Koujo Denka (NL)

Volumen 3

Capitulo 1: Allen-Senpai

Parte 6

 

 

El director de repente se quedó en silencio.

“Allen”





“¿Sí?”

Entonces, las emociones de Tina realmente fueron el factor más importante. Esta fue la mayor cantidad de información que el director nos pudo proporcionar; Sospechaba que incluso descifrar el diario era demasiado para él.

“Parece que también has difundido tu sabiduría a mis estudiantes más nuevos”

Comentó el director, reclinándose en su silla y haciendo una mueca.

“Creí haberte dicho que no te excedas”.

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“Pensé que mi enseñanza era completamente ordinaria”.

“¿En serio? Después de tan solo cinco días de sus conferencias, todos los estudiantes de nuestra clase más avanzada han aprendido a dominar al menos dos elementos. Su control y eficiencia de maná también han mejorado dramáticamente. He tenido que reemplazar a varios maestros con el espíritu quebrantado desde que estuviste con ellos”.

“Los estudiantes son simplemente talentosos”, expliqué.

“Y creo que los maestros de ‘espíritu quebrantado’ pertenecían a la llamada facción conservadora, nobles opuestos a la meritocracia. Los que no pudiste eliminar en relación con el alboroto del príncipe”

“Realmente eres…”, comenzó el director antes de detenerse.

“No importa. Me ocuparé de esa clase”

“Por favor, haz lo mejor que puedas por ellos”, respondí asintiendo.

A mi lado, Lydia tarareaba para sí misma. Una vez que se pusiera así, estaría en su propio mundo por un tiempo.

¿Había algo más? Oh. Por supuesto.

“¿Cómo está Stella-sama?” Yo pregunté.

“¿Ella?”

Respondió el elfo después de una pausa, con tristeza aparente en sus hermosos rasgos.

“Ella ha estado triste desde el incidente. Es una buena chica, seria y muy trabajadora. Tanto los estudiantes como los profesores depositan mucha confianza en ella. Dicho esto, a la luz de sus calificaciones y otras consideraciones, tu hermana Karen estaba más preparada para liderar el consejo estudiantil. Agregue a eso una demostración flagrante de que su hermana menor, una vez discapacitada mágicamente, la ha superado …”

Se permitió un momento para que el pensamiento se asimilara y luego concluyó:

“Ella necesita tiempo”

Si es necesario, podría… Estaba a punto de hacer una sugerencia cuando una demanda sin palabras de Lydia me interrumpió. Levanté ambas manos ligeramente en señal de rendición.

“Sí, te consultaré si se trata de eso”, le prometí.

“Bien”, respondió ella.

“Si intentas algo con más chicas, haré que te arrepientas. ¿Entiendes?”

“¿Qué quieres decir con ‘intentar cualquier cosa’? Lo haces sonar escandaloso. ¿Cuándo y dónde he ‘intentado algo’ con alguien?”

“¡Olvida eso!” espetó el albatros.

“¡Simplemente no lo hagas! ¡Lo prohíbo! No tienes idea de lo duro que tuve que trabajar en la Royal Academy y la universidad”.

Al principio estaba enojada, pero sus mejillas se sonrojaron y su voz se hundió en un murmullo inaudible mientras continuaba.

“No puedo creer que sigas atrapándolas cuando no estoy cerca, tonto, estúpido y denso. Desearía que cayeras muerto, pero no antes de que yo lo haga. Te prohíbo absoluta y categóricamente que mueras y me dejes atrás. ¡Vamos a morir el mismo día, y eso es todo!”

“¿Lydia?” Yo pregunté.

“No es nada”, dijo ella, sobresaltada fuera de su cavilación.

“¿Qué? Pero—”

“Dije, no es nada”.

“Sí, Ojou”

Lydia me dedicó una hermosa sonrisa. Tratar de discutir con ella en momentos como ese era una verdadera sentencia de muerte. Era mejor dejar ese tipo de cosas a Richard, el director y el profesor.

“¿Cuánto tiempo crees que te llevará descifrar el cifrado del diario?”

