Zero kara Hajimeru Mahō no Sho (NL)

Volumen 1

Capítulo 3: El Aquelarre de Zero

Parte 1

“El Aquelarre de Zero me enseñó a usar magia.”

El chico, cuyo nombre es Albus, habló mientras se atiborraba de ave asada.

En realidad, “nombre” no era el término correcto para usar aquí, ya que parecía estar usando un alias. No entendía muy bien por qué operaba con un nombre falso, pero probablemente Zero y Albus me darían un sermón sobre la importancia del nombre real en la hechicería y sobre cómo ocultarlo si preguntaba.

“El ‘Aquelarre del Zero’… suena como un gremio o una asociación de mercenarios.”

“Podría tener el mismo significado que un gremio en el sentido de que es un sindicato para una profesión. El aprendizaje de la magia es obligatorio para todos los miembros que pertenecen al aquelarre. Hay quienes aceptan hacerlo de buen grado, y hay quienes son castigados.”

Albus se bajó el cuello de la camisa para revelar una gargantilla con una brillante gema roja.

Siendo un mercenario codicioso, no pude evitar pensar: eso sí que parece valioso.

“Esta es la prueba de pertenencia al ‘Aquelarre de Zero’. Todos reciben uno en la ceremonia de entrada. Se supone que es un símbolo de lealtad a ‘esa persona’. Cada miembro del aquelarre hace un juramento de sangre de bruja jurándole fidelidad.”

“¿Quién es ‘esa persona’?”

“La persona que, hace diez años en Wenias, fundó el ‘Aquelarre de Zero’. No sabemos su aspecto ni su nombre, así que todo el mundo se le refiere como ‘esa persona’.”

En otras palabras, la misma persona que robó “El Libro de Zero” del “Bosque de la Luna Arqueada” hace diez años vino a Wenias y fundó el “Aquelarre de Zero”. Aunque no sabía con seguridad cuál había sido su objetivo, teniendo en cuenta que las brujas de Wenias se estaban rebelando en ese momento, no era especialmente difícil ver cuál podía ser su meta.

“… ‘Esa persona’ poseía integridad además de un aire señorial, y no discriminaba entre las personas. No importa si eres una bruja o un humano normal. Siempre que tengas el talento necesario, te enseñaría a hacer magia. Debido a esto, la magia se extendió como un reguero de pólvora por este país. De hecho, también hay muchos indigentes y huérfanos en el aquelarre.”

“Así que.” Albus continuo. “Volviendo al ‘Libro del Zero’; ese es el texto sagrado del ‘Aquelarre de Zero’. Lo ha sido durante diez años. Por eso si tú sabes tanto sobre el libro que ‘esa persona’ escribió…”

Albus dirigió su mirada a Zero, que se encogió ligeramente de hombros.

“Tiene encuadernación de ébano y bisagras de oro, ¿sí? Entonces no hay duda de que fui yo quien escribió ese libro.”

La respuesta de Zero fue suave… Por alguna razón, parecía que no iba a decirle a Albus que había sido robado. Probablemente fue una decisión inteligente. Si ella hubiera ido y dicho que el libro que estaban tratando como un texto sagrado había sido propiedad robada, cualquiera se habría resistido a esa afirmación. Ahora mismo, Albus parecía atrapado entre la confianza en Zero y la condena. Parecía darse cuenta de que la competencia de ella en magia estaba muy por encima de la suya.

“—¿Te parece difícil de creer?”

Mirando hacia abajo, Albus negó lentamente con la cabeza. “No lo sé… pero usaste magia… y si realmente eres…” Albus volvió inmediatamente los ojos hacia Zero.

“Eres uno de los nuestros… ¿no?”

Zero le dedicó una pequeña sonrisa al tímido Albus. Ella no dio ni una afirmación ni una negación. Albus, tomando su silencio como un acuerdo, asintió satisfecho.

“¿Entonces? ¿Por qué este ‘Aquelarre de Zero’ incita a la rebelión contra el reino?”

“… Es porque no podíamos aguantar más.”

De repente, fue como si una sombra se proyectara sobre la expresión de Albus. Era como la noche y el día comparado con su vivacidad cuando hablaba del aquelarre y de ‘esa persona’ momentos antes. Un sentimiento horriblemente frío emanaba de él.

