Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 3

Capitulo 1: Una Ciudad Rechazando La Muerte

Parte 2

 

 

De repente, una clara voz sonó y bloqueó el tren de pensamiento de Kaito.

“Así que tú eres la Torture Princess. Primero, deseo expresar mi gratitud. Hiciste bien en responder a nuestro llamado.”


La puerta se abrió, y una mujer, acompañada lado a lado por un paladín, salió desde el interior a pasos largos.

Ella misma probablemente era un paladín también. Su cuerpo era tan ágil como un estoque, y llevaba la misma armadura de plata que los otros. Sin embargo, sobre sus hombros estaba un magnífico manto azul oscuro de marca fina bordado con plata. Su cabello plateado se estrellaba contra él y mejoraba más la llamativa impresión que ella daba.

Eso y su par de ojos azul y púrpuras que desentonan le hacían presumir una belleza etérea.

Sin embargo, la luz dentro de ellos era fría.

Parecía mucho más joven que sus compañeros paladines, y el hecho de que era una mujer era inusual también. A pesar de todo eso, Kaito se sorprendió por algo totalmente distinto.

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Diablos, eso es impresionante. Para una humana ordinaria, tiene locas reservas de maná.

Desde su contrato con el Káiser, la habilidad de Kaito para medir el flujo de maná se había refinado. Aunque las reservas de maná de la mujer no se podían comparar con las de la Torture Princess o las de Kaito, dado que él había hecho un contrato con un demonio, estaba bien por encima de lo que una persona común podría esperar poseer.


En evidente contraste con el siniestro y espinoso maná de Elisabeth, el de esta mujer parecía tan profundo y tan sereno como el mar. Kaito podía decir, no por conocimiento, sino por intuición, que ella sería muy adecuada para la curación, protección, y convocación de magia.

Parece que le va bastante bien entre los Caballeros Santos, pero apuesto a que podría haberse convertido en un mago bastante fuerte, también… Espera, ¿huh? ¿Acabo de llamarla una humana ordinaria?

Era casi como si se considerara algún tipo de monstruo. Pero difícilmente podía culparse. Para alguien que había sido reencarnado de otro mundo, por no mencionar uno cuyo brazo izquierdo era el de una bestia, seguir percibiéndose a uno mismo como un humano ordinario no era una tarea fácil.

Aun así, parezco estar empeorando sobre ello.

A su pesar, Kaito miró a lo lejos en la distancia y sonrió de forma auto burlona. Sin embargo, la mujer interpretó su sonrisa de una manera diferente.

Entrecerrando sus ojos, habló.

“Qué grosero. ¿Qué, hay algo en mi rostro?”

“¿Huh? Oh, lo siento, solo me estaba riendo de mí mismo. No te preocupes por eso.”

“… ¿De sí mismo? ¿En un momento como este?”

“Mm, bueno, mi sirviente es un hombre de muchas peculiaridades. Prestarle atención es poco más que un desperdicio de tiempo. Harías mejor en simplemente ignorarlo… Y como dije, soy Elisabeth Le Fanu, la Torture Princess.”

“Permítanme darles la bienvenida una vez más. Gracias por venir hasta aquí.”

“Basta de formalidades vacías. Recibí la noticia de la muerte de Godot Deus. ¿Estás a cargo aquí?”

“No lo estoy. En lugar de explicar la situación, sería más rápido simplemente llevarlos a conocer al hombre que sí lo está. Síganme. Espero que se sorprendan bastante.”

Con esa enigmática declaración, se giró sobre su talón, su magnífico manto arremolinándose detrás de ella. Sus dos asistentes fueron tras ella.

Después de intercambiar una mirada, Kaito y Elisabeth obedientemente siguieron detrás.

***

 

 

Una hilera de tiendas simples estaba alineada sobre el suelo de piedra.

Cuando pasó por ellas, Kaito curioseó dentro de una.

Dentro, un sanador estaba sujetando desesperadamente a un hombre convulsionando a su cama mientras usaba hierbas medicinales para aliviar el dolor del hombre. Kaito pudo ver a varios de los otros sanadores aplicando magia y medicina a diestra y siniestra para atender a los heridos. Dado que cada uno se jactaba de considerables reservas de magia, su lugar original de empleo probablemente era el palacio real.

Una larga fila se extendía más allá de las tiendas. Parecía que aquellos que eran considerados demasiado jóvenes o demasiado enfermos para huir por su cuenta estaban siendo teletransportados fuera de la ciudad. A pesar del hecho de que la línea era vigilada en ambos lados por Caballeros Reales, todos los que estaban en ella estaban tan nerviosos que se habrían puesto a llorar a la más mínima provocación.

En otro sitio, los paladines estaban llamando y reuniendo a los no heridos y a aquellos con sólo padecimientos menores. Sin embargo, entre las personas que estaban gritando en caos y aquellos que estaban pegados al suelo con ojos muertos, no hubo escasez de personas ignorando sus órdenes.

Cada persona que había escapado llevaba una carga pesada y desesperada.