Preguntó el albatros, volviendo su atención al viejo elfo.

“Ni siquiera puedo aventurarme a adivinar”

Admitió después de un momento de vacilación.

“Estoy seguro de que progresaré una vez que haya encontrado la manera de comenzar, pero nadie sabe cuánto tiempo tomará eso”.

“Oh. Luego, trabaja con el profesor y ponte manos a la obra”.

“¡¿Qué?!” exclamó el director.

“¡N-Nunca lo haría!”

“Se rindió, ya sabes”, presionó, acariciando a Anko con sus delicados dedos.

Nuestro antiguo maestro y el director eran pájaros del mismo plumaje y, por lo tanto, se odiaban el uno al  otro.   Eran   archienemigos.   Deseaba   que cooperaran, pero ninguno de los dos comprometía su demanda de que el otro hombre cediera primero y, como resultado, el descifrado se había estancado. Entonces, como antiguo alumno del profesor, me había tomado la libertad de entrometerme en sus asuntos. Después de todo, me había asignado el trabajo de examinar posibles socios comerciales para las nuevas exportaciones de dos casas ducales.

“Recibí una solicitud de asistencia del profesor”, dije, inclinando la cabeza hacia el director.

“Él dice: ‘N-No necesito más novias potenciales. Colaboraré en el descifrado. ¡A-Ayuda!’ Eso me recuerda, director, ¿no es usted también soltero? ¿Y no me ocultaste tu conocimiento de este trabajo de selección de negocios?”

El pánico llenó el rostro del viejo elfo.

“Tiempos  desesperados   exigen    medidas desesperadas”, dijo.

“Me pondré en contacto con él y comenzaré a rodar la pelota en el descifrado”.

“Te agradecería que pudieras terminar para las vacaciones de verano”.

“Haré lo mejor que pueda”, admitió a regañadientes.

“Estoy dependiendo de eso. Ahora, Anko, ¿serías tan amable de informarle al profesor?”

Anko maulló su asentimiento.

Muchísimas gracias. Ahora, ¿E-Eso es todo? Estoy famélico.

“Lydia”, le dije,

“Vas a volver al palacio, ¿verdad? ¿Qué harás con el almuerzo?”

“Comerlo”, respondió ella claramente.

“Te lo dije, la guardia real está de servicio mientras el embajador imperial está cerca. Se supone que esta visita durará hasta el verano, y mi hermano idiota estaba sollozando porque ese monstruo musculoso no se callaría cuando yo también esté allí”

“Ya veo”

Richard también tenía mucho en su plato. Sería un desastre si esos dos lo hicieran, aunque solo fuera por diversión. Podrían derribar todo el palacio.

“Eso he oído”, bromeó el intrépido director.

Los chismes del palacio dicen que el embajador le propuso matrimonio a la Dama de la Espada, y…

“La clave para una vida larga es saber cuándo mantener la boca cerrada”, interrumpió Lydia.

“Ya has vivido al menos dos siglos, ¿no crees que es suficiente?”

“Espera un—”

“No hay excusas”

Mientras los gritos del director llenaban el aire, estaba un poco, solo un poco, desanimado. Entonces, Lydia había recibido una propuesta de matrimonio. Su belleza no tenía paralelo, al menos hasta que abrió la boca, y cualquiera que mereciera una audiencia con Su Excelencia debía tener una posición social considerable. Supuse que podrían estar bien emparejados.

En ese momento, el albatros me miró fijamente.

Oh—

“¿Oh?” dijo ella, rompiendo en una sonrisa radiante.

“¿Qué pasa? ¿Qué tenemos aquí?”

“D-Director”, tartamudeé.

“Creo que es hora de que nosotros— ¡Ah!”

Lydia me abrazó. Quizás había tenido una sobredosis de alegría. El director, que ahora estaba alojado en una pared, no hizo ningún comentario.

“Dime, ¿Eso te asustó? ¿Te dio un susto?” Lydia se rio.

