Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 3

Capitulo 2: Un Banquete Bajo la Luz de la Luna

Parte 2

 

 

“Somos las espadas de la Iglesia, las cuchillas de la Santa, y los escudos de las personas. Si no salvamos a los inocentes que sufren, si no matamos a los subordinados… ¿entonces quién exactamente esperamos que lleve esa carga?”

“Como dije, la Torture Princess—”





“¡¿Quieres que le confiemos a aquellos que deberíamos salvar a otra persona?!”

Izabella le gritó al paladín caído. Su fría e implacable reprimenda hizo eco fuertemente. Tímidamente tragando saliva, el paladín sacudió su cabeza. Sin embargo, siguió su queja, su voz era prácticamente un chillido.

“Pero matar civiles…es horrible. Esto es—”

“¡¿Qué demonios te dije?!”

Izabella agarró el cuello del hombre a través de un huevo en su armadura. Era más alto y más fornido que ella, pero lo alzó en el aire con facilidad. Su confusión interna debe haberse desbordado, ya que las lágrimas comenzaron a bajar por su rostro junto a la sangre de su nariz.

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Mirando su mirada emocional de frente, Izabella gritó.

“¡Todos ustedes no deberían sentir ninguna culpa en matar a esas personas retorcidas! ¡Si hay alguna culpa a ser tenida, entonces como la que dio la orden, la cargaré yo, y yo sola! Cuando el momento llegue, el perdón de la Santa los guiará al lado de Dios. ¡Las personas que mataron podrían seguramente no tener ninguna objeción a eso!”

“Ma’am…comandante Izabella.”

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“¡Expulsen su pecho con orgullo y no derramen más lágrimas! No perdonaré a nadie que les reproche sus acciones, aunque sean ustedes mismos. Y en cuanto a ti…”

“¡Ma’am, sí, ma’am! ¡Mis disculpas, mis más sinceras disculpas! Yo solo, yo…”

El otro paladín saltó a la atención, sangre goteando por su frente. Entonces se dejó caer de nuevo para postrarse contra el suelo de piedra, su voz alta y chillona. Mirando hacia abajo al hombre claramente agitado, Izabella le dio una orden severa.

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“Ve a descansar en la estación de primeros auxilios. Y no te atrevas a poner un pie en el campo de batalla sin el permiso de un sanador. ¿O tienes intención de poner en peligro a tus camaradas?”

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“No, ma’am; ¡entendido, ma’am! ¡Haré como dice, comandante!”

“Entonces ve—y tienes mis disculpas por no notar tu condición antes.”

El paladín postrado luchó para ponerse de pie. Frustrados, el par se disculpó repetidamente. Luego, dándose cuenta de que tenían tareas apremiantes que atender, colocaron sus brazos izquierdos horizontalmente contra sus pechos y se inclinaron.

Después de regresar sus reverencias, Izabella dio un afirmativo asentimiento de cabeza. Los dos paladines se apresuraron en el camino para regresar a la base. A través de sus lágrimas, incluso el paladín que había necesitado apoyo hasta entonces recobró la compostura frenéticamente.

Pronto, se fueron, dejando atrás sólo un pesado silencio.

Izabella exhaló brevemente y miró fijamente al cielo. Después de que pasó un momento, habló bajo.

“¿Vas a salir?”

“¿Me viste?”

Sorprendido, Kaito regresó al camino.

Izabella se giró hacia él. Su cabello plateado se ondeó suavemente en la pálida luz de la luna. Sus ojos azul y púrpura parecían un par de piedras preciosas mientras se concentraban en él. Una amable y algo exasperada sonrisa se extendió por su rostro.

“Difícil no hacerlo contigo tan ansioso por derramar sangre… Intrigante. A primera vista, pareces acostumbrado a la batalla, pero a veces actúas como un completo amateur. Primero, déjame ofrecerte una disculpa. Mis subordinados fueron bastante groseros. Debe haberte dolido, escuchar a tu ama despreciado así.”

