Lord of Mysteries (NW)

Volumen 1

Capitulo 54: El Primer Solicitante de Adivinación

Al ver la extraña expresión de Klein, Angélica inmediatamente dudó.

“¿Es eso así? El Sr. Glacis mencionó que usted pudo notar una dolencia en sus pulmones simplemente al verlo…”

Su voz se suavizó hasta que finalmente se calló.

¿Observación? ¿Un entrecejo oscuro? Klein se iluminó al instante mientras sacudía la cabeza con una risa.

“Creo que el Sr. Glacis estaba equivocado”.

Planeaba ser superficial, pero después de recordar que nadie buscó sus servicios de adivinación en toda la tarde de ayer, su mente dio vueltas. Afectó su objetivo de actuar como vidente, por lo que explicó: “En realidad es una forma de adivinación”.

“¿Adivinación? Pero el Sr. Glacis solo mencionó que usted observó su rostro. ¿Eso también se considera adivinación?” preguntó Angélica en estado de shock y duda.

Klein sonrió, sereno.

“Como miembro del Club de Adivinación, debería saber sobre la lectura de palmas, ¿verdad?”

La lectura de manos no fue patentada por el Imperio Chino. Incluso en la Tierra, India y la vieja Europa habían desarrollado principios similares,por supuesto que existía en este mundo con poderes de Beyonder.

“Lo sé, ¿pero en qué momento leyó la palma de su mano? ¿Lo estaba observando en secreto? preguntó Angélica con curiosidad.

“Estaba usando la lectura de rostros”. Klein inventó una mentira. “Sus principios no son muy diferentes de la lectura de la palma”.

“¿En realidad?” Los ojos de Angélica se llenaron de incredulidad.

Para desarrollar su carrera como vidente, Klein mintió descaradamente. Fingió estar pensando mientras golpeaba su entrecejo dos veces.

Enfocó sus ojos y el aura de Angélica se presentó. Su cabeza era morada, sus extremidades eran rojas, su garganta era azul… No había problemas con su salud excepto que algunos colores eran más apagados. Sin embargo, esa fue una manifestación de fatiga ordinaria.

Klein luego miró sus emociones. Vio naranja mezclado con algo de rojo y azul. También significaba calidez junto con algo de emoción.

Afortunadamente…  Después de darse cuenta de que no había nada anormal en ella, Klein planeó desactivar su Visión Espiritual. Pero fue en ese momento que de repente vio oscuridad escondida en lo más profundo de sus colores emocionales.

Además, le falta un poco de blanco, un afán por mejorar…  Klein asintió mientras pensaba.

“Señor. Moretti, ¿me estaba leyendo la cara?” Al ver al joven caballero de negro frente a ella callar abruptamente mientras la evaluaba seriamente, Angelica notó algo. Preguntó de una manera curiosa y medio preocupada.

Klein no respondió de inmediato. En cambio, se golpeó ligeramente el entrecejo con una mirada de escrutinio.

Justo cuando Angélica se sentía inquieta, le dijo con calidez: “Señora Angélica, no debería contener sus penas y dolores del corazón”.

Los ojos de Angélica se abrieron como platos mientras su boca se abría. Sin embargo, ella no dijo una palabra.

Miró a Klein con su sombrero de copa partido por la mitad con aparente porte académico. Lo escuchó usar una voz profunda, reconfortante y cálida para decir: “Necesita escalar montañas, jugar tenis o ir a bailar para agotar su cuerpo con ejercicio. Deje que sus lágrimas fluyan sin inhibiciones, luego llore y grite. Exprese todas esas emociones, será muy útil para su salud”.

En el momento en que esas palabras entraron en sus oídos, Angélica sintió que se había transformado en una estatua. Ella se quedó allí inmóvil.

Se esforzó por parpadear mientras bajaba la cabeza con nerviosismo y decía profundamente: “Gracias por su sugerencia…”.

“¿Parece que hay muchos miembros aquí hoy?” Klein no continuó. Como si no hubiera hecho ninguna adivinación antes, se volvió hacia un lado y miró hacia la sala de reuniones al final del corredor.

