Isekai Goumon Hime (NL)

Volumen 3

Capitulo 1: Una Ciudad Rechazando La Muerte

Parte 1

 

 

Isekai Goumon Hime Volumen 3 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 

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Las personas estaban siendo devoradas, el ganado era mordisqueado a pedazo, y los edificios estaban siendo masticados.

La capital estaba siendo comida vida.

No había otra manera de describir la cruel simplicidad de los eventos que se estaban desarrollando.

Una clara tarde, una masa de carne de repente había explotado desde el tranquilo y sombrío distrito mercantil de la ciudad. Se había expandido rápidamente, aplastando incontables edificios y tragando por completo a multitudes enteras de transeúntes. Aunque la expansión de la carne en descomposición con el tiempo se redujo, aún invadía la capital, la cual hasta el inicio de esta catástrofe había poseído tres décimos de la población de la humanidad y había sido un centro de comercio y política.

Aquellos que apenas habían evadido la primera ola de expansión habían buscado frenéticamente refugio. Sin embargo, todos los que se quedaron atrás fueron tragados por las olas subsecuente de tejido ondulado.

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Los ancianos habían golpeado desesperadamente la masa con sus bastones, pero sus esfuerzos fueron fructíferos, y fueron tragados desde sus temblorosos tobillos. Un perro atado a los aleros de un edificio ladro cuando fue aplastado debajo de los carnosos pliegues* que avanzaban. Aquellos demasiado enfermos para moverse fueron tragados, camas y todo.

[Nt: Era esto o rebaño, así que ni idea.]

Y para añadir a su infortunio, la masa de carne estaba con vida.

En otras palabras, cualquiera consumido por ella era o asimilado o transformado.

La mayoría de sus víctimas seguían con vida cuando se fusionaron con la masa que se retorcía.

La superficie de su carne estaba decorada con los rostros de humanos, bestias, peces, e insectos—todas y cada una de las criaturas vivientes que había sido capturadas—como algún tipo de escultura monstruosa. Los gritos filtrándose de los rostros de las víctimas eran espeluznantes.

Oooooooooooohhh… Oooooooooooohhh… Oooooooooooohhh…

Sus voces sonaban con intenso rencor hacia aquellos que habían sobrevivido.

Aquellos que evitaron ser asimilados pronto encontraron un destino igualmente duro esperándolos. Sus cuerpos fueron deformados violentamente, terminando sólo cuando fueron expulsados como subordinados, emergiendo del cuerpo principal para capturar a la presa, ser consumidos, y luego enviados de nuevo, cada vez siendo fusionados y descompuestos de nuevo.

Aquellos que una vez habían sido humanos estaban cazando a aquellos que aún lo eran.

Todos los habitantes de la ciudad fueron forzados a reconocer la absoluta desesperación de la situación.

Eso, después de todo, fue lo que los demonios hicieron. Los humanos impotentes no tenían medios con los que contraatacar.

Aun así, con el fin de sobrevivir, todos se esforzaron al máximo por huir.

Una pelea desesperada se desarrollaba ferozmente en un rincón de la capital. Varios residentes habían escapado a una calle amplia, pero subordinados habían alcanzado al grupo que contenía a la mayoría de los niños. Un subordinado similar a un insecto balanceo su brazo con forma de hoz y cortó varias de sus piernas. Los heridos, ya incapaces de huir, fueron arrastrados sin piedad hacia la masa esperando. Sus gritos desesperados resonaron. Sin embargo, un murmullo extrañamente tranquilo cortó a través del ruido de la calle.

“Reenactment of the Plain of Skewers: Impaled Victim.”

[Nt: Reconstrucción de la Llanura de pinchos: Víctima Atravesada.]

La voz era fuerte y elegante.

¡Stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab, stab!

[Nt: Navajazo.]

Acompañando a la voz hubo una nube de polvo y un ruido lo suficientemente fuerte para ahogar los cáusticos aullidos. Cientos de estacas de hierro atravesaron a los subordinados, lloviendo una espantosa lluvia de sangre sobre el camino.

Temblando por el inesperado desarrollo, las personas tímidamente levantaron la vista.

“… ¿Ella es…la Santa?” Murmuró alguien asombrado.

Una mujer joven estaba de pie ante ellos .

Era hermosa y llevaba un provocativo traje bondage. Su apariencia era como la llegada de un mesías o quizás un tirano, y su lustroso cabello negro y vestido con el interior teñido de escarlata ondeaba en el viento.

Su pecho estaba oculto por delgadas correas de cuero, pero por lo demás estaba prácticamente descubierto. Su erótica vestimenta estaba a años luz de la de la Doliente Santa de la fe del pueblo. Sin embargo, la belleza y la solemnidad de la persona que había llegado a ese infierno hizo imposible imaginarla como algo más que una figura sagrada.

Al escuchar las voces suplicantes del pueblo, sin embargo, la mujer frunció el ceño.

“¿Y solo a quién creen que están llamando una santa? ¡Muerdan su lengua si van a referirse a mí de una manera tan repugnante!”

La mujer sacudió su mano como si ahuyentara a un perro.

Luego casualmente movió su mirada del grupo. Cuando se giró para mirar la horda de subordinados atacantes, chasqueó su lengua irritada.

“Tch, ¿más de ellos? Tener sus cuerpos retorcidos y deformados en contra de su voluntad… Qué lamentables criaturas son. Les concederé muertes rápidas, si no hay nada más.”

Levantó su rostro al cielo y extendió una pálida mano. Oscuridad y pétalos carmesí arremolinados se materializaron en las puntas de sus dedos. Sin vacilar, metió su mano en el centro del vórtice.

Y de ahí, sacó una larga espada.

“¡Executioner’s Sword of Frankenthal!”

Con una resonante voz, gritó el nombre de la espada. Cuando lo hizo, las runas grabadas en su hoja rojo sangre destellaron.

