Bungo Stray Dogs (NL)

Volumen 3

Capitulo 2: Los Orígenes Jamás Contados De La Agencia De Detectives

Parte 4

El espectáculo comenzó en el momento en que Fukuzawa y Ranpo tomaron sus asientos en el centro de la primera fila. Los asientos estaban demasiado cerca del escenario —lo que los hacía poco aptos para ver la obra— pero Fukuzawa los eligió porque estaban más cerca del escenario en caso de que tuviera que correr para proteger a un artista de un ataque. Ranpo se sentó a su lado. Le temblaban las piernas mientras miraba distraídamente al vacío, como si todavía estuviera sacudido por lo de antes.

El teatro tenía capacidad para unas cuatrocientas personas. Mirando a su alrededor, casi todos los asientos estaban ocupados. La audiencia era una mezcla de edades y géneros, pero el grupo demográfico más grande en general eran las mujeres en la veintena. Cuando sonó el timbre y se levantaron las cortinas, finalmente comenzó el espectáculo. Fukuzawa ya había leído el guión, así que sabía de qué se trataba la obra.

La amenaza de muerte decía: “Un ángel traerá la muerte, en el verdadero sentido de la palabra, al actor”. El uso de la palabra ángel probablemente no fue una coincidencia o una broma. Después de todo, esta obra era la historia de un ángel.

Fukuzawa recordó el guión. Si la obra se resumiera en una frase, sería la historia de un ángel que asesina. Era una historia en la que cada uno de los doce personajes son asesinados por el ángel, uno tras otro. Los personajes en la historia no tienen idea de que están siendo masacrados por un ángel porque no hay nada único en la forma en que son asesinados: apuñalado con un cuchillo, una caída fatal, estrangulamiento, veneno… Además, nadie veía jamás que se produjeran los asesinatos: simplemente morían uno a uno. Por lo tanto, los personajes no tienen idea de si están siendo juzgados sobrenaturalmente por un ángel o asesinados por un asesino en serie.

Uno de los personajes planteó una idea: “Si fuera un ángel, usaría la espada divina en mi mano. No hay ninguna razón para esperar hasta que alguien estuviera solo para matarnos de alguna manera física”. Es por eso que uno de los doce personajes afirma que es un asesino en serie que hace que parezca que el asesino es un ángel.

Otro personaje dijo: “Si esto era obra de un hombre, entonces eso significa que el asesino es uno de nosotros. Pero eso es imposible. No hay razón para que nos matemos unos a otros. Sin embargo, el ángel tendría un motivo. Somos pecadores que desobedecieron al ángel, y el trabajo de un ángel es purgar a los que han hecho el mal. Para ponerlo desde otra perspectiva, los doce somos iguales. Todos hemos pecado y estamos conectados a través de nuestro miedo al ángel. ¿Qué ayudaría matar a un compañero fugitivo?

El protagonista, Murakami, era como un líder que los mantenía unidos. De pie en el escenario, Murakami gritó: “Oh Señor, hemos pecado. Nos has cortado las alas y nos has dejado en este planeta para castigarnos. ¿No fue eso suficiente para expiar? ¿Por qué debemos sufrir tanta crueldad?

Los doce pecadores también fueron ángeles en el pasado. Admiraban a los humanos y buscaban convivir con ellos, lo que enfureció tanto a Dios que los despojó de sus poderes y los desterró a la tierra como humanos. La obra se titulaba “El mundo viviente es un sueño, el sueño nocturno es una realidad” La trama involucraba a ex ángeles desterrados del mundo celestial convertidos en mortales que se reunían en un antiguo teatro para ganarse el perdón de Dios.

Durante todo esto los doce personajes eran asesinados uno tras otro, por lo que trataban de descubrir si era un ángel que los estaba matando o uno de sus semejantes. En cierto sentido, también era una historia de misterio. Entre las partes de misterio, se centraba en las relaciones entre los personajes, su amor y su odio. Los ex ángeles trabajaban juntos como amantes, hermanos y enemigos pero al mismo tiempo, dudaban el uno del otro. Vagaban por el viejo teatro, preguntándose si sus hermanos podrían ser los asesinos. Su objetivo era encontrar a cierto usuario de habilidades que vivía allí.

—¿Qué es un usuario de habilidades? —Ranpo preguntó de repente.

Fukuzawa vaciló por un momento, pero no porque no supiera cómo explicar que los usuarios de habilidades no eran muy conocidos por el público. Era la mitad de la actuación; sobresalían como un pulgar dolorido si comenzaran a hablar en la primera fila.

—Ya lo verás —fue lo único que terminó diciendo.