“Domingo por la tarde… por lo menos cincuenta miembros…” La voz de Angélica sonaba un poco ronca. Solo mencionó los términos clave.

Hizo una pausa mientras su ritmo vocal volvía gradualmente a la normalidad.

“¿Desea té o café?”

“Té negro Sibe”. Klein asintió levemente. Cortésmente se quitó el sombrero y caminó lentamente hacia la sala de reuniones.

Solo cuando desapareció detrás de la puerta, Angélica exhaló lentamente.

…

La sala de reuniones del Club de Adivinación era muy grande. Era casi el doble de grande que el salón de clases de la escuela secundaria de Klein.

En el pasado, solo cinco o seis miembros estarían presentes, lo que hacía que pareciera bastante vacío. Ahora, había docenas de adivinos sentados en diferentes lugares. Llenaron la mayor parte de la habitación.

La luz del sol entraba en la habitación a través de algunos tragaluces. Los miembros estaban discutiendo suavemente entre ellos o haciendo preguntas a Hanass Vincent. De lo contrario, estaban practicando e intentando adivinación o bebiendo café y leyendo periódicos por sí mismos.

Tal escena hizo que Klein sintiera que había regresado a sus días de escuela en la Tierra. La diferencia era que entonces era más ruidoso, sin la tranquilidad de la sala de reuniones.

Miró a su alrededor, pero no vio rostros familiares como Glacis o Edward Steve. Entonces, casualmente tomó un libro de texto de adivinación, encontró una esquina y comenzó a ojearlo tranquilamente.

Muy pronto, Angélica entró con una taza de té y la dejó en la mesa frente a Klein.

Mientras se alejaba en silencio, de repente vio al Sr. Moretti sacar una cadena de plata de aspecto exquisito de su manga izquierda. Había un trozo de topacio puro colgando de la cadena de plata.

¿Qué está haciendo? Angélica desaceleró inconscientemente y enfocó su mirada en Klein.

Klein sostuvo la cadena de plata con la mano izquierda y dejó que el topacio colgara sobre el té negro Sibe, justo antes de tocar la superficie del líquido.

Con una expresión serena, entrecerró los ojos y la atmósfera a su alrededor de repente se volvió tranquila.

El topacio comenzó a moverse ligeramente, junto con la cadena de plata de aspecto especial, en el sentido de las agujas del reloj.

Al ver esto, Angélica encontró al Sr. Moretti increíblemente misterioso.

“El té negro que proporciona es excelente”, dijo Klein en voz baja después de abrir los ojos con una sonrisa.

Sus acciones fueron hechas intencionalmente para que Angélica las viera

Si quería que la gente lo seleccionara para sus servicios de adivinación, la recomendación de Angélica era un factor crucial

Como quería actuar como vidente, Klein ya no tenía reservas. Él personificó completamente la identidad de uno.

“Sí, el señor Hannas es muy exigente con la calidad del té”, dijo Angélica, atónita.

Klein guardó su péndulo espiritual, enrollandolo lentamente en su antebrazo. Luego, levantó la taza de porcelana blanca con diseño floral. Con una sonrisa, le hizo un gesto cortés con su taza a Angélica.

…

Angélica volvió al salón de recepciones, pero ya no tenía ánimos para leer revistas. Se sentó allí, mirando a lo lejos. Estaba pensando en lo maravillosa que era esa persona.

Esto continuó hasta que hubo golpes en la puerta. Se despertó sobresaltada y rápidamente miró hacia la entrada, solo para ver a una dama vestida con un vestido azul claro.

La dama se quitó el sombrero con velo con una cinta azul claro. Parecía tranquila y melancólica.

“Buenas tardes, estimada señora. ¿Le gustaría unirse al Club de Adivinación, o está buscando una adivinación?” Angélica preguntó por instinto.

“Quiero una adivinación”. La dama tenía un hermoso par de ojos ocultos por la tristeza, y se mordía el labio inferior mientras hablaba.