Su significado fue machacado a la fuerza en las mentes de todos los que los observaron.

Eres libre de actuar como desees. Pero reza para que Dios sea tu salvación. Porque el principio, el medio, y el final yacen en la palma de Su mano.

“¡Nail Gun*!”

[Nt: Pistola de Clavos.]

¡Shunk, shunk, shunk, shunk, shunk*!

Cuando la mujer balanceo su espada hacia abajo, la oscuridad y los pétalos carmesí se extendieron en espiral, y clavos oxidados aparecieron en su estela, enterrándose en la carne de los subordinados. Cadenas zigzagueaban como serpientes, abriéndose paso a través de los huevos en la espiral para masacrar a cualquiera que escapara.

El pueblo levantó vítores de alegría. Sin embargo, la mujer se giró para gritarles con una voz glacial.

“¿Por qué se han detenido, tontos? Es el deber de los débiles huir. Así que huyan. No acudan a mí. No dependan de mí. No me admiren—¿quién creen que soy?”

Con una mano en su cadera y sus ojos carmesí resplandeciendo, la mujer dio su arrogante introducción.

“Soy la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. Soy la orgullosa loba y la humilde cerda.”

La capital era un lugar donde la información se reunía, y no había ninguna escasez de gente educada entre sus ciudadanos. La historia de la Torture Princess era bien conocida, y el pueblo se quedó sin aliento ante su declaración. Un silencio pesado cayó sobre la multitud.

Alguien tímidamente abrió su boca para hablar, pero fue interrumpido.

¡Gya-gya-gya-gya-gya-gya-gyaa!

Un extraño y chirriante grito dividió el cielo. Nuevos subordinados comenzaron a bajar en picada de los cielos.

Los enormes y grotescos cuervos—cuyos cuerpos estaban impregnados de globos oculares—agarraron personas desde atrás con sus deformadas garras. Espantosos gritos resonaron antes de quedarse en silencio un instante más tarde.

“—La (dance).”

Una voz calmada sonó, y una hoja bailó por el aire. Los subordinados fueron todos divididos en dos, y sus entrañas llovieron a cántaros sobre la tierra. Las personas por poco habían eludido un espeluznante destino levantaron sus voces desconcertados.

“… ¿Qu-Qué acaba, quién…? ¿Qu—?”

Una mujer que acababa de ser salvada de los cuervos bajó su vista a sus manos manchadas de sangre y perdió su aliento.

La única persona presente que podía entender perfectamente lo que había pasado era la Torture Princess. Asaltados por la confusión, los habitantes comenzaron a huir sobre sus manos y pies.

Entonces el sonido de botas de combate sonando contra el suelo hizo eco. El grupo se congeló.

Un hombre joven había aparecido ante ellos. El dobladillo de su traje negro, el cual estaba adornado con hilo rojo, se ondeaba mientras caminaba.

El hombre era delgado, y su brazo izquierdo se había transformado en el de una bestia. Su cabello marrón descolorido había sido atado de nuevo en un nudo, y coincidía con el color de sus ojos. Se veía anormalmente tranquilo.

Se giró hacia el grupo, todos tenían expresiones aterrorizadas. Sin embargo, no les prestó atención alguna a sus reacciones, sino que se centró en confirmar con una mirada severa que no hubiera más ataques inminentes-

Tan pronto como terminó, exhaló sin seriedad y rascó su cabeza, visiblemente tranquilo.

“Phew, parece que eso funcionó… Pero diablos, todavía no se siente completamente estable. ¿Cómo se supone que mejore en esto?”

Mientras refunfuñaba, agitó su brazo derecho como si fuera la batuta de un director de orquesta. La cuchilla que había acabado de dividir a los subordinados fue a la deriva y siguió el camino que su mano había tomado. La Torture Princess le dio al dobladillo de su traje un rápido tirón.

“Sabes, estás inspirando una cantidad de terror para nada pequeña en este momento.”

Los ojos del joven se abrieron de par en par, y se giró sobre sus talones, nervioso.

Estudiando las expresiones del grupo, levantó una voz perpleja.

“Espera, ¿en serio? ¿Hice algo sospechoso?”

“‘Sospechoso’ difícilmente comienza a describirlo. Diste la imagen perfecta de un villano haciendo su entrada ahí atrás.”

“¿Quéeee…? Quiero decir, supongo que no puedo negar totalmente ser un villano, pero, aun así, no soy su enemigo, chicos…”

Al escuchar eso, el grupo finalmente bajó su guardia un poco. Dirigieron miradas inquisitivas hacia Elisabeth, como preguntando si lo conocía. Ella asintió con la cabeza, luego respondió.

“Estense tranquilos. Sospechoso como su brazo izquierdo es, este aquí es un sirviente mío. Su nombre es Kaito, o Sena, o quizás Kaito Sena.”

“Muchas gracias por esa introducción a medias. Pero no importa; no se preocupen por nosotros.”

Mientras saludaba con su bestial brazo izquierdo, el hombre—Kaito Sena—se alineó junto a Elisabeth, la Torture Princess. Los dos miraron a donde la masa de carne estaba descansando.

Una nueva ola de subordinados estaba dirigiéndose directamente hacia ellos.

Kaito levantó su brazo derecho, y Elisabeth chasqueó sus talones.

Isekai Goumon Hime Volumen 3 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 

“Necesito que huyan.”

Kaito chasqueó sus dedos antes de murmurar bajo.

“La Torture Princess y el contratista del Káiser pueden encargarse desde aquí.”

Entonces los dos comenzaron a masacrar a los subordinados.

***

 

 

Hace tiempo, a manos de su cruel padre, los diecisiete años y tres meses de vida de Kaito Sena habían llegado a su fin.

Su muerte había sido tan carente de significado como la de un gusano, una muy lamentable, muy indecorosa, y muy repugnante. Sin embargo, después de su muerte, Kaito había sido convocado a otro mundo y obtenido una segunda vida.