Lo único de esta obra era que menciona la existencia de usuarios de habilidades. Revelar su existencia no estaba prohibido, pero había una oscuridad que lo rodeaba. Debido a la guerra, la cantidad de usuarios de habilidades que trabajaban legalmente disminuyó, y la mayoría de ellos desaparecieron del ojo público o comenzaron a trabajar para una organización criminal. Además, había una agencia gubernamental que administraba los usuarios de habilidades nacionales, por lo que transmitir la existencia de usuarios de habilidades podría convertirse en un problema. No mucha gente sabía de su existencia fuera de los rumores y los cuentos de hadas: por lo tanto, una obra que incluía a uno de ellos era una anomalía. Debido a estas circunstancias, el usuario de habilidades era representado con buen gusto pero como una ficción total.

Una habilidad por persona.

Algunos podían usar libremente su habilidad, mientras que otros eran incontrolables y sucedían automáticamente.

Mientras que algunas personas nacían con habilidades, otras desarrollaban repentinamente las suyas.

Las habilidades no siempre hacen feliz al poseedor.

Los personajes de la obra buscaban un usuario de habilidades que se ajustara a estas reglas. Uno tras otro, sus compañeros desaparecían. Comenzaron a sospechar el uno del otro, pero continuaban deambulando por el teatro en busca de ese rayo de esperanza, porque ese usuario de habilidad era el único que podía perdonar sus pecados.

Durante la obra, se explicó que los usuarios de habilidades eran ex ángeles que una vez fueron expulsados del mundo celestial pero se les permitió regresar. Recuperarían una pequeña porción de sus poderes ilimitados y se les permitiría estar de pie ante Dios nuevamente. En otras palabras, los usuarios de habilidades eran ángeles que habían terminado de expiar sus pecados.

Fukuzawa no pudo evitar pensar en esta interpretación creativa. Se había encontrado con innumerables usuarios de habilidades debido a la naturaleza de su trabajo: el asesino que mató al secretario probablemente era uno de ellos. No había forma de que hubiera hecho ese tiro con los brazos atados a la espalda y un saco en la cabeza de otra manera.

Si él fuera un ángel que estaba expiando sus pecados, entonces el cielo seríaa un caos. Independientemente, estaba claro que la persona que escribió el guión sabía sobre los usuarios de habilidades y probablemente había esperado lograr algo al convertirlo en una obra de teatro.

¿Eso estaba relacionado de alguna manera con la amenaza de muerte?

Un asesino que se refería a sí mismo como V…

Una obra sobre la búsqueda de un usuario de habilidades…

La mirada de Fukuzawa vagó entre la multitud. Ni una sola alma abrió la boca mientras sus ojos estaban pegados al escenario. Se habían olvidado de hacer expresiones, incluso olvidaron quiénes eran mientras miraban fijamente la obra. El poder de la actuación estaba haciendo que la audiencia olvidara que estaban allí, llevándolos a algún lugar lejano. La audiencia había venido hasta aquí y había pagado por el evento. Sabían que sucedería y por eso habían venido. Todos dejaron que el drama, el guión excéntrico y la impresionante actuación, especialmente la de Murakami, los llevara mientras dejaban temporalmente sus cuerpos.

Pero Fukuzawa no podía permitirse hacer eso. Dejar su cuerpo atrás ahora le causaría problemas. Concentró su atención y miró a la multitud.

Seguramente el enemigo no estaba sentado descaradamente con la audiencia, pero actuar como un cliente para colarse era común. Fukuzawa miró casualmente hacia atrás mientras se sentaba en el frente, buscando a alguien que actuara de manera sospechosa o que se levantara de su silla sin una buena razón durante el acto.

Forzando los ojos en la oscuridad, veía a alguien de vez en cuando que no era necesariamente sospechoso, pero que no parecía muy entusiasmado. Una madre y su hijo. Una joven pareja. Un anciano con el ceño fruncido. Una mujer de mediana edad adormecida, sucumbida a la fatiga. Un hombre vestido con un abrigo que parecía centrarse en el teatro en sí más que en los actores en el escenario.

El último hombre de traje llamó ligeramente la atención de Fukuzawa. No había nada en su apariencia que realmente se destacara, parecía un tipo común y corriente. Llevaba un traje azul marino con un bombín de ala ancha y sostenía un bastón en forma de T en una mano. Era una reminiscencia del típico caballero occidental. No estaba claro qué le molestaba exactamente a Fukuzawa, pero había algunas cosas que lo hacían sospechar. Estaba sentado en la primera fila, completamente derecho y no se había movió en lo más mínimo, y su abrigo era un poco grande para su apariencia demasiado delgada. Tras una inspección más cercana, el hombre tenía una mirada penetrante contraria a su apariencia de caballero, casi como si estuviera mirando dentro de los actores. Eran los ojos de un depredador, como un halcón o un leopardo momentos antes de abalanzarse sobre su presa. Una cosa era segura: no eran los ojos de alguien que disfrutaba de la obra. ¿Estaba usando el gran abrigo para esconder un arma? ¿El bastón que tenía en la mano era un bastón de espada? Fukuzawa podría detenerlo de esta posición si el hombre comenzara un ataque sorpresa, pero…

Fukuzawa midió la distancia en silencio con su mirada. Realizó todos los movimientos que el enemigo podía hacer mentalmente y calculó. Eso fue cuando…

—¿Hey, puedo preguntarte algo? —preguntó Ranpo de repente— Todos aquí pagaron dinero para ver esto, ¿verdad?