“Desde la antigüedad, en Wenias vivían muchas brujas. Fabricaban medicinas, realizaban adivinaciones y mantenían relaciones laborales con los aldeanos. A cambio de sus medicinas y adivinaciones, recibían pan y pasteles dulces de los aldeanos.”

Hablaba del supuesto estado ideal de convivencia entre brujas y humanos. Había oído hablar de las medicinas milagrosas de las brujas y de las adivinaciones para encontrar objetos perdidos. A las brujas de este tipo se las llamaba “brujas blancas”, e incluso había oído historias de aldeanos que las protegían de la caza de brujas.

“Desde el principio, las brujas de este país no conocían más hechicería que la de realizar tareas benignas como éstas. Pero al final, los humanos no podían ver a las brujas más que como encarnación del mal, les echaban la culpa de todas las desgracias y las perseguían. No podíamos soportar más una sociedad así. Aprovechaban cualquier oportunidad para matarnos, ¡aunque no hubiéramos hecho nada malo! Esa es la razón por la que se creó el ‘Aquelarre de Zero’.”

Albus explicó todo esto con amargura. Esos ojos suyos, de color dorado, estaban claramente teñidos de ira y resentimiento. Parecían decir que había confiado en los humanos, pero que ellos le habían traicionado a cambio.

“Las brujas no son tan inocentes como dicen que son. La razón por la que comenzó la caza de brujas fue porque las brujas propagaron la peste por todo el lugar. Ya has oído hablar de ello, ¿verdad? Cuando quemaban a una de esas brujas en la hoguera, un grupo enloquecido quemaba todo un pueblo para vengarse.”

Había oído que un acontecimiento, llamado las “Revelaciones de Venganza”, era la razón por la que este país había empezado a cazar brujas. Si ese era el caso, entonces estas cacerías de brujas eran simplemente las brujas cosechando lo que habían sembrado. Las brujas propagaron la peste y se vengaron cuando uno de los suyos fue asesinado por ello, por lo que no era de extrañar que se iniciara la caza de brujas a gran escala.

Por supuesto, Albus se enfadó conmigo por la insinuación de mis palabras.

“¿Plaga? ¿Dónde está la prueba de que las brujas infectaron a la gente con la peste?” “No me importa. Sólo lo escuché como un rumor. Pero debe haber pruebas en alguna

parte para que hayan empezado a quemar brujas.”

“Ya que no sabes nada, no hables irresponsablemente, tonto. No hay ninguna prueba.

¡La única ‘prueba’ que tienen es que había una bruja que vivía cerca de la aldea desde la que se propagó la peste! ¡Pero ellos, con sus escasas pruebas, capturaron a esa bruja solitaria y la quemaron hasta la muerte! Esa clase de bastardos tienen merecido tener su pueblo quemado.”

“Su pueblo quemando… ¿eh?”

***

Dejé que una mirada de desprecio apareciera en mi rostro mientras Albus hablaba enfadado.

“En otras palabras… ustedes lo hicieron, ¿no? No sé si las brujas lo hicieron por venganza u otra razón, pero provocaron la caza de brujas cuando masacraron a la gente que vivía en ese pueblo.”

“¡Eso no…! Pero… entonces, ¿querías que aceptáramos de brazos cruzados el asesinato de uno de los nuestros?”

“Eso no es lo que quise decir. Pero, ¿quemar una aldea sólo por matar a una bruja? Una aldea por una bruja… Ya veo cómo es. Es un intercambio equivalente, seguro.”

Me burlé mientras Albus, claramente tembloroso, dejaba que sus ojos dorados se estremecieran en sus cuencas.

“¡Eso… sin embargo…!”

“Escucha, muchacho. ¿Esos aldeanos, y sus familias, ahora muertos estaban involucrados en la caza de brujas? ¿Fue alguien que vivía en esa aldea un objetivo de venganza? ¿Qué hay de los niños inocentes? ¿Qué hay de los aldeanos que simplemente estaban allí? O, ¿elegiste a quién matar? No lo creo.”

“¡Eso es…!”

“Si estuvo bien que ustedes mataran a la gente que vivía en esa aldea sin distinción, entonces está bien que ellos también los maten a ustedes, los brujos, sin distinción. Al final, son ellos quienes se están vengando de ustedes, así que, en otras palabras, es una guerra justa. Contra las brujas, eso es. No me importa si los humanos o las brujas empezaron el conflicto… pero lo que convirtió las escaramuzas en guerra fueron las ‘Revelaciones de Venganza’. Las brujas empezaron esta lucha. No se puede cambiar esa realidad.”