Su invocadora había sido Elisabeth Le Fanu, la Torture Princess, una terrible pecadora que estaba destinada a ser ejecutada después de matar catorce demonios y sus contratistas por órdenes de la Iglesia.

Durante sus batallas contra los demonios, Elisabeth había caído en una trampa del Gran Rey. Con el fin de salvarla, Kaito había formado un contrato con el Káiser, el de rango más alto entre los demonios y, como resultado, había obtenido la habilidad de usar magia. Después de pelear junto a una autómata llamada Hina, que era tanto su propia sirviente como su novia, exitosamente había restaurado la salud de Elisabeth. Sin embargo, después de que habían eliminado exitosamente al Gran Rey, la Iglesia les informó de una nueva crisis.

La capital estaba bajo ataque, y alrededor de un tercio de sus ciudadanos había sido asesinado, incluyendo a Godot Deus, uno de los sumos sacerdotes de la Iglesia. La ciudad, la cual era fundamental para la continua supervivencia de la humanidad, casi había sido destruida, y a este ritmo, probablemente caería, junto a todos sus paladines.

Cuando habían recibido ese mensaje, Kaito inmediatamente se puso a trabajar haciendo purin.

Después de disolver el azúcar en leche, añadió huevo antes de mezclarlo y colarlo cuidadosamente para evitar crear burbujas. Luego vertió todo en una olla de cerámica y aplicó calor, cocinando hasta que alcanzó la temperatura apropiada.

En ese momento, todo lo que necesitaba hacer para completarlo era enfriarlo en el refrigerador espíritu de hielo.

“Yup, como siempre, tener los ingredientes cerca es un salvavidas.”

Mientras esperaba a que el purin se enfriara, Kato murmuró para sí mismo.

En este mundo, azúcar, huevos frescos, y leche eran todos difíciles de obtener sin pasar por grandes gremios, ya que eran tanto los que mantenían el suministro de cadena como aquellos en posesión de espíritus de hielo. Pero con la ayuda del Butcher, reacio como puede haber estado, eran capaces de mantener el castillo de Elisabeth suficientemente abastecido. De no ser por eso, habría sido difícil ciertamente para Kaito producir purin en este mundo.

¿Huh? Espera, si no hubiera sido capaz de hacer purin, ¿no habría significado eso que todo mi conocimiento y experiencia de mi viejo mundo era inútil? Bueno, supongo que estar acostumbrado al dolor resultó útil, también.

Inclinando su cabeza al costado, Kaito agarró los fríos mangos de la olla de cerámica. Teniendo extremo cuidado de no poner demasiada fuerza en su brazo bestial, se apresuró por el corredor.

Corrió por la escalera caracol, luego abrió la puerta al comedor. Dentro, una silla con pies bola y garra estaba alineada junto a la mesa, la cual presumía un majestuoso mantel.

Sentada en la mesa estaba Elisabeth, cruzando sus elegantes piernas. Probablemente habiendo sentido a Kaito, levantó su rostro y mostró su aburrida expresión. Entonces su mirada aterrizó en la olla de cerámica.

Al momento siguiente, sus ojos brillaron con tal intensidad que ojos de gato prácticamente brotaron de su cabeza.

“¡Oh-ho, está completo!”

“Sip, ya terminé todo.”

Con eso, Kaito levantó la olla. En un instante, Elisabeth agarró una cuchara y la mantuvo en espera. Su reacción fue tan inocente como siempre. Sin embargo, no hace mucho, esa era una escena a la que Kaito había temido no volver a ver nunca. Exhalando un suspiro interno de alivio, Kaito colocó la olla delante de Elisabeth y levantó su tapa.

Con un “ta-daa,” una enorme y amarilla forma que se movía apareció.

Elisabeth inhaló su aroma, complacida.

“Heh-heh, ahí está. Cuán agradablemente pegajoso pareces.”

“Aquí, purin, justo como prometí. Adelante, ataca.”

“Mm, la espera estaba matándome… Espera, ¿alguna vez hicimos tal promesa?”

“Oh, cierto. Uh, no te preocupes por eso.”

Kaito apartó sus ojos de Elisabeth. Ella inclinó su cabeza al costado, preguntándose de qué en el mundo estaba parloteando.

Había pasado justo antes de que Kaito hiciera su contrato con el Káiser. Cuando había estado en coma debido a tener el flujo de su maná reprimido por Sacrifice, la había mirado y susurrado:

“Probablemente vas a estar furiosa. Pero me he decidido, Elisabeth. Cuando despiertes, te haré algo de purin.”

Ella no había respondido. Él casi había acariciado su mejilla, pero se había detenido en seco, apretó sus puños, y dejó la habitación.

Luego hizo un contrato con el Káiser.

Elisabeth no sabía sobre ese momento privado. Y Kaito no vio ninguna razón para decírselo.

Mirando a Kaito hablar evasivo, Elisabeth hizo una cara extraña antes de girarse hacia el purin. Sacó una tambaleante y pegajosa cuchara, luego la metió en su boca.

“Ah…la textura es excelente… Es pegajosa pero suave…y movediza… Qué buen plato es este. Ah-ha-ha.”

Una olla de cerámica puede contener una gran cantidad de purin. Sin embargo, Elisabeth la limpió en cuestión de segundos. Después de limpiar la olla, soltó un suspiro satisfecho.

“¡Ah! Eso estuvo bastante espléndido. Entre esto y haber activado a Hina, tus loables logros ascienden a dos.”

“Veo que una vez más estás ignorando abiertamente todo el otro trabajo que he puesto hasta ahora.”

Elisabeth prácticamente ronroneaba en placer, emitiendo la misma energía que un gato disfrutando del rayo del sol. Kaito sintió que casi podía ver las orejas de gato moviéndose de un lado para el otro sobre su cabeza.

Durante un corto rato, Elisabeth raspó el fondo de la olla con su cuchara. Sin embargo, finalmente se rindió.

