todo, no había mucho que pudiera detenerlo.

“¡Zwaaah!”

La gran katana de Kuzaku se balanceó demasiado rápido para que los ojos de Haruhiro la siguieran. Podría haber atravesado la roca con ese golpe. Cortó su camino hacia el corazón del ladrón como lo más impresionante que Haruhiro había visto jamás. Un swing que Kuzaku no podría haber logrado sin que absolutamente todo encajara a la perfección. Fue realmente un corte único en la vida.

Tal vez incluso fue lo suficientemente bueno como para sorprender a Jumbo. Eso era lo último que necesitaban ahora. ¿Por qué tenía que mostrar un swing tan increíble? Obviamente, Kuzaku estaba verdaderamente enojado. No se echaría atrás, ni siquiera ante la naturaleza trascendente de Jumbo. El orco estaba más allá de ellos, en un lugar al que nunca podrían llegar, por lo que todo lo que intentara sería en vano. Pero Kuzaku no había pensado en eso. Se había puesto emocional, como solía hacer. No podía dejar que Jumbo se saliera con la suya. Eso es todo lo que estaba pensando. Una reacción muy normal, muy humana.

Jumbo sacó su katana.

Al girar mientras desenfundaba, el orco no sólo desvió la espada de Kuzaku, sino que la partió por la mitad. Si hubiera podido apartarse sin romperla, lo habría hecho. Después de todo, se trataba de Jumbo.

Luego, a la vuelta, balanceó su katana en diagonal.

Cortó a Kuzaku en línea recta desde su hombro izquierdo hasta su cadera derecha.

Kuzaku.

Ohhh, Kuzaku.

Te estás deslizando.

Deslizándose a lo largo de la línea donde te cortó.

Te vas a desmoronar.

Te cortó en dos, Kuzaku.

“¡Bastardo!” Setora se enfureció. Tranquila, calma Setora. Ella realmente se preocupaba por Kuzaku, ¿eh? Aunque ella siempre actuaba como si él fuera un fastidio, todavía lo adoraba. Pero, ¿era eso todo lo que había? A fin de cuentas, esta era Setora. ¿Tal vez estaba llamando la atención para que Haruhiro pudiera hacer algo? ¿Pero qué? ¿Qué debía hacer? ¿Qué podría hacer? Tal vez Setora simplemente se había quebrado y perdido.

Setora cargó contra Jumbo, arrojando su lanza. El orco la apartó con la mano izquierda. En ese momento, Setora había desenvainado su espada y se había acercado a él.

“¡Ngh! ¡Ah!”

A pesar de lo agudos que eran sus golpes, ni siquiera podían rozar a Jumbo. Bailó a su alrededor con pasos fáciles.

“Esto es difícil de ver.” Dijo Takasagi con una sonrisa.

¿Por qué tengo que dejar que este tipo se ría de nosotros? Pensó Haruhiro. En el instante en que lo hizo, Takasagi puso su peso sobre la garganta del ladrón. Ni siquiera era libre de respirar en su estado actual. Takasagi le estaba recordando eso.

“¡Maldición!” Ranta recogió su katana y estaba a punto de ir a ayudar.

Takasagi no permitiría eso. Saltó, hundiendo su pie con fuerza en la garganta de Haruhiro mientras lo hacía, y golpeó a Ranta.

Haruhiro casi quedó inconsciente, por lo que no vio lo que sucedió en ese momento exacto, pero la cara de Ranta parecía tener una herida fresca.

“¡Ngah! ¡Guh!”

¿Qué estaban haciendo Itsukushima y Yume? ¿Estaba Haruhiro contando con ellos para hacer algo? Si era así, probablemente le estaba ladrando al árbol equivocado. ¿Tenía Haruhiro siquiera el derecho de esperar cosas de los demás cuando él no había podido hacer nada por sí mismo?

“¡Maldito seas!” Setora debía haberse dado cuenta de que podría blandir esa espada para siempre y no le serviría de nada. Sabia como era, no había forma de que no lo hubiera descubierto. Y, sin embargo, no podía detenerse ahora. ¿Qué más sería capaz de hacer si arrojaba la espada a un lado? No podía parar hasta que quedase completamente exhausta. Oh, ahora lo vio. Alguien tenía que obligarla a detenerse.