“…Este lugar está al límite, de acuerdo.”

“Y por una buena razón. Sería bastante aberrante para un hombre que pudiera relajarse después de huir por tan poco del peligro.”

Al escuchar el susurro de Kaito, Elisabeth asintió con la cabeza.

Finalmente, los dos llegaron al centro de la plaza. Viendo algo extraño ahí, Kaito entrecerró sus ojos.

“… ¿Qué pasa con eso?”

“Esa es una estatua de la Santa. Difícilmente una rareza.”

“No, pero, por así decirlo, ¿qué está haciendo aquí?”

Una estatua de bronce de una santa de boca abajo derramando lágrimas de sangre estaba ante ellos. Delante de ella estaba otra estatua, un apóstol arrodillado envuelto de la cabeza hacia abajo en trapos harapientos. Sorprendentemente, el apóstol era un demi-humano.

Piernas con escamas grabadas en ellas y garras afiladas se asomaban del borde inferior de los trapos.

Daba la impresión tanto de que se estuviera regocijado como lamentando ante el sufrimiento de la Santa.

La escena traía a la mente tortura, haciéndola una extraña elección para decorar una plaza querida.

“Es un poco sombrío para una decoración de plaza, ¿no lo crees?”

“Quizás, pero según las leyendas de la Iglesia, la sociedad actual de la humanidad todavía se basa en el fundamento del sacrificio de la Santa Dolorida. En resumen, la escena significa los pecados que el hombre obligó a la Santa a soportar. La gente debe vivir una vida adecuada, constantemente recordando sus pecados mientras cantan oraciones de gratitud. La estatua está colocada en un lugar cotidiano para recordarles eso. Sirve como algo parecido a una advertencia.”

“…Ya veo.”

Su explicación fue directa, casi al punto de herejía, pero inspiró un vago tipo de comprensión en Kaito. Movió su mirada de la estatua de bronce a la tienda junto a ella. Estaba ubicada muy cerca de la estatua y era mucho más angosta y grande que las demás que tenían a los heridos.

El paladín se detuvo directamente delante de la. Levantando su brazo izquierdo, hizo un gesto para que los dos entraran.

“Por aquí.”

Sintiendo las miradas hostiles de los Caballeros Reales montando guardia haciendo presión sobre ellos, Kaito y Elisabeth entraron. Cuando lo hicieron, fueron asaltados por luces brillantes, obligando a Kaito a entrecerrar los ojos.

“… ¿Qu—?”

“Nada mal. Impresionante incluso, ser capaz de ensamblar tantos.”

La voz de Elisabeth estaba llena de admiración. Kaito miró y descubrió que un muro entero estaba cubierto de dispositivos de comunicación mágicos activos. Oficiales civiles estaban frenéticamente poniéndolos en marcha, intercambiando mensajes con compañeros que fueron sacados de ahí por grandes distancias.

Voces tensas y furiosas llenaron el aire, y el paladín los llamó a los dos otra vez.

“Por favor sigan caminando. Nuestro destino se encuentra más adentro.”

Impulsados por sus palabras, Kaito y Elisabeth continuaron.

El aire era caliente y fangoso, pero entre más se adentraban, más frío hacía. Al llegar a las profundidades internas de la tienda, podían oír nuevas voces yendo y viniendo, voces poseyendo un diferente tipo de gravedad que las de antes. Había un escritorio colocado directamente sobre el suelo de piedra, y un mapa de la capital estaba extendido sobre él. Paladines estaban señalando e intercambiando argumentos con expresiones severas.

“Para el bombardeo de La Mules*, deberíamos…”





[Nt: Supuestamente es “Mulas” en inglés y francés, seguro es un lugar-]

“Hemos recibido para mañana por la tarde…”

“Considerando el ángulo y el rango efectivo, la colina en el cementerio es…”

“La gente que necesitaremos para asegurarla son…”

Lo que sé que estuvieran discutiendo, fue completamente incomprensible para Kaito. Un hombre estaba flotando delante de ellos. Al ver la extrañamente borrosa espalda del hombre, Kaito comenzó a dudar de sus propios ojos.

Espera, ¿por qué la espalda de ese tipo es borrosa?

[Nt: Yhossa, creo que aquí en realidad debería ir como en un pensamiento normal, pero lo dejo a tu decisión :v]

[NC: si claro, como no…]

El hombre estaba vestido con una vestimenta simple, pero de alta calidad. Probablemente estaba asociado a la Iglesia.

Preguntándose quién era, Kaito frunció el ceño. Junto a él, Elisabeth murmuró en una voz tensa.

“… ¿Godot Deus?”

“¡¿Godot Deus?!”

Kaito por reflejo soltó un grito histérico. Eso no debería haber sido posible.

¿No murió Godot Deus?

[Nt: Aquí igual :c]

[NC: …5mentarios]

Godot Deus se supone que había perdido su vida en el ataque inicial, cuando los tres demonios habían comenzado su expansión explosivamente. Sin embargo, al ser llamado por el nombre de un hombre muerto, el hombre se giró para verlos.