Albus frunció los labios y me miró con odio. ¿He ido demasiado lejos? A fin de cuentas, el hechicero no era más que un niño.

“Aun así… ¡Solena trató de salvar el pueblo…!”

Tratando de contener el flujo frenético de lágrimas acumuladas en sus ojos, Albus logró exprimir una frase.

“¿Solena?”

Albus frunció el ceño de forma obstinada mientras le repetía el nombre. Parecía más herido que enfadado.

“La gran Solena… era la bruja que fue asesinada. La bruja que se convirtió en la causa de las ‘Revelaciones de Venganza’.”

“Ah…”

“Era la mejor bruja del reino. La mayor y la más gentil, ¡era realmente una gran bruja! No había enfermedad que no pudiera curar, así que todas las brujas de renombre de Wenias recibieron lecciones de ella. Salvó la vida de mucha gente.”

Ya veo. Así que ella había sido la reina de las brujas. Cuando llegué a ese entendimiento…

“Era conocida como ‘La Bruja del Canto Lunar’.” Complementó Zero. “¿La Bruja… del Canto Lunar?”

“Los brujos se dividen en varias escuelas según la forma en que aplican la hechicería. Al igual que las personas que trabajan con el hierro pueden ser artesanos o herreros.”

“Ah… bueno, vale.”

Era como si los mercenarios tuviéramos diferentes gustos en cuanto a armas y campos de batalla. Aunque estuviéramos hablando de brujas y hechicería, no había nada fuera de lo normal en esas divisiones tan triviales.

“Las brujas del Canto Lunar son una facción que a menudo entra en contacto con los humanos y presta atención a sus peticiones. Por esa misma razón, su facción destaca en la invención de nuevas formas de aplicar la hechicería a una variedad de situaciones y produce muchas prácticas revolucionarias. Entre ellas, el incienso para alejar los malos sueños y las piedras para hacer llover. Al ser la cuna de la facción del Canto Lunar, Wenias es el hogar de muchas brujas de renombre. La gran Solena era como su patrona, me hubiera gustado conocerla.”

“Sí.” Albus asintió con orgullo.

“Solena era una bruja amable. Hace un año, visitó un pueblo plagado de enfermedades y utilizó la brujería para intentar salvarlos. Aun así, fue acusada de propagar la infección…

¡y asesinada! ¿No es injusto?”

“Puedes decir lo que quieras, pero hablar es barato. ¿Quién sabe si lo hizo o no lo hizo?” Al oír esto, los ojos de Albus se llenaron de sed de sangre.

“¡Cómo te atreves a insultar…!”

“Cálmate, jovencito. El mercenario no quiso insultar. Esto es simplemente como el mundo lo ve. El mundo vive con miedo a las brujas. Matarlo por rabia sólo servirá para fomentar ese miedo y tachar al resto de nosotros de malvados.”

“¡Pero…!”

Formando una objeción, Albus frunció los labios. Parecía entender que no había forma de convencerme de lo contrario.

Lo siento, pero detesto a las brujas por naturaleza. No me apetece estar de acuerdo con una bruja.

Sin embargo, logré comprender el panorama general del conflicto. Los humanos habían matado al representante de las brujas de Wenias, lo que hizo estallar la rabia reprimida de las brujas, que habían soportado la caza de brujas hasta ese día. Esto causó entonces las “Revelaciones de Venganza”, que sólo hicieron que la gente tuviera más miedo hacia las brujas, y en respuesta a la caza de brujas a gran escala resultante de ese miedo, el Aquelarre del Zero se rebeló, y comenzó la guerra contra el Estado.

“… ‘Esa persona’ está luchando para traernos la paz a las brujas… ¡para purgar este país de la caza de brujas! Por eso hasta la nieta de Solena se unió al Aquelarre de Zero.”

“… ¿Las brujas pueden tener descendencia?”

“Sí, por supuesto.” Albus me miró despectivamente. Parecía que le caía muy mal.

“Las brujas también somos humanas, así que tenemos hijos y nietos. Así que, como ‘esa persona’ no se reveló; a ella, la descendiente directa de Solena, se le encomendó liderar el Aquelarre de Zero. Ella no puede consultar con ‘esa persona’, así que no da órdenes en sí, pero es importante tener un líder al que la gente pueda admirar.”