Entonces, con un fuerte ruido metálico, regresó la cuchara de plata a la mesa.

Cruzó sus brazos, y su expresión se puso rígida abruptamente.

“Ahora bien, nuestro descanso termina aquí. No sólo la situación es terrible, es grave.”

Mirándola desde el costado, Kaito podía ver que la inocente luz parpadeando en sus ojos se había desvanecido. Su fría expresión era la de un soldado resuelto. Ella apretó sus puños.

Un tablero de ajedrez mágico apareció ante ella, acompañado de piezas blancas y negras.

Elisabeth quitó una pieza blanca con forma de obispo*.

[Nt: También podría ser “alfil”, pero creo que queda mejor obispo.]

Godot Deus, uno de los sumo sacerdotes de la Iglesia, había sido asesinado por los demonios. Además, el retorcido grupo responsable por el asesinato todavía estaba corriendo libre y sembrando el caos.

Kaito apretó sus puños y habló en voz baja.

“¿Así que en serio vas a ir…? ¿Estás planeando luchar con un enemigo que eliminó un tercio de la capital?”

“Por supuesto. La Iglesia me ha ordenado matar a todos los catorce demonios. Sobre todo, yo misma decidí hacerlo. Habiendo vivido la cruel y altiva vida de un lobo, moriré como una humilde cerda. Una cerda olvidada por toda la creación… Y no tengo intención alguna de anular ese destino mío.”

Elisabeth dio una respuesta contundente a la pregunta de Kaito. Su voz era glacial, dejando claro que otros no tenían nada que opinar en su decisión. Al escuchar eso, Kaito perdió su control en las palabras que había planeado pronunciar a continuación. Observó mientras ella seguía quitando piezas.

“Los demonios restantes son tres: el Monarca, el Gran Monarca, y el Rey. Normalmente, los tres no tendrían el poder de atacar la capital. ¿Qué en el mundo podría haber pasado…? Bueno, tengo mis sospechas. Pero independientemente de la exactitud de mis corazonadas, nada más que el infierno espera.”

“Solo para ser claro, voy contigo.”

“Haz lo que quieras. O más bien, me gustaría decir eso, pero esta vez, te había incluido en

el recuento desde el comienzo. Tonto. Incluso si no quieres hacer daño, no puedo

simplemente dejar al contratista del Káiser sin supervisión… Escucha, Kaito. Aunque puede

que esté en deuda contigo por ello, el pecado que has cometido normalmente sería digno

de la ejecución.”

“Sí, lo sé.”

“No sabes nada. Y incluso suponiendo que lo hicieras, fallas en entenderlo de verdad. Aquellos que acoger la oscuridad ya no pueden regresar a ser humanos…y tú has cruzado esa línea final.”

Entonces Elisabeth soltó un pesado suspiro. Después de echarle un vistazo a Kaito—su brazo izquierdo en particular, el cual se había transformado en el de una bestia—sacudió su cabeza.

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“Completo tonto.”

Kaito no ofreció respuesta. Por un momento, un pesado silencio cayó entre ellos. Después de otro suspiro, sin embargo, Elisabeth se puso de pie con la suficiente fuerza para enviar volando su silla.

Estirando su espalda como un gato, hizo su declaración.

“En todo caso, ¡la hora de partir está sobre nosotros! Sin importar qué ociosas palabras hilemos, el hecho es que no tenemos más opción que pelear… Sin embargo, una preocupación aún se mantiene.”

“Sí, tenemos que averiguar qué vamos a hacer acerca de Hina.”

Se miraron el uno al otro y asintieron con la cabeza.

El cabello negro de Elisabeth se ondeó cuando partió. Kaito la siguió.

Los dos avanzaron silenciosamente por el corredor mientras la luz se transmitía por los ominosos patrones adornando las ventanas del claristorio. Elisabeth abrió los dormitorios, una habitación en la que ella misma había estado comatosa hace solo unas horas.

En ese momento, Hina estaba durmiendo ahí.

Estaba acostada en la cama, rodeada de rosas cerúleas.

Kaito había creado las flores ante la sugerencia de Elisabeth para ayudar en la reorganización de los engranajes de Hina. Hina dormía profundamente, envuelta en la suave magia que los pétalos cerúleos estaban soltando.

“Hina…”

Kaito sin vacilar corrió a su cabecera y se arrodilló, luego suavemente acarició su frente. No hubo ninguna respuesta. Hasta que sus engranajes revueltos se alinearan, no sería capaz de levantarse.

Elisabeth sujetó la pálida mano de Hina, luego asintió con la cabeza después de confirmar rápidamente que el flujo de maná y los ruidos mecánicos estaban todos en orden.

“Sus engranajes se están realineando apropiadamente. Sin embargo, aún hay algo de tiempo antes de que el proceso esté terminado.”

“Entonces, el problema es qué vamos a hacer con ella hasta entonces.”

“Mm, así es. Mientras la realineación está en curso, no despertará. En resumen, está completamente indefensa. Podríamos dejar golems para defenderla, pero su utilidad es limitada, así que esa opción me deja con cierta inquietud… Así que cuando consideramos quien a quién podría contactar y pedirle que tome a Hina y huya si algo pasan—”

“Ah, bueno, ese sería yo.”

“Amigo, tu sincronización es locamente bueno.”

Con eso, Kaito se giró para ver la entrada del dormitorio.

Ahí estaba Butcher, posando tranquilamente con su dedo presionado contra su frente.

Aunque sus ojos estaban ocultos por su capucha, sin duda estaban destellando.

“Mientras ustedes dos están ausentes, permaneceré al lado de Ms. Lovely Maid*. Y si algo pasa, la levantaré sobre mi espalda y huiré con la mayor prisa. ¿Qué dicen?”

[Nt: Señora Encantadora Criada, más o menos. Por eso es mejor en inglés.]