“¡Ah!” Merry cayó al suelo, mirando hacia el cielo. ¡Ayuda…! ¡Ayuda…! ¡Ayuda…!”

“Suficiente.” Dijo Jumbo, quitándole la espada a Setora. Casi hizo que pareciera que ella se la había dado.

“¡Kh!”

Eso no impidió que Setora siguiera atacando. Ella lo agarró por detrás, envolviendo ambos brazos alrededor del cuello del orco mientras trataba de estrangularlo. Incluso intentó morder la oreja derecha de Jumbo. ¿De dónde venía esta tenacidad? ¿Por qué Haruhiro se rindió cuando Setora todavía iba tan lejos?

“Detente.” Jumbo arrojó a un lado la espada que le había quitado a Setora y se estiró hacia atrás para poner su mano izquierda sobre su rostro para detenerla. Entonces, un momento después, la arrojó.

“¡Agh! ¡Kuh!”

Cuando Setora se puso de pie inmediatamente, la gran águila negra descendió sobre ella.

El pájaro agarró la cabeza de Setora con sus garras, batiendo sus alas para levantarla un poco del suelo. Luego la soltó e inmediatamente la inmovilizó, picoteándola con saña.

“¡Uaghhhhhhhhhh!”

“¡Forgo!” Jumbo regañó a la gran águila negra, y pronto dejó de alimentarse de Setora. Al dejarla, volvió a posarse sobre el hombro de Jumbo.

Yume colocó una flecha en su arco, apuntándola al águila de Jumbo. Pero su arco estaba temblando, no, balanceándose. Así ella no podía disparar correctamente.

“Ella me aceptó.” Dijo alguien.

Yume bajó su arco y miró hacia un lado.

Hacia Merry.

Merry había estado sentada. Ya no. Ella estaba de pie.

“Puede que no haya sido necesariamente por su propia voluntad, pero como estaba buscando ayuda, no tuve más remedio que responderle. Estoy aquí, pero no por ningún diseño propio.”

No… no era Merry.

La forma en que hablaba, la forma en que se paraba, todo en ella no era Merry.

“¿Quién… eres tú?” Haruhiro se sentó. “¿Qué… eres tú?”

“No tengo nombre. Solo formas por las que la gente me llama.”

La cosa que se parecía a Merry, pero no lo era, giró la cabeza y miró a su alrededor. Levantó la barbilla, mirando las cosas con los ojos bajos. Sabía que era un hábito de la cosa que no era Merry.

“Jefe…” Takasagi dobló ligeramente las rodillas, preparándose.

Pareció sentir algo siniestro.

“Mmm.” ¿Qué pasaba con Jumbo? Estaba tan tranquilo y dueño de sí mismo como siempre. O, al menos, se veía de esa manera.

La cosa que no era Merry levantó la mano derecha y miró la palma de Merry.

“Simplemente me convertí en vida al final de un largo proceso de prueba y error.”

Lentamente apretó su mano en un puño.

“Mi persona no estaba viva. Yo era otra cosa y, sin embargo, tomé la forma de vida y me convertí en vida. Eso es lo que soy. Tengo un deseo. Para que vivamos juntos, para siempre. Era todo lo que deseaba y, sin embargo, me odiaban. O tal vez me temían. La gente me llamó…”

El Rey Sin-Vida.

El nombre vino a la mente de Haruhiro antes de que la cosa que no era Merry pudiera decirlo.

Todo el tiempo lo había sospechado. Que este era quien podría haber sido. Está bien, no, no lo había hecho. Pero todo era demasiado extraño. Merry había muerto. Los muertos no vuelven a la vida. Y sin embargo, ella lo había hecho. No, tal vez no lo había hecho, no estrictamente hablando. Fuera lo que fuera esa cosa que la gente llamaba el Rey Sin-Vida, entró en el cuerpo de Merry después de que cesaron sus funciones vitales. Luego rehízo sus células muertas. Estaba tomando prestado su cuerpo, por lo que sus recuerdos y personalidad permanecieron. Pero podría ser que Merry se hubiera ido y solo quedara el Rey Sin-Vida.

