Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 4

Capítulo 3: La fuga En Su Apogeo

Parte 4

—¿Dónde está ella ahora?

—¿Quién sabe?

Manon no parecía estar haciéndose la tonta.

Golpeó suavemente la punta de su dedo con su barbilla, como si pensará en el paradero de Pandæmonium; —Estoy segura de que ha salido a divertirse. Es una cosita enérgica y no quiero reprimirla, así que la dejo hacer lo que quiera.

La sola idea de que permitiera a Pandæmonium andar libremente generaba escalofríos.

—…ya veo. Entonces, ¿qué es lo que tú quieres?

Manon era ahora la definición misma de un tabú. Seguramente no se habría presentado ante una Verdugo como Menou sólo para entablar una pequeña conversación.

—Me gustaría saber, sobre todo, por qué has elegido establecer un contacto directo conmigo. Imagino que hubiera sido mucho más conveniente para ti el que continuara creyendo que estabas muerta… debes tener una excelente razón para renunciar a esa ventaja, ¿no?

—Nada tan rebuscado. No me agrado la idea de quedarme sola en una habitación de hotel con aquel bicho raro, así que salí y me encontré contigo por casualidad. Eso es todo.

—¿Por casualidad…?—, porfió Menou.

—Sí. Y te llamé porque pensé que te molestaría más si venía a saludarte tan directamente—. Se llevó una manga a la boca y soltó una ligera carcajada. —Adoro lo franca que es usted, señorita Menou. Eres demasiado buena para ser una Verdugo. Eso es seguro.

Manon afirmó que se había mostrado en lugar de mantener su existencia en secreto sólo para meterse con Menou. Esa actitud asertiva, tan contraria a su aspecto amable, era típica de Manon. Al fin y al cabo, había ofrecido a su familia y a sus seguidores como sacrificios ha Pandæmonium simplemente porque estaba en su “fase de rebeldía”, o así lo había afirmado en su momento.

—Además, parece que Las Fausto ya tienen constancia de mi estado actual, así que no tendría sentido intentar ocultarlo.

—¿…tramas algo en esta ciudad? Este enfoque es muy diferente de tus acciones en Libelle.

—Oh, no. En realidad, sólo nos detuvimos aquí para descansar. Parece que hay un número sorprendente de visitantes inusuales en este momento, pero le juro que eso es una casualidad.

Mientras Menou seguía sin bajar la guardia, Manon continuó hablando con ligereza.

—Pero ya que nos hemos encontrado, ¿podría pedirle un pequeño favor? Eres consciente de que la señorita Momo también está aquí, ¿no?

—…sí, desde luego.

Menou había venido a perseguir a Momo.

Si Manon estaba al tanto de esa situación, eso significaba que también sabía que Akari estaba aquí. Dependiendo de los objetivos de Manon, la separación de Momo de Menou podría resultar un error fatal.

Incluso era posible que los dos hubieran caído ya en manos de Manon. Sospechaba tanto, que las siguientes palabras de Manon la pillaron totalmente desprevenida.

—La señora Momo ha estado acosando a los miembros de La Cuarta en esta ciudad. Supongo que podrías detenerla por mí.

—¿P-Perdón?— Menou tartamudeó sin querer. — ¿Momo… acosando…? ¿Qué quieres decir?

—Tendrás que averiguar los detalles por ti misma.

Como su imaginación había corrido en una dirección oscura, Menou estaba más confundida que nada. Realmente, Manon le estaba echando todo encima a Menou, a pesar de que ella lo llamaba un pequeño favor.

—Yo misma no estoy terriblemente interesada en la señorita Momo, así que no quiero causar conflictos. Dudo que haga caso a cualquier cosa que le pida, pero ha llegado a un punto en el que no puedo quedarme de brazos cruzados y dejar que continúe… aunque dudo que luchar contra ella sea muy emocionante para mí. Por lo tanto, pensé que sería mejor dejar la situación en tus manos.

—¿La mayoría de las personas no preferirían mejor evitar luchar contra alguien que le interesa?

—¿Eso crees? ¿Pero no disfrutas que te dediquen tiempo?

«Es una lógica increíblemente difícil de seguir».

—Volviendo al asunto que nos ocupa, Las Fausto tienen poca influencia en esta región. Por lo tanto, hay una buena cantidad de partidarios de La Cuarta aquí. Incluso utilizan la zona para alguna que otra reunión ocasional.

—¿Me estás dando esta información para que pueda eliminarlos a todos?

—Bueno, en realidad no importa ahora, ya que cuando llegué ya estaban medio eliminados—. Manon negó con la cabeza. A juzgar por el contexto, Momo debía ser la responsable. —Pensé quela forma másfácil de poner orden sería que usted la mantuviera bajo control, señorita Menou. Así que he venido a hablarle de la señorita Momo con la esperanza de que pueda recuperarla de inmediato.