“Aunque estoy muy agradecida por tu propuesta, ¿estás de acuerdo con esto? Si no me equivoco, tienes poco que ganar al ayudarnos.”

“Oh, no hay necesidad de ser tan reservada. ¡Una querida cliente mía está en un apuro! Tal tarea no es más que una nimiedad… A propósito, no pude evitar notar que su depósito de espíritu de hielo y sus golems de transporte se están volviendo un poco viejos, sabe. Cha-ching, cha-ching.”

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“… ¿En serio acaba de decir ‘cha-ching’?”

“Entendido. Reemplaza tantos como desees y envíame la cuenta. ¿Eso bastará?”

“¡Ha-ha-ha-ha, déjenme todo a mí, su amistoso Butcher del vecindario!”

El Butcher saltó arriba y abajo. Astuto como era, el hecho era que su asistencia les quitaba un gran peso de encima. Después de todo, el castillo había sido atacado por demonios varias veces antes. Ningún hombre ordinario se atrevería a acercarse al lugar, y mucho menos cuidar la casa por ellos.

El Butcher en verdad tenía nervios de acero.

Kaito se giró y se inclinó ante el Butcher, que seguía bailando con alegría.

“…Muchas gracias, Butcher. Eso es una gran ayuda.”

“¡Mm-hmm, ¿Dim-Witted* Servant, mostrándome la gratitud adecuada?! ¡Aléjate, impostor! ¡Muéstrame tu verdadera forma!”

[Nt: Sirviente Lento. Por si no recuerdan de donde es esto, era del vol. 1 cuando Elisabeth los presenta.]

“Espera, ¿realmente nunca te he agradecido por algo antes?”

Kaito entrecerró sus ojos sin convicción. El Butcher había asumido alguna especie de postura de pelea extraña, una que le recordaba a uno a una extraño ave. Ignorándolo, Elisabeth cruzó sus brazos y habló decididamente.

“¡Con eso, entonces, todo está en orden! Ahora, ¡Kaito y yo partiremos a la capital según la demanda de la Iglesia! Butcher, te dejo el resto a ti.”

“Ha-ha, a su servicio.”

Una respuesta apropiada—Kaito, reprime cualquier arrepentimiento que puedas tener.”

“…Entendido.”

Asintiendo con la cabeza al consejo de Elisabeth, Kaito silenciosamente miró fijamente el rostro de Hina. Colocó sus manos en la cama, luego suavemente la besó.

Sus labios se unieron, luego se separaron.

Sin embargo, la Bella Durmiente no se despertó.

Entonces Kaito le susurró suavemente a la mujer que había pedido ser parte de su familia.

“Me voy, Hina. Por favor, espérame. Prometo que volveremos para vivir bajo el mismo techo.”

Se puso de pie. Acarició la frente de Hina una última vez, como lo haría a la de un bebe, luego se giró sobre su talón.

El dobladillo de su traje negro que se parecía a un uniforme militar se ondeaba en el aire mientras caminaba con pasos largos con determinación. Elisabeth lo siguió, sus tacones sonando fuertemente al avanzar.

“¡Espero su regreso triunfal! ¡Que la fortuna los favorezca!”

El Butcher los observó irse, sacudiendo su mano mientras gritaba desde atrás de ellos.

Mientras su amado novio se iba, la novia permaneció dormida.

Dejando a Hina en el castillo, Elisabeth y Kaito descendieron a las fauces del peligro.

***

 

 

Usando su espada, Kaito cortó en pedazos al subordinado volando.

Los que corrían por el suelo hacia ellos se encontraron en el extremo receptor de las estacas de Elisabeth.

Cada uno confiando en el otro, la manera en que dedicaron completa atención a sus papeles era reminiscente de una función de baile. En un abrir y cerrar de ojos, completaron su matanza. Un descomunal montículo de cadáveres era todo lo que quedaba.

Después de mirar hacia el fin del camino donde la creciente masa de carne creciente estaba sentada, Kaito y Elisabeth se giraron hacia el otro y asintieron con la cabeza.

“Bien, parece que los hemos espantado por ahora.”

“Sí, finalmente podemos darnos un respiro. Y esas personas deberían haber logrado llegar al refugio a estas alturas—¡o no! ¡Vamos, grupo, fuera de aquí!”

“Hey, Elisabeth, no seas tan dura con ellos. Esa cosa apareció de la nada, justo en el medio de la capital. En todo caso, es impresionante que hayan sido capaces de llegar tan lejos.”

Kaito colocó una mano en el hombro de Elisabeth, luego se dirigió al grupo, del cual la mayoría se había quedado congelado de golpe. Después de detenerse delante de los residentes que huían, habló en una calmada voz, haciendo todo lo posible para no asustarlos.

“¿Todos están bien? Si todos van directamente en esa dirección, los paladines tienen un refugio montado. Debería haber guías en el camino, también, así que ni siquiera tienen que ir muy lejos.”

Kaito instó a un padre y un niño, que hasta hace unos momentos estaba siendo perseguido por un subordinado con una cabeza de cerdo. Sin embargo, no ofrecieron respuesta alguna. Tras una inspección más cercana, parecía que todos los adultos estaban paralizados de miedo.

Kaito miró alrededor, sin saber qué hacer.

Mientras lo hacía, una joven aferrándose al brazo de su madre le habló.

“Señor… ¿qué pasa con su brazo?”

Kaito miró a la niña, nervioso. Sus inocentes ojos estaban absortos en su espantoso brazo.

Ahora aún más inseguro de qué hacer, Kaito frunció el ceño. Después de darle vueltas a su respuesta por un momento, esquivó la pregunta.

“Uh…es…algo genial, ¿no crees? Y es muy fuerte.”

“¡Sí, luce realmente fuerte! ¡Da miedo, pero es genial, también!”

“Wow, gracias. Es muy amable de tu parte decir eso. Ahora, ¡vamos, tienen que darte prisa!”