No. Es Merry.

Merry.

Ella volvió a la vida.

Merry sigue viva.

El Rey Sin-Vida había dicho: Ella me aceptó.

Que él había respondido a sus gritos de ayuda.

Cierto, Merry había estado diciendo, Ayuda, una y otra vez. Haruhiro no había podido hacer nada al respecto. En ese momento, Merry ni siquiera lo había estado mirando. Se había vuelto hacia el Rey Sin-Vida que había dentro de ella en busca de salvación. Y el Rey Sin-Vida respondió. Por eso estaba aquí.

Entonces, ¿qué pasa con Merry?

¿A dónde fue?

¿Merry entregó su cuerpo al Rey Sin-Vida?

Si lo hizo, ¿dónde está ella?

“Aunque soy la vida misma…”

El Rey Sin-Vida agachó la cabeza mientras hablaba. No solo estaba mirando hacia abajo. Sus hombros también cayeron. Como si estuviera lamentando un gran dolor y tristeza.

“Los humanos dijeron que mi existencia no era vida en absoluto.”

“Me llamaron monstruo.”

“Los humanos tenían miedo. No trataron de aceptarme.”

“No fui yo quien buscó el conflicto. Los humanos trataron de destruirme.”

“Si tengo una falla, es que tomé a Enad George como mi recipiente. El hombre que fue rey de la nación humana de Arabakia. Un soberano caído, traicionado por sus amigos y asociados. Ese hombre me encontró cuando finalmente me convertí en vida.”

“En ese entonces estaba al borde de la muerte. Traté de salvarlo. Él también me aceptó.”

“No quería simplemente existir como vida.”

“Enad no quería morir y que sus recuerdos y su voluntad desaparecieran.”

“Nuestros intereses estaban alineados.”

“Me convertí en Enad, en cierto sentido, y Enad también se convirtió en mí de alguna manera.”

“Enad estaba resentido con las personas que se habían rebelado contra él, tratando de matarlo a través de subterfugios. Sin embargo, no pretendía matarlos a todos. Enad era un rey. Sintió que debía ser bienvenido como tal en la nación que había fundado. Habiendo aprendido las sutilezas del corazón humano de Enad, sentí que eso podría ser esperar un poco demasiado, pero…”

¿De qué está hablando?

No era que Haruhiro no entendiera lo que decía el Rey Sin-Vida. Recordó haber escuchado la leyenda de la fundación del Reino Arabakia, o algo parecido a su historia, de Hiyomu.

Los humanos alguna vez creyeron en un paraíso llamado Arabankia. Un hombre llamado Theodore George partió y se estableció en una tierra generosa donde fundó un país. Su descendiente, Enad, fue el primer rey de Arabakia. Sin embargo, el rey Enad huyó después de ser traicionado por su socio cercano, Ishidua Zaemoon. Nadie sabía adónde fue.

Enad se convirtió entonces en el Rey Sin-Vida. ¿Fue eso lo que ocurrió? O tal vez Enad fue el primer ser vivo, el primer humano, al que infestó la entidad a la que más tarde llamarían el Rey Sin-Vida. El Rey Sin-Vida acababa de referirse al hombre como un recipiente. Tal vez, al utilizar al rey derribado como recipiente, asumió la forma del Rey Sin-Vida, o algo parecido.

¿Por qué el Rey Sin-Vida estaba hablando de todo esto ahora?

¿Por qué estaban todos escuchando al Rey Sin Vida contar su historia?

¿Porque era una historia que valía la pena escuchar? Haruhiro no pudo evitar estar interesado. Este era el Rey Sin-Vida. Su historia les estaba siendo revelada. Y de su propia boca, además. La boca que pertenecía a Merry. Por fuera, al menos, era Merry.

Había una extraña tensión en el aire, una atmósfera que hacía difícil moverse.

No, esto no era una cuestión del aire. Era el sonido. No había sonido. Sin canto de pájaros, zumbido de insectos o susurro de hojas. Este silencio era anormal. ¿Era por eso que el aire se sentía tan tenso?

“Yo no era un enemigo de la humanidad. La humanidad decidió que yo era su enemigo.”