Angélica la guió hasta el sofá y le explicó en detalle cómo funcionaba el Club de Adivinación.

Cogió un álbum y se lo entregó.

“Puede elegir a cualquiera”.

Con el ánimo bajo, la dama hojeó el álbum con seriedad. Como había demasiados miembros del club ese día, había demasiadas opciones. La dejó bastante alterada.

“¿Puede recomendarme uno? De estas pocas páginas. Señaló la sección central del álbum, omitiendo los adivinos que cotizaban por encima de los dos soles y los que estaban por debajo de los cuatro peniques.

Angélica tomó el álbum y lo miró por unos minutos. Ella deliberó sus palabras antes de decir: “Sugiero a este caballero”.

La dama, que parecía inquieta, echó un vistazo y se dio cuenta de que era un adivino llamado “Klein Moretti”.

“Señor Moretti acaba de unirse al club… ¿Es confiable su adivinación?” preguntó preocupada.

Angélica asintió con gran afirmación.

“Otro miembro del club y yo podemos confirmar que el Sr. Moretti es un destacado adivino. Si no fuera por su reciente incorporación al club, no aceptaría tarifas tan bajas”.

“Entiendo.” La mujer asintió. “Elegiré al Sr. Moretti para una adivinación entonces”.

“Está bien, por favor espere un momento”. Angélica tomó el álbum y caminó hacia la sala de reuniones.

Se acercó a Klein y dijo en voz baja: “Sr. Moretti, alguien desea una adivinación. ¿Qué habitación le gustaría usar?”

Eso fue efectivo. Mi primer ‘negocio’ está aquí. Klein dejó su taza de té y asintió con calma mientras decía: “Habitación Topacio”.

“Bien.” Angélica caminó lentamente delante de él y lo condujo a la habitación Topacio antes de abrir la puerta de madera.

Klein se sentó detrás de la mesa que tenía varias herramientas de adivinación. Esperó menos de un minuto antes de ver entrar a una mujer con un vestido azul claro. Ella miró hacia abajo con nerviosismo.

Aprovechando la oportunidad mientras ella estaba cerrando la puerta, tocó su entrecejo dos veces.

El color amarillo en su estómago parece un poco apagado… El color oscuro de sus emociones es muy pesado, principalmente preocupación y ansiedad. Klein la miró detenidamente y se inclinó hacia atrás. Luego levantó su mano para cortar su Visión Espiritual.

“Buenos días, Sr. Moretti.” La mujer del vestido azul claro se sentó.

“Buenas tardes, ¿cómo puedo dirigirme a usted?” Klein preguntó cortésmente, sin muchas esperanzas de obtener una respuesta.

Como guerrero del teclado, sabía que muchas personas no estaban dispuestas a usar sus nombres reales durante una adivinación.

“Puede llamarme Ana”. La muchacha dejó a un lado su gorro con velo. Miró a Klein con una mezcla de anticipación y duda, y dijo: “Me gustaría adivinar la situación de mi prometido. Viajó al Continente Sur en marzo por un negocio. Me envió a mí y a su familia un telegrama el día tres del mes pasado, diciendo que iba a zarpar y regresar. Pero no volvió después de veinte días. Al principio, creí que su retraso se debía al clima del Océano Berserk, pero a partir de hoy, ha pasado más de un mes. El barco que tomó, el Alfalfa, todavía no ha llegado al puerto de Enmat.”

El océano que separaba el continente norte y sur se llamaba Océano Berserk. Era conocido por las calamidades naturales y sus innumerables corrientes peligrosas. Si no fuera por el emperador Roselle, que envió hombres para descubrir algunas rutas de navegación más seguras, los países del continente norte aún no habrían entrado en la era de la colonización, y mucho menos se habrían atrevido a tender un cable submarino para completar un telégrafo transoceánico.

Klein miró a su primer cliente de su carrera como vidente y preguntó cuidadosamente: “¿Qué método de adivinación desea usar?”