Kaito les dio a los padres de la niña un suave empujón en los brazos. En el momento en que la madre sintió el brazo bestial tocar su piel, se estremeció y dio un paso hacia atrás para escudar a su hija. Después de ver la solitaria mirada en los ojos de Kaito, su expresión cambió rápidamente.

Ella y su esposo rápidamente se inclinaron ante Kaito, luego arrancaron a correr. El resto de las personas que se habían congelado, los siguieron rápidamente. Sin embargo, una señora mayor luchó contra la repentina estampida de la multitud.

Enviando una aguda mirada a la Torture Princess, se abrió paso por las olas de gente.

Elisabeth entrecerró sus ojos, intentando discernir las intenciones de la mujer.

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“¿Alguien con un resentimiento contra la Torture Princess, quizás?”

Esa suposición estaba aproximadamente tan lejos de la realidad como uno podría estarlo. Después de detenerse delante de Elisabeth, la anciana lanzó su bastón y se arrodilló sobre el suelo de piedra con tambaleantes rodillas. Mientras Kaito y Elisabeth observaban confundidos, se inclinó profundamente.

En su sorpresa, Kaito soltó una exclamación que limitaba con lo chillón.

“¿Qu-Qué pasa, ma’am?”

“¿Hmm? ¡¿Cuál es el significado de eso?!”

“Gracias… Gracias… Gracias…”

La anciana les agradeció una y otra vez. Mirando su pequeña y redondeada espalda, Elisabeth se rascó su mejilla.

“¿Qué? Ah, sí, bueno… ¿no es usted alguien cortés…? Algo sobre esto se siente mal, sabe.”

“Gracias… Graci—”

“¡Dios mío, mujer, ¿cuánto tiempo piensa seguir?! Ya basta; ¡arriba contigo! Tu agradecimiento es innecesario.”

“Ma’am, ella está diciendo que aprecia el sentimiento. Ahora vamos; es peligroso aquí.”

Kaito le extendió una mano a la anciana. Con su ayuda, se esforzó para ponerse en pie.

Viéndola levantar su bastón y marcharse, Elisabeth fríamente la ahuyentó.

“¡Vete ya! Cielos, qué chiflada tan extraña que era… ¡Oí! Mira por dónde vas; ¡no te inclines mientras caminas! ¡Hay piedras en tu camino! ¡Escucha, mujer, no te desplomes ahora!”

A pesar de su actitud, sus palabras eran amables. Kaito secretamente suavizó su expresión.

Al momento siguiente, Elisabeth se volteó para mirarlo.

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“¡Ah, sabía que sentí algo desagradable! ¡Kaito! ¡Deshaz esa expresión de tu rostro! ¡Recuerda tu lugar, sirviente!”

“¡Ow, no me patees!”

Encontrándose en el extremo receptor de una precisa patada circular, Kaito agarró su pecho mientras lanzaba su queja. Todo lo que logró, sin embargo, fue enfurecer a Elisabeth aún más.

“Entonces explícame qué fue esa expresión hace un momento: ¡como si estuvieras contemplando a un niño! ¡No toleraré tal insolencia!”

“¡No hice nada de eso! ¡Mi cara simplemente se aflojó un poco!”

“¡¿Y qué es eso si no insolencia?!”

Las quejas de Kaito del trato injusto fueron completamente rechazadas. Disgustada, Elisabeth sacudió su cabeza de un lado al otro.

Mientras hablaba, una sombra negra se extendía por el pavimento. El sonido de dos alas como de murciélago batiendo dividió el aire. Sin embargo, su dueño no era un ave.

Se extendían de la espalda de un perro negro.

El sabueso de más alta categoría—el Káiser—batía sus alas mientras descendía.

Sus musculosas piernas golpearon el suelo, y sacudió su cuerpo. Sus alas hicieron un sonido pegajoso cuando se incorporaron a su espalda.

Una vez que se habían guardado completamente, giró sus ojos, los cuales ardían con fuego del infierno, hacia Kaito.

“He regresado, Oh Acumulación del Dolor de Diecisiete Años, indigno amo mío.”

“Buen trabajo ahí afuera. ¿Cómo se vio?”

“Antes de eso, tengo algo que debo anunciar.”

“¿Qu-Qué es? ¿Por qué estás actuando todo escalofriante?”

El Káiser se acercó directamente delante de Kaito, haciéndolo saltar unos pasos hacia atrás. El Káiser rechinó sus dientes de forma amenazadora.

“Forzarme a hacer algo tan vulgar como hacer reconocimiento por ti es un acto castigado con ser hecho trizas entre mis dientes. Puede que seas mi amo, pero no eres nada más que un trozo de carne sin valor. ¡Conoce tu lugar!”

“Por Dios, hombre, eso es molesto… No tienes que ponerte todo furioso conmigo.”

“Ha, te perdonaré esta vez. La vista desde lo alto fue tan agradable como esperaba, después de todo. Para mi gran diversión, la capital está siendo rápidamente consumida por esa montaña de carne. Regocíjate, cachorro. Tus predicciones dieron en el blanco.

Sacudiendo su cabeza, el Káiser señaló con su mandíbula a la masa al final del camino.

Riéndose desdeñosamente de sus camaradas degradados, el Káiser continuó:

“Esa cosa está compuesta de tres demonios fusionados juntos. Fui capaz de identificar las tres agujas que fueron metidas en sus cuellos.”

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“…Sí, lo imaginé. Esto es culpa del Gran Rey.”

Kaito asintió con su cabeza. Las agujas que habían sido metidas en los cuellos de los demonios eran dispositivos mágicos diseñados para controlar mentes—el tipo en que el Gran Rey se había especializado en usar antes de que Elisabeth la hubiera asesinado. El hecho de que eran tres significaba que el coloso demoníaco actualmente invadiendo la capital no era un demonio sino los tres restantes—el Monarca, el Gran Monarca, y el Rey.