—¿…no vas a salvar a tus compañeros de La Cuarta?

—Oh, no somos aliados. Sólo deseo mi propia libertad. No tengo interés en revolucionar el sistema de castas ni nada por el estilo. Las Fausto, La Nobleza, Los Comunes… con o sin esas divisiones, siempre habrá personas como yo.

Personas como Manon.

La chica que había caído en el tabú y sacrificado a todos sus parientes de sangre soltó una ligera risa.

—Si hay algo a lo que deseo dedicarme… bueno, déjame pensar. Si alguien buscara alguna forma de resolver fundamentalmente el problema de los Perdidos, estaría encantada de brindar mi apoyo.

Dirigió a Menou una mirada significativa, como si esperará que ésta hiciera tal cosa.

Ignorando sus tonterías, Menou volvió al tema principal. —De un modo u otro, recogeré a Momo, sí. Pero lo que voy a hacer contigo es otra historia completamente distinta.

—En ese caso, tengo una sugerencia—. Mientras Menou le lanzaba una mirada hostil, Manon sólo le devolvió la sonrisa y junto las manos con aparente sinceridad. —¿No quiere acompañarme, señorita Menou? Estaría encantada de recibirla.

Hizo la invitación con el mismo tono natural de alguien que inicia una charla casual.

Por un momento, Menou se quedó boquiabierta, tratando de procesar lo que le acababan de preguntar.

—¿…hablas en serio?

—Muy en serio. La señorita Akari y la señorita Momo son bienvenidas a unirse también. Seria todo un placer.

…Manon estaba siendo seria. Eso hizo que Menou se preguntara si la otra chica se hallaba cuerda, pero Manon parecía totalmente tranquila y decidida.

No era un farol—Manon de verdad estaba proponiendo que se uniera a su organización.

—¿Me estás pidiendo que me una a La Cuarta?

—Oh, no. La Cuarta es una organización creada por el Director, y ya está bastante podrida. Vale la pena aprovecharse de ellos, pero no veo ninguna importancia a sus actividades… sin mencionar los rumores de que los miembros locales son delincuentes sexuales—, respondió, bajando la voz a un susurro en la última parte. —Asíque no, no te preocupes por La Cuarta. Me gustaría que te unieras a mí como una aliada personal con un ideal compartido; eso es todo.

Un asociado individual.

Si Manon quería socios, eso significaba que debía tener un objetivo concreto; no sólo cometer crímenes por impulso.

Menou Pandæmonium subestimada.

tenía que  averiguar  más.  Con de su lado, esta chica no debía ser

—¿Por qué me invitas? Te maté en Libelle, según recuerdo.

—No le guardo rencor por eso en lo más mínimo, señorita Menou. Fui derrotada en todos los sentidos, pero aun así logré mi objetivo.

Esto tenía sentido.

Menou salió victoriosa del combate, pero Manon ya había conseguido convertirse en un tabú.

Todo lo que sucedió después de eso no fue más que una distracción. Lo cierto es que inicio ese combate totalmente preparada para morir.

Sin embargo, era extraño que no tuviera ni un ápice de resentimiento por haber sido asesinada.

—De cualquier manera, tendré que declinar. Puedes ver que soy una sacerdotisa.

—¿Estás segura? Porque yo estoy segura de que otros maravillosos aliados te están esperando también.

—No seas absurda. Soy una Verdugo. No he caído tan bajo como para involucrarme con tabúes, y si traicionara mi posición, yo misma sería perseguida por Las Fausto. ¿Cómo podría aceptar?

Si Manon esperaba de verdad reclutar a Menou, no estaba dando una buena muestra de ello. No habíanada que hiciera cambiar la posición de la sacerdotisa.

Sin embargo, parecía imperturbable; tal vez había anticipado esta respuesta. Murmuró “Ya veo…” con una débil decepción, y luego continuó la conversación con la misma expresión.

—Te dijo que existe un modo, según me conto.

—¿Vas a insistir?

—…un modo de matar a la señorita Akari; que puedes matarla si la cortas con la Espada de la Sal.

«¿A qué quiere llegar este demonio?» Menou no pudo evitar quedarse callada, insegura de a dónde conducía el repentino cambio de tema.

Manon cortó el silencio después de un momento.

—Permíteme que te ofrezca también un consejo.

—Nada de lo que digas podría–

—Existe un modo de evitar que los Errantes pierdan la cabeza.

La mente de Menou se quedó en blanco.

Sus palabras se cortaron a media oración. Su ojo incluso se contrajo involuntariamente.

—…estás mintiendo—, respondió con una voz tan frágil que no parecía la suya.

—No lo hago—. Manon soltó una risita elegante. — Piénselo, señorita Menou. Hace mil años, las Purezas Conceptuales ayudaron a desarrollar nuestra civilización.

