Koujo Denka (NL)

Volumen 3

Capitulo 2: Preguntó Nerviosa

Parte 1

Me estaba arreglando en mi habitación el viernes por la mañana cuando mi única hija, Felicia, vino a hablarme.

“Papá”, preguntó nerviosa.

“Esa negociación comercial es esta tarde, ¿no?” Después de una breve pausa, agregó:

“¿Debería ir contigo?”

“No seas tonta”, le dije a mi pequeña, que vestía el uniforme de la prestigiosa Royal Academy.

“Este es tu primer día de regreso a la escuela. Además, sabes que no soportas las conversaciones con hombres extraños. Soy el presidente de la Compañía Fosse” —Me golpeé el pecho para enfatizar—.

“Así que déjame estos trabajos a mí”

Felicia era una niña bajita y frágil. Una larga convalecencia la había dejado con la piel pálida y, a pesar de sus dieciséis años, no usaba maquillaje. Verla con anteojos (pasar demasiado tiempo leyendo en la cama le había arruinado la vista) era suficiente para doler el corazón de un padre. Me alegró verla de nuevo con tan buena salud, ya que en algún momento estuvo postrada en cama, pero no podía dejar que se excediera. También había que considerar el futuro de la empresa.

“Está bien, entonces”, continuó mi hija, tocándose el largo flequillo castaño claro.

“Pero no he tenido la oportunidad de ver este acuerdo porque coincidió con mi regreso a la academia y porque fue muy repentino. No hay condiciones extrañas, ¿verdad? Y parece que tampoco lo has hablado con nadie más en la empresa. Recuerda, estás tratando con los Howard y los Leinster, dos casas ducales.”

“Te preocupas demasiado, Felicia. Lo sé. Esto debería calmarte.”

Parecía desconcertada.

“Escuché que su negociador es un chico de diecisiete años”, continué.

“No tuve mucho tiempo para prepararme, y el volumen del que estamos hablando es grande, pero propuse términos generosos. Podré sellar el trato hoy.”

“¡¿D-Diecisiete?!” exclamó Felicia.

“¿Por qué su persona de contacto sería tan joven? ¿Y-Y esto es para un gran volumen? ¿Qué tan grande?”

Antes de que pudiera responder, llamaron a la puerta.

“Señor, tiene una visita”, gritó uno de mis empleados.

Parecían terriblemente nerviosos.

¿Un visitante? ¿Quién me visitaría a esta hora?

Me di cuenta de que mi hija se había puesto rígida. Oh, no.

“Discúlpeme”

“¡E-Espera un momento!” Grité, pero no a tiempo para impedir que un hombre de mediana edad con aire aristocrático entrara en la habitación. Llevaba un uniforme de caballero verde oscuro, pero a mí no me parecía un caballero: tenía el cabello ralo, una figura corpulenta y había algo crudo en él que no lograba ocultar. Se suponía que era un pariente lejano de la Casa Ducal de Algren, que gobernaba el este del reino, pero… había algo oscuro en él.

“¡Ha pasado demasiado tiempo, Ernest!” proclamó, ignorando mi vergüenza.

“En cuanto a la oferta de fondos que discutimos el otro día—¿Uhm? ¿Esa es tu hija?” El hombre se rio.

“Su pecho ciertamente se está llenando muy bien”

“Creo que rechacé esa oferta el otro día”, respondí, aunque me tomó un momento responder. Me di cuenta de que Felicia estaba entrando en pánico en silencio.

“¡Sí, pero no retrocederé tan fácilmente!” fue su respuesta.

“El favor de una casa ducal será bueno para los negocios, ya sabes”

“Como te dije, no puedo acceder a proporcionar fondos sin conocer los detalles de… ¿Felicia?”

Mi hija, que se ponía extremadamente ansiosa con los hombres, apretaba las manos y temblaba como una hoja. De repente, dejó escapar un pequeño chillido y se desmayó.

“¡Felicia!” grité, atrapándola.

“¡Alguien, venga rápido!”

Después de un momento, me giré hacia el hombre de mediana edad y le dije con fuerza:

“Mi hija parece tener problemas de salud. No puedo continuar esta discusión hoy”

“Otro día, entonces. No querrás quedarte atrás”.

Y con esas palabras, se fue.

¿De qué demonios se trataba eso?

“Usted debe ser Ernest Fosse-sama. Te hemos estado esperando”

Esa tarde, me dirigí al lugar designado y me encontré sorprendido en la entrada del edificio. Una empresa conjunta de dos casas ducales me había llevado a esperar una ubicación cerca del palacio real, donde vivía la clase alta, pero la dirección en el papel que había recibido estaba en el distrito occidental de la capital, casi en el lado opuesto de la ciudad. de mi negocio en el lado este. Este era el distrito escolar, que se ubicaba incluso por debajo del barrio comercial en lo que respecta al estatus. Los nobles, que valoran mucho el prestigio, no utilizarían este lugar, y mucho menos una casa ducal.

Supuse que habían decidido gastar su dinero en el producto, no en el empaque. Aun así, ¿no era este edificio demasiado viejo? Y esperándome en la entrada estaba…

“¿Sucede algo, señor?”

¿Mi guía es una sirvienta…?

Era bonita, con un atractivo cabello castaño oscuro, pero su uniforme estaba hecho de tela barata y sin brillo.

Me obligué a reír y dije:

“No esperaba una guía tan encantadora”.

“Muchas gracias”, respondió ella.

“Por aquí, señor”.