Ya veo… así que era una figura decorativa. Aun así, la nieta de la difunta Solena fue probablemente suficiente para unir al aquelarre mediante una causa justa por la que vale la pena luchar.

“¡Es absolutamente hermosa! También es inteligente y valiente. Es igual que Solena.”

De su estado de ánimo hosco, Albus dio un giro completo mientras, con los ojos brillantes, divagaba sobre los encantos del “símbolo de la venganza” al que servía. En completa adoración, Albus parecía tener una picazón a lo largo de su columna vertebral. Este tipo no luchaba por lealtad a “esa persona”, ¡todo este tiempo albergo motivos ocultos hacia esa mujer!

***

“También aprendió magia con bastante rapidez.” Añadió Albus. “¡Es delgada y alta, y tiene unos pechos enormes!”

Maldita sea, me habría encantado conocerla. Aunque no por ninguna razón en particular.

“La muerte de Solena nos hizo darnos cuenta de que para que las brujas y los humanos comunes coexistan de verdad, debemos luchar entre nosotros una vez. Tenemos que decirles que también somos humanos y que no queremos que nos maten. Si no, las brujas seguirán siendo perseguidas sin motivo.”

“Sí, probablemente.”

Hasta hace un año —cuando tuvo lugar la Revelaciones de Venganza— las cacerías de brujas eran extremadamente raras en Wenias, y la gente convivía con las brujas, aunque de forma pasiva. Palabra clave: pasivamente. El mundo tenía un acuerdo tácito de no involucrarse demasiado con las brujas. Si ocurría un problema, la gente les echaba la culpa inmediatamente.

En resumen, el mundo no trataba a las brujas como seres humanos. Si ocurría algo terrible, responsabilizaban a las brujas. Muchos creían —subconscientemente— que matar a las brujas resolvería sus problemas. Obviamente, este tipo de coexistencia no era algo que gustara a las brujas.

Entonces, hace diez años, las brujas de Wenias aprendieron magia del Libro de Zero. Si la magia podía aprenderse en cinco años, diez años serían suficientes para que se extendiera por todo el reino.

Las brujas tenían ahora una causa legítima y el poder de librar una guerra. Luchar en estas circunstancias significaba que volver a una coexistencia pacífica ya no era posible.

“Por eso he decidido unirme a la lucha. De todos modos, la guerra ya ha empezado. Si me quedo sentado sin hacer nada, cada vez morirán más personas. Pero todavía soy débil, así que…”

“Así que querías la cabeza de una bestia caída.” Murmuró Zero. Albus soltó una risa incómoda.

¿Por qué te ríes? ¡No es gracioso! ¡Estamos hablando de mi vida!

“Sí. Estoy seguro de que sabes que las cabezas de bestia caída son uno de los mejores sacrificios que puedes ofrecer a los demonios. Si tuviera una, podría usar hechizos muy avanzados fácilmente. Antes lanzaste tres Steim sin un conjuro. Y hasta anulaste mi hechizo. No esperaba eso. Ha sido increíble.”

Albus suspiró mientras miraba a Zero con ojos envidiosos, con una expresión soñadora en su rostro. Parecía ser del tipo que admiraba el poder.

“Tengo buena afinidad con la magia. También aprendí rápidamente. Pero mi maná es demasiado débil. Intenté usar hechizos de alto nivel del libro, pero no pude lanzarlos a pesar de seguir las instrucciones palabra por palabra.

Dirigí mi atención a Zero. “¿Estás segura de que no cometiste errores al escribirlo?” Lo dije como un comentario sarcástico, pero no pareció ofenderse.

“Todo es como debe ser.” Dijo Zero. “Hay un truco en ese libro. Un dispositivo de seguridad, por así decirlo. Una bruja inexperta con poco maná no podrá realizar hechizos poderosos.”

“¿Qué es ese maná del que hablan?” Pregunté.

“Es similar a la fuerza física. Cuanto más tienes, más fuerte eres. Más maná puede compensar la falta de experiencia. También es posible que los hechizos mágicos se descontrolen cuando alguien lanza un hechizo que está más allá de sus capacidades utilizando un sacrificio de alta calidad.”

“¿Te refieres a mi cabeza?”