—No hables durante la obra —lo regañó Fukuzawa. Sin embargo…

—¿Por qué alguien pagaría por ver una historia tan predecible? —preguntó Ranpo. Parecía incrédulo, como si no pudiera creer lo que estaba pasando.

Fukuzawa tenía un mal presentimiento sobre esto.

—¡Quiero decir, incluso el giro es tan predecible! ¡Ese es el asesino! ¡Incluso un chico no necesitaría más de cinco minutos para resolverlo!

Las personas sentadas a ambos lados de Fukuzawa y Ranpo comenzaron a murmurar para sí mismos enfadados, pero Ranpo no les prestó atención.

—¡La razón por la que llegó a estar con el protagonista en el momento del primer asesinato fue porque usó una vela como tiempo de retardo para el gatillo! ¡Solo había dos velas! Lo viste con tus propios ojos, ¿verdad, viejo?

Una pequeña conmoción comenzó a crecer alrededor de Ranpo. El actor en el escenario también lo estaba mirando.

—¡Uf! ¡Eres tan tonto! ¡Ese tipo al que buscas ayuda es el asesino! Todavía tienes la primera foto que tomaste, ¿verdad? Podrías ver al asesino si la miraste! ¿Por qué estás perdiendo el tiempo?

Algunos miembros de la audiencia comenzaron a susurrar.

—¿Qué le pasa a ese chico?

—Pero espera. ¿Ese es el asesino? De ninguna manera.

—Sin embargo, todo tendría sentido si lo fuera, ¿verdad?

—Detente —Fukuzawa reprendió ligeramente a Ranpo.

Pero Ranpo continuó.

—Oh, genial. Simplemente genial. Los dos que fueron a la sala de carga serán los próximos a morir porque por casualidad vieron la telaraña que podría haber sido utilizada como evidencia. Ahora solo mira. El asesino inventará una excusa para salir de la habitación como si necesitara el mapa o algo así. ¡Ugh! ¡No dejes que se escape!

Ranpo pisoteó el suelo de una manera agravada. Casi inmediatamente…

—Iré a buscar el mapa —dijo el personaje en el escenario mientras desaparecía detrás de la cortina del ala.

—¡¿Lo ves?! ¡Esto es tan irritante!

La conmoción comenzó a hacerse más fuerte.

—De ninguna manera. ¿Ese es el asesino?

—P-pero es un buen tipo… ¿Por qué?

—¿Todo lo que le dijo a su novia fue una mentira?

Los susurros comenzaron a extenderse de un asiento a otro. Los dolores de estómago de Fukuzawa solo empeoraban.

—Eso es suficiente. Algunas cosas solo tienes que guardarlas para ti mismo —exigió Fukuzawa con un poco de fuerza

—¿Por qué? ¿Por qué todo el mundo está viendo este programa? ¡Es tan irritante! —Los ojos de Ranpo ardían de furia— ¿En serio, por qué? No tiene sentido para mí. ¡No entiendo a nadie! ¡¿Por qué los adultos son así?! ¡¿Por qué todos son así?! ¡Alguien, solo dígame por qué!

Este arrebato no surgió de la nada. La duda y el estrés se habían estado hinchando dentro de él durante mucho tiempo, esperando explotar.

—¡No entiendo lo que está pensando nadie! ¡Estoy asustado! ¡Me siento como si estuviera rodeado de monstruos! No importa lo que diga, ¡nadie me entiende! ¡Mis padres fueron los únicos que me entendían y están muertos!

Esta vez, estaba gritando: era un lamento angustiado dirigido a ninguna parte en particular. El protagonista en el escenario estaba rogando al usuario de habilidades, que no se encontraba por ningún lado, que los salvara. Mientras el protagonista gritaba pidiendo ayuda, Ranpo también.

—Si hay un usuario de habilidades aquí, ¡sálveme! Si hay un ángel, ¡sálveme! ¡¿Por qué debo estar solo?! ¿Por qué tengo que vivir solo en medio de un montón de monstruos?

—¡Suficiente!

Fukuzawa agarró a Ranpo con ambas manos. Ranpo le devolvió la mirada con clara animosidad en sus ojos.

—Te diré por qué. Te diré lo que quieres saber, así que detente.

Ranpo no dijo una palabra. En ese momento, el escenario se oscureció y las luces comenzaron a brillar una a una sobre el público …

“Ahora tendremos un intermedio de quince minutos. La segunda parte comenzará a las seis y veinte”

Una transmisión sonó en todo el teatro.

Fukuzawa recordó el programa. Casi había olvidado que iba a haber una pausa en medio del espectáculo.