Enad quería ser el rey de la humanidad.

“Yo no lo fui.”

“Ustedes, los humanos, tienen una palabra que me pareció más apropiada…”

Haruhiro había pensado que el Rey Sin-Vida solo estaba contando su historia de manera elocuente.

¿Cuándo cambió eso?

Haruhiro solo lo notó ahora.

El Rey Sin-Vida había doblado su codo derecho, girando el dorso de su mano hacia abajo. Y su mano derecha estaba ligeramente cerrada en un puño.

¿Estaba saliendo de su muñeca derecha?

Esa hebra delgada, parecida a un hilo, que caía de la muñeca derecha de Merry, el Rey Sin-Vida, ¿era un líquido?

¿Era sangre?

“Quería ser su amigo.”

De repente, en el hombro de Jumbo, Forgo extendió sus alas. La gran águila negra comenzó a emitir chillidos agudos y discordantes.

La sangre del Rey Sin-Vida, el fluido que circulaba dentro del cuerpo de Merry, no era lo que la gente generalmente llamaría sangre. La sustancia parecida a la sangre que había salido de Jessie y había entrado en los restos sin vida de Merry era algo mucho más espantoso. Incluso podría haber sido el mismo Rey Sin-Vida.

Eso era lo que el Rey Sin-Vida permitía que goteara de su cuerpo, aunque en pequeñas cantidades.

¿Para qué?

¿Qué estaba tratando de hacer el Rey Sin-Vida?

“¡Gwah!”

Haruhiro no esperaba escuchar la voz de Kuzaku. Pero fue Kuzaku.

Aunque eso no podía ser.

Kuzaku había sido derribado por Jumbo. Bisecado. Él estaba muerto. Haruhiro no quería aceptarlo, así que trató de apartar la vista del hecho, pero Kuzaku había muerto. Haruhiro había perdido a otro camarada. Uno de sus preciados compañeros, alguien que había sido para él más que un simple hermano de armas.

“¡Gagh! ¡Mwargh! ¡Oaughy! ¡Ahh! ¡Wahhhhh!”

Ahora Kuzaku se retorcía de dolor. ¿Cómo? ¿Por qué? No debería haber sido capaz de moverse. No había forma de que pudiera. Pero el hecho era que Kuzaku gemía y se movía. Su cabeza se sacudió hacia arriba y hacia abajo, y su brazo derecho se agitó. No, no era solo su cabeza y su brazo derecho. Su brazo izquierdo y sus piernas también.

“¡Imposible…!” ¿Las piernas de Ranta se habían rendido? Haruhiro también se sorprendió.

“El Rey Sin-Vida…” Murmuró Takasagi.

El Rey Sin-Vida era el rey de los inmortales, pero ¿y qué? ¿Qué importaba eso? Esto era una locura, ¿no? Kuzaku había sido cortado desde su hombro izquierdo hasta su cadera derecha. Haruhiro no podía estar completamente seguro, ¿pero ese camino no atravesó su corazón? Debía haber muerto instantáneamente. Cortado en dos. Así es como habían acabado los restos de Kuzaku. Lo habían dividido en dos: la mitad superior, que incluía el brazo derecho, y la mitad inferior, que tenía el izquierdo. Eso era lo que debería haber pasado. ¿Entonces por qué?

¿Por qué las mitades volvieron a estar juntas?

“¡Warghhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!”

Kuzaku finalmente se levantó. Levantó las rodillas y luego, sin poner las manos en el suelo, se incorporó como levantado por una fuerza invisible.

“¡Ahhhhhhhhhhhhh! ¿Eh?”

Kuzaku inspeccionó su herida con ambas manos. Había dejado enormes manchas de sangre, por supuesto, y la herida que le hizo Jumbo no sólo no se había desvanecido, sino que ahora era totalmente distinta. Era de color negro rojizo y se retorcía, burbujeante, al conectarse los dos lados.

“¡Jaja!” Kuzaku comenzó a reír. Sacudió la cabeza, se dio un puñetazo en la frente y se tiró del cabello. Movió el cuello de un lado a otro, con los hombros agitados.

