Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 17

Capitulo 8: El “Dios”

Parte 3

“Es enorme…”

Me detuve frente a las tres líneas de color negro azabache.

• ¿Hmm?

Una ráfaga de llamas rojas brillantes voló hacia las líneas de la capital real.

Parecía ser un hechizo sincronizado de los Treinta y Tres Bastones de Shiga, pero en cuanto golpeó una de las líneas, se evaporó al instante.

La base de la línea negra se curvó en una espiral y…

Uh-oh.

Utilicé Carrera Destellante para llegar entre la línea y el castillo real.

Por los pelos, conseguí sacar mi Espada Divina y cambiar mi título a Asesino de Dios justo a tiempo.

Mientras la línea intentaba golpear el castillo real como un látigo, la bloqueé con mi Espada Divina.

La línea lanzaba chispas negras como el azabache y se partía en dos al chocar con la hoja.

Cuando las chispas voladoras se desvanecieron, vi su verdadero color. No eran de color negro puro, sino de un púrpura muy profundo y oscuro.

Oof, eso es pesado.

Incluso cuando utilicé Carrera Destellante para luchar contra la inercia, el peso seguía empujándome hacia abajo hasta casi chocar con el castillo.

Sin la magia de apoyo de Arisa y Mito, probablemente ya me habría superado por completo.

Pero la situación seguía sin ser buena.

Tenía amigos en el castillo de abajo, incluida la gente de la Baronía de Muno. Y ya había llegado a conocer a gente como el rey y el Primer Ministro demasiado bien como para dejarlos morir.

Los Treinta y Tres Bastones de Shiga ciertamente metieron la pata al atraer la atención de la línea con un ataque temerario, pero tampoco iba a abandonarlos.

Reforcé de mis propias habilidades con Fortalecimiento Corporal.

Un exceso de energía recorrió mi cuerpo.

Pero todavía no era suficiente.

A este ritmo, sólo sería cuestión de tiempo que perdiera.

RYWURWAAAAE.

Una garra dorada me empujó por detrás. Garuda.

Una luz azul me llegó desde el castillo real, dándome más fuerza.

El rey debe haber utilizado el poder del núcleo de la ciudad en mí.

“¡YAAAAAAAAAAH!”

Gritando con renovado esfuerzo, usé mis temblorosos brazos para sostener la espada divina y empujar hacia atrás la línea negra.

Tras un instante que pareció una eternidad, la lucha terminó y la línea negra fue repelida, retrocediendo del castillo real.

“… Uf.”

Me las había arreglado para salir adelante.

Pero la parte de la línea negra que se había desgarrado se volvió a enrollar en el resto y se reparó sola.

Utilicé Carrera Aérea para alejarme del castillo y dirigirme hacia el fondo de la línea negra, que estaba girando para realizar su segundo ataque.

Destruye.

Sentí que mi corazón latía con fuerza en mis oídos.

Destruye a nuestros enemigos.

Ba-dump, ba-dump. El aura negra que rodeaba a la Espada Divina latía al ritmo de mi corazón.

Una demanda sin voz surgió de la hoja en mi mente.

Exijo una ofrenda. Sustento.

Mi magia se drenó en la espada a un ritmo alarmante.

Si esto sigue así, me desmayaré por la extrema pérdida de magia antes de poder luchar.

Saqué la Espada Sagrada Excalibur del Almacén y drené la magia que había guardado en ella, restaurando mi magia que disminuía rápidamente.

A medida que absorbía mi poder, la hoja negra se alargaba lentamente.

Cuando había utilizado toda la magia almacenada en la Espada Sagrada, la Hoja Divina medía más de diez metros.

Destruye.

El mensaje de la Hoja Divina cambió.

Dame el verdadero poder.

Las palabras surgieron sin previo aviso en mi mente.

El extremo de la línea negra se volvió hacia mí, como si percibiera la presencia de un enemigo natural.

Pronuncié las palabras en mi mente en voz alta, como si la hoja me obligara.

“Hoja Divina… <Destruye>.”

Tal vez no debería haber hecho eso.

