Ichiban Ushiro No Daimaou (NL)

Volumen 13

Prologo: Historias

Finalmente me dieron ganas de escribirlo.

―Eso‖ siendo esta historia, por supuesto. Sin embargo, primero debo hablar de ―historias‖.

Leemos historias. Puede ser en películas, en dramas de series, en manga, o en novelas. Por supuesto las leemos por diversión, pero esa sensación de diversión es a menudo respaldada por la expectativa de preguntarse que sucederá después.

En otras palabras, se asume que habrá alguna forma de

final.

No hace falta decir que hay algunas historias que parecen a punto de terminar pero uno no quiere que terminen, pero se mantiene el hecho de que se asume que una historia tiene un final.

Para verlo en una luz racional, una historia es algo en que los personajes mueren o son salvados.

Es por eso que las historias que mueven a las personas, yo incluido, realmente comienzan con su final. Puede ser una tragedia o una comedia. ¡Relaciones casuales complejas se reúnen hacia una sola conclusión y el poder producido por varias coincidencias y destinos humanos estallan en un solo punto final! La historia existe por ese punto final. Ya sea que tome la forma de la guadaña de la muerte o el lazo del hilo rojo del destino, el destino existe para el final.

Y como todos los que han leído hasta aquí saben, las historias son ficticias y sin embargo todavía somos controlados por ellas en nuestra vida real.

En otras palabras…sí, pensamos en las cosas desde la perspectiva del final.

Cuando un chico y una chica se conocen, nos preguntamos si terminarán juntos o separados.

Cuando se comete un crimen, nos preguntamos si el criminal escapará o será capturado.

Cuando vivimos, nos preguntamos si seremos afortunados o caeremos en la ruina.

Nuestras mentes son infectadas a fondo por el virus que llamamos historias. No hay libre albedrío allí.

Los humanos no pueden percibir el tiempo como una sensación. En su lugar lo percibimos como una historia.

A principios de los 2000, recibí una llamada telefónica de un viejo amigo delante de mi apartamento en Yamato, Kanagawa. Asumí que me invitaba a pasar el rato, pero en cambio me informó que la ex novia con la que yo había roto aproximadamente medio año antes había muerto. No la había contactado ni una sola vez desde que rompimos, pero mi amigo había estado recibiendo noticias de ella de otra persona.

¿Eh? ¿En serio?

―En serio. Te llamaré de nuevo una vez que sepa más.‖

Oh, vaya. Así que hablas en serio.

―Sí. Parece que así es.‖

Hm, ya veo. Gracias por decírmelo.

Recuerdo esa conversación sin sentido.

En ese momento, no sentí confusión o tristeza. Así es como es.

Pero cuando el mismo amigo me llamó al día siguiente y me dijo la causa de la muerte, me sentí un tanto urgido hacia adelante. No podía quedarme quieto y una extraña impaciencia hizo que un sudor frío bajara por mis mejillas. No fue que su muerte finalmente se sintió real. Nunca se había sentido real. Nunca iba a encontrármela de nuevo de todos modos. ¿Qué diferencia hacía si eso era ahora algo eterno?

Su causa de muerte fue realmente estúpida. Ella tenía horribles dolores de cabeza y tomó un poco más de su medicina de lo habitual. Esto no fue un suicidio con pastillas para dormir o algo así. A veces tu cuerpo se acostumbra a un medicamento y tienes que tomar más de él. La causa directa de muerte fue lo que llaman Síndrome de la Clase Turista. En otras palabras, fue un coágulo de sangre en una arteria. Acostarse en la misma posición por un largo período de tiempo sin beber nada de agua había conducido a su muerte.

Me pregunté brevemente si no habría muerto si no hubiera roto conmigo. No estoy tratando de presumir, pero puedo ser bastante atento cuando se trata de cuidar de otros. Probablemente habría estado administrando la medicina y hacerla hacer un poco de ejercicio diario ligero. Sin embargo, esa fue la razón exacta por la que había roto conmigo. Al parecer encontró esa parte mía molesta.

Me pregunté si podría haber vivido si hubiera estado cuidándola.

Sabía que ese futuro era imposible. Lo sabía, pero seguí haciendo la pregunta.

Ese fue el origen de la sensación de impaciencia.

Ella había elegido una muerte similar al suicidio. Es decir, había vivido en una forma que tendía más fácilmente hacia la muerte. No era consciente cuando se trataba de su propia salud y sin embargo era sensible a cualquier cosa que amenazara su estado mental, así que eligió la inactividad sobre la actividad e interpretó la bondad como un ataque. A largo plazo, eso podría llamarse elegir constantemente la muerte en múltiples situaciones.

Se dice comúnmente que cualquier animal que elige el suicidio está loco. Había un rumor de que los lemmings se suicidaban en masa, pero eso ha sido probado ser falso. (Fue creado para un documental.) Hay varias acciones suicidas confirmadas entre seres vivos, pero a medida que la investigación ha avanzado, ha quedado claro que la mayoría son causadas por parásitos o toxinas de otro ser vivo. Por ejemplo, el gusano crin de caballo reside dentro de un huésped mantis religiosa y la hace saltar a un río. El gusano crin de caballo solo puede aparearse en el agua, así que mata a su huésped y salta al agua. Además, cierto tipo de avispa puede controlar el cerebro de las cucarachas en que pone sus huevos. La toxina que inyecta remueve la voluntad de la cucaracha y le impide sentir dolor cuando la larva nace y se la come desde el interior. Además de eso, la avispa la guía a su madriguera mientras todavía puede caminar, así que en realidad camina a su propia tumba.

Los humanos son seres vivos también. En ese caso, ¿no deberíamos tratar de vivir sin importar qué? ¿No es impensable que los humanos se suiciden?

Sí. Los humanos no mueren por su propia voluntad.

¿Entonces qué es lo que llamamos suicidio?

Hay una sola respuesta.

Alguien está controlando las mentes de esos humanos.

Permítanme reiterar: nuestras mentes están infectadas por el virus que llamamos historias y alguien inyectó ese virus en nosotros.

Por eso los humanos se suicidan. Toman una acción imprudente y mueren.

Pero como es habitual para los parásitos, las historias también benefician a los humanos.

La gente no puede percibir el tiempo como una sensación. En su lugar lo percibimos como una historia. Sin una percepción del tiempo, probablemente nunca habríamos desarrollado la inteligencia que tenemos. Las historias son inteligencia.

¿Entonces deberíamos dejar de lado esas historias?

No, nunca debemos hacer eso.

Si no hacemos eso, se acabarán.

Las historias siempre terminan. Para la humanidad, ese final es el tiempo de la destrucción. Ese es el momento en que descubrimos el objetivo de quien implantó las historias en nuestro interior.

¿Algo nacerá dentro de nuestros cerebros?

¿Seremos devorados por algo gigantesco tras nuestras muertes?

Si es así, ¿pueden echar a un lado esas historias en este mismo instante?

Debemos pensar en la raza humana original y el origen de las historias.

Ahora, vayamos a ver la respuesta por nosotros mismos.