Figuras oscuras comenzaron a ponerse de pie y charlar.

—Ven conmigo.

Fukuzawa tomó la mano de Ranpo, pero Ranpo estaba de mal humor y miró hacia otro lado sin siquiera moverse.

—¡Ahora!

Después de obligar a Ranpo a levantarse de su asiento, Fukuzawa lo arrastró fuera del auditorio.

***

Ambos caminaron unos pocos asientos en el vestíbulo lejos de la multitud. Ranpo estaba sentado, aunque de mal humor, mientras que Fukuzawa estaba parado justo frente a él. Ranpo jugueteaba con sus mangas, tan molesto que no podía quedarse quieto. Fukuzawa lo miró sin decir una palabra. En poco tiempo, habían pasado cinco minutos de inmutable silencio.

—Está bien —murmuró Ranpo como si no pudiera soportar más el silencio. —Terminemos con esto. Dime tu conferencia. Me han regañado así un montón de personas en mis trabajos anteriores, así que sé que vendrá. Yo también sé lo que vas a decir.

—Eres sorprendentemente consciente de eso —señaló Fukuzawa en voz baja.

—Seré regañado porque hice algo mal, ¿verdad? Si es así, en realidad me haría sentir un poco mejor. Es un concepto fácil de comprender.

—Tienes razón… — reflexionó Fukuzawa. No era una persona que pudiera enseñarle algo a este chico. Siempre había evitado guiar a otros durante toda su vida. Esta fue la primera vez que se arrepentía de eso. Tenía que decirle algo. Este adolescente estaba al borde del precipicio, inclinado hacia adelante.

—Háblame de tus padres —Fukuzawa se aseguró de seleccionar sabiamente sus palabras— ¿Dijeron algo sobre tu regalo?

—¿Mi “regalo”? —Ranpo frunció el ceño— No tendría problemas para encontrar trabajo ahora mismo si tuviera uno.

—Bueno… ¿Te dijeron algo sobre tu futuro?

—Uh… Mi padre siempre decía: “Un día, vas a superarnos a mí y a tu madre, y te vas a ganar la admiración de todos los que te rodean. Pero ahora no es ese momento. Mantente humilde y guarda silencio. Sé siempre modesto. Solo observa en silencio y no lastimes a los demás con lo que descubras “… O algo así. Aunque realmente no sé lo que quiso decir.

«Lo supuse» Fukuzawa asintió en silencio.

Entonces su padre lo sabía, después de todo. Entendió que Ranpo poseía un don extraordinario. Sabía que su hijo tenía la habilidad especial de observar, recordar y descubrir la verdad en un abrir y cerrar de ojos. Por eso lo selló. No quería que Ranpo se extraviara, que lastimara a otros y convirtiera al mundo en su enemigo. Su padre quería que Ranpo aprendiera la virtud y lo que era correcto como cualquier persona común hasta que creciera con buen juicio y conocimiento.

Lo estaba protegiendo, creando un capullo transparente para proteger su extraordinario regalo para este extraño mundo. Los padres de Ranpo lo criaron como un chico común. Qué hazaña tan asombrosa debe haber sido. Qué difícil debió haber sido convencerlo de que el mundo que veía era normal y que nada de lo que conocía era otra cosa que el sentido común. Pero los padres de Ranpo hicieron eso con sus extraordinarias mentes. ¿Qué fue tal hazaña, sino el amor incondicional?

Pero mucho antes de que Ranpo hubiera madurado por completo —mucho antes de que Ranpo estuviera listo para el mundo— ambos dejaron esta vida. Una larva inmadura pero talentosa fue despojada de su capullo y abandonada.

Los apretados puños de Fukuzawa comenzaron a sudar. No importa cuán fuerte fuera su oponente, nunca había experimentado un miedo como este. La larva estaba sin refugio. Estaba a solo unos momentos de ser aplastado por el mundo exterior. Si Fukuzawa no usaba la cantidad justa de fuerza, entonces el daño sería irreparable.

Aunque dudaba, Fukuzawa finalmente habló.

—Tú… tienes un regalo. Un regalo para observar y deducir. Nadie ha descubierto nunca mi trabajo anterior. Nadie más que tu sabía quién mató realmente al presidente de esa empresa. Eres especial Ranpo, y si así lo deseas, te convertirás en una mente más grande que incluso tus padres.

—Si claro —Ranpo rechazó inmediatamente la afirmación— Mis padres eran increíbles. No hay que superarlos para llegar a la cima porque eran los mejores. Ninguno de los dos me dijo una vez que tenía un don, y yo les creo.

Era terco. El muro protector que crearon sus padres era grueso. Ese muro protegió a Ranpo de un mundo de gente común que le temería y no lo entendería, sí, pero también fue lo que lo hizo incapaz de salir al mundo exterior.

—Durante la obra, pudiste adivinar quién era el asesino —continuó Fukuzawa— Y en ese momento de la actuación, probablemente eras el único en la audiencia que lo sabía. Yo mismo no lo supe hasta que terminé el guión.