En lugar de eliminarlos como hacemos ahora, nuestro mundo aceptó a los Errantes y caminamos junto a ellos, codo con codo. Está claro que los asentamientos antiguos tampoco escalaron hasta el triunfo abusando de los Perdidos. ¿Por qué, si no, nuestra lengua se habría acercado tanto a la suya?

«¿Qué significa eso?»

—Eso sólo pudo ocurrir si interactuamos con ellos de forma increíblemente estrecha durante mucho tiempo… o incluso podría ser que los Errantes se consideraran superiores, o sus palabras nunca se habrían apoderado de las nuestras. Entonces, ¿cómo fuimos capaces de hacer algo así?

Manon miró directamente a los ojos de Menou.

—Es cierto, ¿no? Cuando los Errantes utilizan sus Purezas Conceptuales, pierden sus recuerdos. Con el tiempo, incluso olvidan sus propios nombres y se convierten en monstruosos esclavos de sus conceptos. Estos seres inestables nunca podrían formar parte de una sociedad. Entonces, ¿cómo es que Errantes de aquellos tiempos fueron tan aceptados como para que el lenguaje de nuestro mundo se unificará con el japonés?

Menou no pudo ofrecer ninguna objeción. La teoría tenía sentido. No había agujeros aparentes en las afirmaciones de Manon.

—Por lo tanto, debe haber habido una manera. Debe haber existido un sistema que impidiera a los Errantes perder el control.

—Parece que todo siempre es hipotético contigo. Aunque fuera cierto, no tiene sentido si ese método se perdió con el tiempo.

—¿Cómo puedes estar tan segura de que es así?

—Es evidente.

La afirmación de Manon ciertamente no inspiraba ninguna esperanza en Menou, porque incluso si su afirmación fuera cierta, Menou tendría que matar a Akari.

Si hubiera una manera de permitir que los Errantes pudieran vivir en armonía con el resto del mundo, los rangos superiores Las Fausto tendrían que saberlo. Menou era una miembro Las Fausto, una Verdugo que cazaba tabúes. No tenía derecho a rebelarse contra las reglas.

Aunque hubiera una forma de salvarla, Menou debía matar a Akari a menos que sus órdenes cambiaran.

Ese era su deber.

Akari no era el primer objetivo de Menou. Ya había asesinado a un número considerable de Errantes.

Si un sistema como ese de verdad existiera, y los altos mandos Las Fausto lo ocultaban…

Entonces, ¿qué sentido tenían todos los cadáveres que Menou estuvo acumulando a lo largo de su vida?

—Además, creo que hay una forma de viajar de este mundo al otro.

—Eso es todavía más ridículo. Ni siquiera la antigua civilización tiene constancia de que algún Errante pudiera regresar a su hogar.

Manon obvió la reacción instintiva de Menou.

—No es propio de usted dejar que sus emociones gobiernen sus respuestas, señorita Menou. ¿Sabe cómo surgieron los encantamientos? Indagué en las raíces y pronto lo descubrirá. Yhayun significado detrás. El sistema de nuestra sociedad permite eliminar a los enemigos externos si se considera beneficioso. Por ejemplo, déjame ver…— Esbozó una sonrisa casi exagerada. —Si Los Ancianos–el alto mando de Las Fausto y su órgano encargado de la toma de decisiones–definieran a los intrusos de otros mundos como enemigos, se consideraría justo destruirlos.

Menou forzó sus agitados sentimientos para calmarse, y luego se lamió los labios resecos. —Di lo que quieras, pero todo son palabras. Tendría que ver pruebas antes de creer tu teoría.

—Eso no me sorprende. Estoy a punto de empezar a recoger las pruebas, así que aún no las tengo, pero… piénselo, señorita Menou—. Manon sonrió encantada. — ¿Habría alguna razón para protegerlos? ¿Por qué los poderosos que establecieron el sistema de nuestra sociedad iban a salvaguardar a unos Corderos Perdidos sin conexión con nadie y con un poder abrumador? Incluso si matas a un Errante, no hay familia quien reclame.

Los Perdidos son aquellos que no tenían un lugar al que ir.

No tenían familia, ni amigos, ni vecinos. Ni una sola cara conocida en todo el mundo. Como vagaban solos por este paramo, nadie se daba cuenta cuando desaparecían.

Por eso, el método violento de hacer que los Verdugos se deshicieran de ellos fue aprobado. Como el solo acto de invocarlos era un pecado, las personas que lo hacían se callaban. Y así, Las Fausto continuaban matando a todos los Perdidos que venían a este mundo sin mucha resistencia.

—¿Te doy una pista?

—No, gracias.

—Los habitantes de otros mundos gastan sus recuerdos, sus personalidades; es decir, sus almas. ¿Y si existiera algo que pudiera preservar esas cosas?