“Elisabeth, ya veo. Hiciste bien en venir aquí.”

Aparte de a través de los dispositivos de comunicación, esta era la primera vez que Kaito había visto a Godot Deus. En contraste con sus expectativas, la apariencia de Godot Deus no era nada más que la de un flaco viejo arrugado—el tipo que podrías encontrar en cualquier parte. Pero dado el hecho de que su supuesta muerte no le había impedido aparecer ante ellos, claramente no era un hombre ordinario.

Kaito entrecerró sus ojos y le echó un vistazo a Godot Deus de nuevo. Tras una inspección más cercana, era parcialmente transparente. Un tazón de plata estaba a sus pies, una joya descansando en una piscina brillante de agua.

Mientras la miraba fijamente, la piedra en su bolsillo se retorció. Al mismo tiempo, Kaito se dio cuenta de algo.

Ya veo. Godot Deus realmente murió.

El Godot Deus flotando delante de él no era nada más que una reproducción de su alma, lo mismo que Vlad era. Suministrado con maná del agua santa que la Iglesia había preparado, estaba comandando las tropas desde más allá de la tumba, La piedra se retorció de nuevo. Parecía que Vlad quería hablarle al hombre, quizás debido a que ambos eran reproducciones. Pero si Kaito hiciera lo que Vlad quería y lo materializara, había una sólida posibilidad de que los paladines lo matarían en el acto.

Mientras Kaito ignoraba la piedra, para su sorpresa, Godot Deus habló en voz alta.

“¿Tienes a Vlad ahí dentro?”

“Espera, ¿lo sabías?”

Completamente expuesto, Kaito respondió sorprendido.

Ante la repentina mención del nombre del anterior contratista del Káiser, la tensión llenó la habitación. Elisabeth se quedó mirando al vacío. Godot Deus calmadamente sacudió su cabeza.

“Tu brazo izquierdo es el del Káiser y prueba de que alguien sin conocimiento en invocación fue incentivado por una tercera parte a formar un contrato. Cuando me dijiste que no tuviera ningún arrepentimiento, me estabas advirtiendo que esta la elección que habías tomado. Sirviente de Elisabeth…qué tonto eres, formando un contrato con un demonio.”

“Sí, estoy de acuerdo contigo ahí. Pero no he herido a nadie, y planeo mantenerlo así. En el momento en que intente herir a un inocente, mi ama Elisabeth probablemente me decapitará inmediatamente de todos modos. No les he dado ninguna razón para criticarme o darme órdenes…y no tienen base para castigarme.”

“Palabras fuertes. Sin embargo, es cierto que carecemos de fichas para jugar. Si tienes intención de pelear junto a Elisabeth, lo permitiré. Sin embargo, hay una cosa que deseo confirmar.”

Godot Deus extendió una mano huesuda.

Luego habló en voz baja y ronca.

“¿Te importaría dejar salir a Vlad?”

En respuesta a su solicitud, Kaito cuidadosamente hizo circular maná por la piedra en su bolsillo.

De repente, pétalos de rosa cerúleos y oscuridad se arremolinaron dentro de la tienda. Los paladines soltaron frenéticos gritos. Mientras disfrutaba de sus reacciones, el cuerpo fantasmal de Vlad se formó en el aire.

Desbordando andrógina belleza, cruzó sus piernas y actuó con prepotencia a sus alrededores.

“Hey, Godot Deus. Mucho tiempo sin verte.”

“¿Por qué te estás dando aires, bufón?”

“Estás intentando hacerlo sonar como si aparecieras después de ser llamado, pero literalmente solo estabas rogando que te dejara salir.”

Elisabeth y Kaito interrumpieron al mismo tiempo. Los paladines agarraron los mangos de sus espadas al unísono. Sin embargo, después de darse cuenta de que era sólo un fantasma, bajaron su guardia.

El cabello negro de Vlad se ondeaba mientras le sonreía a Godot Deus.

“La última vez fue la inquisición—no, ¿fue la vez que no escatimaste esfuerzos en atormentarme? Ver a uno de los sumo sacerdotes de la Iglesia reducido al mismo estado que yo… Nunca me di cuenta de que la Iglesia disfrutaba tanto torcer el orden natural. Por primera vez, me encuentro intrigado en ustedes compañeros.”

. “Sospeché que los residuos de tu alma aún estaban presentes en el mundo. Qué deplorable. Después de la ejecución de la Torture Princess, tendremos que destruirte con la mayor prontitud.”

“Oh, no necesitan preocuparse por eso. Escuché que Elisabeth tiene intención de encargarse de mí ella misma antes de eso.”

“Aun así, el brazo del sirviente de Elisabeth aparte, las cosas excediendo nuestras expectativas parecen estar apareciendo a diestra y siniestra… Esto, también, debe ser una de las pruebas de Dios.”

Medio ignorando lo que Vlad tenía para decir, Godot Deus sacudió su cabeza de nuevo.

Después de escuchar su intercambio, Elisabeth de repente dijo algo.

“Sí, me sorprendí también. ¿La Iglesia no se opone a desafiar la muerte de tal manera?”