“Prefiero pensar en ella menos como una ama y más como una amiga.”

“¿Una amiga?”

Una vez más, Izabella respondió a las palabras de Kaito con total desconcierto. Con un gesto infantil que parecía chocar con su sagacidad y belleza, inclinó su cabeza al costado.

Notando su confusión, Kaito inconscientemente comenzó a balbucear.

“Ella, ya sabes, uh, hay muchas cosas que las personas malinterpretan sobre ella… Quiero decir, ella es la Torture Princess, así que algunas de esas cosas realmente no son malentendidos. Pero ella tiene cualidades buenas, también. La gente cree que es prácticamente un demonio, pero no lo es. Incluso ahora, está luchando sin temor en nombre de la humanidad.”

Kaito terminó enviando una esperanzadora mirada hacia Izabella, una que preguntaba si entendía a qué se refería.

Por alguna razón, sintió que ella sería compasiva.

Finalmente, Izabella dio un lento asentimiento de cabeza, como si su percepción hubiera cambiado.

“Eso es una sorpresa. La relación que ustedes dos tienen es mucho mejor de lo que había anticipado… Me disculpo por esta tarde también. Aunque es solo una excusa, tenía una razón para el consejo que di.”

“¿Sí?”

“Mi hermano menor fue asesinado por la Torture Princess. Como resultado, albergaba dudas sobre su confiabilidad.”

Sin siquiera una pausa, Izabella reveló una increíble verdad.

Los ojos de Kaito se agrandaron. Peinando hacia atrás su flequillo plateado, Izabella cubrió su precioso ojo izquierdo. Luego entrelazó sus siguientes palabras como si estuviera contando una vieja historia.

“Incluso ahora, cuando veo mi ojo azul, pienso en él… No era tan habilidoso en la magia como yo lo era. La gente le decía que sería muy difícil para él convertirse en un paladín. Pero su voluntad de vivir y su sentido de la justicia eran fuertes. Me había preparado para el día, pero nunca esperé que no volviera a casa del Plain of Skewers.”

“¡…!”

Mientras escuchaba la historia de Izabella, los pensamientos de Kaito inmediatamente salieron volando a un demonio particular.

Habían peleado con él casi inmediatamente después de que Kaito fue convocado por la Torture Princess. Abajo en un pueblo lleno de residentes masacrados, el Caballero que había gritado como un demente, sus brazos y sus piernas puestos en cadenas.

“ELISABEEEEEEETH! ELISABEEEEEEETH!”

Su voz llena de no solo dolor sino de absoluta furia.

Los ojos bajo su yelmo blindado habían sido sorprendentemente puros y azules y justo tan hermosos como el de Izabella. Y el contratista del Caballero había sido bastante joven y parecía originalmente haber sido bastante virtuoso.

Viendo al hombre, Elisabeth le había susurrado suavemente.

“Un sobreviviente del Plain of Skewers, ¿hmm? Debe haber sido doloroso. Sin duda me detestas.”

Ese chico… ¿Podría haber sido…? No, no hay manera.

“¿Qué pasa? Tienes una expresión extraña.”

Izabella frunció el ceño mientras miraba a Kaito inquisitivamente.

Después de internamente debatir por unos segundos, Kaito se tragó las palabras que habían estado en la punta de su lengua.

“…No, no es nada.”

Incluso si suposición es correcta, decirle no lograría más que traerle dolor.

Nadie querría escuchar que estaba la posibilidad de que su hermano había hecho un contrato con un demonio.

Habiendo tomado su decisión, Kaito eligió permanecer en silencio. Llevando una expresión desconcertada, Izabella continuó.