“Lo rechacé en el acto”

“N-No estaba preocupado por—”

“Mentiroso”, alardeó.

“Usas tu corazón en tu manga en momentos como este”

Simplemente me tapé la cara con una mano. No debería haberme sorprendido; nos conocíamos desde hacía mucho tiempo.

“Estoy  cansado…”  me  quejé, eventualmente moviendo la conversación hacia adelante.

“Estoy  investigando  negocios, dando tutorías, buscando documentos… Debo estar incluso más ocupado que cuando era estudiante”.

“Estás durmiendo lo suficiente, ¿no?” preguntó Lydia.

“Bueno…”

“Respóndeme”

“En un modo de hablar.”


“Culpable de los cargos”

Lydia había dado su veredicto. Me rasqué la mejilla con un dedo, mientras el director permanecía en silencio. ¿Estaba todavía vivo?

“No tengo suficiente tiempo”, supliqué.

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“Todos son trabajos importantes”.

“La solución es simple”, respondió ella.

“Deja de leer por la noche”.

“También podrías decirme que deje de respirar”

“Entonces reduce tu carga de trabajo a la mitad. ¿Está claro? ¡La única respuesta que aceptaré es, ¡‘Sí, Ojou’!

“Pero veras—”

“¿No querrás decir, ‘Sí, Ojou’?”

Lydia hizo una pausa por un momento y luego agregó:

“Si tienes problemas para dormir, no me importaría que… compartamos una cama”

Su oferta quedó en el aire por un momento.

“Lydia”, le dije,

“Sé que me estoy repitiendo, pero realmente no tienes que obligarte a decir cosas así”

La mujer noble se alejó de mí en silencio, sus mejillas sonrojadas como manzanas. Parecía que el director estaba vivo y escuchando atentamente, porque tan pronto como se puso de pie, desenvainó lentamente su espada.

“Es hora de cortarte…” murmuró con una sonrisa deslumbrante.

El viejo elfo, un veterano de muchas batallas, se puso en pie de un salto y comenzó a huir hacia la puerta.

Oh, no. No vas a ninguna parte.

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“¡Acabo de recordar!” exclamó el director.

“T-Tengo una importante conferencia a la que asistir. Te prometo informarte si hago algún progreso en— ¡S-Suéltame! ¡Suéltame, te digo! ¡N-No te atrevas a tratar de usarme como escudo! ¿No sabes que los golpes de la Dama de la Espada atraviesan las defensas mágicas como un cuchillo caliente a través de la mantequilla? ¡Ni siquiera yo podría sobrevivir a uno! ¡¿Cuántas veces debo decirte que te lleves tus cosas de amantes a otra parte?!”

Me reí.

“No me abandonaría y huiría, ¿verdad, director? Piensa en todas las veces que hemos compartido. Ahora, si solo recibes un golpe, me darás el tiempo que necesito para escapar. Además, recuerde que esto no es una riña de ‘amantes’.”

“A-A veces me pregunto…” comenzó el director.

Le lancé una mirada burlona. “¿Podrías estar empeorando el daño de lo necesario? Si ustedes dos simplemente se fueran y coquetearan en algún lugar, el reino podría tener paz y…”

“¡Adelante, Lydia!” grité.

“¡Córtalo!”

Que elfo más maleducado. Ahora, deja de luchar. ¿Uhm?

Justo cuando la chica avergonzada balanceaba su espada, la puerta se abrió y mis alumnas entraron en la habitación, aterrizando a mis pies con un coro de chillidos. Fueron seguidos por un choque de metal contra metal.

“Nii-san, me debes una explicación”

Dijo una voz fría mientras su dueño bloqueaba la espada de Lydia con su daga. Columnas de llamas y destellos de rayos violetas se esparcieron por toda la habitación. El pelo que asomaba por debajo de la boina de la recién llegada y la cola tupida detrás de ella eran de color gris plateado. Karen, la vicepresidenta del consejo estudiantil de la Royal Academy y mi hermana menor, había detenido el golpe de Lydia y ahora me estaba interrogando.