• La oscuridad total llenó el cielo eclipsado. Toda la luz que tocó mi hoja fue destruida.
• El silencio cayó sobre el cielo negro como el azabache. Todo el aire que tocó mi hoja fue destruido.

Y entonces…

La línea negra que tocó mi hoja se evaporó en niebla violeta, desgarrándose y desapareciendo como si fuera absorbida por la Hoja Divina de color negro azabache.

Utilicé Carrera Destellante para esprintar a lo largo de la línea, destruyendo los diez kilómetros en un instante.

Una menos, faltan dos.

***

Afortunadamente, las líneas negras no parecían tener ningún sentido de la camaradería; incluso con una destruida, las otras dos seguían flotando inmóviles en el cielo.

Ahora podría destruirlas de una en una.

“Huh, esto será más fácil de lo que pensaba…”

Me sorprendió tanto su inesperada fragilidad que accidentalmente se me escapó un pequeño comentario.

Pero cuando miré hacia abajo, lo que vi empapó de hielo mi espíritu luminoso.

Muy por debajo, una esquina del castillo había desaparecido por completo.

Afortunadamente, la torre del homenaje donde se reunía la gente del castillo parecía intacta, pero si hubiera usado la escritura de la Hoja Divina un poco más cerca de ella, habría hecho algo horrible que nunca podría haber deshecho.

Lo siento, lo siento.

Decidí centrarme en el asunto en cuestión y hacer un arrepentimiento más serio después.

Mi AR mostró el rango de <Destrucción> como unos pocos cientos de metros. Probablemente sería mejor atraer las líneas a lo alto de la atmósfera antes de usarlo para no hacer ningún daño al suelo.

Ataqué una de las líneas con el hechizo Láser de largo alcance, y luego usé mi espada divina en su modo <Destrucción> para empezar a borrarla.

Aunque era difícil respirar aquí arriba sin aire, a juzgar por mis barras de salud y resistencia, debería durar al menos una o dos horas. Qué cuerpo más poderoso, si se me permite decirlo.

La superficie de la línea se rompió ante mis ojos, y una especie de extremo dividido me azotó como un látigo.

Cuando entró en el radio de acción de <Destrucción>, el látigo negro empezó a deshacerse, pero siguió acercándose a mí. Utilicé Carrera Destellante para evitar sus movimientos, más rápido de lo que el ojo podía seguir, mientras me retorcía en el aire para lanzarle un tajo con mi Espada Divina.

Detrás de mí, una de las agujas de la torres que el látigo había tocado se ahuecó, con protección del núcleo de la ciudad y todo, y comenzó a desmoronarse.

Si un ataque como ese me golpeara, incluso mi resistente cuerpo recibiría sin duda graves daños.

Volví la mirada hacia delante para encontrar más puntas abiertas que se desprendían de la línea negra, convirtiéndose en más látigos negros.

Ugh.

Los látigos me atacaban a diestro y siniestro, y yo los esquivaba por los pelos, destruyéndolos uno a uno con la Hoja Divina.

La batalla se desarrolló en el aire como una danza con la muerte, cada paso llevaba mis habilidades al límite mientras seguía esquivando los látigos y reduciendo la línea negra.

“… Uf.”

Finalmente, logré derrotar la segunda línea.

En este punto, quería regañar a mi yo del pasado por tomarlo tan a la ligera después de vencer a la primera.

Tuve suerte de que la tercera línea no se moviera mientras se destruía la segunda; si me hubieran atacado al mismo tiempo, dudo que hubiera podido derrotar a ambas sin un rasguño.

• “Suerte”, ¿eh?

¿Por qué esa línea negra seguía flotando ahí?

Hasta ahora, las líneas negras se habían comportado como los monstruos no agresivos de los MMORPG: no se movían a menos que

fueran atacadas directamente, incluso si las otras líneas negras estaban bajo fuego.

¿Se debía a que el cardenal que las convocó ya no estaba vivo para darles órdenes, o es que, para empezar, tenían un propósito diferente? Era demasiado extraño.