“Escuché que fuiste convocado como su sirviente de otro mundo. Ese siendo el caso, puede que no estés al tanto, pero desde el Plain of Skewers, cada batalla que los Caballeros Reales y nosotros los paladines peleamos ha terminado en innoble derrota. Teníamos el deber de proteger a las personas, no solo de la Torture Princess sino del ejército de demonios que Vlad Le Fanu comandaba. Pero hasta que la Torture Princess desertó de los demonios y obtuvimos un indulto temporal, fuimos constantemente invadidos. Con el fin de mantener nuestra frágil línea de defensa, tuvimos que hacer muchos sacrificios, la mayor parte de los cuales constaron de nuestras más talentosos y experimentados hombres.”

“Espera… ¿podría ser por eso…?”

“Precisamente. Como resultado, muchos de nuestros caballeros actuales son verdes y débiles al desgaste psicológico. Además de eso, la mayoría de nuestros miembros principales sobrevivientes son personas a las que se les encargó la tarea de vigilar el borde del área donde los demi-humanos de pura sangre y la gente bestia viven. Y desde el tercer tratado de paz, esa región ha sido el paradigma de la tranquilidad. Para aquellos soldados ver tales tragedias desarrollarse delante de ellos sin duda los envío a estados de pánico.”

Hizo su declaración son ojos solitarios. Una imagen de la calamidad que habían visto flotó de nuevo por la mente de Kaito.

Ese lugar había sido un paisaje infernal hecho de carne y sangre, un carnaval de la más cruel variedad. Si uno no estaba familiarizado con luchar contra demonios, habría sido un espectáculo duro para soportar. Sin embargo, no todo lo que Izabella tenía para decir era desalentador.

“Sin embargo, con todas nuestras fuerzas combinadas y con la ayuda de los sacerdotes, creo que tenemos el poder de asegurar la defensa de la capital contra el demonio invasor.

Aunque estamos sufriendo ataques desde dentro de nuestras líneas, justo como le aconsejé a Godot Deus, debería ser posible.”

“¿Así que lo que estás diciendo es que no necesitan la ayuda de la Torture Princess?”

“Retiro esa declaración. De hecho, decirte que esa fue mi razón principal para esta conversación. Incluso si poseemos suficiente poder para lidiar con esta situación, justo como dices, deseo salvar a la gente tan pronto como sea posible.”

Esta vez, fue el turno de Kaito de parpadear.

Izabella lo miró directamente. Su mirada era tan seria que casi daba miedo.

“Hablaré francamente. Incluso ahora, encuentro difícil confiar completamente en los dos. Pero entre lo que dijiste y el hecho de que la Torture Princess permanece de nuestro lado tras la muerte de Godot Deus, es suficiente.”

“… ¡Ah!”

Oh, cierto… ¡Así que ese es otro significado de la muerte de Godot Deus!

Kaito se sorprendió por las palabras de Izabella, casi como si hubiera sido abofeteado en el rostro.

La Torture Princess estaba atada por los grilletes de la Iglesia. Sin embargo, ella podía deshacerse de ellos al formar un contrato con un demonio. Si eso sucedía, Godot Deus había estado de acuerdo con detenerla al costo de su vida y todo el poder espiritual que poseía. Pero ahora estaba muerto.

Aun así, la Torture Princess no había traicionado a la humanidad.

Kaito frenéticamente se devanó los sesos por la manera en que la muerte de Godot Deus había cambiado la situación.

Mientras lo hacía, la voz de Izabella rápidamente lo trajo de regreso a la realidad.

“Por favor préstanos tu fuerza.”

El cabello plateado de Izabella ligeramente brillaba como si se mezclara con la luz de la luna. Cuando Kaito volvió a sus sentidos, encontró a Izabella inclinado su cabeza bajo. Ante sus ojos nerviosos, ella hizo su calmada y poderosa declaración.

“Por el bien del pueblo.”

Humillarse a uno mismo ante un demonio es la cima de la estupidez.

Kaito agitó ese pensamiento a través de su mente. Sabía eso porque era el contratista de uno, y la Iglesia poseía suficientes documentos e información sobre los demonios que probablemente lo sabían también. Los sangrientos anales de historia deberían haberles enseñado lo que le pasaba a cualquiera lo suficientemente tonto como para inclinarse ante un demonio.