“Esa Gran Rey es alguien detestable. A pesar de que sus rangos eran más bajos que el de ella, controlarlos a los tres no habría sido una pequeña hazaña. Debe haberles clavado sus agujas, destruido sus egos, luego llevado a la capital medio muertos. Tres humanos requieren poco espacio, después de todo.”

“Entonces cuando murió, las agujas dejaron de funcionar.”

“En efecto. Y con sus egos destruidos regresados a ellos, sus poderes se descontrolaron…y una vez que los tres se fusionaron, comenzaron a expandirse, y la capital resultó envuelta como resultado. ¿Estarías de acuerdo, Vlad?”

En respuesta a la pregunta del Káiser, Kaito ligeramente hizo circular maná por la piedra en su bolsillo. Como si hubiera estado esperando justo ese momento, una voz aterciopelada sonó.

“Tus conjeturas son tan impresionantes como siempre, Káiser.”

El fantasma de Vlad Le Fanu se formó delante de ellos y se dio aires.

Estaba adornado con una camisa aterciopelada con un pañuelo de cuello y un abrigo negro decorado con hilo de plata, el mismo atuendo noble que había llevado cuando estaba con vida. Inspeccionó la escena, sus ojos carmesíes resaltaron su cabello negro hasta los hombros y le dieron una belleza notablemente similar a la de Elisabeth.

Cruzando sus piernas en el espacio vacío, habló elegantemente.

“Apostaría que tu suposición es correcta sin dudas y que esta es la última trampa del Gran Rey. Un explosivo cronometrado bastante directo, por así decirlo. Con sus egos anulados y nada más que sus deseos permaneciendo, los demonios finalmente comenzaron a asimilar humanos y usarlos, convirtiéndose en poco más que máquinas diseñadas para reunir dolor. Bastante intrigante el resultado, diría.”

Vlad se rio entretenido.

Señaló a la masa de carne, como si presumiera algún tipo de espectáculo entretenido.

“Aunque solían ser mis camaradas, encuentro interesante que son más poderosos ahora mientras están descontrolados que cuando tenían su buen juicio en ellos. Quizás, sin la conciencia y la racionalidad humana, los demonios se vuelven capaces de ejercer su poder solamente por el propósito de destruir el mundo… A propósito, Elisabeth, ¿serías tan amable de contenerte?”

Vlad sacudió su cabeza con exasperación. Atravesado por una estaca de hierro, su cabeza se desvaneció por un momento.

Después de que Kaito volteara su mirada hacia ella, Elisabeth finalmente detuvo la campaña de acoso que había comenzado desde el momento en que Vlad se había materializado por primera vez. Con una expresión adusta en su rostro, cruzó sus brazos y habló en una voz que goteaba de odio.

“Cállate, Vlad. Tu voz es irrita para mis oídos. Ten cuidado de no olvidar eso, si dependiera de mí, haría añicos la roca en la que reside tu alma en este instante.”

“Eso es un poco frío, ¿no lo crees? Dado el contrato de tu sirviente Kaito Sena con el Káiser, creo que resulta bastante prudente mantenerme con vida para darle consejo, como su predecesor. Y tú entiendes eso, ¿no es así? Realmente no deberías ser tan dura contigo misma—¡oh, cuidado ahí!”

Asaltado por numerosas estacas, Vlad dobló su cuerpo en un ángulo extraño.

Como era de esperarse, su expresión se agrió. Viendo eso, Elisabeth se burló.

“Ha. Será mejor que te prepares. En el momento en que tu tarea termine, te mataré una vez más. No te daré ni una pizca de simpatía.”

“De acuerdo. Me prepararé, entonces. Por desgracia, este cuerpo mío tiene pocos métodos que pueda usar para huir.”

Vlad se encogió de hombros, la aparente pena en sus palabras no concordaba completamente con su comportamiento general. Sin embargo, aparentemente reacio a ser apuñalado de nuevo, ligeramente chasqueó sus dedos y se desvaneció. Todo lo que quedó de él fueron unos cuantos pétalos de flor cerúleos.

Después de pisotearlos, Elisabeth chasqueó su lengua.

“Tch, qué hombre tan repugnante.”

“Quiero decir, simplemente así es como es. Vlad será Vlad, después de todo.”

“Y tú. ¡Hablando como si esto fuera el problema de alguien más!”

Elisabeth se aferró al nudo del cabello de Kaito, luego tiró de él. Gritando, Kaito frenéticamente intentó resistirse.

“¡Owww! Basta, Elisabeth; ¡vas a arrancarlo! ¡El dolor es una cosa, pero no quiero quedar calvo!”

“¡Solo cállate y quédate calvo! ¡Calvo, digo! ¡Todo esto pasó porque tuviste que ir y actuar por tu cuenta! Formando un contrato con el Káiser… ¡Seguramente eres el más grande imbécil de este mundo!”


“¡No, en serio, vas a arrancarlo! ¡Alto, alto, alto!”

“¡No te preocupes! ¡Aunque lo arranque, volverá a crecer!”

“Espera, ¿hay siquiera un hechizo que pueda hacer volver a crecer el cabello? ¡Owwwwww!”

“¡Sí, lo hay! ¡No puedes fijar el color, sin embargo!”

“Espera un minuto; ¡no quiero claritos rubios!”

“¡Mejor eso que la tortura, apostaría! Lo diré otra vez. Los actos que has cometido son una estupidez, crímenes dignos de una inquisición. ¡Tratamiento severo es lo menor por lo que deberías prepararte! Hmph…dicho esto, quizás sea mejor dejarlo ahí. Después de todo, ahora es difícilmente el momento para que te atormente.”

Quizás su humor finalmente se había levantado, porque lo soltó. Con ojos llorosos, Kaito inspeccionó el estado de su cabello. Mientras lo hacía, Elisabeth dirigió su mirada hacia la masa de carne invadiendo la capital. Kaito siguió su ejemplo.

“…Hombre, eso está hecho mierda.”