Sólo pasé unos segundos pensando en esto, pero aparentemente fueron unos segundos de más…

Una luz blanca apareció de repente en el cielo oscurecido, como si hubiera salido el sol de la mañana.

La luz se concentró en un grupo de rayos y se estrelló contra la última línea negra.

Sin reducir la velocidad, cortó un trozo de la línea negra y siguió avanzando, reduciendo a cenizas y cráteres una zona productora de grano más allá de la capital real.

Era el Aliento de Dragón del dragón del cielo.

El dragón del cielo se abalanzó a una velocidad que rivalizaba con mi Carrera Destellante, asaltando la última línea negra.

Con unos dientes capaces de atravesar cualquier cosa, el dragón desgarró la línea negra, arrancándola con unas garras relucientes.

El dragón del cielo salió de la capital real con el extremo inferior de la línea negra aún agarrado entre sus dientes y garras.

La mitad restante de la línea negra convirtió su extremo en una mandíbula gigante y comenzó a perseguir al dragón.

No lo creo.

Mientras la línea negra apuntaba al dragón, utilicé Carrera Destellante para acercarme a su otro extremo por encima de la capital real y empecé a destruirlo con el <Destrucción> de mi Hoja Divina.

La primera mitad, más o menos, transcurrió sin problemas, pero luego pareció cambiar su objetivo del dragón del cielo a mí a mitad de camino, y me quedé atrapado haciendo otra danza de la muerte contra los látigos negros.

Tengo que decir que una batalla en la que no puedes bajar la guardia ni un segundo es aún más agotadora la segunda vez.

Tuve suerte de tener al menos el ataque de matar de un solo golpe de mi Hoja Divina.

Mientras destruía lo último de la tercera línea, el dragón debió terminar de destrozar también su otro extremo.

La niebla violeta comenzó a desvanecerse, empezando por el dragón del cielo.

“Uf… ¿ya se acabó?”

Suspiré y me dirigí al dragón herido.

***

¡KUROOOOUUUUNN!

Esquivé frenéticamente los ataques de aliento del dragón del cielo con Carrera Destellante.”

Guardando mi Espada Divina en el almacén, intenté acercarme.

“¡Para! ¡Estoy de tu lado!”

El dragón del cielo ignoró mi grito, disparando más ataques de aliento al azar.

Las ráfagas tallaron nuevos valles en la tierra y arrasaron colinas y montañas.

¿Se emborrachó en la batalla o algo así?

“¡Despierta!”

Le di una patada voladora impulsada con Carrera Destellante al lado de la cara del dragón, tratando de detener su desbocamiento.

Fue lo suficientemente fuerte como para romper uno de los gigantescos colmillos del dragón, pero aun así no entró en razón.

Con el rabillo del ojo, vi un resto de la línea negra aferrada a sus escamas.

“Eso debe ser lo que está causando esto…”

La línea había teñido de negro las escamas plateadas, posiblemente fusionándose con ellas. Las escamas enredadas con la línea negra emitían sonidos crepitantes como de cristales rotos, formándose grietas por todas partes.

¡KUROOOOUUUUNN!

El dragón lanzó un grito de angustia cuando la línea negra se extendió por sus escamas.

Puedo hablar la lengua de los dragones, pero aun así no pude distinguir ninguna palabra, así que debió ser un verdadero grito de dolor sin palabras.

El dragón giró su cola salvajemente y se lanzó hacia arriba, saltando hacia el cielo.

Uh-oh.

En su agitación, la cabeza del dragón se volvió hacia la capital real.

Conseguí alcanzarlo cuando empezó a cargar a gran velocidad hacia la ciudad, agarré su enorme cola y la arrastré hacia atrás, haciéndola girar en un enorme círculo en el aire y lanzándola lejos de la capital real.

Sé que suena cruel, pero no tenía otra opción.

Si un dragón tan grande aterrizara en la capital real, no puedo ni imaginar cuántas vidas se perderían.

Se oyó un thud y una nube de polvo, y el lomo del dragón convirtió los campos de cereal de las afueras de la capital real en un páramo, excavando un valle.

Lo siento, agricultores. Lo arreglaré más tarde, lo prometo.