A pesar de eso, Izabella estaba inclinándose sinceramente ante Kaito.

En otras palabras, pensaba en él como humano.

Cuando se dio cuenta de eso, Kaito habló.

“Soy…soy Kaito. Kaito Sena.”

“Kaito Sena… ¿nos prestarás tu fuerza?”

“Por supuesto. Era… ¿comandante…uh…?”

“Izabella está bien. Puedes también llamarme Vicker, si prefieres.”

“Izabella, entonces. Eso es lo que yo debería estar pidiendo. Por favor, préstanos tu fuerza.”

Apunto de extender su brazo derecho, Kaito cambió de opinión y fue con su bestial brazo izquierdo. Como si la estuviera probando, la extendió a propósito. Sin una pizca de duda, Izabella tomó su mano en un guantelete y sujetó la suya, la prueba de su contrato demoníaco.

Pelaje y metal entraron en contacto. Mirándose directamente el uno al otro, los dos hablaron al unísono.

““Eliminemos a ese demonio juntos.””

Mientras lo hacían, una risa como humana hizo eco alrededor de los tímpanos de Kaito.

Un bajo murmullo rozó su oído, uno que tanto lo amenazaba como lo ridiculizaba.

Eres el contratista de un demonio, la personificación misma del poder diseñado para destruir el mundo.

Sin embargo, tú salvas a otros, recibes su gratitud, y sientes serenidad. Ridiculeces sobre ridiculeces.

Tan absurdas e insalvables contradicciones.

Isekai Goumon Hime Volumen 3 Capitulo 2 Parte 2 Novela Ligera

 

Debería darte vergüenza, chico.

Aun así, Kaito siguió sujetando la palma de Izabella.

Como diciendo que, si la soltaba, perdería algo clave para su humanidad.

***

 

 

Alrededor de diez minutos más tarde, Kaito volvió a recorrer el camino principal con su tazón de gachas en mano.

A través de algún golpe de fortuna, a pesar de todos los calvarios por los que había pasado, su contenido todavía no se había derramado.

El hecho de que no había sido pateado por los dos paladines había sido nada más que un milagro. Cuando había ido a recuperarlo, Izabella exasperadamente le preguntó por qué lo había puesto ahí.

Regresó a la plaza haca sólo hace un momento. Al parecer, después de escuchar que la Torture Princess, dos paladines, y Kaito habían dejado la plaza, había venido tras ellos bajo la sospecha de que una pelea podría estallar.

En otras palabras, en el momento en que encontró a Kaito y los paladines, había completado su objetivo inicial.

“Hmm, ¿ahora a dónde se fue Elisabeth?”

Kaito, ahora solo, vagaba por la amplia carretera. Antes de que lo hubiera notado, los edificios alrededor de él habían dejado de ser residencias, en cambio se convirtieron en restaurantes, tiendas, posadas, y similares.


En la distancia, podía ver el muro exterior rodeando la puerta sureña de la ciudad. Pero incluso cuando el paisaje cambió a uno adecuado para viajeros, Elisabeth seguía sin verse en ninguna parte.

No aquí, ¿huh…? No me digas que ya volvió, ¿o sí?

Entonces Kaito se detuvo de golpe.

Podía escuchar una voz cantando una hermosa canción.

La voz responsable de la suave melodía era una que conocía bien.

Nervioso, Kaito revisó los alrededores para ver de dónde venía. Luego notó un bar-barra-restaurante lleno de techo de tablillas y valla publicitaria de cobre con su puesta de madera dejada bien abierta.

La canción venía desde el interior.

Kaito cuidadosamente subió las escaleras, las cuales estaban hechas de ladrillos y habían sido desgastadas por años de pisadas de borrachos. Cuidadosamente echó un vistazo dentro de la tienda. Las mesas redondas estaban alineadas sobre el suelo de madera gastado dentro.

Y Elisabeth estaba sentada en una de esas mesas.