“Es como dices. Con mi alma actualmente residiendo con Dios, con todo sentido, Godot Deus debería dejar de existir en este mundo tan rápido como sea posible. Sin embargo, el pueblo está en pánico. Después de todo, soy el único entre los sumo sacerdotes con la autoridad de ordenar tanto a la Torture Princess como a los paladines. Un hombre al que se le confío una espada no debe ser puesto a descansar solo.”

Godot Deus habló como si fuera un asunto que no le concerniera.

Kaito no sabía casi nada sobre la estructura de poder gobernando esta sociedad. Pero había sido capaz de descifrar que el mando de los Caballeros Santos, una organización clasificada más alto que los Caballeros Reales, no le correspondía al rey sino a la Iglesia y que ellos eran una organización especializada en combatir demonios.

Supongo que tendré que preguntarle a Elisabeth sobre los detalles más tarde.

Mientras Kaito reflexionaba sobre eso, Godot Deus hizo otra declaración increíble.

“No soy el único Godot Deus que existe actualmente. Otros están posicionados por toda la capital. En términos generales, desde los refugios esparcidos por doquier hasta las rutas de escape a los lugares que las conectan, la suma total de yos en operación llega a veinte.”

“… ¿Qué?”

Kaito soltó una perpleja exclamación. No pudo evitar imaginar veinte Godot Deus todos reunidos en la misma habitación. Lleno de repugnancia instintiva, frunció el ceño.

La idea de tener múltiples reproducciones de la misma alma al mismo tiempo era increíblemente retorcida.

Desde su lado, Elisabeth se rio fuertemente.

“¡Ha-ha, qué chiste! ¡Pensar en el sacerdote principal de la Iglesia manchando la providencia de tal manera! ¡En verdad todos ustedes tienen sus espaldas contra la pared!”

“¡Cuida tu boca, mujer!”

Uno de los paladines lanzó una reprimenda mordaz. Sin embargo, la mujer que había guiado a Kaito y Elisabeth allí levantó una mano para amonestarlo. Después de asentir con la cabeza a la mujer, Godot Deus se giró hacia Elisabeth.

“Una vez más, la Iglesia recurre a la Torture Princess. Pelea junto a los paladines y derrota al demonio que invade la capital. Tu oponente son los últimos tres de los catorce demonios. Esta será tu orden final.”

Con eso, Godot Deus hizo una pausa por un momento.

Su mirada atravesó a Elisabeth con la intensidad de la de un halcón.

“Hasta el día de tu muerte, intenta hacer algo bueno, al menos.”

“¡Habría hecho todo eso me hubieras dicho o no, viejo senil!”

La Torture Princess respondió a todo volumen a la orden de la Iglesia.

Su respuesta estuvo acompañada por una diabólica sonrisa. Godot Deus asintió con la cabeza, satisfecho. Elisabeth se mofó, luego tocó el mapa de la capital con la uña de su dedo índice pulida de negro.

“Ahora, esta batalla tomará lugar en un entorno urbano, así que respecto a cuanto se me permite destruir…”

“Si se me permite, no necesitamos la ayuda de la Torture Princess.”

Una clara voz sonó e interrumpió la pregunta de Elisabeth. Elisabeth entrecerró los ojos irritada.

Kaito se giró para ver a la locutora. Era el paladín, la que había acabado de evitar que su subordinado amonestara a la Torture Princess. Inclinó su cabeza al costado ante la imprevista oposición.

Por otro lado, Elisabeth dijo con desprecio de manera provocadora.

“Eso me recuerda, no hemos escuchado tu nombre aún. ¿Quién eres? ¿Qué te da el derecho?”

“Mi nombre es Izabella Vicker, comandante de los Caballeros Santos. Godot Deus, por favor, sepa que hablo con el mayor de los respetos. No debemos pedir prestada la fuerza de la Torture Princess. No debemos depender de una pecadora.”

“Salta el sentimentalismo. Declara por qué sientes que es innecesaria.”

“Sí, perdóneme. De acuerdo con la reunión anterior, una vez que terminemos de evacuar a los residentes, planeamos lanzar un ataque de órdago* al demonio con el apoyo de los sacerdotes. Y La Mules, Shepherd*, se nos unirán también.”

[Nt: A gran escala. **No sé si sea hombre o mujer, pero Pastor o Pastora.]

“Hey, ¿Elisabeth?”

“¿Ahora, de todos los momentos? ¿Qué es? Si es alguna tontería ociosa, te mataré a golpes.”

“¿Qué es el Shepherd?”

“Un sumo sacerdote que tiene la autoridad para convocar bestias y espíritus míticos de primera clase. Parecería que el pez gordo ha sido programado para hacer una aparición.”

Elisabeth respondió la pregunta de Kaito. Desde su costado, él vio su rostro endurecerse un pelo. Viendo eso, podía decir que esta persona era el verdadero asunto.

La chica paladín—Izabella—siguió hablando.