“Muy bien…”

Saque mi Hoja Divina desde el Almacén.

Destruir la mayoría de las líneas negras debe haberle satisfecho; el pulso se había apagado, y ya no estaba en modo <Destrucción>.

El aura negra seguía intentando robar el poder mágico de mi cuerpo, pero pude mantenerlo suprimido al menos durante un tiempo.

Utilicé mi mapa para marcar los fragmentos de la línea negra que el dragón había arrancado y fui destruyéndolos con la Hoja Divina uno a uno.

No se sabe qué podría pasar si dejara esas cosas por ahí.

Una de las piezas estaba unida a una rata mutante gigante aún viva.

Justo cuando me acerqué a ella, la rata se volvió del revés, dejando al descubierto su núcleo y convirtiéndose en una criatura inestable parecida a un slime que empezó a moverse.

Absorbió la basura cercana y los monstruos muertos, expandiéndose cada vez. Las ratas mutantes gigantes solían ser de nivel 10 a 20, pero después de crecer, esta alcanzó el nivel 50.

Todavía quedaban algunos monstruos de cuerda roja por destruir, así que esto podría haber sido realmente malo.

Utilicé Mano Mágica para elevar la rata-slime en el aire, y luego la golpeé con el combo Condensación y Láser, haciéndola volar en pedazos a ella y a su barrera defensiva.

Evidentemente, los ataques normales funcionaron bien en los jirones de las líneas negras.

Entrecerré los ojos en dirección al núcleo mientras caía por el aire.

La línea negra había penetrado en el núcleo expuesto.

Saltando en el aire, corté el núcleo con mi Espada Divina y lo destruí, con línea negra y todo, antes de que cayera al suelo.

Tras esta ronda de limpieza, utilicé Carrera Destellante para dirigirme al dragón que seguía arrasando colinas en las afueras de la capital real.

En el estado del dragón en mi pantalla de AR se leía Desenfreno y Erosión: Engendro del Dios del Mal.

Supongo que las líneas negras DESCONOCIDAS eran realmente fragmentos del Dios del Mal como dijo Mito.

Abrí mi mapa.

Había veintisiete puntos en los que las líneas negras corroían el dragón. Las peores zonas eran la cabeza, la cola y las escamas.

Muy bien…

Esto iba a ser duro, pero no tenía muchas opciones.

Me acerqué al dragón, con la Espada Divina en la mano.

El dragón fuera de control giró su gigantesca cola hacia mí, con sus escamas blancas y plateadas brillando. La fuerza centrífuga aceleró la cola más allá de la velocidad del sonido mientras se acercaba.

Los libros ilustrados sobre el Rey Ancestral Yamato decían que las escamas del dragón del cielo podían desviar incluso una Espada Sagrada.

Que una vez bloquearon la Espada Mágica del Señor Jabalí Dorado.

Pero ante de mi Cuchilla Divina, eran como trozos de papel.

Corté la cola del dragón, destruyendo la gran cantidad de líneas negras de que subían por ella para invadir el resto del cuerpo del dragón.

¡KUROOOOUUUUNN!

Mientras el dragón aullaba de dolor, corrí por su lomo, cortando trozos de su carne para borrar las líneas negras.

Era un poco violento, pero si tardaba demasiado, las líneas podrían apoderarse de su cuerpo por completo. Eso seguramente causaría aún más daño que un señor demonio.

Pidiendo disculpas mentalmente por el duro trato, endurecí mi corazón y me obligué a seguir adelante.

En apenas uno o dos minutos, pude deshacerme de la mayoría de las líneas negras, aunque me dejó empapado de sangre de dragón.

Eso sólo dejó unas escamas y la cabeza.

Obviamente, no podía cortarlas.

Mi mejor opción era probablemente agarrar las líneas negras y arrancarlas. Pero si las tocaba directamente, también podría afectarme.

Creé una Armadura de Luz Sagrada alrededor de la mano que no sostenía la Espada Divina.

Pero justo cuando estaba llegando a la primera línea negra, me detuve.