Estaba cantando suavemente para sí misma mientras se bañaba en la luz de la luna que entraba por las ventanas.

Ocasionalmente, pateaba sus elegantes piernas de un lado para el otro, como un niño jugando en el agua. Por alguna razón, gatos se reunieron alrededor de ella. Acariciaba sus suaves lomos mientras se acurrucaban junto a ella, mirando con la mirada perdida al vacío mientras la canción vagaba inconscientemente por sus labios.

Una sonrisa apareció en su rostro, una que parecía de alguna manera solitaria pero también tranquila.

Después de observarla por un momento, Kaito tímidamente la llamó.

“Entonces… ¿te gustan los gatos?”

“¡Hwah!”

Dando un asustado grito, Elisabeth se puso en pie de un salto. Todos al mismo tiempo, los gatos relajándose a su lado levantaron maullidos estridentes y se dispersaron.

Girándose para ver a Kaito, Elisabeth hizo una pose extraña.

“¡K-Kaito! ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡No me mires así!”

La manera en que prácticamente estaba gruñendo con ira se parecía a un gato con su pelaje erizado. Sin embargo, su extraña pose de combate también traía a la mente algún tipo de pájaro extraño. Intentando recordar donde la había visto antes, Kaito asintió con la cabeza.

“¡Oh, hey, esa es la misma pose que Butcher hizo!”

“¡No me vayas y me agrupes con ese hombre! ¡Es la cumbre de la desgracia!”

Elisabeth rugió con indignación. Dentro de la cabeza de Kaito, su imagen mental del Butcher estaba saltando arriba y abajo en protesta. Si el hombre mismo hubiera estado aquí, probablemente habría estado gritando algo sobre descortesía.

Dejándose caer de nuevo en la mesa redonda, Elisabeth cruzó sus brazos. Se burló con desagrado.

“¡Ha, no es que yo tenga alguna fuerte debilidad por los gatos! Simplemente me senté, y se acercaron a mí voluntariamente.”

“Oh, así que eres el tipo de persona que atrae a los gatos.”

“¡Deja de hablar de mí con tan peculiar calor cada vez que puedes!”

Elisabeth gruñó con ira otra vez. Kaito podía prácticamente ver una cola erizada sobresaliendo detrás de ella. Dándose cuenta de que sería obligado a sentarse en una ducking stool a este ritmo, Kaito se calló.

Después de permanecer enojada por un momento, Elisabeth inquisitivamente inclinó su cabeza al costado un poco.

“¿Hmm? Te preguntaré de nuevo. ¿Qué estás haciendo aquí, Kaito? ¿Demasiado tiempo en tus manos?”

“Lo mismo que tú. ¿Por qué te fuiste así? Parece que tú eres la única con demasiado tiempo en sus manos.”

“Ha, tonto. Si descanso por un momento en un lugar tan atestado de caballeros, muy probablemente me encontraría desafiada a un duelo. Y aplastar a todas esas pulgas una por una parece una molestia.”

Elisabeth se encogió de hombros. Kaito asintió con la cabeza en entendimiento.

Dadas las órdenes de Godot Deus, era poco probable que alguien intentara matarla mientras duerme. Sin embargo, incluso en su actual estado de emergencia, no habría sido extraño que alguien la desafiara a un duelo. Probablemente también había personas que querían confirmar su poder y sus verdaderas intenciones antes de la batalla decisiva contra el demonio.

Mientras Kaito pensaba en eso, el interés de Elisabeth se dirigió a otra parte.

Desviando su mirada al tazón en su mano, inclinó su cabeza al costado una vez más.

“¿Hmm? ¿Qué podría ser eso?”

“Oh, cierto, aquí.”

“¿Oh-ho?”

“Está rico.”

“Hmm.”

“Vamos, cómelo.”

“Mm.”

Después de su misteriosamente corto intercambio, Elisabeth tomó el tazón de Kaito. Mientras sacaba las gachas amarillo pálido, le echó una mirada asesina a Kaito. Kaito asintió con la cabeza, instándole a creer en él.