“En particular, los sacerdotes poseen la bendición de Dios, una bendición que los deja inviolables por las manos de los demonios. El mismo cuerpo del demonio expandiéndose está expuesto, y la efectividad del ataque de una bestia mágica debería ser obvio. Dadas esas condiciones, los Caballeros Reales y los paladines juntos deberían resultar ser suficientes para subyugar al demonio. Podemos resolver este asunto con las manos de la humanidad solos; depender de la Torture Princess ahora mancharía el orgullo de la Iglesia.”

Con esa, completó su digna declaración, Los paladines alrededor de ella asintieron con la cabeza en consentimiento.

Al escuchar los verdaderos pensamientos de los paladines, el rostro de Kaito se contrajo. El primero en responder, sin embargo, fue Vlad. Trazando sus propios labios con su blanca y enguantada mano, se rio bajo.

“Fuertes palabras de una joven doncella que no sabe nada de los demonios, ni, apuesto, el toque de un hombre. ¡Adelante entonces, mi querido sucesor, diles lo que piensas!”

“¿Qué son ustedes, idiotas?”

Sin esperar a que Vlad terminara de hablar, Kaito habló por voluntad propia. Los labios de Vlad se enroscaron. Levantando sus elegantes cejas, Izabella se giró para mirar a Kaito.

“¿Qué acabas de decir?”

“Ese demonio está tragando gente una por una y atormentándolos. Incluso si ustedes pudieran derrotarlo por su cuenta, deberían buscar cualquier ayuda que puedan obtener, incluso si viene de un monstruo. Ese orgullo suyo puede comer mierda. Si creen que tienen tiempo para estar escupiendo basura como esa, ¿por qué no salen a marchar a fuera y les echan un buen y largo vistazo a los rostros cubriendo la superficie del demonio?”

A pesar de su ira, Kaito estaba completamente calmado. Su mente estaba fría y clara.

Sus palabras mismas fueron groseras, pero las puso en un tono frío, pero de manera ordenada. Entonces de repente, se quedó en silencio. La mirada que se centró en Izabella no tenía malicia en ella, simplemente puro interrogatorio.

[Nt: No muy seguro del “lay on in a level…” pero es lo que entendí, más o menos tal vez sería medir sus palabras? No sé, pero ahí lo dejo.] [Nc: Me tome libertades para cambiarlo un poco :v]

“¿No quieres salvarlos tan pronto como sea posible?”

Sorprendentemente, ningún contraargumento llegó. Decepcionado, Kaito parpadeo.

Izabella simplemente lo miró fijamente. ojos abiertos en asombro. Su rostro parecía tan joven y parecía que había acabado de ser golpeada o como si hubiera acabado de escuchar algo que no había esperado. Abrió su boca para hablar.

Antes de que pudiera, uno de los otros paladines levantó la voz.

“¿Quién eres para hablar? Tienes el brazo de un monstruo, e hiciste un contrato con el Kái—”

“Ahhhhhhhhhhhhhh, precisamente. ¡Cuánta razón tienes!”

De repente, una voz animada resonó por el aire.

Elisabeth aplaudió y sonrió. Como si lo invitara a bailar, extendió una mano hacia el paladín que estaba a punto de hacer su refutación.

“Y en esa nota, ¡regresaré a casa! ¡Buen trabajo, todos!”

“No, espera, eso… Godot Deus tiene que…”

“…Y si dijera eso, serían ustedes los que se arrepentirían. Pensar que fallaron en entender siquiera eso. Había pensado que los paladines serían capaces de al menos estimar cuán superados estaban. Ustedes son como niños, ignorantes de sus propios límites.”

Elisabeth emitió su mordaz crítica.

La atmósfera en la habitación se congeló con una ruidosa cachetada. Al menos, Kaito sintió como si lo hubiera hecho. Al ser verbalmente abusados por la Torture Princess, la misma mujer que una vez había masacrado a sus camaradas, varias manos se dirigieron a las espadas. Mientras lo hacían, Kaito levantó su brazo bestial.

Luego abiertamente mostró una terrible sed de sangre que había acumulado por probar la muerte cientos de veces.

“No se muevan. Si las desenvainan, haré el primer movimiento. Y soy más rápido que ustedes.”

La situación se tambaleó en el precipicio. Ni Godot Deus ni Vlad hablaron, cada uno inspeccionando los movimientos del otro.

Los ojos de los paladines estaban llenos de ira, y Kaito los miró directamente.

“Por favor no me hagan usar el poder del Káiser por algo tan estúpido como esto.”

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De repente, Elisabeth se movió. Sin ponerle atención a la tensión llenando la habitación, majestuosamente extendió sus brazos y pisó fuerte el suelo.

Por alguna razón, comenzó a dar vueltas, y su vestido se ondeaba detrás de ella.

“Bendición de Dios, ¿eh? Ya veo, ya veo. Cierto, la protección divina de la Iglesia es efectiva contra los demonios. Sin embargo, los demonios existen para destruir las creaciones de Dios. Y eso es lo que todos ustedes son. Creaciones de Dios condenadas a tener sus oraciones frustradas por los poderes de la oscuridad.