“¡Ja, ja, ja! ¡Uh, ja! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! ¡Gyah, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! ¡Uh-jiu! ¡Fuaja, ja, ja, ja, ja! ¡Dobia, ja, ja! ¡Buaja, ja! ¡Ga, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!”

Era como si algo se hubiera roto dentro de él. ¿Qué clase de risa era esa? Estaba aullando como un idiota.

“¡Kuzakkun!” Gritó Yume.

“¡Aja, aja, aja! ¡We eje aja ojo! ¡Buaja! ¡Do, ja, ja, ja, ja! ¡Guejeje, jo, jo, jo!”

Kuzaku no estaba escuchando. ¿No podía oírla? Se cubrió la cara con ambas manos, echando la cabeza hacia atrás mientras seguía riéndose. ¿Qué fue tan gracioso? ¿Le había pasado algo raro en la cabeza? Si es así, ¿cómo podría reírse de eso? Haruhiro estaba completamente distraído por Kuzaku.

En algún momento, Setora también se había puesto de pie. Más que eso, ella estaba caminando.

“¿S-Setora?” La voz de Haruhiro tembló, se quebró.

“¡Gee-jee! ¡Eh, jia, ja, ja, ja, ja! ¡Do-jee! ¡Oo-je, ja, ja, ja! ¡Go, ja! ¡Zwee a ja fuee jee jee!” Kuzaku todavía se estaba riendo.

Setora también estaba actuando raro. Ella estaba caminando. Dando vueltas y vueltas y vueltas, en un círculo increíblemente estrecho, de unos cuarenta o cincuenta centímetros de ancho, murmurando rápidamente algo entre dientes mientras avanzaba.

Forgo, la gran águila negra se había devorado el rostro de Setora. Era un pájaro grande. Parecía que en el área desde el ojo derecho hasta la nariz y el labio superior, la piel, los músculos, los huesos y el globo ocular habían sufrido daños extremos. Era algo horrible de admitir, pero hasta este punto, Haruhiro no había sido capaz de decir qué tan mal había sido herida, o si estaba viva. Era posible que Forgo le hubiera dado a Setora un golpe letal. Tal vez ella había muerto, al igual que Kuzaku.

Su rostro era un desastre horrible, pero las partes dañadas estaban cubiertas de una sustancia negra rojiza. Haruhiro solo podía suponer que era exactamente lo mismo que había pegado las heridas de Kuzaku y las estaba cerrando ahora.

“Noooo…” Yume se derrumbó. Itsukushima trató de sostenerla, pero ambos terminaron cayendo juntos.

“Ha pasado mucho tiempo desde que hice esto.” Dijo el Rey Sin-Vida, sosteniendo su muñeca derecha con su mano izquierda. “Tomará tiempo para que se adapten. Espero que considere cumplido su deseo con esto. Desafortunadamente, es el único medio disponible para mí.”

“Tú…” Jumbo hizo despegar su águila Forgo, apuntando su katana hacia el Rey Sin-Vida. “¿Qué hiciste?”

“Compartí mi sangre con ellos.” El Rey Sin-Vida bajó los ojos.

“¡Oja! ¡Oh, jo, jo, ja, ja! ¡Goo, jee! ¡Gee, jee, jee! ¡Ga, je, je, je, je! ¡Guo, ja, ja, ja!”

Kuzaku se estaba riendo. Setora caminaba en círculos.

“A diferencia de Enad, no tengo resentimiento hacia los humanos. No tenía intención de gobernar sobre ellos. Quería ser su amigo. Pero me temían y me odiaban. Fuera de la hostilidad, trataron de destruirme. Me obligaron a luchar.” El Rey Sin-Vida levantó la cara, o más bien la barbilla, dirigiendo esa habitual mirada hacia abajo a Jumbo, a Takasagi y a Haruhiro, Ranta y Yume e Itsukushima a su vez.

No era Merry. Pero lo era. No era como si su voz hubiera comenzado a hacer eco directamente dentro de sus cabezas, o sus ojos brillaran, o algo por el estilo. Todavía era Merry, pero a la vez no. Era por eso que, incluso en esta etapa tardía, Haruhiro todavía estaba pensando: ¿Realmente no es Merry? ¿Estoy seguro de que no ha habido algún error?