—¿Eh? —Ranpo le dio una mirada claramente inquisitiva— No me mientas. Si yo lo descubrí, seguramente un adulto no tendría ningún problema.

La discusión iba en círculos. No entendía a los demás porque no se creía especial. No se creía especial porque no entendía a los demás, lo que solo confirmaba lo que le habían dicho sus padres. Era una lógica implacable que se alimentaba mutuamente, y la única forma de abrirse paso era arrojar luz sobre algo completamente nuevo. Algo diferente.

Un nuevo factor en el que Ranpo ni siquiera había pensado.

—Dime esto —Fukuzawa perseveró— ¿Alguna vez pensaste que la gente que te rodeaba era estúpida? ¿Que eran un montón de tontos que no entendían nada?

Ranpo le envió a Fukuzawa una mirada escéptica, y pasaron unos momentos antes de que respondiera.

—Lo he hecho

—Eso es. Cree en ese sentimiento. Tienes un don, pero todos los demás son tontos, incluido yo.

La razón por la que estás solo es por tu talento. Utilízalo. No hay nada que no puedas hacer.

—No creas que puedes controlarme con unos cuantos cumplidos —Ranpo desvió levemente su mirada— Mi madre me dijo que nunca menospreciara a los demás. Además, ¿por qué solo yo sería especial? Hay tanta gente en la ciudad, así que ¿por qué iba yo a ser el único especial?

—Eso es porque…

«Estoy muy cerca. No puedo permitirme equivocarme ahora.»

Se acercaba el momento de la decisión. Fukuzawa no era un orador elocuente. No era alguien que pudiera manipular a otros con sus palabras.

Solo le quedaba una carta en la manga que podía jugar:

Sinceridad.

—Tenías razón —admitió Fukuzawa— Solía llevar una espada en mi cintura. Desde temprana edad me formé en una escuela de artes marciales administrada por el gobierno. Yo era uno de los cinco mejores espadachines del gobierno, éramos conocidos como Goken. Realmente pensé que mi espada era por la paz y el bienestar de la nación… Y maté por esa creencia

Fukuzawa miró a lo lejos. Ranpo observó cuidadosamente sus expresiones

—Los asesinatos eran extremadamente simples. Tenía una ventaja abrumadora, y ni una sola vez había luchado en la batalla. Comencé a asustarme cuando noté que estaba ansioso por mi próxima misión. Ya no sabía si mataba por el país o mataba por disfrutarlo. Fue entonces cuando decidí dejar mi espada de forma permanente.

Fukuzawa mantuvo la calma mientras hablaba.

«¿Por qué digo esto? ¿Por qué le digo a este chico algo que nunca le había dicho a nadie antes?»

Pero las palabras surgían continuamente de las profundidades de su corazón y salían de su boca.

—El poder debe mantenerse bajo control. El poder que no puede controlarse debe ser descartado. Si te niegas a reconocer tu regalo, no eres diferente del hombre sediento de sangre que solía ser. Debes reconocer tus talentos, especialmente si tus padres se han ido.

Fukuzawa anhelaba hablar con más elocuencia. No necesitaba la capacidad de animar a toda una multitud, ni siquiera el tipo de halago tonto que podría despertar a la población. Todo lo que quería era poder decir una pequeña mentira piadosa para que este chico pudiera ver la simple verdad.

—Entiendo lo que estás diciendo, pero… —Ranpo frunció el ceño a Fukuzawa mientras permanecía sentado— pero… entonces dime, ¿qué soy yo? ¿Qué me querían decir mis padres? Hazme entender por qué estoy aquí, por qué soy así. Si puedes hacer eso, entonces te creeré.

Ranpo ya no estaba de mal humor. En cambio, estaba buscando honestamente una respuesta, algo que nunca había hecho antes. Y Fukuzawa era el único que podía dárselo.

“El intermedio está por terminar. Por favor, regresen a sus asientos”

El anuncio se escuchó por el intercomunicador. Las pocas personas alrededor comenzaron a alejarse y regresar a sus asientos, y Ranpo ya estaba mirando hacia la pequeña multitud.

Fukuzawa no tuvo mucho tiempo. Si dejaba pasar esta oportunidad, Ranpo probablemente nunca volvería a buscar respuestas.

—Eso es porque…

Fukuzawa hizo una pausa a mitad de la frase.

Cualquier cosa. Cualquier cosa serviría. Solo necesitaba decir algo.

Ya había gastado su as bajo la manga: la sinceridad. Tampoco era bueno persuadiendo a los demás ni hablando con elocuencia. Era incluso peor mintiendo.

En ese momento, Fukuzawa de repente vio el guión enrollado en la mano de Ranpo. La compañía se lo había dado, pero no había pasado del primer párrafo antes de aburrirse. Como por reflejo, él dijo:

—Porque eres un usuario de habilidades.