La tela negra de su vestido, cuyo interior estaba teñido de escarlata, giró como un molinete.

Elisabeth siguió con un tono rítmico.

“Los demonios invadiendo la capital están corriendo desenfrenados, obteniendo su poder del pozo sin fondo que es el sufrimiento de su gente. A medida que la masa crece, su colección de peones sigue multiplicándose.”

Ruidosamente golpeó la punta de sus tacones con el suelo de piedra. Habiendo reunido toda la atención de todos los presentes, se detuvo de golpe y con suavidad extendió su brazo hacia el techo.

“Los números engendran fuerza. Y uno puede lograr mucho a través del uso de la fuerza.”

Oscuridad y pétalos de flor carmesí se arremolinaron en las puntas de sus dedos, y sacó la Executioner’s Sword of Frankenthal del interior del vórtice.

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Inseguros de sus intenciones, los paladines apretaron sus agarres en las empuñaduras de sus espadas.

Sin siquiera mirar en su dirección, Elisabeth agarró su espada y miró fijamente al techo como si buscara algo.

“Como pensé. ¡Ya vienen!”

Cuando lo dijo, el techo de la tienda se deformó como una piscina de agua golpeada por un cardumen. Un momento más tarde, se rasgó.

Los ojos de Kaito se ampliaron. Risa cacofónica resonó, y algún tipo de masa ominosa blanca descendió sobre ellos.

Elisabeth balanceo su espada y cosechó varios fragmentos de lo que sea que fuera que los asaltaron en un solo golpe. Movió su espada alrededor con un backswing, matando a otros más. Aun así, la masa tenía un número considerable de sobrevivientes precipitándose sobre Kaito y el resto.

Un enorme número de plumas llenó el aire, eclipsando su visión.

“¡—!”

Por instinto, Kaito usó su brazo bestial para destrozar algo volando delante de él.

Todavía poco confuso en cuanto a la naturaleza de su atacante, frenéticamente se defendió contra las olas de animosidad y sed de sangre viniéndose le encima. Los paladines, por otro lado, intentaron esquivar el ataque inicial y evaluar con calma la situación.


La diferencia en sus juicios hizo que sus destinos divergieran.

Varios de los paladines tenían sus cabezas arrancadas con una fuerza que habría sido impensable si sus oponentes hubieran sido humanos. Sangre salía a chorros y se esparcía mientras sus cuerpos con armadura giraban.

Con ruidos cómicamente pesados, cayeron al suelo.

¡Scraw, scraw, scraw, scraw, scraw!

Objetos redondos volaron por el aire para acompañar la chillona risa. Los paladines por reflejo los agarraron, luego gritaron cuando se dieron cuenta de que los objetos eran las cabezas de sus camaradas.

En medio del caos, Izabella fue la primera en reaccionar. Rápidamente desenvainó su espada, luego la balanceo en un semicírculo. Su hoja brilló blanco, ya que los sacerdotes aparentemente la habían consagrado, y abrió el estómago de uno de sus asaltantes.

Kaito desvió su vista hacia el cadáver colapsado. Era un subordinado con el cuerpo de una paloma y la cabeza de un pez. Como algún tipo de broma cruel, sus plumas eran blancas.

Salpicada por la sangre del subordinado y pisoteando sus tripas, Izabella gritó.

“¡Muévanse! ¡Se convertirán en blancos si se congelan!”

“¡Desenvainen sus espadas, tontos!”

Godot Deus dio una reprimenda, también. Los paladines, que habían sido tomados por sorpresa por el atroz ataque, recobraron el sentido y desenvainaron sus espadas en sucesión.

Mientras eso estaba pasando, Elisabeth estaba matando subordinados con preciosos movimientos como de baile. No estaba convocando dispositivos de tortura, probablemente dándose cuenta de que el espacio confinado resultaría en fuego amigo.

Estaba priorizando a los subordinados que atacaban a los oficiales civiles. Kaito siguió su ejemplo.

Las filas de su enemigo se redujeron rápidamente. Sus grotescos cadáveres contaminaban el suelo.

Aparte de en el ataque inicial, ninguno de los paladines había caído. Asegurándose de que habían recuperado su claridad mental original, Kaito les gritó.

“¡Todos, al suelo!”

“¡Al suelo!”

Izabella hizo eco de su grito. Inmediatamente después, Kaito chasqueó sus dedos.

“—¡La (dance)!”

Una enorme espada voló por el aire, apenas pasando sobre las cabezas de los paladines.

Partidos por la mitad, los subordinados cayeron al suelo.

A pesar de la torrencial lluvia de sangre cayendo sobre ellos, ninguno de los paladines se encogió de miedo. Rápidamente se hicieron cargo de los subordinados que habían evadido la hoja.

Con el tiempo, el interior de la tienda se volvió silencioso de nuevo.

Como si hubieran intercambiado lugares, gritos sonaron desde el exterior.

Mientras agresivamente se limpiaba la sangre de su rostro, Izabella habló atónita.

“Imposible… ¡La barrera!”