Solté al elfo, quien inmediatamente comenzó a jadear por aire. Le encantaba hacer un espectáculo de las cosas.

“Oh, no fue gran cosa”, respondí con un guiño.

“Pero gracias”

¿’No fue gran cosa’? ¡Entonces no tenías ninguna razón para jugar con espadas!”

Karen respondió.

“¡Y eso va para ti también, Lydia!”

“Pero él—”

Lydia malhumorada intentó defender su caso, solo para que Karen la interrumpiera con un firme:

“¡Sin peros! ¡Nii-san, eres demasiado blando con ella!”

“Realmente no creo que eso sea cierto”, respondí.

“Sí”, añadió Lydia casi de inmediato.

“No es lo suficientemente amable, en todo caso”

“Les daré a ustedes dos una buena charla más tarde”, prometió Karen.

Luego cambió su regaño a las chicas en el suelo a mis pies.

“Eso va para ustedes tres también. ¿No saben que no deben escuchar a escondidas?”

La reprimenda provocó un gemido de Ellie y un tartamudeo, “P-Pero…” de Tina.

Lynne luego terminó el pensamiento con un simple:

“Teníamos curiosidad”.

“¡No hay excusas!” espetó Karen.

“¡S-Sí, señora!”

El trío gritó al unísono y luego salió a toda velocidad.

Se pueden lastimar si van corriendo por los pasillos…

Tanto Lydia como Karen envainaron sus armas.

“Has aprendido a defenderte un poco”, comentó Lydia.

“Pero eres mi futura cuñada, así que entrena más duro”

“¡Tú debes estar pensando en alguien más!” Karen respondió.

“¡No tendré una cuñada!”

“Ah, ¿de verdad?” respondió Lydia.

“Creo que cumpliré el papel bastante bien”

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“¡Nunca podrías ser mi cuñada!” espetó Karen.

“¿No es así, Nii-san?”

Koujo Denka Volumen 3 Capitulo 1 Parte 6 Novela Ligera

 

 

“Uhm… Karen, ¿supongo que viniste aquí por una razón?” Yo pregunté.

Ambas chicas respondieron a mi intento de equívoco con apelaciones simultáneas y silenciosas. ¿Qué querían de mí? Eventualmente, intercambiaron miradas   significativas   y  luego suspiraron teatralmente.

Q-Qué reacción tan hiriente.

Hubo un golpe reservado en la puerta.

“Entra,” respondió el director, ajustando su túnica y retomando un tono digno.

“Disculpen”, dijo una chica mientras entraba en la habitación.

Su largo cabello platinado, ligeramente teñido de azul, estaba trenzado y atado con una cinta azul cielo. Ella era la presidenta del consejo estudiantil de la Royal Academy, Su Excelencia, Stella Howard.

“Karen, Tina y sus amigas…”

Una sombra pasó por su rostro y luego desapareció con la misma rapidez en el momento en que nos vio a Lydia ya mí.

“Allen-sensei. Lydia-Ojou”, se dirigió a nosotros con una sonrisa.

“No me di cuenta de que estabas de visita. ¿Sabías que Tina y sus amigas están vigilando afuera? Karen, ¿le has dicho al director?”

“Todavía no”, respondió Karen.

“Entonces se lo diré”

Stella-Ojou le pasó una hoja de papel al director. Podía distinguir el comienzo de una firma:

“Feli—”

“Lamento interrumpirte cuando estás tan ocupado”, continuó.

“Uno de mis compañeros de clase regresa a la academia y me gustaría su aprobación”.

“¿Oh?” respondió el director.

“¿Goza de buena salud?”

“Mucho mejor de lo que era, aparentemente”

“Ya veo. Estoy encantado de escucharlo”

“Karen y yo brindaremos nuestra ayuda para compensar su falta de asistencia. Espero que hagas lo mejor que puedas por ella también”

“Lo tomaré en consideración”, estuvo de acuerdo el director.

“¡No será fácil, pero haz tu mejor esfuerzo!”

“¡Sí, Sensei!”