—Pero no existe tal…—, empezó a responder Menou, pero una repentina comprensión la interrumpió.

Había un objeto capaz de realizar esa hazaña.

Menou poseía un objeto que se ajustaba perfectamente a la descripción de Manon.

Algo  que  conservaba  los recuerdos y la personalidad incluso cuando el cuerpo físico había desaparecido.

En otras palabras, el estado actual de Sahara.

«¿Y si esa es la razón por la que fueron creadas las Escrituras en primer lugar?»

—Señorita Menou. ¿Recuerda lo que le dije en Libelle?

—¿Qué… quieres decir?

—Los niños no pueden evitar intentar estar a la altura de las expectativas de los adultos que les rodean.

Antes de que Menou pudiera recuperar el control de sus pensamientos, Manon saco otro tema sensible.

—Me tomé la libertad de investigar un poco tu pasado… conociste a Flare tras perder tus recuerdos, ¿no? Es la cazadora de tabúes más exitosa de la historia, una Verdugo y una leyenda viviente. ¿Quieres estar a su altura? Es común que los niños pequeños quieran imitar el estilo de vida de la persona más cercana a ellos.

—¡Ella jamás…!— El tono de Menou fue más agudo de lo que pretendía. Al darse cuenta, bajó la voz. —…ella jamás me exigió que estuviera a su altura.

—Eso no significa que no haya influido en ti—. La voz de Manon sugería que ella había pasado exactamente por lo mismo. —Es sorprendente la clase de efecto que un tutor puede tener en la mente de un niño.

Sin embargo, la infancia de Menou no fue como la de Manon. Esta última era la hija de una Errante y, por lo tanto, cargo con grandes expectativas y fue tratada como una decepción cuando no las cumplió.

Y aun así parecía empatizar con la joven Verdugo.

—Señorita Menou, creo que lo mejor sería que conociera su verdadera identidad.

—¿Mi identidad?

—Sí, sus raíces. Eso le ayudará a encontrar una forma de vida. La razón por la que estoy viajando junto a Pandæmonium también está profundamente relacionada con mi propio nacimiento.

Manon tenía la sangre de una Errante. Los eventos que causó en Libelle y su motivación para liberar a Pandæmonium estaban ambos ligados a ese hecho.

—Permítame preguntarle una vez más, señorita Menou…— la miro a los ojos. —Siusted supiera quehayuna manera de salvar a la señorita Akari, ¿aun así la mataría?

Menou se esforzó por responder de inmediato. Su rostro ya no era el de una Verdugo con cabeza fría, sino el de su verdadero yo.

La parte de ella que era débil y frágil; tan propia de la hoja afilada que había perfeccionado para cubrir sus falencias.

Los ojos de Manon se suavizaron. Llena de cariño por la debilidad interior de Menou, la invitó de nuevo.

—Señorita Menou, únase a mí y encontraremos juntos la forma de salvar a la señora Akari. Tú misma lo has dicho, ¿no? Dijiste que eras una villana. Eso significa que sabes que está mal matarla.

Manon le tendió la mano.

—Por favor, Menou.

Un silencio se apoderó de la pareja durante unos instantes.

—…Manon.

—¿Sí?

Justo cuando Manon respondió a la silenciosa llamada—se escuchó un veloz zumbido.

—Realmente… ¿te parezco tan débil?

El zumbido de una cuchilla cortando el aire.

Menou implemento un Incremento Guía y, en un abrir y cerrar de ojos, desenfundo su daga e intento cortar la garganta de Manon, quien detuvo el ataque con su abanico de hierro.

Al mismo tiempo, la sombra a los pies de la Noble se convirtió en una amalgamación de pinchos que emergieron como lanzas revestidas de negro. Menou las evadió saltando a un lado.

—¡Esa es la señorita Menou que conozco! Jamás dudas cuando te lo propones, ¿verdad?

—¿Por qué habría de dudar? Si sigues viva después de cometer un tabú, no me queda de otra que volver a matarte.

Manon se veía extrañamente complacida por el ataque sorpresa. Menou entrecerró los ojos.

—Has cambiado. Ahora eres mucho más fuerte.

—Sí. Las piezas base de mi nuevo cuerpo eran bastante excepcionales, asíque, naturalmente, me hevuelto más hábil.

La Fuerza Guía de Manon fluyó a través de sus pies y hacia el suelo.

—¿Esto te suena?

Fuerza     Guía:     Conectar—Sombra, Pseudo-Concepto [Nulo]—Conjurar [Sombra Anuladora]

—Me revivieron usando los cuerpos que dejaste en Grisarika.

Pseudo-Conceptos.

Eran un tipo especial de encantamientos que se recibían si se utilizaba como material al poseedor de alguna