La sirvienta me hizo pasar a una habitación poco atractiva amueblada únicamente con una mesa y sillas. No contenía nada de valor. Me senté en una de las sillas, apoyé una mano en mi cabello bien peinado y pensé.

¿Me habían engañado? No, esta invitación provino de una fuente confiable. También dudaba que alguien fuera tan temerario como para hacerse pasar por una casa ducal. Los Leinster y los Howard eran conocidos en todo el reino y más allá por su poderío militar; hacer enemigos de ellos sería un suicidio. Por otro lado, estaba este edificio, su mobiliario, e incluso el uniforme de la sirvienta… Los términos que ofrecí podrían haber sido demasiado generosos.

La puerta se abrió de repente, animándome a ponerme de pie. Entró un joven vestido de gala, acompañado de una sirvienta, aunque no la que me había hecho entrar. Esta sirvienta tenía el cabello castaño y un pecho bastante desafortunado, y su uniforme era claramente de una calidad diferente, la más alta, pensé.

“Gracias por esperar”, dijo el joven.

“Soy Allen. Esta es Anna.”

“Anna, a tu servicio”, agregó la sirvienta.

“Soy Ernest”, respondí.

“Represento a la Compañía Fosse”

“Es un placer conocerte”, dijo el chico, Allen.

“Por favor, tome asiento y nos pondremos manos a la obra. Me gustaría hacer de esta una reunión productiva”.

Probablemente pensó que me había dejado caer, pero aún era joven.

¿Podría tomar el control de la situación y exprimir más de él? Aun así, entre su edad y su traje de aspecto barato, era difícil imaginar que tuviera mucha autoridad para…

Por supuesto. La sirvienta.

“He leído tu propuesta”

Comenzó el chico, sin darse cuenta de la dirección en la que corrían mis pensamientos mientras tomaba asiento.

“Ofreces excelentes condiciones, pero…” Vaciló.

“¿Estás seguro de ellos?”

“¿Qué quieres decir?” Yo pregunté.

“Usted especifica que desea manejar toda la gama de vinos de los Leinster y los productos de los Howard, pero ¿realmente puede obtener ganancias a estos precios?”

“He determinado que puedo. Tuve el honor de probar los productos y los encontré excelentes. ¿Cuál es su opinión, Anna-sama?”

“Simplemente obedezco”, respondió la sirvienta inútilmente.

Entonces, el chico tomaría la iniciativa durante las conversaciones oficiales y la negociación real vendría después.

He descubierto su juego. Felicia, ¿tu papá es inteligente o qué?

Pero mientras me reía mentalmente, el chico lanzó otra pregunta.

“En ese caso, ¿cómo pretende vender el volumen de bienes que ha solicitado? Disculpe, pero no creo que tenga experiencia en el manejo de cantidades tan  grandes  de mercancías. Tampoco   ha enumerado los lugares de almacenamiento.”

“Tienes razón en que nunca hemos hecho negocios con grandes nobles como las casas ducales”, admití, “Pero  será  difícil  enviar  este volumen  de mercancías de una sola vez. Tenemos el espacio de almacén para manejarlo poco a poco, y encontraremos mercados para ellos a medida que avanzamos”.

Eso hizo que el chico se detuviera por un momento.

“No se menciona la entrega fragmentaria en su propuesta”, dijo.

“¿Y no está seguro de sus puntos de venta a pesar de no tener un espacio de almacenamiento seguro?”

Me reí.

“Usted no debe saber mucho sobre negocios, Allen-sama. Habrá tiempo para todo eso una vez que se firme el contrato”

“Entonces, ¿estás realmente seguro de esto?”

Me presionó un momento después.

“¿Aceptará este contrato en su forma actual?”

“No entiendo tu pregunta,” respondí, lanzándole una mirada confundida.

“¿No tiene ya mi firma, la firma de Ernest Fosse, presidente de la Compañía Fosse? Los detalles pueden necesitar ajustes, pero el esquema básico está bien como está”.

El chico se detuvo de nuevo.

“Ya veo. Anna, ¿hay algo más?”

“No, señor”, respondió la sirvienta.

“Entonces, gracias por tu tiempo hoy”, me dijo el chico.

“Recibirá nuestra respuesta oficial por escrito en una fecha posterior”

“¿Eh?” Yo dije.

“¿E-Eso es todo?”

¡Pero aún no hemos aclarado los detalles! ¡Este mocoso no sabe nada!

¿Qué pasa con Anna-sama? La sirvienta estaba… Sonriendo, pero  había   algo   glacial  en  su comportamiento.

¡¿P-Por qué?!

“Esto es muy desafortunado”, anunció el chico con un aire de confusión.

“Cada elemento de la lista lleva los escudos de ambas casas ducales, por lo que no podemos aceptar términos irrazonables para su venta. Por favor, tenga cuidado en su camino a casa”

***

“Hemos vuelto”

Anunciamos Karen y yo cuando regresábamos a nuestro dormitorio. Era el Día del Hielo y acabábamos de terminar nuestra última mañana de clases de la semana. Encontramos a nuestra amiga cercana Felicia Fosse, que acababa de regresar a la escuela, estirando su pequeño cuerpo en su cama y acunando su cabeza entre sus manos. Todavía vestía su uniforme.

Karen y yo estábamos tomando todos los cursos que podíamos, pero la frágil y tímida Felicia estaba tomando solo el mínimo. No ayudó que fuera propensa a desmayarse si entraba en contacto con un chico cuando nosotras o nuestras otras compañeras de clase no estábamos cerca.