“Tus paladines formaron un perímetro alrededor de la plaza y mantuvieron la barrera desde ahí. La barrera es hemisférica, y tus hombres forman su centro. En resumen, el punto más delgado de la barrera está por encima de la cabeza… Los subordinados deben haberse reunido ahí, luego abrirse paso con puros números. No es tarea difícil, si están dispuestos a sacrificar una docena o más de sus fuerzas.”

Mientras daba su desapasionado análisis, Elisabeth avanzó con pasos largos. Su brillante cabello negro se ondeó cuando se giró brevemente para mirar por encima de su hombro.

¿Por qué están todos de ahí tan desconcertados? Si desean proteger a sus aliados y matar a sus enemigos, mejor me siguen.”

Su vestido se ondeaba mientras dejaba atrás la tienda colapsada. Con Izabella a la cabeza, los paladines se pusieron en acción y la siguieron.

Kaito estaba a punto de ser atraído también, pero se detuvo. Rápidamente inspeccionó sus alrededores. Los oficiales civiles estaban temblando, pero ninguno de ellos parecía estar terriblemente herido. En algún momento, Vlad se había desvanecido.

Probablemente solo se aburrió… Qué despreocupado— ¿Huh?

Entonces Kaito se dio cuenta de que Godot Deus lo estaba mirando fijamente. Después de asegurarse de que su joya estaba sin daños, Kaito asintió con la cabeza. Después de intercambiar una mirada significativa con Godot Deus, Kaito salió corriendo.

En el momento que lo hizo, succionó su aliento.

“¡—!”

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Ahí, encontró otro paisaje infernal extendiéndose ante él.

Justo como antes, los subordinados con cuerpo de paloma estaban cortando las cabezas de las personas una tras otra. Sangre salía disparada de sus torsos desmembrados antes de que dieran vueltas y se derrumbaran al suelo. Sus cabezas cortadas se estrellaban contra el suelo de piedra, explotando como frutas demasiado maduras.

Al mismo tiempo, otros subordinados estaban agarrando una docena o más de personas de los brazos y arrastrándolos por la fuerza hacia la masa de carne.

“¡Ahhh! ¡Ahhhhh! ¡Ahhhhhhhhhhhh!”

Gritos desesperados llenaron el aire mientras las piernas de las personas caían sobre los trágicos cadáveres. Lucían casi como marionetas, interpretando un acto en una comedia cruel. Sin embargo, sus gritos trastornados sin duda eran el verdadero asunto.

“¡Dios santo!”

Incapaz de soportar el terrible espectáculo, incluso uno de los paladines manteniendo la barrera estaba a punto de huir. Frenéticamente, Kaito corrió para tratar de detenerlo. Sin embargo, antes de que pudiera, Izabella amonestó al hombre.

“¡Manténgase firme! ¡Concentre su maná en arreglar las secciones dañadas! ¡Nos ocuparemos de los intrusos!”

Justo cuando gritaba, una nueva forma negra entró corriendo por las grietas en la barrera.

Izabella levantó la vista intencionadamente.

“… ¿Una segunda…ola?”

La palabra final de su oración estaba teñida de desconcierto.

Mientras él miraba a los refuerzos, los ojos de Kaito se abrieron de par en par. Murmuró con gran sorpresa.

“De ninguna manera… Eso es demasiado cruel.”

Los nuevos subordinados aún tenían la mayoría de sus formas humanas intactas.

Extrañas alas rosa sobresalían de sus espaldas desnudas. Cada vez que se batían, las partes humanas de sus cuerpos eran forzadas a avanzar. Perdiendo su equilibrio, los subordinados cayeron al suelo.

Viendo a los subordinados caer, los habitantes que huían se detuvieron confundidos.

Desde el interior de ellos, una mujer gritó.

“Oh… Eres Rohan, ¿verdad? ¡Rohan! ¡Querido!”

Olvidándose del peligro y temor consumiéndola, se acercó rápidamente al subordinado calvo. Basándose en la forma en que había llamado su nombre, probablemente eran amantes o una pareja de algún tipo. Con movimientos aparentemente oxidados, el hombre llamado Rohan se giró para mirarla.

En el momento en que extendió su brazo hacia él, la mejilla del subordinado se hinchó hasta el punto de casi estallar.

Entrando en razón, Kaito le gritó a la mujer.

“¡No!”

Con un ruido pulposo, la lengua del hombre se extendió fuera de su boca, y su magullada y empapada carne se envolvió alrededor del torso de la mujer. Una vez que había capturado a la mujer, sus alas rosadas comenzaron a batir, casi como si tuvieran voluntad propia.

“¡No, nooooooooooooooooooo!”

La mujer fue llevada hacia la masa de carne, dejando nada más que sus gritos.

Viendo el acto de violencia llevado a cabo delante de sus ojos, los habitantes se dispersaron. Las lenguas de los calvos subordinados y las garras de los subordinados como palomas se abalanzaron sobre ellos uno tras otro.

Furiosos y repulsados al haber sido engañados, los paladines levantaron en alto sus armas.