Todavía luciendo algo preocupada, Elisabeth obedientemente metió las gachas en su boca. Una expresión compleja se extendió por su rostro mientras masticaba. Finalmente, se tragó el bocado, luego murmuró.

“Paddle*.”

[Nt: Paleta o raqueta.]

“¿Por qué?”

Tener un dispositivo de tortura convocado sobre él sin siquiera una discusión no había sido lo que Kaito había esperado que pasara.

Oscuridad y pétalos carmesí se arremolinaron. Un palo de madera con clavos se balanceo hacia abajo en el lugar donde Kaito estaba de pie. Esquivando el despiadado ataque con movimientos que o bien podrían ser descritos como elegantes o raros, Kaito levantó su voz en protesta.

¡Heyyyyy! ¡Pasé por un inferno trayéndote eso! ¡¿Y me lo pagas con tortura?!”

“Mm, estaba espantoso.”

“¿A qué te refieres con ‘espantoso’? ¡Estaba genial!”

“¡Estaba absurdamente pegajoso y terriblemente viscoso*! ¡Esto es alguna forma de molestia!”

[Nt: Extrañamente usa dos adjetivos con el mismo significado.]

“Eso no puede… Oh.”

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Arrebatando le el tazón a Elisabeth y mirando dentro, Kaito se quedó mirando, perplejo. Debido al grano que se había usado, las gachas se habían endurecido en un amasijo pegajoso. Dejando caer sus hombros, decaído, Kaito soltó un pesado suspiro.

Mientras lo miraba, Elisabeth chasqueó sus dedos en reconocimiento y desvaneció la Paddle.

“Parece que fastidiarme no era tu intención… ¿Hmm? Espera un momento, espera. ¿No me digas que traerme eso fue tu única razón para dejar la plaza?”

“Lo fue, ¿por qué?”

“¡Tonto! ¡Irte por una razón tan estúpida segura atraerá la duda de los paladines! ¡Con ama y sirviente habiéndose ido al mismo tiempo, seguro levantarán sospechas de que estamos tramando algo!”

“¡Ow! ¡No me patees! Está bien; ¡Izabella no es así!”

“¡¿Qué crees que estás haciendo, actuando tan amistoso de repente?!”

“¡Nos encontramos hace poco y charlamos de cosas! Y, uh…”

Bloqueando las espléndidas patadas circulares de Elisabeth, Kaito abrió su boca para hablar. Sin embargo, antes de que pudiera terminar sintió una ola de vergüenza.

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A-Ahora que lo pienso, tengo que admitirlo, fue una razón un poco estúpida.

Pero ahora que estaba aquí, no era como si pudiera volver atrás.

Bajando su cabeza un poco, dio su razón en un murmullo.

“Imaginé que podrías tener hambre… Y me hizo realmente feliz cuando la monja me dio mi comida, así que…”

“¿Eso es todo?”

“Eso es todo.”

Kaito finalmente levantó su cabeza, como si preguntara qué tenía eso de malo. Expulsó su pecho con orgullo.

Apunto de gritar con ira, Elisabeth presionó su frente. Sus hombros se desplomaron.

Con un “haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah,” soltó un gigantesco suspiro.

“Así que viniste hasta aquí para traerle gachas a la Torture Princess, ¿eh…? Tu temeridad en verdad no conoce límites.”

“Siento que te estás burlando de mí.”

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“Eso hago, tonto.”

Elisabeth bufó. Sentándose de nuevo en la mesa redonda, agitó una mano sin propósito.

Sintiendo que el alboroto se había calmado, los gatos se reunieron otra vez alrededor de ella. Maullaban mientras se acurrucaban junto a ella.

Mientras despreocupadamente acariciaba su enredado pelaje, Elisabeth hizo un gesto hacia el borde de la mesa redonda.