Ranpo parecía perplejo.

—¿Qué…?

—Un usuario de habilidades —repitió Fukuzawa. Incluso él todavía no estaba seguro de lo que estaba diciendo— La razón por la que eres especial es porque eres un usuario de habilidades. Tu habilidad se despertó cuando tus padres murieron. Eso es… eso es precisamente.

—¿Un usuario de habilidades…? ¿Por qué?

Los ojos de Ranpo se movieron con absoluta confusión. Esta era esencialmente la primera vez que Fukuzawa experimentaba algo como esto en su vida. Más precisamente, nunca había hablado de forma tan impulsiva.

—Todo se debe a tu habilidad. Puedes ver la verdad con nada más que una simple mirada. Hablaron de eso en la obra, ¿verdad? Hay personas en este mundo que poseen habilidades sobrenaturales. Y las habilidades no siempre hacen feliz al poseedor. La tuya es la razón por la que sientes dolor y por qué todo el mundo parece un monstruo.

Ranpo estaba perdido. Parpadeó en silenciosa confusión.

—Tienes que controlar tu habilidad.

Fukuzawa agradeció su entrenamiento diario. No tenía idea de lo que estaba diciendo, pero su corazón estaba acelerado y sudor frío goteaba de sus palmas. Sin embargo, su expresión estaba completamente quieta. Era como si estuviera leyendo el periódico como siempre. Cualquier vacilación en una pelea con espadas reales podría conducir a la muerte. El enemigo nunca debía tener la oportunidad de observar tus ojos y predecir tu próximo movimiento. Por eso Fukuzawa era naturalmente capaz de mantener la cara seria, incluso si se sentía angustiado o aterrorizado. En pocas palabras, Fukuzawa se hacía el importante.

—Eres un usuario de habilidades, por lo tanto, eres especial. Para demostrarlo, te enseñaré cómo controlar esa habilidad. Podrás utilizarlo libremente con la ayuda de un cierto artículo. Y con ese objeto, aprenderás a controlar esa habilidad que te causa tanto dolor.

—¿Un “cierto artículo”…? ¿Como qué…?” Inclinándose hacia adelante, Ranpo inclinó la cabeza hacia un lado.

«No había pensado tan lejos todavía» Los ojos de Fukuzawa vagaron por la habitación en busca de una pista.

«Cualquier cosa servirá. ¿No hay nada aquí? Tiene que haber algo que pueda hacer que Ranpo se concentre. Algo…»

Su mano rozó ligeramente su bolsillo.

«Esto servirá»

—Esto. —Fukuzawa sacó algo de su bolsillo.

—¿Qué demo…? ¿Unos lentes?

—Fue un regalo que me dio un noble conocido en Kioto

«Mentira. Es una baratija en descuento de la tienda de barrio»

—Cuando los uses, tu habilidad se activará y podrás ver la verdad de inmediato. Por otro lado, cuando no los uses, ya no te importará lo tontos que sean los que lo rodean. Ten, son tuyos.

—Okey… —Ranpo aceptó las gafas de montura negra como si no tuviera idea de lo que estaba pasando— Parecen unos lentes baratos ordinarios…

«Tienes razón»

—Por supuesto que lo harán, ya que ni siquiera sabías que existían habilidades hasta hoy.

—Fukuzawa respiró hondo en silencio.

—Uh-huh… Entonces, ¿me los pongo?

Ranpo desplegó las sienes, luego bajó la cabeza y comenzó a ponerse las gafas cuando…

—¡Haaah!

Fukuzawa dejó escapar un grito de batalla y Ranpo perdió el conocimiento de inmediato. Fue una explosión de energía, como antes, pero esta vez la escala y la direccionalidad fueron diferentes. Era un ataque de chi que se usaba normalmente en batallas de vida o muerte, pero Fukuzawa lo había utilizado para noquear a Ranpo. Incluso la cabeza de un artista marcial altamente entrenado se quedaría en blanco y perdería el control de su cuerpo ante tal ataque, por lo que un adolescente como Ranpo no tenía ninguna posibilidad.

Ranpo quedó inconsciente mientras aún sostenía las gafas en su rostro. Se derrumbó en su silla y el impacto hizo que las gafas se engancharan por completo alrededor de sus oídos.

—Ah …

Pasaron unos segundos antes de que recuperara el conocimiento. Ranpo miró al techo, parpadeando.

—Admira. Eres bienvenido a un nuevo mundo—dijo Fukuzawa, dándole la bienvenida.

—¿Eh…? ¿Qué acaba de suceder…? ¿Está manteniendo mi habilidad bajo control…? Sin embargo, no me siento diferente… ¿Estoy…? ¿No estoy…? Mi cabeza se siente un poco rara…

—Las gafas te han aceptado —afirmó Fukuzawa con una nota profunda en su voz. Tenía la expresión de un ser iluminado que vivía en la cima de una montaña sagrada. En el fondo, sin embargo, estaba desconcertado por lo extravagante que era su afirmación. —Úsalas para controlar tu habilidad. De ahora en adelante, eres el hábil detective Ranpo Edogawa. Usa tu habilidad para descubrir la verdad. Destruye el mal escondido en la oscuridad. Puedes hacerlo, porque eres el mejor detective del mundo.