“Sí, a tu cabeza. Mi ‘negación’ es un mecanismo de seguridad que evita que esas cosas ocurran. Ordeno a un demonio de alto rango que niegue el hechizo de un demonio de bajo rango.”

Asentí ante su explicación.

“En resumen.” Albus se acercó a mí, con los ojos brillantes. “Todavía soy débil, pero con la cabeza de una bestia caída, puedo lanzar un hechizo poderoso si realmente lo necesito. Puedo proteger a todos de los cazadores de brujas. Así que, por favor, ¡dame tu cabeza!”

“¡Coño, no! ¿Qué tal si en vez de eso te mato?” Le di un fuerte golpe con el puño. Albus chilló, sujetando su cabeza con los ojos llorosos.

“¿No eres demasiado joven para proteger a los demás? Pareces tener más o menos quince años. Haz que tu familia te proteja en su lugar. Tus padres probablemente estén preocupados por ti.”

“¡Eso no es asunto tuyo! Hay momentos en los que un niño tiene que dar la cara y luchar.”

“¿Así es? Qué nobleza la tuya.” Dije sarcásticamente antes de cambiar mi mirada hacia Zero. “Entonces, ¿cuál es el plan, bruja?”

Vas a recuperar el libro, ¿verdad? Por desgracia, ahora las cosas se complicaban un poco.

“¿Dónde está el libro ahora, muchacho?” Preguntó Zero. “Está… en la academia.”

“¿Academia?” Pregunté.

“Nuestra guarida.” Respondió Albus sin rodeos. Era un código, al igual que el ‘agujero en la tierra’ de Zero.

“¿Puedes mostrarnos el camino a tu guarida?” Preguntó Zero. “Necesito el libro para algo.”

“¡Por supuesto!” Albus esbozó una sonrisa. “El Aquelarre de Zero no rechaza a nadie que no tenga mala intención.”

***

Después de consumir el resto del ave asada, caminamos a duras penas por un estrecho sendero en el bosque hasta llegar a un camino empedrado. Nuestro destino: la guarida de las brujas que albergaba el Libro de Zero, la “Academia”.

Según Albus, tardaríamos dos días en llegar a pie si atravesábamos directamente el bosque, pero decidimos pasar primero por Fomicaum, un pueblo situado de camino a la guarida. El chico quería evitarla por completo, pero yo tenía algunos asuntos que atender allí.

Todos los viajeros que se dirigían a la capital, Prasta, una ciudad protegida por sólidas murallas, paraban siempre en Fomicaum. Las patrullas fronterizas me informaron de que, al llegar a la capital, las autoridades comprobarían si habías pasado por Fomicaum o no. En otras palabras, si no recibías un pase de entrada de Fomicaum, asumirían que eras un tipo sospechoso que, por alguna razón, evitaba entrar en una ciudad importante.

No querríamos eso, por supuesto. Mientras nos dirigíamos a la academia, nuestro destino final era Prasta, donde buscaríamos a Decimotercero. Escoltar a una bruja ya era un gran problema de por sí, así que quería al menos librarnos de cualquier problema potencial, entrando en la ciudad legalmente.

Zero y yo nos paseamos en fila india mientras Albus caminaba solo a lo lejos.

No se veía distinto a un niño cualquiera mientras se detenía a arrancar hierba y meter ranas en su bolsa, pero cuando Zero me explicó diciendo ‘parece estar recogiendo ofrendas’, mi impresión de él dio un giro completo. Puede parecer un niño, pero en realidad es un hechicero poco fiable. Hacíamos que un hechicero así nos llevara a la fortaleza de las brujas.

En serio, eso es deprimente. Probablemente Zero estaba planeando infiltrarse en el Aquelarre de Zero y recuperar su libro, pero me preguntaba si las cosas iban a ir tan bien. Si las cosas iban según lo planeado, ¿mi cabeza seguiría a salvo?

Puede que haya dejado que mis pensamientos internos se muestren en mi expresión.

“¿Por qué esa cara larga? Los brujos no pondrían un dedo en las posesiones de otro.

Mientras se sepa que eres mi sirviente, nadie intentará decapitarte.”

“Eso sería genial, pero… se acabaría todo si un grupo de ellos intentara quitarme la cabeza.”

“Incluso si algo así ocurriera, no tendrías nada que temer. Yo te protegeré.” “Eso es tranquilizador.”