“Mm, así es.”

Incluso entonces, los tres demonios fusionados seguían tallando profundas cicatrices en la ciudad y su gente.

En un giro completo de su comportamiento de hace un momento, Elisabeth habló en una voz cansada.

“Los demonios obtienen su poder del dolor de otros. Démonos prisa, Kaito. Entre más dejemos en paz a esa cosa molesta, más dolor acumulará y más poder ganará. Irritante como es, necesitamos unir fuerzas con los paladines.”

“Sep, estoy contigo. No hay tiempo que perder.”

Kaito dio un breve asentimiento. Sin embargo, mordió su labio, como si dudara sobre algo.

Después de un tiempo*, habló con voz ronca y reafirmó su situación.

[Nt: Tiempo musical, aunque también podría ser un latido

“Esta será…nuestra última subyugación de demonios.”

La masa de carne sentada delante de ellos era los últimos tres demonios de los catorce demonios.

Pensando de antemano en lo que los esperaba después, Kaito apretó sus puños.

Después de ejecutar a todos los demonios, la Torture Princess, también, iría a la hoguera.

Elisabeth Le Fanu finalmente había comenzado a escalar los escalones a la horca.

***

 

 

El camino principal se dividía en un complejo patrón, pero la mayoría de sus caminos llevaba a la plaza principal, nombrado por un apóstol que se decía había servido fielmente a la Santa hasta el final. En este momento, la plaza estaba siendo usada como un refugio temporal.

Desde detrás de Elisabeth, Kaito observó la plaza.

El lugar probablemente era amado por el pueblo, y en festividades, probablemente no habría sido sorpresa alguna ver el lugar atestado de carretillas de comida y artistas callejeros. En el presente, sin embargo, no quedaban vestigios de su habitual y tranquilo ser.

La plaza estaba rodeada por una elegante valla de hierro modelada en base a vides*, con paladines alineados en el interior. Además de la puerta que estaba firmemente cerrada, estaban sirviendo como un grueso escudo humano. Su armadura de plata brillaba, blasonada con escudos de armas blanco pálidos, mientras trabajaban para mantener la barrera mágica cubriendo la plaza.

Inspeccionando sus rostros rígidos, Kaito habló con voz tensa.

“…Hey, ¿realmente vamos a poder entrar sin preocupaciones?”

“Mm, veo tu punto. Somos la Torture Princess y el contratista del Káiser, después de todo. Aunque tengo mis dudas en cuanto a cuán bien seremos recibidos, no veo mejores opciones.”

Con eso, Elisabeth se encogió de hombros. Ya decididos, los dos avanzaron hacia la plaza.

La puerta hizo un fuerte ruido al abrirse ante ellos. Varios miembros del cuerpo* salieron corriendo desde el interior. Frente a la masa de carne, los paladines resueltos corrieron por el camino principal donde no un pequeño número de subordinados se encontraban esperándolos.

[Nt: Cuerpo se utiliza para referirse a una unidad militar.]

La plaza probablemente estaba siendo usada como una base de la cual el cuerpo participando en operaciones de rescate de los residentes que habían sido incapaces de escapar entraría a la zona de peligro. Aun así, Kaito pensó de nuevo en la escena que se había acabado de desarrollar ante ellos.

Si no hubiéramos estado ahí, incluso más personas habrían sido tragadas… Dada la situación, es difícil decir si sus operaciones de rescate siquiera llegarán a tiempo.

Era claro que los paladines necesitaban ayuda. Recién motivado, Kaito se giró hacia la plaza. Mientras lo hacía, Elisabeth llamó a uno de los paladines custodiando la entrada.

“Soy Elisabeth Le Fanu. La Iglesia solicitó mi ayuda, y aquí estoy.”

“Y yo soy su sirviente, Kaito Sena. Mucho gusto.” Quitándose de encima su tensión, Kaito se presentó.

Sin embargo, la única respuesta que recibieron fue una mirada fría.

Varios segundos pasaron. Uno de los paladines corrió hacia la parte trasera de la plaza, posiblemente habiendo recibido un mensaje. El resto, sin embargo, permaneció tan silenciosos e inmóviles como estatuas de bronce, las puntas de sus espadas presionadas contra la calle empedrada.

“Um, nosotros, uh, vinimos a ayudar.”

Kaito habló una vez más. Aun así, no hubo respuesta. Había varias personas dentro, pero todas mostraron malicia abierta. Kaito no pudo pensar en una buena razón para que los estuvieran tratando con frialdad.

Kaito frunció el ceño, luego en voz baja le susurró a Elisabeth.

“Sabes, no estaba esperando exactamente el tratamiento de alfombra roja, pero, aun así, esto es brutal.”

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“No seas irrazonable. Esto, también, está dentro de las expectativas.”

“Espera, ¿en serio? Diablos, nunca te tomé como el tipo comprensivo.”

“Esto es simplemente lo que merezco. En el Plain of Skewers, enfrenté a quinientos miembros del Cuerpo de Caballeros y los maté, aniquile, y extermine. Aunque estos paladines aquí son de más arriba en la organización, sin duda muchos de ellos tenían conocidos entre las víctimas. Su riguroso entrenamiento y disciplina son probablemente la única razón por la que no estoy en la punta de una espada en este momento.”

Elisabeth respondió al mismo volumen. Kaito asintió con la cabeza con nuevo conocimiento.

Dados los hechos, las reacciones de los paladines eran sólo naturales.

“Eso tiene sentido, entonces.”

“Mm, eso parece.”

Ningún tirano estaba en posición de quejarse cuando aquellos oprimidos terminaban expresando malicia hacia ellos.

Normalmente, las personas que eran aplastadas como gusanos no tienen la oportunidad de volver, después de todo.

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Elisabeth Le Fanu una vez había estado sobre una montaña de cadáveres.

Y aquellos cadáveres fueron aliados de estos paladines.

Isekai Goumon Hime Volumen 3 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

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