—Yo, eh… ¿M-mejor detective del mundo?

—Si. El mejor detective del mundo —repitió Fukuzawa como si estuviera imprimiendo ese pensamiento en la mente de una recién nacido— ¿No está todo claro ahora? El mundo no es un lugar aterrador. Todos los demás no son monstruos. Son más estúpidos que tú.

Ranpo contuvo el aliento. Pasó el dedo por los marcos de las gafas mientras reflexionaba.

—Pero… No, ¿podría ser…? Entonces, aquella vez, y luego, esa vez… ¿Simplemente todos eran estúpidos? ¿Simplemente no sabían nada?

—Exactamente. Escucha Ranpo, el mundo está lleno de tontos. No saben cómo mirar las cosas. Son bebés que ni siquiera pueden sostener sus propias cabezas todavía. Nadie te guarda rencor. ¿Crees que los bebés odian a los demás? ¿Crees que intentarían confundir a alguien para engañarlo?

—No… —murmuró Ranpo con la cabeza agachada —Así que esa vez… Y esa otra vez… Todo el dolor que he sufrido… Pero cuando lo pones de esa manera… ya veo…

Agachado con una mirada abatida, Ranpo levantó ligeramente la cabeza. Era como si estuviera saliendo lentamente de su capullo.

—Ya veo… Así que fue por eso. Nadie me odia.

—Nadie te odia.

Ranpo  de  repente  se  puso  de  pie.  Una  radiante  sonrisa  se  extendió  de  oreja  a  oreja.

Prácticamente podías escuchar el foco fundirse en su cabeza.

—¡Ja, ja, ja… Ja, ja, ja, ja! ¡JA, JA, JA, JA, JA! ¡Todo tiene sentido! ¡Así que todo el mundo son grandes bebés! ¡Pues claro que lo son! ¡El mundo no es un lugar repugnante! ¡De ningún modo! ¡Es un lugar simple y estúpido!

Ranpo se río de alegría. Se puso de pie, virtualmente irradiando un poderoso resplandor como el sol de la mañana. Su expresión era más brillante de lo que Fukuzawa había visto antes. Estaba encantado con su renacimiento. Luego declaró

—¡Parece que tengo que proteger yo mismo a estos estúpidos niños pequeños! —Ranpo rápidamente se dio la vuelta y miró a Fukuzawa— ¡Vamos, vuelve al teatro sin mí, viejo! Tengo algo que debo hacer. ¡Probablemente todavía pueda evitar que suceda el asesinato!

—¿Qué…?

—¡El asesino va a hacer lo que dijo que haría! ¡Eso es muy claro! ¡Así que voy a usar eso a mi favor! ¡Ahora ve, te necesito justo al lado del escenario!

Ranpo empujó constantemente a Fukuzawa hacia adelante. No tenía idea de lo que estaba pasando. Su flujo de mentiras conscientes de alguna manera hizo que Ranpo entendiera que tenía un don hace un momento, pero ahora se sentía como si hubiera superado eso.

«¿Qué está pasando? ¿El asesino está a punto de atacar?»

—Espera. Pero si hacemos eso…

—¡Créeme! ¡Solo ve!

Ranpo estaba presionando a Fukuzawa aún más fuerte ahora. Al perder la iniciativa, Fukuzawa fue empujado lentamente hacia el pasillo, sin poder siquiera defenderse. Pero… si el asesino realmente estuviera a punto de hacer un movimiento, ¿no sería peligroso dejar a Ranpo solo? En ese momento, sonó el timbre que indicaba que se había levantado el telón.

—Ya puedo verlo: ¡el objetivo del enemigo, su plan! ¡Puedo verlo todo! Estaré bien. Ve adelante. ¡Quiero que vigiles a la audiencia!

Fukuzawa vaciló. Era maravilloso que Ranpo estuviera motivado, pero si lo que dijo era cierto, eso significaría que había un asesino acechando en el teatro. No había forma de que intentar frustrar el plan del enemigo no fuera peligroso.

Miró fuerte la expresión de Ranpo. Era el rostro de alguien que había vencido. Había superado muros colosales y había roto las cadenas que lo encadenaban. Eso haría de este su primer trabajo como hombre nuevo. Fukuzawa tenía que confiar en él. Hacer cualquier otra cosa sería una falta de respeto.

—Muy bien, ten cuidado— dijo Fukuzawa asintiendo.

—¡Lo haré! —exclamó Ranpo, su voz se proyectaba por todas partes— ¡Después de todo, yo soy quien protege a los tontos! ¡Soy el mejor detective del mundo!