Kaito miró y encontró botellas de vino, carnes ahumadas, aceitunas, queso, y similares alineados en ella. Probablemente los había conseguido de la cocina. Pétalos de flor pasaron rápidamente por la boca de una de las botellas aún selladas.

Una fragancia salió a la deriva, y un vino tinto se derramó sobre la mesa.

“Bueno, no importa. Estás aquí. También podríamos sacar el mayor provecho. Disfruta, Kaito, y bebe conmigo.”

“Una fiesta, ¿huh? Eso es una sorpresa. ¿No será esto malo para la batalla mañana?”

“Como estás ahora, tu magia eliminará las impurezas de tu sistema sin importar cuán intoxicado te pongas.”

“Mierda, la magia es muy conveniente.”

“Adelante, entonces. Bebe.”

Elisabeth tomó la botella cortada y se la lanzó a Kaito. Mientras su contenido salía a borbotones, la atrapó. Cuando lo hizo, Elisabeth agarró una botella ya abierta y tomó un trago.

Un gato negro vino y olió el vino derramado, luego intentó lamerlo. Viéndolo, Elisabeth rápidamente se bajó de un salto de la mesa y cuidadosamente agarró al gato por el cogote.

“No, no, nada para ti. Ven, siéntate aquí ahora.”

El gato maulló después de ser colocado en el regazo de Elisabeth. Observando la escena en desarrollo, Kaito le planteó una pregunta a Elisabeth.

“Hey, ¿qué vamos hacer respecto a estos gatos? Basado en su pelaje, no parece pertenecerle a alguien. ¿Van a estar bien aquí?”

“Hmph. Si todo lo que se necesita es transportar los gatos, puedo dibujar varios círculos de teletransportación. Los lanzaré por ellos más tarde. Si los dejo en otra ciudad, deberían ser capaces de ingeniárselas.”

Mientras hablaba, Elisabeth rascó la barbilla del gato.

El gato ronroneó deleitado.

“Estos pequeños no necesitan preocuparse por invasiones de demonios y cosas similares.”

Instando a Kaito a probar los hors d’oeuvres*, Elisabeth se tragó su vino. Mientras la miraba comer, Kaito fue golpeado por una premonición ominosa.

[Nt: Parece que son unos aperitivos que se acompañan con licores suaves como el vino, jerez o cerveza.]

¿Elisabeth Le Fanu alguna vez tendrá otra oportunidad de comer una comida real fuera de la capital?

Sintió como si su vino de repente se hubiera vuelto amargo.

Esta era su batalla final. Una vez que hubieran derrotado a los últimos tres demonios, sólo había un camino restante para ella.

“Hey, Elisabeth.”

“¿Qué pasa?”

“Las guarniciones aquí están frías, y las gachas se pusieron asquerosas.”

“Mm.”

“Después de esto, cuando volvamos a casa con Hina, tengamos algo caliente y sabroso para comer.”

Kaito eligió sus palabras deliberadamente. Sin embargo, no hubo respuesta alguna.

Elisabeth permaneció en silencio. Kaito parecía querer hablar con ella de nuevo. Sin embargo, como si quisiera impedirle hacerlo, tomó un gran trago de su vino.

Después de beber una cantidad considerable, comenzó a hablar sobre algo completamente distinto.

“Mañana en la mañana, nos reuniremos con Shepherd y comenzaremos nuestro ataque con todo. Mantente listo.”

Kaito, no habiendo escuchado sobre ese plan, tragó saliva.

Ahí fue donde su conversación terminó. La Torture Princess no tenía nada más para decir.


Kaito no hizo nada más que mirar fijamente su hermoso rostro de perfil. Entonces de repente se dio cuenta de algo.

Esa canción hace un momento…

En verdad, Kaito nunca había escuchado una de esas antes. Después de todo, su madre había fallecido antes de que tuviera suficiente edad para recordarla. Pero sabía que esa suave melodía no podría haber sido alguna otra cosa.

Eso fue…

Fue una canción de cuna. Estaba seguro de ello.

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