“¿Crees que estoy mintiendo?”

“¿Crees que pienso que estás diciendo la verdad?”

Zero se detuvo un segundo como si estuviera pensando y sonrió alegremente, diciendo: “No, no creo que lo hagas.”

“Cien años de soledad y cien traiciones: sólo eso hace a un guerrero verdaderamente duro. Confiar y depender de alguien lleva a reducir la autosuficiencia, que lleva a la negligencia, que lleva a la muerte. Por eso no te pediré que confíes en mí. Te protegeré por mi propia voluntad. Eres necesario para mí.”

“Eso es… tranquilizador.”

Sin quererlo, dejé escapar mis verdaderos pensamientos. Volviendo la mirada a lo que tenía delante, me rasqué la nuca.

***

—Las cosas estaban avanzando a un ritmo incómodo. Nunca antes nadie me había dicho algo como “te protegeré” o “eres necesaria para mí”.

Delante de nosotros, Albus parecía irritado mientras se detenía y esperaba a que lo alcanzáramos. Por desgracia, Zero se obstinaba en caminar a paso de tortuga.

“… Deberías estar preocupada por ti misma; ¿vas a estar bien?” Pregunté. Zero ladeó la cabeza con extrañeza y me miró interrogante.

“Sé que eres una bruja fuerte y todo eso, pero estamos hablando de un grupo de brujas que han aprendido magia del Libro de Zero. No vas a ser vencida en tu propio juego,

¿verdad?”

“Ho… ¿estás preocupado por mí?” “¿Qué te hace pensar eso?”

“Porque claramente estás enamorado de mí.” “¡Por supuesto que no!” Grité.

Zero se rió con fuerza.

“Si te preocupa que muera sin cumplir mi parte de nuestro acuerdo, no te preocupes. No hay una posibilidad entre un millón de que sea derrotada. También he pensado en el peor de los casos. Incluso si yo sola no soy suficiente, mi poder y el de Decimotercero sería una fuerza con la que ninguna de las masas de brujas aprendices puede competir.”

“Decimotercero no está aquí.” Murmuré. Claro, eran compañeros de estudios, pero Zero parecía muy confiar mucho en él.

No, no era una cuestión de confianza. En cualquier caso, era obvio que compartían un vínculo, aunque el tipo de vínculo que compartían se me escapaba. Mi hilo de pensamiento se detuvo ahí, y sacudí la cabeza, desconcertado.

Zero y Decimotercero compartieron un vínculo… ¿qué hay de eso? Eso no tiene nada que ver conmigo.

Debería estar pensando en otras cosas más significativas. Bien, por ejemplo… “Hey, si hay hombres que pueden usar magia, ¿por qué se llaman brujas?” Uwah… Acabo de hacer esa estúpida pregunta en voz alta, ¿no?

Aun así, Zero respondió a mi tonta pregunta sin dudarlo.

“No entiendes el orden de los acontecimientos. En el pasado, las usuarias de hechicería se denominaban brujas para diferenciarlas. Así que, en otras palabras, las brujas eran originalmente poco numerosas.”

“Eh… es la primera vez que oigo eso.”

“Verás, mi mercenario, la hechicería es, en sus raíces, una rama del aprendizaje. Y las ramas del saber son siempre creadas por los hombres. Pero, por supuesto, incluso si los hombres fueran los creadores, eso no significaría que los hombres en particular sobresalgan en el campo, ¿sí?”

“Hm, parece correcto.”

“Lo mismo puede decirse de la hechicería; muchas mujeres hicieron grandes progresos en este campo, y a los hombres no les gustó nada. Se burlaban de las hechiceras hábiles llamándolas ‘brujas’. Expulsadas, las brujas se establecieron en todo el mundo, y esta diáspora hizo que la brujería se introdujera en el resto del mundo. Esto significa que la mayor parte del mundo conoció la brujería a través de las brujas. Así, la palabra ‘bruja’ se convirtió en sinónimo de la palabra ‘hechicera’, según lo que he oído. Debido a esta secuencia de acontecimientos, hoy en día hay muchas más brujas, aunque ciertamente existen hechiceros masculinos. Y esa existencia a veces produce, para bien o para mal, un poder espantoso.”

“… ¿Como el que posee Decimotercero?”

“Correcto.” Asintió Zero. Su voz sonaba extrañamente somnolienta y dulce.