Forgo chilló ruidosamente mientras volaba sobre ellos. La respiración de Haruhiro era dolorosamente superficial y apresurada. No sabía cómo sus pulmones se las arreglaban para trabajar tan duro. Su visión se nubló. Algo estaba mal con sus oídos. Siguió escuchando este sonido bajo y pesado. ¿Fue un sonido? Podría haber sido una vibración. Eso, o los sentidos de Haruhiro se habían vuelto locos. Si se había vuelto loco, ¿acaso alguien podría culparlo? Toda la situación estaba loca. Sería más loco si no se volviera loco.

Pero no era solo Haruhiro. Jumbo y Takasagi, Ranta, Yume e Itsukushima también parecían sentir algo. Todo el mundo miraba por aquí y por allá.

“No son solo los humanos.” Dijo el Rey Sin-Vida, frunciendo el ceño. “El mundo también me odia.”

Se acercaba. Algo lo hacía. Lo que Jumbo y Takasagi habían sentido. Haruhiro también lo sintió. No sabía qué era, pero podía sentirlo. No tuvo más remedio que hacerlo. De donde venia esto?

¿Alguna dirección en particular? No podía estar seguro. O más bien, probablemente venía de todas partes. Hubo un zumbido. No, más como un NNNNNNNNNNNNNNN… Era un sonido pesado, aplastante. Tan bajo que ninguna criatura podría hacerlo. La vibración venía del frente, la derecha, la izquierda, la espalda. El sonido bajo y pesado, o la vibración, los rodeaba a todos. La red se estaba cerrando.

“Estoy siendo rechazado por el mundo. El sekaishu intentará eliminarme.

Esa palabra. Sekaishu. Cierto. Sekaishu. De aquel entonces.

Negro. Podía ver algo negro. Más allá de los árboles. Solo negro. Informe. Una masa de negro. estaba llegando. El sekaishu. Presionando hacia ellos. Tenían que correr. No había forma de combatirlo. Sin resistirse al sekaishu.

Tenemos que correr. Correr y perderlo. Corramos. Huyamos. Pero ¿adónde? El sekaishu se acerca desde todas las direcciones.

“¡Ja, ja! ¡Aja, aja, aja! ¡Ejejejejejejeje! ¡Ga ja jo! ¡Gu-ji! ¡Gya, ja, ja, ja, ja!”

Además, no podían correr mientras Kuzaku aún se reía. Setora también siguió dando vueltas y vueltas en círculos cerrados.

“Jefe, esto es malo.” Dijo Takasagi. Jumbo envainó su katana y echó a correr, con Takasagi siguiéndolo.

Haruhiro casi gritó: Esperen. ¿A dónde van? ¿Se van a escapar?

¿Creen que pueden escapar?

No nos dejen atrás.

El ladrón se sorprendió. Nunca había estado tan decepcionado de sí mismo. Estaba tratando de aferrarse a Jumbo y Takasagi. No había forma de que lo ayudaran. Obviamente no tenían obligación de hacerlo.

“¡Kuzaku, oye, vamos!” Ranta estaba tratando de jalar a Kuzaku por el brazo. Kuzaku no se liberó del caballero del terror. Simplemente se acercó y se rió en la cara de Ranta.

“¡Uwe, jejeje! ¡Gu, ja! ¡Bo jo fua! ¡Ajia, jia, jia, jia, jia! ¡Dojie, jie, jie!”

“¡Este tipo es una causa perdida!”

“¡Setoran! ¡Hey, Setoran!” Yume estaba aferrada a Setora, quien simplemente trató de seguir caminando, despreocupada.

“¡Yume!” Itsukushima trató de alejar a Yume de Setora.

Haruhiro no podía hacer nada. Debería haber podido ayudar a Ranta o Yume. ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué solo estaba mirando?

Las cosas negras, las masas negras, las olas negras—el sekaishu se estaba acercando.

El Rey Sin-Vida había dicho: El mundo me odia.

Claramente tampoco tenía amor por Haruhiro.

Sí, bueno, yo también lo odio.

Lo sintió intensamente.

Lo odio.

Odio el mundo.