“¡Maldito!”

“¡Eek!”

Cuando lo hicieron, uno de los subordinados calvos soltó un débil grito. Las partes humanas de sus cuerpos estaban temblando. Sus lenguas hinchadas parecían incapaces de formar palabras, pero si ese no fuera el caso, probablemente habrían estado rogando por sus vidas. Grandes lágrimas incluso estaban brotando en sus ojos.

Los demonios no lloraban.

Les gustara o no, los paladines fueron forzados a darse cuenta de que estos subordinados seguían siendo en su mayoría humanos.

Todo lo que tenían que hacer era cortar las alas rosas, y aún podrían ser salvados. Aunque nadie puso esa idea en palabras, la esperanza inundó la plaza.

Mientras lo hacía, una voz baja y fría sonó.

“La Guillotine, Saint of Beheadings.”

Cinco vértices de oscuridad y pétalos carmesí aparecieron alrededor de Elisabeth, y cinco figuras blancas emergieron del interior de ellos, aterrizando en el suelo. Las cinco hermosas santas levantaron sus cabezas, sus ojos cerrados con fuerza.

Su abundante, lacio, cortado equitativamente cabello plateado se meció.

Isekai Goumon Hime Volumen 3 Capitulo 1 Parte 2 Novela Ligera

 

Mientras eso estaba pasando, Elisabeth chasqueó sus tacones.

Las santas inclinaron sus cuerpos y sus vestidos blancos sencillos se movieron con ellas.

Mirando arriba al cielo, cruzaron sus brazos pálidos sobre sus pechos antes de estirarse.

Con un ruido agudo, cuchillas rectangulares se deslizaron desde sus codos.

Las cuchillas cortaron a través de ambos tipos de subordinados en sucesión, arqueándose de manera que desafiaban las leyes de la fuerza centrífuga. A diferencia de la vez que habían sido usadas en la mansión del Gobernador, las cuchillas regresaron a los brazos de las santas después de llegar al final de sus caminos.

Sangre diluvió en todas direcciones. Gritos perplejos llenaron el aire.

Entre todas las personas presentes, Kaito fue el único con ojos tranquilos. Asintió con la cabeza.

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Izabella no dijo nada. Sin embargo, uno de los otros paladines gritó con voz temblorosa:

“¡Podríamos haberlos salvado!”

“Idiota. Saca la idea de tu cabeza de que cualquier hombre convertido en un subordinado puede ser salvado. Descarta tus sueños ingenuos. Matarlos es la única opción.”

“No puedes saberlo—”

“Puedo. Estoy más familiarizada con el trabajo de los demonios que cualquier otro.”

Después de hablar con firmeza, Elisabeth chocó sus tacones de nuevo.

Las La Guillotines cortaron en dos a los subordinados uno por uno. Sus lamentables cadáveres comenzaron a apilarse.

En medio de ellos, la Torture Princess—amada hija del anterior contratista del Káiser, Vlad Le Fanu, y una mujer que había superado la perfección—hizo una declaración despiadada.

“Albergar esperanza es inútil. Confíen sólo en la desesperación—y luchen contra ella, para que puedan encontrar una oportunidad de destruirla.”

Sus ojos eran feroces mientras hablaba. Kaito mordió su labio cuando la escuchó, como si estuviera escuchando un drama trágico.

Entonces un solo paladín saltó a la acción.

“¡Ha!”

El cabello plateado de Izabella revoloteaba mientras daba un agudo grito de batalla. Blandió su espada, cortando el cuello de un subordinado.

Su cabeza, todavía la de un hermano, salió volando en el aire.

Sangre goteando por su piel de porcelana, Izabella dio una resonante orden a sus tropas.

“Mátenlos. Esa es mi orden, así yo cargaré tanto la responsabilidad como el pecado. No se lamenten; solo pónganle un final a esto.”

Mirando el rostro manchado de sangre de Izabella, Elisabeth entrecerró sus ojos carmesíes.

Sin embargo, no dijo nada.

Quizás con el fin de animarse, los paladines soltaron un repentino grito de batalla. Mientras gritaban desde las profundidades de sus abdómenes, levantaron sus espadas por encima de la cabeza. Los Caballeros Reales los siguieron.

Después de eso, los caballeros con calma llevaron a cabo su trabajo.


Aparte de sus alas, los cadáveres que se alineaban en las calles eran completamente humanos.

Con el tiempo, los subordinados fueron exitosamente exterminados.

Los paladines repararon la barrera. Con la ayuda de los sacerdotes, también fueron capaces de reforzarla más allá del punto en que había estado antes. El transporte de los jóvenes y los enfermos comenzó de nuevo también, y los paladines formaron una escolta para apurar el escape de los discapacitados. Después de observar estas series de eventos y mirar fijamente los cadáveres apilados en una esquina, la realidad de la situación golpeó a Kaito una vez más.

Estas personas están tratando desesperadamente de sobrevivir.

Eso, y el hecho de que las batallas contra los demonios eran crueles y trágicas más allá de las palabras.

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