***

Fukuzawa regresó solo a la oscura sala del teatro.

Después de hacer algo tan fuera de lugar, sintió que su cabeza estaba llena de ladrillos. No estaba seguro en lo más mínimo de que lo que había hecho estaba bien. Después de todo, Fukuzawa no había trabajado tan duro para hacer algo por otra persona en los últimos años. Quizás dentro de unos días se daría cuenta de que en realidad había cometido un grave error y que esta mentira había arruinado por completo a Ranpo. Sin embargo, todavía no se puede decir nada con certeza. La sonrisa de Ranpo, sin embargo, era radiante. Todo lo que pudo hacer fue aceptar eso como prueba para justificar lo que había hecho.

Fukuzawa caminó por el pasillo mientras miraba a su alrededor. La obra ya había comenzado, por lo que todos tenían los ojos pegados al escenario. Había una pantalla blanca en la parte trasera del escenario que proyectaba el escenario de fondo. Esta obra utilizaba muebles reales como accesorios, escritorios y estantes, pero el fondo complementario era un video que se proyectaba en una pantalla en lugar de la pintura habitual. Probablemente fue para reducir costos; la pantalla misma a veces se deformaba como arenas movedizas, desempeñando un papel en los efectos del escenario. De pie frente a la pantalla ahora estaba el líder, Murakami, quien se enfrentaba solo al vacío para su actuación. Era una escena de dolor mientras suplicaba al vacío, aparentemente gritando al ángel que continuaba matándolos. Si Ranpo tenía razón, entonces alguien sería asesinado en algún momento durante la obra. Ranpo le dijo a Fukuzawa que se parara lo más cerca posible del escenario: si iba a confiar en él, entonces estaría allí.

Independientemente de ello, ¿el asesino realmente iba a cometer un crimen descaradamente frente a cientos de personas? ¿Cómo iba a hacer eso? Habían revisado las pertenencias de todos en la entrada antes del espectáculo, por lo que habría sido imposible colarse con un arma. ¿Pasaron de contrabando una cerbatana y dardos? Incluso entonces, había bastante distancia del escenario. Tendrían que ser tan hábiles como un ninja del período Sengoku para hacer eso. Entonces, ¿iba a subir al escenario para matar a alguien? Eso funcionaría en beneficio de Fukuzawa, ya que podría intervenir y evitarlo.

Cualquiera que sea el caso, este era un momento crucial. Algo estaba a punto de suceder aquí. Fukuzawa no podía apartar los ojos de la audiencia ni por un segundo. Escuchó con atención, pero no se oía ni una sola voz entre la multitud. Todo lo que podía oír eran personas que se acomodaban y se aclaraban la garganta. Obviamente, la voz del joven en el escenario era la más fuerte.

—¡Perdónanos, Ángel Guerrero de la Aureola! De lo contrario, ¡muéstrate ante nosotros! —Murakami gritó desde el centro del escenario. Su personaje estaba exhausto después de vagar durante años, por lo que llevaba un saco andrajoso y mugriento. No obstante, sus ojos ardían ante el dolor invisible como si fueran orbes de vida— ¡No tengo miedo de morir! Si alguien debe ser juzgado, ¡atraviesa mi corazón! ¡Desenvaina la Espada Celestial, que una vez fue mía!

Fukuzawa caminó hacia la audiencia sentada mientras miraba la actuación. Murakami era bueno: estaba claro por qué dijo que mataría a alguien para dominar el arte de la interpretación; el destacaba en su oficio. Gritó como si su alma estuviera rota; sus ojos se llenaron de una emoción que parecía a punto de desbordarse como lágrimas de sangre. Había encanto en su voz, y el silencio entre sus líneas era casi más efectivo que las líneas mismas mientras suplicaba a la audiencia. No había ni rastro del altivo hombre del camerino. Su expresión era diferente. Sus hábitos sutiles eran diferentes. Quizás nadie dudaría si alguien dijera que era su hermano gemelo.

Murakami levantó las manos en el aire:

—¡Sé por qué no te mostrarás! Planeas matar a todos y dejarme aquí solo, ¿no? Querías mostrarme la fealdad del hombre mientras mis amigos dudaban y se despreciaban unos a otros, ¿no? ¡Entonces permíteme revelar tu pecado! Encontraré la llave de los cielos y expondré tu pecado de envidia a-

Murakami de repente hizo una pausa en medio de la frase.

Una hoja le atravesaba el pecho.

Era una hoja blanca alrededor de la longitud de un brazo, que sobresalía de su esternón. Su traje estaba estropeado y desgarrado.

La hoja se retiró. Sangre fresca brotó de la herida mientras gruñía. Y entonces, cayó hacia adelante.

Nadie se movió. Nadie pudo reaccionar. No se sentía real. Todos creían que esto era parte de la obra. Fukuzawa, por otro lado, podía sentir su cerebro entumecerse y enfriarse.

«Esto no estaba en el guión»