A primera vista, Stella-Ojou parecía la misma de siempre, pero había algo… raro en ella. Lydia me lanzó una mirada; Ella estaba preocupada.

“Allen”, dijo Karen, apretándose entre nosotros sin dudarlo.

“No puedo aprobar que ignores a tu querida hermanita mientras tú y esta pirómana loca por la espada conversan con tus ojos. Todavía hay tiempo, almorcemos juntos”

Lydia se rio entre dientes.

“Karen”, dijo,

“tienes algo de valor, tratando de hacer un movimiento sobre él mientras estoy cerca”.

“¿Oh?”

Karen hizo un espectáculo mostrando el collar en forma de mariposa que llevaba puesto. Lydia se tambaleó por el impacto y luego me miró fijamente.

Le di eso para su cumpleaños, ¿recuerdas?

“Oh, me pregunto qué hora es…”

Reflexionó el albatros teatralmente mientras se reunía y sacaba un pequeño reloj de bolsillo. Era idéntico al mío. Karen casi cae sobre una rodilla por la conmoción y luego me presionó con una mirada penetrante.

Sé que te he dicho que intercambiamos relojes.

Aplaudí para marcar el final de la disputa infructuosa.

“Sí, comamos juntos”, dije.

“Nosotros tres—no, hagámoslo todos nosotros. Tina, Ellie, Lynne”

La puerta se abrió de golpe una vez más, y mis alumnos entraron corriendo en la habitación con gritos de alegría.

“¡Estoy en camino!”

“¡S-Sí Sensei!”

“¡Nii-sama!”

“¿Qué?”

Stella-Ojou  preguntó   incrédula   un  momento después. Sólo que ella parecía vacilante.

Tina parecía algo confundida.

“¿Ocurre algo, Onee-sama?”





“Vamos, Stella-Ojou”, agregó Ellie, igualmente perpleja.

“¿Eh?”

Stella-Ojou se tomó un momento para recuperarse.

“N-No, no es nada. Sí, sería bueno que comiéramos juntos”.

Tina y Ellie sacaron a Stella-Ojou de las manos y Lynne   las  siguió. Lydia y  Karen  parecían exasperadas, aunque no podía imaginar por qué.

“Bueno, está bien”, concedió Lydia.

“Así es como eres”

“Tienes razón”, estuvo de acuerdo Karen.

“Así es Nii-sama en todas partes”.

A pesar de sus desacuerdos, veían las cosas de la misma manera.

“Karen”

Llamé a mi hermana y luego le susurré al oído:

“¿Cómo está Stella-Ojou?”

“Creo que estará bien”, susurró ella.

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“Ella es fuerte”.


“¡Sensei!”

“Allen-sensei…”

“Nii-sama y Onee-sama”

Tina, Ellie y Lynne hablaron por turno.

“Nii-sama” Dijo Karen y agarró mi mano izquierda.

“Si algo sale mal, haré todo lo que pueda para ayudar”, le prometí.

“…Gracias.”

“Vamos. Vamos a movernos”

Intervino Lydia, agarrando mi mano derecha.

“Karen, no dudes en pedir ayuda”, agregó a modo de advertencia.


“No lo haré”, concedió Karen a regañadientes.

Adiós, director. Contamos contigo.

Más tarde, mientras todos estábamos almorzando, algunas de las compañeras de clase de las chicas se unieron a nosotros. Por supuesto, quedaron paralizados una vez que notaron a Lydia. El albatros que colgaba de mi cuello era la Dama de la Espada, una leyenda viviente famosa en todo el continente, y fue refrescante verla tan francamente tímida.

Tina, Ellie y Lynne estuvieron llenas de energía durante la comida, pero Stella-Ojou estaba un poco desanimada. Según Karen, una amiga de ellas regresaría pronto de su licencia médica, y yo esperaba que su presencia ayudaría a que Stella-Ojou se recuperara. Su nombre era Felicia Fosse.

¿Fosse…? ¿No he leído ese nombre en alguna parte recientemente?

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