Esta cosa es un dios, incluso si es sólo una pequeña pieza. Un movimiento equivocado podría llevar fácilmente a la destrucción.

Reprendiéndome a mí mismo por mi arrogancia, tuve una idea y cambié la configuración de mi Armadura de Luz Sagrada.

Si pudieras cambiar los componentes de una Espada Sagrada para hacer una Espada Mágica en su lugar…

Y si la Hoja Hechizada basada en la magia tuviera una forma alternativa como la Espada Sagrada…

¿No se podría reproducir el poder de un dios de la misma manera?

Usé el poder de mi Hoja Divina para llenar la Armadura de Luz Sagrada con fuerza divina.

El brillo azul de la luz sagrada se volvió lentamente negro como la Espada Divina.

También es del mismo color que las líneas negras…

No pienses en tonterías como esa ahora, Satou.

Utilicé mi mano, ahora imbuida de poder divino, para agarrar la línea negra que sobresalía de la cabeza del dragón como un mechón de cabello y la aparté.

El dragón chilló con más agonía que antes, pero no pude detenerme a preocuparme por eso.

Mientras sacaba la línea negra, usé la Hoja Divina en mi otra mano para destruirla.

Entonces, cuando arranqué la última línea negra unida a las escamas del dragón, accidentalmente también arranqué la escama.

Supongo que ese es realmente el punto débil de un dragón. El dragón chilló y luego se desmayó.

Me disculpé en silencio con el dragón mientras destruía la última línea negra.

“Uf, estoy agotado.”

Envainé la Espada Divina y la guardé en Almacén, luego abrí mi menú.

Mientras comprobaba el mapa para asegurarme de que no quedaban líneas negras, eché un vistazo al registro en mi pantalla AR mientras estaba en ello.

• Derrotado el Engendro del Dios del Mal.
• Derrotado el Engendro del Dios del Mal.
• Derrotado el Engendro del Dios del Mal.
• Título Adquirido: El Divino.
• Título Adquirido: Violador del Tabú.
• Habilidad Adquirida:
• Título Adquirido: Rey de la Tortura.
• Título Adquirido: Sádico.
• Título Adquirido: Destructor del Dragón del Cielo.

No aprecié la mayoría de esos títulos, pero era un poco tarde para quejarse de quien estaba a cargo del sistema a estas alturas.

Ahora también me arrepentí de haber perdido la oportunidad de destruir el Fragmento de Dios Maligno que debía estar dentro del cardenal con mi Hoja Divina. Sin embargo, no tenía muchas opciones, ya que había tenido que dar prioridad al círculo mágico casi activado en ese momento.

Por mucho que me doliera, luchar por el resultado ideal sólo acababa en dolor. Debería alegrarme de que las cosas salieran bien.

No vi la habilidad sin nombre en mi lista de habilidades; tal vez el mensaje vacío de HABILIDAD ADQUIRIDA era un error. Basándome en el resto del registro, quizás era una habilidad oculta para usar la habilidad no registrada de canalizar el poder divino a través de mi mano o algo así.

“Uy, mejor preocuparse de eso después.”

Aun sintiendo que me iba a desmayar por el agotamiento físico y mental, utilicé algunas pociones de recuperación avanzada y magia curativa para atender las heridas del dragón celeste.

Un barril de poción mágica avanzada hizo literalmente maravillas: la cola cortada, las escamas desgarradas y las garras y cuernos rotos comenzaron a rebrotar.

Aunque el colmillo roto no se recuperó, probablemente no fue un gran problema; el dragón negro me dijo una vez que sus colmillos eran reemplazados periódicamente.

Tal vez fuera el agotamiento, pero mis pensamientos se estaban volviendo un poco descuidados.

Puede que fuera la primera vez que estaba tan agotado desde que llegué a este mundo de fantasía.

Además… me di cuenta de que hacía tiempo que no tenía sensibilidad en la mano izquierda.

Me quité el guante que formaba parte de mi traje de Nanashi para echar un vistazo.

“¿Qué demonios…?”

Se me cortó la respiración cuando vi mi mano izquierda salir del guante.

Había perdido todo el color y se había vuelto negra como el azabache…